El Rancho de Carbono: La Lucha contra El Cambio Climático; Un Acre a La Vez

3) Eliminación de la vegetación leñosa. Muchas praderas, valles, y pastizales han sido testigos de una invasión dramática de especies leñosas, por ejemplo el piñón y los árboles de enebro en el último siglo, sobre todo como una consecuencia de la supresión de incendios naturales y el exceso de pastoreo por el ganado (que elimina la hierba factible de provocar un incendio). La eliminación de la sobreabundancia de árboles por las agencias y propietarios de tierras a través de quemas prescritas u otros medios, ha sido el foco de restauración en el suroeste recientemente. El objetivo general de este trabajo es promover el crecimiento de las especies de hierbas en lugar de árboles, lo que mejora la capacidad de almacenamiento de carbono del suelo. No solo es que los suelos almacenen más CO2 que los árboles, también tienen la ventaja de la permanencia relativa. Se pueden quemar los árboles, ser tumbados, o morir de enfermedad o vejez – lo cual puede liberar últimamente el CO2 en la atmósfera. Además, la eliminación de árboles tiene un importante co-beneficio: son una fuente potencial en la producción local de energía por biomasa, que puede ayudar a reducir la huella de carbono de un rancho.

Las estrategias de mantenimiento que ayudan a mantener CO2 almacenado en el suelo, por lo que no se perderá de nuevo en la atmósfera, son las siguientes:

4) La conservación de los espacios abiertos. La pérdida de bosques, praderas o tierras agrícolas, para construir viviendas u otros tipos de desarrollo, puede reducir drásticamente o eliminar la capacidad de la tierra de extraer el CO2 de la atmósfera a través de las plantas verdes. Afortunadamente, hay múltiples estrategias que conservan el espacio abierto hoy en día, incluyendo los parques públicos, compraventa privada, servidumbres de conservación, incentivos financieros, la zonificación y la diversificación económica que ayuda a mantener una granja o rancho en operación. Tal vez como la más importante, la protección de los bosques y las turberas del planeta en destrucción, es crucial para un esfuerzo de mitigación del cambio climático global. Los bosques y las turberas no sólo son importantes sumideros de CO2, sino que su destrucción libera grandes cantidades de carbono almacenado en la atmósfera.

Tenga en cuenta que la “protección” aún puede resultar en la pérdida de carbono almacenado si las prácticas de manejo de la tierra no mantienen o mejoran la salud de las plantas y el suelo. Una granja o rancho, por ejemplo, puede ser protegido de desarrollo industrial por una servidumbre de conservación, pero su mal estado ecológico (o su mal manejo) puede causar una fuga de CO2 a la atmósfera. Esta es una razón por la cual las granjas y ranchos que ya han mejorado la salud de sus tierras, y por lo tanto han mejorado la capacidad de almacenamiento de carbono en sus suelos, necesitan contar con apoyo económico, social y político para que se beneficien de su buen trabajo y continúen practicando un buen manejo.

5) La aplicación de prácticas de labranza cero. El arado pone a la intemperie, el carbono almacenado en el suelo, incluyendo el poder erosivo del viento y la lluvia, que rápidamente puede hacer que se disipe de nuevo en la atmósfera como CO2. Prácticas de labranza cero, especialmente en forma orgánica (sin pesticidas o herbicidas), no sólo protegen el carbono del suelo y reducen la erosión, también a menudo mejoran la estructura del suelo mediante la creación de humus. Además, las prácticas agrícolas que dejen las plantas en el suelo durante todo el año protegen el carbono almacenado en el suelo y promueven un mayor almacenamiento a través de la fotosíntesis. Un importante co-beneficio de la práctica orgánica de labranza cero es la producción de alimentos sanos.

6) El manejo de la tierra para la resistencia a largo plazo. La naturaleza, como la sociedad, no se queda quieta por mucho tiempo. Las cosas cambian constantemente, a veces de manera lenta, a veces en forma apurada. Algunos cambios son significativos, tales como un incendio forestal importante, o una sequía prolongada, y pueden resultar en el traspase de un umbral ecológico, a menudo con consecuencias mortíferas. “Resistencia” se refiere a la capacidad de la tierra, o de la gente, a “flexibilizarse” con estos cambios sin “romperse”. El manejo de un bosque a través de raleo y quemas controladas para que se pueda evitar un incendio destructivo y catastrófico es un ejemplo de la construcción de resistencia en un sistema.