Las legumbres y los suelos: un dúo dinámico

Por FAO, 05/02/24

Son las semillas secas de las plantas leguminosas, son comestibles y se cultivan tanto para consumo humano como animal. Se trata de las legumbres, las cuales, por si no lo sabían, tienen la capacidad de transformar nuestros sistemas agroalimentarios.

Repletas de color y de sabor, menudas pero poderosas, las legumbres comprenden desde las variedades más tradicionales, como los frijoles, las lentejas, los garbanzos y los guisantes hasta las menos conocidas, como el tarhui y el adzuki.

Las legumbres no solo fortalecen nuestra seguridad alimentaria y nutrición, sino que también nutren los suelos y benefician al medio ambiente.

El próximo 10 de febrero se celebra el Día Mundial de las Legumbres y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) quiere poner de relieve el potencial que tienen estos granos —menudos pero poderosos— para mejorar la salud de nuestros suelos y nuestras dietas.

Aquí explicamos cuatro efectos nutritivos que tienen las legumbres para los suelos, que a su vez son fuente de alimento para los seres humanos:

1. Aportan nutrientes esenciales a los suelos.

Es bien sabido que un suelo sano permite cultivar alimentos más saludables y nutritivos. Pero ¿sabían acaso que las legumbres también mejoran la salud del suelo al movilizar y suministrar sustancias nutricias como nitrógeno, fósforo y micronutrientes?

Las leguminosas obtienen más del 60 % del nitrógeno que necesitan del aire. Este nitrógeno pasa luego al suelo, donde también es accesible para los cultivos aledaños, de modo que se reduce la necesidad de aplicar fertilizantes químicos. Esta capacidad singular se denomina “fijación biológica del nitrógeno” y consiste en convertir el gas nitrógeno de la atmósfera en amoníaco (una forma de nitrógeno que pueden aprovechar las plantas).

El fósforo es otro elemento nutritivo muy necesario, fundamental para convertir la energía solar y permitir que la planta crezca, pero muchas veces no está presente en el suelo o se encuentra en cantidades muy pequeñas o en una conformación química que la planta no puede utilizar. Por eso, a fin de compensar esta carencia, los agricultores añaden abonos sintéticos.

Las leguminosas tienen la capacidad natural de movilizar el fósforo y otros nutrientes y micronutrientes esenciales hacia los suelos, lo cual contribuye a que el cultivo rinda más y las plantas crezcan más sanas. Por este motivo, la FAO y su Alianza mundial sobre los suelos promueven el cultivo de leguminosas en rotación con productos básicos, a fin de enriquecer el suelo y contribuir a obtener alimentos más nutritivos. Por ejemplo, en Bangladesh, la FAO ha promovido la rotación del cultivo del frijol mung con el de arroz. Este proyecto pretende combatir el “hambre oculta”, un trastorno carencial que se produce a pesar de ingerir a diario una ración adecuada de calorías, prevalente en las poblaciones de muchos países.

2. Ayudan a preservar la biodiversidad del suelo.

Los suelos albergan más del 50 % de la biodiversidad de nuestro planeta. En un suelo sano conviven lombrices, nematodos, de 20 a 30 especies de acáridos, de 50 a 100 especies de insectos, cientos de especies de hongos y miles de especies de bacterias y actinomicetos. Esta es la biodiversidad del suelo: multitud de organismos que interactúan entre sí y prestan servicios esenciales como el reciclaje de los elementos nutritivos, la retención de carbono por el suelo y la consiguiente reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La biodiversidad de un suelo sano no solo le confiere mayor resistencia a las adversidades y alteraciones, sino que también mejora la capacidad del ecosistema de suprimir enfermedades. Y es aquí donde intervienen las legumbres, porque incrementan la cantidad y la diversidad de la microfauna. Si hay más microorganismos, se reciclan más los nutrientes y se regula mejor la materia orgánica, de modo que mejora la biodiversidad del suelo.

En lugar de hacer un uso inadecuado o excesivo de los productos agroquímicos, que pueden degradar el medio ambiente, las leguminosas incluidas en los sistemas de rotación ayudan a frenar y controlar las plagas y las enfermedades.

3. Mejoran la estructura del suelo.

La estructura del suelo es la disposición física que adoptan las partículas de arena, limo y arcilla. Si el suelo es poroso y se desmigaja con facilidad, permite que las raíces se distribuyan bien, por lo que se considera que está bien estructurado. En cambio, si tiene una consistencia demasiado compacta (y se desmenuza con dificultad), es posible que su estructura no sea buena.

El cultivo de leguminosas mejora la estructura del suelo. Entre otros beneficios duraderos, ensancha sus poros y cohesiona sus componentes, con lo cual el suelo se airea mejor y retiene más agua. Además, dado que las leguminosas tienen un sistema radicular más profundo y un crecimiento más prolongado, la estructura del suelo mejora de forma efectiva.

4. Ayudan a adaptarse al cambio climático y mitigarlo.

Gracias a su capacidad de movilizar nutrientes esenciales hacia el suelo, las legumbres reducen el uso de fertilizantes químicos y la emisión de gases de efecto invernadero, que son importantes factores causales del cambio climático. También favorecen el desarrollo de las raíces, potenciando la retención de carbono y contribuyendo a mitigar el cambio climático.

Por otro lado, las legumbres poseen una enorme diversidad genética, por lo que es posible seleccionar y cultivar las variedades más resistentes al clima. Estas variedades pueden ser útiles a los agricultores en las zonas donde más escasea el agua, en especial ante el estrés térmico que sufren las plantas por el calor.

Al intercalar al menos una leguminosa con un cereal, los campos se adaptan mejor a las adversidades climáticas, como las sequías. Este modelo ya se ha aplicado con un balance muy positivo en Tanzanía, donde se cultivan simultáneamente cereales (maíz, sorgo), legumbres (frijoles) y frutos secos (cacahuetes).

El dúo dinámico compuesto por las legumbres y los suelos desempeña una función primordial para aportar alimentos nutritivos, mejorando la agrobiodiversidad, mitigando el cambio climático y favoreciendo los medios de subsistencia.

Las legumbres aportan nutrientes esenciales al suelo y este, a su vez, nos aporta alimentos y nutrientes esenciales a nosotros, contribuyendo a una dieta más saludable para todos.

Foto por: Anna Tarazevich, Pexels.

La Regeneración es vida: Un paradigma agroecológico para superar la crisis climática

Por Navdanya International, 21 de febrero de 2024

Con motivo de la 28ª COP sobre el Clima, Navdanya International presenta «Regeneración es vida: un paradigma agroecológico para superar la crisis climática«.

Hay dos paradigmas principales para pensar de nosotros mismos en el mundo y de nuestra relación con la Tierra. O nos consideramos separados de la Naturaleza o somos uno y parte de ella.

El paradigma de la agricultura industrial, que ve el mundo como una máquina y no como un sistema vivo autoorganizado, ha devastado el planeta mediante la extracción y la explotación. En conjunto, las prácticas ecológicamente destructivas del paradigma de la agricultura industrial son responsables del 29% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que convierte al sistema alimentario mundial en uno de los principales culpables del cambio climático y la degradación medioambiental. Actuar como si el mundo fuera una máquina debilita y acaba destruyendo los procesos vivos y los sistemas orgánicos.

Como continuación de nuestro libro “La biodiversidad es vida“, que muestra las profundas interconexiones entre nuestra salud y la salud de nuestros ecosistemas y del planeta, este nuevo libro expone cómo, hoy más que nunca, necesitamos que las culturas agroecológicas del mundo tomen la delantera y nos muestren lo que significa estar enraizados en armonía con la Tierra. El objetivo debe ser trabajar en conjunto con la naturaleza para restaurar su biodiversidad y regenerar sus ciclos naturales para producir Alimentos Reales. Estas soluciones ya existen y están siendo aplicadas por diversas comunidades locales en todo el mundo. Mostrándonos que es posible recorrer un camino de vida en armonía con la naturaleza. Somos parte de los sistemas de la Tierra, nuestra alimentación es un continuo de salud de los ecosistemas de la tierra. Estamos profunda e intrínsecamente interconectados.

La verdadera solución a la crisis ecológica y climática no viene por crear sustitutos de los alimentos o ampliar el paradigma industrial, sino por ampliar las iniciativas en todo el mundo que ya trabajan para sanar nuestra conexión con la Tierra a través del cuidado.

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Los 6 mejores alimentos para tener en momentos de crisis

Por Dr. Mercola, Tome Control de su Salud, 11 de marzo de 2024.

HISTORIA EN BREVE

  • En tiempos de crisis, lo ideal es cultivar los alimentos básicos y las plantas que sabe que crecerán bien; no es momento de probar variedades nuevas y experimentales
  • Elija vegetales que se puedan enlatar, fermentar o encurtir para que pueda comerlos en cualquier comento, o aquellos que se puedan almacenar durante meses sin necesidad de refrigerarlos
  • Los mejores alimentos para plantar en tiempos difíciles incluyen papas, ejotes, cebollas Heirloom, zanahorias, calabazas de invierno y okra
  • Además de brindarle vegetales frescos sin tener que ir al supermercado, la jardinería es una forma sencilla de reducir el estrés, otro beneficio muy importante en tiempos de crisis

En la actualidad, la idea de ser lo más autosuficiente posible se vuelve cada vez más atractiva, incluso, algunas personas se están interesando por primera vez en la jardinería.

A finales de marzo de 2020, la Universidad Estatal de Oregón eliminó el costo de su curso de horticultura en línea, y a la semana siguiente se inscribieron 15 000 personas. De no haber eliminado el costo, solo se habrían registrado de dos a cinco personas en ese período de tiempo. Asimismo, las empresas de semillas han reportado “un aumento sin precedentes de pedidos”, mientras que los viveros experimentan un aumento en sus ventas.1

Elliot Dasler, propietario de un vivero en Oregón, dijo para KOIN 6 News que la manera en la que ha despegado su negocio, “ha sido como un incendio forestal”.2 En tiempos de crisis, lo ideal es cultivar los alimentos básicos y las plantas que sabe que crecerán bien; no es momento de probar variedades nuevas ni experimentales. Aún mejor, elija vegetales que se puedan enlatar, fermentar o encurtir para que pueda comerlos en cualquier comento, o aquellos que se puedan conservar durante meses sin necesidad de refrigerarlos.

Estos alimentos pueden ser muy fáciles de cultivar en su propio jardín. Si es una persona que busca poner a prueba su habilidad en la jardinería, ya sea para reducir el estrés, por sustentabilidad o ambos, aquí hablaremos sobre algunos de los mejores vegetales que puede cultivar durante una crisis.

‘Cultivos de crisis’ básicos para plantar en su jardín

La empresa Hoss Tools, que se ubica en el estado de Georgia, ofrece herramientas, semillas y otros suministros para cultivar sus propios alimentos, incluso para las personas interesadas en vivir como agricultores o en llevar un estilo de vida autosuficiente. Estos son los alimentos principales para plantar en tiempos difíciles:

Papas: se pueden almacenar hasta por seis meses, lo que ofrece una fuente de nutrición que no requiere refrigerarse. También se pueden enlatar, lo que aumenta su vida útil de tres a cinco años. Hoss Tools recomienda plantar papas dos o tres semanas antes de la última helada, en hileras con 36 pulgadas (66 cm) de distancia entre cada una. Cabe recalcar que debe agregar composta al suelo antes de plantar.

Sus variedades favoritas incluyen las Kennebec, una papa blanca redonda con pulpa cremosa y con contenido de almidón bajo a medio, y las Yukon Gold, que tienen una pulpa amarilla mantecosa. La Red Norland, que es una papa de tamaño mediano, color rosa, con pulpa densa y bajo contenido de almidón, es otra que recomiendan.

Es importante destacar que a las papas les encanta la tierra, lo que significa que puede agregar más tierra al suelo y moldearla alrededor de las plantas. Debe agregar tierra de dos a tres veces durante la temporada de crecimiento. Debido a que las papas son parte del tallo de la planta, no de la raíz, cuanto más “tallo” mantenga bajo tierra, más papas crecerán y mejor será la cosecha.3

Las papas, que tienen gran contenido de fibra, vitaminas B y C, y minerales como el potasio, son fáciles de cultivar a principios de la primavera y, dependiendo de las condiciones ambientales, tardan entre 85 y 100 días en madurar.

Una vez que coseche las papas, es muy importante almacenarlas de forma adecuada, sueltas (no en plástico), en un lugar oscuro y seco a una temperatura de entre 50 y 60 grados °F. (10 y 15 grados °C). Aunque a las papas les gusta un ambiente oscuro y fresco, no se deben refrigerar, ya que podrían echarse a perder.

Ejotes: contienen una gran cantidad de vitaminas A, C y K, manganeso, fibra y folato. Además, son fáciles de almacenar y se pueden enlatar junto con las patatas o, incluso, fermentar.

Los ejotes también se pueden cocinar y congelar hasta por un año. Hoss Tools recomienda la variedad Momentum Bush Bean,4 que según ellos es la variedad de leguminosas arbustivas más productiva que existe, con rendimientos elevados, cosechas concentradas y tolerancia alta al estrés.

Lo ideal es plantarlos en primavera después de la última helada, ya que la germinación sucede cuando la temperatura del suelo es de 65 grados °F (18 °C) o más (con una temperatura de germinación óptima de 77 grados °F (25 °C)).

Puede plantar las semillas al aire libre cada dos semanas en la primavera y a principios del verano, para tener una producción durante la temporada de crecimiento.

Plántelas en cuanto comience la primavera, ya que las plantas dejarán de florecer o de producir durante las temperaturas altas del verano. Las leguminosas arbustivas se pueden cosechar tres o cuatro veces durante la temporada, y también puede plantarlas en hileras dobles para ahorrar espacio y aumentar la cosecha.

Para hacer esto, haga dos filas con un espacio de 6 pulgadas (15 cm) de distancia entre cada una, con las filas dobles espaciadas a 3 pies (91 cm) de distancia.5

Si tiene acceso a riego por goteo o a una manguera de remojo, puede usarla para regar ambas hileras a la vez. También se pueden plantar en grandes cantidades. Hoss Tools recomienda “apilar las plantas en grupos grandes” para asegurarse de tener suficientes ejotes para los meses más fríos.

Cebollas Heirloom: son una fuente alimenticia muy sostenible. En el pasado, los agricultores que cultivaban este tipo de cebollas salían al campo y las desenterraban cada vez que las necesitaban, luego desenterraban los bulbos y los almacenaban como las cebollas regulares para volverlas a plantar el año siguiente.

Según la variedad, las cebollas no sólo son fáciles de almacenar y conservar durante dos meses o más después de la cosecha, sino que también tendrá su propia reserva de semillas que podrá reutilizar y compartir con sus vecinos. Además, las cebollas, que tienen una gran cantidad de vitamina C, compuestos sulfúricos, flavonoides y otros fitoquímicos, son muy saludables.

Zanahorias: al igual que con la mayoría de los vegetales que cosecha en casa, el sabor de una zanahoria comprada no se compara con el de una cosechada por usted mismo. Además, las zanahorias son un vegetal muy valioso en tiempos difíciles, ya que pueden guardarse en el refrigerador durante dos o tres semanas, o cocinarlas y congelarlas para durar más tiempo.

También se pueden enlatar y fermentar, lo que las convierte en un vegetal versátil para uso a largo plazo.

Al igual que con los ejotes, las zanahorias pueden cultivarse en hileras dobles con riego en el medio. Plante hileras a 6 pulgadas (15 cm) de distancia cada 3 pies (91 cm). Hoss Tools recomienda sembrar las zanahorias en carriles gruesos, así tendrá un “bosque denso de zanahorias” y obtendrá una producción mayor en poco espacio.

Aunque al cultivarse de esta manera es posible que las zanahorias crezcan de diferentes tamaños (algunas serán más pequeñas y otras más grandes), todas tendrán un excelente sabor. Las zanahorias deben sembrarse al aire libre, ya que no se trasplantan bien, y crecen mejor cuando se plantan en temperaturas más frías a principios de la primavera o del otoño.

Las zanahorias, que son ricas en betacaroteno, tardan más tiempo en germinar que la mayoría de los otros cultivos, asimismo, necesitará mantener la tierra húmeda durante al menos siete días para que puedan germinar. La temperatura ideal del suelo es de alrededor 75 grados °F (24 °C).

Si vive en el sur de Estados Unidos, puede cultivar dos cosechas de zanahorias al año. Puede sembrar en otoño, para permitir que el cultivo pase el invierno y poder cosechar en la primavera. Considerando que aún no hace demasiado calor, las zanahorias se mantendrán bien en la tierra, lo que le permitirá cosecharlas cuando las necesite. Luego, puede plantar otro cultivo a principios de la primavera, el cual estará listo para cosecharse a finales de primavera o principios de verano.

Calabaza de invierno: es otro excelente alimento para almacenar. Aunque se llaman calabazas de “invierno”, se cultivan durante la época cálida del año, pero pueden almacenarse sin refrigerar para usarlas durante el invierno. Por lo regular, entre más dulce es la variedad, menos tiempo se pueden conservar.

La kabocha, una calabaza de invierno con una pulpa cremosa que se utiliza para hacer sopas, puede almacenarse hasta por tres meses, mientras que la calabaza butternut y la calabaza bellota pueden durar hasta seis meses. La calabaza sweet dumpling, que es una de las calabazas de invierno más dulces, puede almacenarse hasta por 45 días.

La calabaza de invierno es una fuente excelente de vitaminas K1, A, C y E, así como de vitamina B, calcio y magnesio. El tiempo de almacenamiento es fundamental, ya que la calabaza de invierno produce una cosecha al final de la temporada de crecimiento, lo que le brinda alimento para todo el invierno.

Okra: es un cultivo de clima cálido que produce vainas que miden de 2 a 3 pulgadas (5 a 7 cm) de largo, que crecen en una planta grande, frondosa y perenne con flores similares al hibisco. La okra, la cual tiene una gran cantidad de fibra, también contiene vitamina K, manganeso, folato y vitamina C, así como grandes cantidades de flavonoides y antioxidantes.

Es un cultivo de crisis muy importante, ya que es de alta producción y se puede producir durante mucho tiempo. Las plantas pueden comenzar a producir vainas cuando miden entre 1 y 2 pies (30 y 60 cm) de altura, y continuarán produciendo, ya que pueden crecen hasta 6 pies (180 cm) de altura.6 Sin embargo, puede cortarle la parte superior cuando alcance 4 pies (120 cm) de altura y volverlas a plantar hasta 3 veces al año.

Hoss Tools sugiere plantar okra, en especial la variedad jambalaya, en primavera y una vez más a mediados del verano y principios del otoño, ya que crecerá hasta antes de la primera helada. Debido a los nematodos, que son pequeños gusanos que actúan como parásitos de las plantas, es importante alternar el lugar donde planta la okra y volver a plantar en el mismo lugar cada tres años.

Sin embargo, una vez plantada, la okra es un alimento abundante y versátil que se puede congelar, enlatar o encurtir. Es una fuente alimenticia básica en el sur del país y, aunque es necesario regarla de forma constante para obtener una mayor productividad, es algo resistente a la sequía y crecerá bien en condiciones muy cálidas y secas.

 Cómo hacer su propio ‘jardín para la crisis’

Durante la Segunda Guerra Mundial, una época en la que la escasez de alimentos era inevitable, los jardines para la crisis se volvieron tan productivos que suministraban alrededor del 40 % de los vegetales frescos en Estados Unidos.7 En la actualidad, estos jardines son muy comunes y, si bien, siempre es un buen momento para cultivar sus propios alimentos, si ha pensado hacer uno, ahora es el momento perfecto para comenzar.

Además de brindarle vegetales frescos sin necesidad de ir al supermercado, la jardinería es una forma sencilla de reducir el estrés, otro beneficio fundamental en tiempos de crisis.

Un estudio en la revista Preventive Medicine Reports también concluyó que “realizar jardinería de forma regular podría mejorar la salud pública”, también indicó que la jardinería podría tener una relación con niveles menores de depresión y ansiedad, con una mejor satisfacción y calidad de vida, y con un sentido de comunidad.8 En adultos mayores, la jardinería podría tener un vínculo con lo siguiente:9

  • Sentimientos de logro
  • Bienestar y paz
  • Un descenso en los síntomas de depresión
  • Un efecto protector sobre las funciones cognitivas
  • El desarrollo de los vínculos sociales

Además de los vegetales mencionados, que son ideales por su gran productividad y potencial de almacenamiento prolongado, otras hortalizas comunes son los tomates, los pimientos dulces y picantes, los pepinos, los tirabeques, las espinacas, la lechuga y las acelgas, los cuales son fáciles de cultivar.

Recuerde que lo más importante para poder cultivar alimentos nutritivos es tener un suelo sano. Para desarrollar un suelo sano es necesario diversificar sus plantas. Evitar labrar y cubrir la superficie con cultivos de cobertura o mantillo también es importante. Incluso, comenzar con uno o dos vegetales le brindará una fuente de alimento muy importante, lo que aumentará su tranquilidad alimenticia y le brindará un pasatiempo del que podrá estar orgulloso.

Fuentes y Referencias

Estados Unidos sigue sin demostrar impacto del consumo constante de maíz GMO en salud de mexicanos: subsecretario

Por Reuters, El Economista, 06 de marzo de 2024.

Estados Unidos solicitó en agosto un panel de solución de disputas en el marco del T-MEC por el decreto de México que prohíbe el maíz transgénico para consumo humano, concretamente para su uso en harina para tortillas.

México está a la espera de que Estados Unidos demuestre que el consumo persistente a lo largo de los años de maíz transgénico es seguro para los mexicanos, dijo el miércoles el subsecretario de Agricultura de la nación latinoamericana, en medio de una disputa entre ambos países por el comercio del grano.

México argumentó que hay ciencia que prueba que el maíz transgénico y el herbicida glifosato son dañinos para la salud humana y que su decreto —modificado en 2023— para prohibir ese tipo de grano para consumo humano está dentro de su derecho soberano, según su argumentación ante un panel del acuerdo comercial de Norteamérica, T-MEC.

El documento estaba fechado en enero de 2024 pero fue difundido el martes por el Institute for Agriculture and Trade Policy, una organización no gubernamental.

El subsecretario de Agricultura mexicano, Víctor Suárez, dijo que ahora corresponde a Estados Unidos demostrar que el maíz transgénico no perjudica a la población mexicana, que consume una cantidad de maíz superior a la de muchos países a través de alimentos básicos de la dieta diaria como la masa nixtamalizada y la tortilla.

“Estamos esperando que Estados Unidos presente esas evidencias científicas”, dijo Suárez a Reuters respecto a los estudios solicitados para evaluar la inocuidad de cereal genéticamente modificado.

“Pero hasta el día de hoy no hemos visto ningún estudio científico que ha presentado Estados Unidos y las empresas sobre la inocuidad del consumo continuado a lo largo de años”, añadió. “Por lo tanto, no hay bases científicas para que Estados Unidos y las empresas afirmen que su maíz es inocuo”, destacó.

Un portavoz del Departamento de Agricultura de Estados Unidos refirió a Reuters a la postura de Washington acerca de que el enfoque de México sobre biotecnología no está basado en ciencia, en respuesta a una solicitud de comentarios.

Un funcionario de alto nivel de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por su sigla en inglés) dijo a Reuters que “autoridades científicas, incluso en México, han encontrado consistentemente que los productos biotecnológicos como el maíz son seguros durante un período de décadas”, en respuesta a lo dicho por Suárez.

Controversia

El maíz genéticamente modificado se utiliza ampliamente para alimento de ganado en todo el mundo, aunque algunos consumidores desconfían del consumo de productos transgénicos en general. La disputa comercial con México podría amenazar las ventas de maíz estadounidense en un momento en que la baja demanda del grano y la caída de los precios están perjudicando a los agricultores.

Empresas como Bayer han gastado en las últimas décadas cientos de millones de dólares en el desarrollo de cultivos transgénicos y han defendido la seguridad de los alimentos transgénicos que se comercializan en todo el mundo.

La respuesta escrita de México citó estudios que, según dijo, mostraban vínculos entre el consumo de maíz transgénico y la exposición al glifosato con la inflamación del hígado en personas e impactos en la respuesta inmune en animales, señalando que considera que el riesgo para la salud humana es “extremadamente grave”.

Estados Unidos solicitó en agosto un panel de solución de disputas en el marco del T-MEC por el decreto de México que prohíbe el maíz transgénico para consumo humano, concretamente para su uso en harina para tortillas.

El decreto permite el uso de maíz amarillo transgénico para consumo animal, que representa la mayor parte de los casi 5,900 millones de dólares que México importa anualmente de maíz estadounidense.

Washington ha insistido en que el decreto de México que prohíbe las importaciones de maíz transgénico para tortillas no está basado en la ciencia y viola acuerdos en el T-MEC, en marcha desde 2020.

“No hay ningún impacto al comercio”, aseveró Suárez, añadiendo que las importaciones a México de maíz desde Estados Unidos se han incrementado en los últimos años. “Es pura ideología atrás de un modelo de dependencia alimentaria”, añadió.

En su respuesta escrita, México argumentó que no se ha establecido un plazo específico para la sustitución total del maíz genéticamente modificado, de acuerdo a lo planteado por el decreto, por lo que no puede ser un argumento sobre su posible impacto comercial en el panel de controversias.

“Es una meta estratégica”, dijo Suárez. “Como a Estados Unidos le gustaría tener soberanía energética y autosuficiencia energética”, añadió.

Se espera que Estados Unidos conteste la respuesta de México.

Foto de Steven Weeks en Unsplash

Maíz no transgénico, oportunidad que estadunidenses desaprovechan

Por Ken Roseboro y Timothy Wise, Contralínea, 27 de febrero de 2024.

El gobierno de Estados Unidos continúa sus intentos de declarar las restricciones impuestas por México al maíz transgénico contrarias al Tmec; sin embargo, el maíz no transgénico representa mayores beneficios para los propios agricultores estadunidenses

Las organizaciones estadunidenses de productos básicos vitorean al gobierno de Estados Unidos. Continúan los intentos de Washington de conseguir que las restricciones impuestas por México al maíz transgénico se declaren contrarias al Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá (conocido como Tmec). Ello, bajo el argumento de que reducen los mercados de exportación y los ingresos por ventas de los agricultores.

Pero, ¿qué pasaría si esas modestas restricciones resultaran, en cambio, beneficiosas para los agricultores estadunidenses, quienes se desplazan a mercados de maíz no transgénico con mejores precios a medida que caen los costes internacionales?

Suena contraintuitivo; sin embargo, podría ser cierto. Las matemáticas son bastante sencillas. A pesar de las fanfarronadas sobre las restricciones impuestas en febrero de 2023 por el gobierno mexicano, éstas afectan a una parte muy pequeña de las exportaciones estadunidenses.

Después de las negociaciones con el gobierno de Estados Unidos sobre un decreto más restrictivo para 2020, México limitó su orden revisada. Eximió al maíz forrajero transgénico de restricciones, las cuales se aplican únicamente al uso de maíz transgénico en tortillas y otros productos procesados para el consumo humano.

Estaban pensadas como medidas de precaución para una población que consume más productos de maíz que nadie en el planeta. En su inmensa mayoría, el maíz de las tortillas y la harina mínimamente procesada de los tamales, las enchiladas y otros alimentos básicos son variedades blancas y nativas no transgénicas de productores nacionales.

Antes del decreto, México sólo importaba anualmente unas 600 mil toneladas de maíz blanco de Estados Unidos; una ínfima parte de los 16 millones 500 mil toneladas de maíz estadunidense que importó el año pasado. Eso significa que apenas el 3 por ciento de las exportaciones de maíz estadunidense se ven afectadas por las restricciones del gobierno mexicano.

Sin embargo, en realidad la proporción se acerca más al 1 por ciento. Se calcula que sólo la mitad del maíz blanco estadunidense son variedades transgénicas, y apenas la mitad de las exportaciones se destinan a la industria mexicana de la tortilla, según los informes del Departamento de Agricultura (USDA por su sigla en inglés).

Así pues, sólo el 1 por ciento de las exportaciones se ven afectadas afectadas por las políticas de México. Desde el principio, el gobierno ha afirmado que su decreto revisado y menos restrictivo tiene poco impacto en los productores estadunidenses. Tiene razón. En la presentación formal de su queja, Estados Unidos ni siquiera intentó cuantificar cuántos agricultores se ven afectados. Y aquí está la cosa: siempre pueden cambiar al maíz blanco no transgénico y exportar a la industria de la tortilla.

Esos agricultores estadunidenses podrían obtener primas de entre 5 por ciento y 10 por ciento –0.25 y 0.50 dólares por fanega– de maíz blanco no transgénico, según fuentes del sector. Y podrían ser atractivas en estos momentos para los que vieron caer los precios del maíz más de un 30 por ciento el año pasado.

Los responsables comerciales estadunidenses han preferido no hablar de estas oportunidades. Sin embargo, algunos agricultores y proveedores de cereales las acogerían con agrado.

“Creo que el agricultor estadunidense estaría encantado de tener un mercado en el que se le pagara más por proporcionar una cosecha –no transgénica– con identidad preservada”, afirma Lynn Clarkson, CEO de Clarkson Grain, uno de los principales proveedores estadunidenses de maíz no transgénico.

Graham Christensen, agricultor de quinta generación en Lyons, Nebraska, es un ejemplo. “Por supuesto, si hay demanda, busquemos formas de asociarnos con México”, afirma. “Están mucho más cerca y son un socio comercial. Deberíamos hacerlo realidad”.

Nate Belcher, copropietario de Hybrid85 –una empresa de semillas no transgénicas con sede en Nebraska– afirma que su estado –el principal productor en Estados Unidos– podría satisfacer la demanda mexicana de maíz no transgénico.

“Hay un mercado de 450 millones de dólares en maíz que va de Nebraska a México. Podríamos cubrir la demanda de maíz no transgénico de Nebraska y de buena parte del Medio Oeste”, afirma.

Según Farm Action, un grupo de defensa de los agricultores, “si Estados Unidos cambiara 180 mil acres –0.2 por ciento de su superficie de maíz– de maíz transgénico a no transgénico, generaría 7 mil 750 millones de dólares en primas adicionales para los agricultores estadunidenses y satisfaría con éxito las necesidades de México”.

Los funcionarios de comercio de Estados Unidos y las asociaciones empresariales hacen caso omiso del sentido común empresarial básico: dar a los clientes lo que quieren. México quiere maíz no transgénico. Y los agricultores estadunidenses pueden suministrárselo. Crearían una relación beneficiosa, en lugar de la animosidad actual de la disputa comercial.

Los agricultores estadunidenses estarían mejor servidos si su gobierno apoyara una transición a la producción no transgénica para satisfacer la demanda de México.

Ken Roseboro* y Timothy A Wise**

*Editor de The Organic and Non-GMO Report

**Asesor principal del Institute for Agriculture and Trade Policy

***Una version en inglés de este artículo aparece en el medio Food Tank