El Rancho de Carbono: La Lucha contra El Cambio Climático; Un Acre a La Vez

Los críticos que ven el pastoreo del ganado como una fuente de estrés ambiental negativo, y abogan por su cese total, pueden sorprenderse al conocer la investigación preliminar del Dr. Peter Smith (profesor de Suelos y Cambio Global en la Universidad de Aberdeen, Escocia), la cual indica que “la acumulación de carbono en tierras manejadas óptimamente como pastizales es a menudo mayor que en las tierras no pastoreadas o sobre-pastoreadas”. [14]

En conjunto, el secuestro de CO2 en el suelo tiene potencial para mitigar significativamente la crisis del clima. Sin embargo, un rancho de carbono debe hacer más que sólo fotosintetizar la energía.

Los pecados de emisión

“Que quede claro …Todavía tendremos que reducir radicalmente las emisiones de carbono, y hacerlo rápido. Todavía hay que eliminar el uso de combustibles fósiles y adoptar métodos de la agricultura que sean mucho más sostenibles. Todavía tendremos que lidiar con los efectos de los ecosistemas dañados por la sobrecarga de carbono”.- editores de Wall Street Journal

Esta es la realidad. El secuestro del aumento de CO2 en los suelos no va a resolver el cambio climático. Ni siquiera va a estar cerca de arreglarlo si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a la vez. Según los expertos, esta reducción debe ser en el orden del 50-80% de los niveles de las emisiones actuales dentro de 50 años, para evitar superar el umbral de los 450 ppm que muchos consideran el límite superior para un planeta viable. Lograr este objetivo requerirá una reorganización masiva de nuestro sector de la energía fósil hacia tecnologías libres de combustibles, así como grandes cambios en la vida cotidiana de los estadounidenses. Eso es una tarea difícil, por supuesto, pero si somos serios en detener o revertir la acumulación de CO2 en la atmósfera, entonces debería estar claro que no podemos seguir como siempre.

Un rancho de carbono puede ayudar de tres maneras: (1) medir y luego reducir la cantidad de las emisiones de gases de efecto invernadero que emite a la atmósfera; (2) mediante la producción de energía renovable in situ que se puede utilizar y / o vender a un local o red eléctrica regional, y (3), al participar en actividades locales de producción de alimentos, recreación y restauración, hay una reducción en la dependencia de los combustibles fósiles por nuestra economía.

Es importante señalar que la crisis actual de CO2 no se desarrolló post-Segunda Guerra Mundial, sino que empezó con la invención de la agricultura hace 10.000 años. El arado, limpieza, quema, desecación, erosión y el drenaje de humedales generaron una importante pérdida de carbono almacenado en el suelo hacia la atmósfera como el CO2. De hecho, algunos científicos calculan que la quema de combustibles fósiles solo superó a la agricultura y la deforestación como la principal fuente de CO2 en la década de 1970. Hoy en día, la quema de combustibles fósiles aumenta cuatro veces más al calentamiento del planeta que las actividades de uso de la tierra. Además, gran parte del CO2 liberado históricamente de la agricultura ha sido devuelta a la tierra.

Por último, un rancho de carbono puede ayudar a enfrentar la polémica sobre las compensaciones y créditos del carbono que son las dos estrategias más promocionadas por los gobiernos, empresas, agencias y otros, para fomentar la creación de un denominado “mercado de carbono”. En este mercado, “los créditos”, creados por el secuestro de CO2 en un lugar puede ser “vendidos” o traspasados para “compensar” a una entidad contaminante de CO2 (como una planta de carbón o una compañía aérea) en otro lugar- supuestamente para el beneficio de todos. En la realidad, estos sistemas parecen compensar sobre todo a nuestros sentimientos de culpa en lugar de realmente influir en el cambio climático. Así es como un rancho de carbono puede ayudar a reducir las emisiones de CO2: 1) La reducción de la “huella” de un rancho de carbono. Se trata de un proceso de dos pasos. El primero es evaluar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que salen de un terreno u operación en particular. El segundo es usar esta evaluación con un esfuerzo concertado para reducir estas emisiones. Una forma de medir esta huella de carbono es llevar a cabo una evaluación del ciclo de vida (LCA por sus siglas en inglés- Life Cycle Assessment) de una empresa- un inventario de los insumos y salidas de materiales y energía característicos de cada etapa del ciclo de vida de un producto. Este es un procedimiento reconocido para el seguimiento de impactos ecológicos de un televisor o un refrigerador – por ejemplo, hay diferentes tipos de LCA que existen para cada tipo de producto. [15]