Diez razones para una alimentación ecológica y de proximidad

El Kings College de la Universidad de Londres empezó a medir el contenido nutricional de los alimentos desde 1927, sus análisis se han repetido con regularidad y nos brindan un cuadro alarmante. Tabla: Reducción del contenido promedio de minerales en frutas y hortalizas, en el R. Unido, entre 1940 y 1991, en tanto por ciento

Mineral Hortalizas Frutas

Sodio -49 -29

Potasio -16 -19

Magnesio -24 -16

Calcio -46 -16

Hierro -27 -24

Cobre -76 -20

Zinc -59 -27

Como a partir de 1940 se empezó a aplicar mayoritariamente el modelo agrícola industrial (“revolución verde”), podemos afirmar que esta manera cultivar con venenos y forzando la producción ha ido en menoscabo del valor nutricional de los alimentos Por otra parte los trabajos de María Dolores Raigón (2) muestran el siguiente panorama comparativo entre los alimentos ecológicos y los producidos convencionalmente (con las propuestas de la llamada “revolución verde”):

En cuanto a contenido de nitratos, una fertilización ecológica equilibrada logra cultivos hortícolas con menor concentración que una fertilización química orgánica. No hay que olvidar que la OMS establece para el agua unas concentraciones máximas de nitratos de 50mg/litro y que hay una correlación directa entre el consumo de alimentos y agua con exceso de nitratos y el cáncer gástrico.

En cuanto a los minerales (potasio y calcio principalmente) ya hemos visto que van perdiendo presencia en los cultivos convencionales, la profesora Raigón confirma estos análisis británicos: “la agricultura convencional conduce a respuestas productivas muy importantes, sobre todo en regadíos, pero disminuyen los contenidos de los elementos minerales (…) particularmente en elementos esenciales para la dieta humana como son el hierro y el fósforo”

En el caso de los huevos procedentes de gallinas mantenidas en técnicas ecológicas se ha podido comprobar que tienen concentraciones de ácido oleico un 11% superior a las gallinas convencionales. Hay que recordar que mayores concentraciones de este tipo de ácidos contribuyen a una mayor resistencia a los procesos oxidativos del organismo y por tanto a un mejor estado de salud. Igualmente, tanto el contenido en proteínas de los huevos ecológicos como en la carne de conejo los aprovechamientos proteicos ecológicos son superiores que en los convencionales.

Desde el punto de vista del agua, el empleo de fertilizantes de síntesis en la agricultura convencional altera el valor nutritivo de las frutas y verduras frescas, al aumentar la cantidad de agua retenida en las células vegetales. Por eso los alimentos ecológicos al tener menos agua se conservan mejor y en su precio se paga una mayor cantidad de materia seca, con más contenido mineral y orgánico como hemos mostrado

Por último, hay que resaltar que los productos hortícolas, los frutos cítricos y las frutas rojas de origen ecológico tienen mayores niveles de contenidos en vitaminas C, polifenoles y antioxidante totales que la procedente de cultivos convencionales, con lo esto significa para salud en la reducción de la incidencia de enfermedades cardiovasculares y en su efecto protector contra el cáncer.

La polémica acerca del sobreprecio de los alimentos ecológicos queda respondida si medimos los aportes de nutrientes por unidad de peso. Cuando compramos alimentos de producción convencional (con venenos y fertilizantes industriales) pagamos

Tercera razón: la agricultura ecológica enfría el planeta, mitiga el cambio climático.

Uno de los grandes problemas de la humanidad en la actualidad es el cambio climático antropogénico. De la responsabilidad social del mismo ya no cabe la menor duda. Así acaba de hacerlo saber el IPPC que es la organización mundial dependiente de la ONU que emite informes periódicos alertando del avance del mismo y de las temibles consecuencias que se nos vienen encima.

Entre ellas este tiempo atmosférico errático y, en nuestro caso, seco y esa potencia inusitada de los huracanes como el que acaba de asolar las Filipinas. Para colocarnos en un escenario de emisiones que no haga subir las temperaturas 2ºC de media respecto a la era preindustrial, que acarrearía consecuencias catastróficas, impredecibles e irreversibles (cambio en la corriente del golfo, pérdida de hielo en Groenlandia, emisiones de metano por la retirada del permafrost, etc.), el aumento de las emisiones globales tiene que invertirse antes de 2020 para entonces pasar a un rápido descenso y llegar a cero emisiones en 2070, según ha pronosticado el susodicho V Informe del IPPC (3).