Agroecología, Pequeñas Granjas y Soberanía Alimentaria

Tradicionales sistemas de cultivos múltiples proveen hasta un 20 por ciento del suministro mundial de alimentos. Policultivos constituyen al menos 80 por ciento de las áreas cultivadas del Oeste de África, mientras la mayor producción de los cultivos básicos en zonas tropicales de Latinoamérica también ocurre en policultivos.  Estos sistemas de agricultura diversificada en que el agricultor a pequeña escala produce, granos, frutas y vegetales, forraje y alimento animal en el mismo campo, superan el rendimiento por unidad de un monocultivo, como es el caso del maíz cultivado a gran escala. Una gran granja puede producir más maíz por hectárea que una pequeña donde el maíz se cultiva como parte de un policultivo que también incluye frijoles, calabazas, papas y forraje. Pero la productividad, en términos de productos cosechados por área unitaria de policultivos desarrollada por pequeños productores, es más alta que un monocultivo con el mismo nivel de manejo. Las ventajas de rendimiento pueden ser de 20 a 60 por ciento, pues los policultivos reducen las pérdidas que se pudieran ocasionar por las maleza, insectos y enfermedades (por la presencia de múltiples especies) y hace un uso más eficiente de los recursos como el agua, la luz y los nutrientes (11).

Manejando menos recursos más intensivamente, los pequeños agricultores pueden obtener más ganancias por unidad de producción  y así aumentar las ganancias totales, aún cuando la producción de  cada cultivo sea menor (12), en general la granja diversificada produce más alimentos. En EUA las granjas pequeñas de solo dos hectáreas producen $15,104 por hectárea y cerca de $2,902 netos por hectárea. Las granjas más grandes con un promedio de 15,581 hectáreas rinden $249 por hectárea y un neto de $52 por hectárea. No solo las granjas de pequeña y mediana escala tienen más altos rendimientos que las más grandes y convencionales de gran escala, también causan menores impactos negativos al medio ambiente, pues los estudios demuestran que las pequeñas granjas cuidan mejor los recursos naturales, incluyendo la reducción de la erosión y la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, una parte importante de los mayores ingresos por hectárea del pequeño productor en EUA es la eliminación de los intermediarios y la venta directa al público, restaurantes o mercados. También existe la tendencia a cobrar más altos precios por cultivos locales y usualmente orgánicos.

La inversa relación entre el tamaño de la granja y la producción puede atribuirse al uso más eficiente de la tierra, agua, biodiversidad y otros recursos por los pequeños agricultores. Así en términos de convertir insumos en productos, las sociedades se beneficiarían más con productores a menor escala. Edificando economías sólidas en el cono Sur basadas en la agricultura productiva de menor escala, permitirá a la población del Sur mantener la unión familiar en las zonas rurales. Esto evitará la migración a los barrios pobres de las ciudades que carecen de suficientes oportunidades de empleos. Según la población mundial continúe creciendo, la redistribución de las tierras puede ser vital en alimentar el planeta, especialmente cuando la agricultura a gran escala está destinada a alimentar carros y animales a través de la siembra creciente de agro-combustibles

Las pequeñas granjas representan un santuario de agro-biodiversidad libre de organismos genéticamente modificados

Tradicionalmente las granjas a pequeña escala tienden a sembrar una variedad de cultivos. Muchas de estas plantas son autóctonas, mucho más heterogéneas que las variedades modernas de semillas heredadas de generación en generación. Estas variedades ofrecen mejores defensas ante la vulnerabilidad y fortalece la seguridad de las cosechas ante las enfermedades, plagas, sequías y otras amenazas (13). En una encuesta mundial de variabilidad en pequeñas granja relacionadas  a 27 cultivos, científicos encontraron que una considerable diversidad genética continúa manteniéndose en las granjas de cultivos tradicionales, especialmente las más básicas. En la mayoría de los casos los agricultores mantienen la diversidad como un seguro para enfrentar las necesidades futuras de cambios de medio ambiente, sociales y económicos. Muchos investigadores concluyen que la rica variedad aumenta la productividad y reduce las variantes en los rendimientos. Dada la penetración de los cultivos transgénicos en los centros de diversidad, está el hecho de que cualidades importantes para los agricultores nativos (resistencia a la sequías, habilidad competitiva, comportamiento en sistemas de policultivos, calidad de almacenamiento, etc.), puedan ser reemplazadas por cualidades transgénicas (como la resistencia a los herbicidas) que no son de importancia para agricultores que no usan agroquímicos (14). Bajo este escenario aumentarán los riesgos y los agricultores perderán la habilidad de producir cosechas relativamente estables con un mínimo de insumos externos en cambios medio ambientales. Los impactos sociales por las pérdidas de cultivos locales que resulten de los cambios de la integridad genética de las variedades locales por la contaminación genética, pueden ser considerables a los márgenes de los países en desarrollo.