Agroecología, Pequeñas Granjas y Soberanía Alimentaria

Movimiento Social Rural, Agroecología y Soberanía Alimentaria

El desarrollo de la agricultura sostenible exigirá importantes cambios estructurales, además de la innovación tecnológica, redes de agricultor a agricultor y de agricultor a la solidaridad del consumidor. El cambio necesario es imposible sin movimientos sociales que creen voluntad política entre los ejecutantes de las leyes para desmantelar y transformar las instituciones y regulaciones que actualmente frenan el desarrollo agrícola sustentable. Una transformación más radical de la agricultura es necesaria, una guiada  por la noción que el cambio ecológico en la agricultura no puede ser promovida sin cambios similares en el campo social, político, cultural y económico que ayuden a definir la agricultura.

Los movimientos agrícolas organizados de campesinos e indígenas  – como el movimiento internacional La Vía Campesina y el Movimiento Sin Tierra (MST) de Brazil – han sostenido durante mucho tiempo que los agricultores necesitan tierra para producir alimentos para sus propias comunidades y para su país. Por esta razón, han abogado por verdaderas reformas agrarias para el acceso y control de la tierra, el agua y la biodiversidad que son de vital importancia para las comunidades con el fin de satisfacer la creciente demanda de alimentos.

Vía Campesina cree que para proteger la subsistencia, el empleo, la seguridad alimentaria de la población y la salud, así como el medio ambiente, la producción de alimentos debe mantenerse en manos de agricultores a menor escala y sustentables y no puede dejarse bajo el control de las grandes compañías de agro-negocios o cadenas de supermercados. Sólo cambiando el  modelo agrícola de exportación, de libre comercio e industrial de las grandes granjas, se puede detener el espiral descendente de la pobreza, bajos salarios, la migración rural-urbana, el hambre y la degradación del medio ambiente. Los movimientos sociales rurales amparan el concepto de soberanía alimentaria como una alternativa a la posición neoliberal que pone su fe en un comercio internacional injusto para resolver el problema mundial de alimentos. En cambio, se centra en la autonomía local, los mercados locales, los ciclos de producción y consumo local, soberanía energética y tecnológica, y redes de agricultores.

“Reverdear”  la Revolución Verde no será suficiente para reducir el hambre, la pobreza y conservar la biodiversidad. Si las causas fundamentales del hambre, la pobreza y la desigualdad no se confrontan, las tensiones entre el desarrollo social equitativo y la conservación ecológica forzosamente se acentuarán.  Los sistemas de agricultura orgánica que no desafíen la naturaleza de monocultivos de las plantaciones y dependencia de insumos externos, así como de sellos de certificación foráneos y costosos, o sistemas de comercio justo destinado sólo para la agro-exportación, ofrecerán muy poco a los pequeños agricultores que se han hecho dependientes de insumos externos y de volátiles mercados extranjeros. Manteniendo a los agricultores dependientes de métodos de sustitución por agricultura orgánica, perfeccionando el uso de insumos hace poco para llevar a los agricultores hacia el re-diseño productivo de ecosistemas agrícolas que los aleje de la dependencia de insumos externos. Los nichos de mercado para los ricos del Norte muestran los mismos problemas de cualquier esquema agro-exportador que no le dé prioridad a la soberanía alimentaria, perpetuando la dependencia y el hambre.

Los movimientos sociales rurales entienden que desmantelar el complejo industrial agroalimentario y  restaurar el sistema local alimentario, debe ir acompañado de la construcción de alternativas agroecológicas que satisfagan las necesidades de los productores en pequeña escala y de la población no agrícola de bajos ingresos, y que se oponga al control corporativo sobre la producción y el consumo. Dada la urgencia de estos problemas que afectan a la agricultura, se necesitan coaliciones, que rápidamente fomenten la agricultura sostenible entre los agricultores, organizaciones de la sociedad civil (incluyendo consumidores), así como organizaciones relevantes comprometidas a la investigación. Avanzar hacia una agricultura socialmente justa, económicamente viable y ambiental será el resultado de una acción coordinada del emergente movimiento social en el sector rural, en alianza con organizaciones de la sociedad civil que se comprometan a apoyar los objetivos de estos movimientos de agricultores. Como resultado de una presión política y constante de los agricultores organizados y otros, se espera que los políticos se hagan más sensibles al desarrollo de leyes que mejoren la soberanía alimentaria, preserven los recursos naturales y garanticen la equidad social y la viabilidad económica agrícola.