Agricultura mexicana varada

En la última década se ubica por debajo de países de la región, superando sólo a Haití, Cuba y Colombia

Por Imagen Agropecuaria, 6 de mayo de 2013

En la última década el desarrollo de la agricultura mexicana ha sido raquítico.

Bajos rendimientos, caída de la producción y del ingreso, mayor dependencia del exterior, políticas públicas erráticas al igual que el temporal de lluvias, y falta de financiamiento, son sólo algunos factores que ha llevado a la agricultura mexicana al estancamiento.

“Comparado con otros países de América Latina, el progreso de la agricultura en los últimos 10 años ha estado prácticamente por debajo del conjunto de la región, con excepción de Haití, Cuba y Colombia a los que superó”, anota el estudio Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en México 2012, realizado por la FAO a iniciativa de la Sagarpa, con la colaboración de la Sedesol, el Instituto Nacional de Salud Pública, investigadores del Coneval y la Universidad de Sonora.

Esta publicación –que hace una “fotografía” del sector agroalimentario mexicano—indica que en los últimos 20 años la agricultura mexicana creció por abajo del conjunto de la economía. En la década de los noventa el

Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario avanzó 2.7 por ciento en promedio anual, y en lo que va del siglo 1.1 por ciento promedio al año; la economía tuvo un crecimiento de 3.6 por ciento y 1.8 por ciento, respectivamente.

Con información del Sistema de Información Agropecuaria (SIAP) de Sagarpa, el estudio indica que entre 1990 y 2011, el valor de la producción agrícola nacional aumentó 1.5 por ciento en promedio anual y que en 20 años el área cultivada se amplió en 2.5 millones de hectáreas (has) para llegar a 22 millones de has sembradas en promedio de 2009 a 2011.

Durante la presentación de dicho estudio, el propio titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez, destacó que en una revisión realizada junto con el director general de la FAO, José Graziano da Silva, observaban “cómo desde 1990, prácticamente la productividad del hombre del campo mexicano ha estado estancada, sobre la base de los 50 mil pesos anuales, y han pasado décadas y seguimos en esa situación. Entonces no podemos continuar así, hay que romper esas inercias”.

La producción de granos en México –ejemplificó el funcionario federal– en el año 2000 alcanzó los 28 millones de toneladas y la cifra en 2011 se ubicó en el mismo nivel. 20 años con bajos rendimientos.

En el estudio llama la atención la contracción del 40 por ciento que registró el área sembrada de oleaginosas entre 1990-92 y 2009-11; tan sólo la siembra de soya se redujo a la mitad, al pasar de 324 mil has en promedio, a 141 mil, aun cuando hubo una recuperación importante en 2010 y 2011, con 167 mil has cultivadas.

La superficie sembrada de maíz en los últimos veinte años es prácticamente la misma al ubicarse alrededor de 7.8 millones, con una producción de 20 millones de toneladas, un crecimiento de apenas 1.4 por ciento en promedio anual. En este tiempo, los rendimientos promedio pasaron de 2.1 a 3.1 toneladas (tons) por hectárea (ha).

El maíz amarillo registró una superficie sembrada promedio de 381 mil has con un rendimiento de 5 tons por ha, en el trienio 2009-11. El estudio recuerda que “el mercado de maíz amarillo es deficitario y, de mantenerse la tendencia en la producción y en el consumo de productos de origen animal, almidones y fructosa, podría aumentar la insuficiencia en el mediano y largo plazo”.

Los cereales en su conjunto muestran una reducción en superficie sembrada en la última década. El arroz dejó de sembrarse a un ritmo más acelerado en los noventa, pero la tendencia continúa y en 2011 sólo se sembraron 37 mil has de las 120 mil de 1990. En 20 años, los rendimientos pasaron de 4.1 a 5 tons por ha.

Durante la década de 1990, la siembra de trigo, segundo cereal en el consumo nacional, observó una reducción cercana a las 250 mil has. En el trienio 2009-11 la producción fue de 3.8 millones de tons, similar a la de 1990- 92. En las últimas dos décadas los rendimientos promedio por ha aumentaron de 4.1 a 5.3 tons por ha.