Un experto en ARNm habla sobre la crisis del COVID

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 11 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • El Dr. Robert Malone, inventor de la tecnología para la plataforma central de las vacunas de ARNm y ADN, le expresó el otoño pasado a la FDA su preocupación por la proteína Spike que se utiliza en las vacunas antiCOVID-19, pero lo ignoraron
  • La proteína Spike, en su forma nativa en el SARS-CoV-2, es responsable de las patologías de la infección viral, mientras que en su forma salvaje es conocida por abrir la barrera hematoencefálica, causar daño celular (citotoxicidad) y otros problemas
  • Malone habla de la bioética de la Autorización de Uso de Emergencia (EUA) concedida a las vacunas antiCOVID-19. Y dice que experimentar sin el debido consentimiento informado viola el Código de Núremberg
  • Circulan tres mentiras sobre el COVID-19: la necesidad de inmunidad colectiva, la idea de que la inmunidad colectiva solo se puede lograr a través de la vacuna y que las vacunas son completamente seguras; cualquier discusión que desafíe o vaya en contra de estos tres elementos está censurada
  • Malone cree que los niños y adultos jóvenes de hasta 30 o 35 años no deben vacunarse porque los riesgos superan los beneficios

Cuando el Dr. Robert Malone, inventor de la tecnología para la plataforma central de las vacunas de ARNm y ADN, habló sobre los riesgos de las vacunas de terapia génica antiCOVID-19 en junio de 2021, le sorprendió que la entrevista de tres horas se volviera viral. “Esto demostró que había una gran sed de información en las personas de todo el mundo”, dijo Malone al hablar con Aga Wilson en el pódcast Newsvoice.

El pódcast fue eliminado de YouTube y Malone se dio cuenta de que su mensaje, el cual se sentía moralmente obligado a compartir, no lo escucharían a través de los principales medios de comunicación.

La vacuna experimental viola las leyes de la bioética

Malone tiene credenciales dignas de admiración y sus graves preocupaciones sobre las vacunas antiCOVID-19 han hecho que muchas personas se detengan y escuchen, de hecho, existen personas que ya comenzaron a escribirle sobre sus propios problemas con la censura y sobre los eventos adversos de la vacuna. Malone dijo que todo comenzó con una larga conversación con un médico en Canadá, quien relató lo que experimentaba en ese país al tratar a pacientes con COVID-19 y los eventos adversos después de la vacuna.

Denunció estos casos ante las autoridades, pero lo ignoraron y le dijeron que no estaban relacionados con la vacuna a pesar de que, en su opinión clínica, sí lo estaban. A Malone también le molestó la campaña de vacunación masiva, ya que el gobierno considera que está bien incitar a los niños a vacunarse al ofrecerles helados o donas gratis, e incluso permitir que los niños se vacunen sin el consentimiento de sus padres.

Pronto incursionó en la bioética de la autorización de uso de emergencia (EUA) que se otorgó a las vacunas antiCOVID-19. Experimentar sin el consentimiento informado adecuado viola el Código de Núremberg, que detalla un conjunto de principios éticos de investigación para la experimentación humana.

Este conjunto de principios se desarrolló para garantizar que los horrores médicos que se descubrieron durante los juicios de Núremberg al final de la Segunda Guerra Mundial nunca volvieran a ocurrir, pero en la situación actual de censura extrema, las personas desconocen los riesgos de las vacunas, que recién comienzan a descubrirse.

Además, debido a la EUA, los adultos no están obligados a firmar documentos de consentimiento informado y, al mismo tiempo, no se les informan todos los riesgos que por lo general se darían durante un ensayo clínico, eso significa que cualquier persona que reciba la vacuna participa como sujeto de investigación.

La FDA rechazó la advertencia de Malone sobre la vacuna

A lo largo de su carrera profesional, Malone ha trabajado con el Gobierno de los Estados Unidos durante muchos años. Como tal, ha mantenido un diálogo abierto con colegas de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, con quienes conversó acerca de las preocupaciones sobre los eventos adversos y la proteína Spike que se utiliza en las vacunas antiCOVID-19.

La proteína Spike, en su forma nativa en el SARS-CoV-2, es responsable de las patologías de la infección viral, mientras que en su forma salvaje se sabe que abre la barrera hematoencefálica, causa daño celular (citotoxicidad) y, como afirma Malone, “está activa en la manipulación de la biología de las células que recubren el interior de los vasos sanguíneos (las células endoteliales vasculares), en parte a través de su interacción con la ACE2, la cual controla la contracción de los vasos sanguíneos, la presión arterial y otras cosas”.

Malone está consciente de las acciones de la proteína Spike, ya que trabajó para encontrar un medicamento efectivo que funcionaba al bloquear la acción de la enzima COX-2, la cual es una enzima inflamatoria muy importante. En uno de sus artículos, expuso cómo la proteína Spike y otra proteína del virus activan el promotor COX-2 en las células infectadas.

Esta conciencia de la proteína Spike como una proteína biológicamente activa, le hizo alertar a la FDA sobre los riesgos relacionados el otoño pasado. Sus colegas de la FDA transfirieron sus preocupaciones a la sección de revisión, pero fueron ignoradas al decir que no creían que la proteína Spike fuera biológicamente activa y que no había suficiente información de lo contrario.

Desde entonces, se ha revelado que la proteína Spike por sí sola es suficiente para causar inflamación y daño al sistema vascular, incluso de forma independiente de un virus.

La mentira noble de Platón: circulan tres ‘verdades’ falsas

El concepto de mentira noble se describió por primera vez por Sócrates y Platón. Se refiere a la noción de que en el caso de personas de alto estatus o líderes públicos designados, es aceptable mentir si la mentira se hace en interés del bien común.

Pero en la actualidad, en medio de una pandemia global sin precedentes en la que el gobierno, las grandes farmacéuticas, los medios de comunicación y las grandes tecnologías se han integrado, ahora vemos que la mentira noble “se desarrolla de una manera que Platón nunca hubiera imaginado”, dijo Malone.

Tomemos al Dr. Anthony Fauci como ejemplo, cuya experiencia se ha considerado como irrefutable por los principales medios de comunicación desde el comienzo de la pandemia de COVID-19. Él ha mentido tanto al público como al Senado de los Estados Unidos sobre una serie de cuestiones, pero no se ha hecho nada al respecto.

Malone describió tres elementos lógicos (cada uno falso), que se propagan como parte de la mentira noble más grande. Cualquier discusión que desafíe o vaya en contra de estos tres elementos está censurada:

1.Para reducir la cantidad de muertes y la enfermedad por COVID se necesita la inmunidad colectiva: esto no es cierto, ya que es posible reducir la cantidad de muertes y la enfermedad por COVID-19 al utilizar medicamentos como la ivermectina y muchos otros, incluyendo los antiinflamatorios.

2.La única forma de alcanzar la inmunidad colectiva es a través de la vacuna: esta es otra mentira. Como dice Malone, “la inmunidad colectiva se alcanza a través de una infección natural”. Además, no hay datos que demuestren que la vacuna antiCOVID reduce la transmisibilidad, la cual cambia según la variante. Entonces, la idea de que debemos alcanzar un cierto porcentaje de inmunidad colectiva en la población para poner fin a la pandemia “no pasa la prueba lógica”.

Incluso, la Organización Mundial de la Salud aconseja a las personas que están vacunadas que todavía utilicen cubrebocas debido a la variante Delta, ya que “la vacuna por sí sola no detendrá la transmisión comunitaria”. “Las vacunas no nos permitirán obtener inmunidad colectiva”, dijo Malone.

3.Las vacunas son completamente seguras: esta es otra mentira, ya que se sabe que las vacunas no son completamente seguras. Malone enumeró varios eventos adversos que ya son señales de alerta. Otro punto importante: la censura evita la plena comprensión de estos riesgos.

CardiotoxicidadProblemas de coagulación
Preocupaciones sobre la salud reproductiva de la mujeresAborto espontáneo en el primer y segundo trimestre (esto aún no se ha confirmado), Trombocitopenia (bajo conteo de plaquetas)
Trastornos en el cerebro y en el sistema nervioso.Síndrome de Guillain-Barré (GBS)

Los datos no apoyan la vacuna en niños

Malone cree que los niños y adultos jóvenes hasta los 30 o 35 años no deben vacunarse. Igualmente señala que la cantidad total de muertes por COVID-19 entre los recién nacidos y las personas de 18 años durante toda la pandemia es de 386. Los niños obtienen pocos beneficios de esta vacuna, no solo porque tienen un riesgo muy bajo de COVID-19, sino también porque, de acuerdo con el Dr. Peter Doshi, una parte significativa de los niños en Estados Unidos ya son inmunes y no están en riesgo de infección.

Doshi citó datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que demuestran que casi el 23 % de los niños menores de 4 años y el 42 % de los de 5 a 17 años ya han tenido una infección por SARS-CoV-2 y ahora tienen una inmunidad sólida y duradera.

El fundamento fue que se debe vacunar a los niños para proteger a los adultos mayores, pero esto solo tiene mérito si la vacuna no tiene toxicidad, lo cual no es el caso de las vacunas antiCOVID-19, por lo que la justificación no es creíble. “Necesitamos pensar en quiénes se benefician de la vacuna y enfocar la campaña de vacunación en ellos”, dijo Malone.

Para las personas que no tienen un alto riesgo, es difícil justificar su exposición al riesgo de una vacuna antiCOVID-19. Doshi señaló de manera similar que, en primer lugar, la FDA no tiene ninguna base para otorgar la autorización de uso de emergencia de las vacunas antiCOVID-19 para niños, ya que el COVID-19 no representa una emergencia en este grupo. La amenaza que representa esta infección para los niños es insignificante y no es más grave que la del resfriado común o la gripe.

El poder de la censura

Malone ha hablado sobre los problemas de censura y el hecho de que los médicos y científicos que plantean preocupaciones que van en contra de la narrativa oficial, pueden resultar perjudicados de forma profesional. Incluso, escuchó un informe sin fundamento de España, en el cual se afirma que pueden declarar a un médico como mentalmente incompetente e institucionalizado por abogar por estrategias de tratamiento alternativas.

“Esto es muy preocupante”, dijo, “pero es un hecho que está presente en todo el mundo. Es muy difícil hablar en contra de esta narrativa”. Malone debería saberlo. Solo cinco días después de que compartiera sus preocupaciones sobre los peligros de las vacunas antiCOVID-19, su nombre y credenciales científicas, incluyendo las relacionadas con las vacunas de ARNm, se eliminaron de Wikipedia.

A través de sus contactos restantes en el gobierno, Malone todavía trata de compartir esta poderosa información y datos con personas en posiciones de poder. Habla desde el fondo de su corazón y con empatía cree que no luchar contra la oposición es la clave.

Malone está al tanto de la oposición a la que se enfrenta, pero como médico altamente ético comprometido con la integridad, y preeminentemente calificado para hablar sobre este tema, siente que es su deber compartir la verdad. Es necesario que nos juntemos para contrarrestar la falsa narrativa que se nos impone como la verdad.

Si nos damos por vencidos, continuaremos en este agujero en el que la desinformación se convierte en un hecho y creeremos que es la única opción para seguir siendo parte de la sociedad. Esta no es una opción, por lo que compartir datos e información como lo hace Malone es una acción heroica en la que todos podemos participar.

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Distorsión científica, desprecio por la salud, obsesión por las ganancias: Monsanto/Bayer pierde apelación en un juicio contra el glifosato en EEUU

Por Anabel Pomar, La Vaca, 10 de agosto de 2021.

La corporación Bayer, dueña de Monsanto desde 2018, continúa sumando derrotas judiciales en EE.UU, donde se sigue comprobando tanto las distintas afecciones en la salud que producen los agrotóxicos así como la estrategia de la empresa para ocultarlas. Ahora, una corte de Apelaciones de California rechazó una apelación de la compañía y volvió a reconfirmar la sentencia en el caso del matrimonio Pilliod, una pareja de granjeros diagnosticada con cáncer asociado al uso del herbicida RoundUp. “La evidencia muestra la intransigente falta de voluntad de Monsanto para informar al público sobre los peligros cancerígenos de un producto que puso a disposición en abundancia”, concluyó el tribunal en un duro veredicto que apunta al glifosato, el herbicida más usado en nuestro país.

El 1º Distrito de Apelaciones del Tribunal de Apelaciones de California desestimó[1], este lunes 9 de agosto,  una apelación de Bayer AG, propietaria de Monsanto, reconfirmando la condena en su contra por el juicio de los demandantes marido y mujer, Alva y Alberta Pilliod. Ese veredicto de mayo de 2019 había concluido que el herbicida base de glifosato fue sustancial para provocar cáncer y que la compañía actuó con malicia al ocultar esa peligrosidad, argumentos que quedan aún más firmes.

En la decisión el tribunal de apelaciones sostuvo que “La evidencia muestra la intransigente falta de voluntad de Monsanto para informar al público sobre los peligros cancerígenos de un producto que puso a disposición en abundancia”.

«Encontramos que hay evidencia sustancial que respalda los veredictos de culpabilidad del jurado», declaró el tribunal.  La evidencia mostró también que Monsanto “no realizó estudios adecuados sobre el glifosato y el Roundup, lo que impidió desalentar o distorsionar la investigación científica sobre estos”.

Otros puntos centrales del veredicto:

  • “La conducta de Monsanto evidenció un desprecio imprudente por la salud y la seguridad de la multitud de consumidores”.
  • «Esto no fue un incidente aislado, la conducta de Monsanto implicó acciones repetidas durante un período de muchos años motivadas por el deseo de ventas y ganancias».

El tribunal también dijo que había pruebas sustanciales de que Monsanto actuó con un «desprecio deliberado y consciente por la seguridad de los demás», lo que respalda la concesión de daños punitivos. De este modo, la pretensión de Monsanto de volver a revisar ciertos aspectos del veredicto y que también buscaba que se redujeran aún más las indemnizaciones por daños quedaron desestimadas.

El jurado otorgó al matrimonio Pilliod más de $2 mil millones en compensación de daños después de que los abogados de la pareja lograron probar que ambos desarrollaron cáncer por sus muchos años de uso de productos Roundup, base de glifosato. La indemnización fue rebajada posteriormente a 87 millones de dólares.

Alva y Alberta Pilliod, una pareja de Livermore, California, utilizaron el herbicida Roundup de Monsanto durante más de 30 años para desmalezar predios de su propiedad. Ambos fueron diagnosticados con cáncer Linfoma no Hodking, asociado con la exposición al glifosato. En 2011, a Alva se le diagnosticó LNH sistémica en muchos de sus huesos, que se extendieron a la pelvis y la columna vertebral. Alberta fue diagnosticada con cáncer cerebral NHL en 2015.

Lavaca, que realiza desde 2017 todo el seguimiento de los papeles de Monsanto, las evidencias y pruebas que se usan en los juicios para lograr esas condenas, también ha realizado la cobertura de todos los juicios hasta ahora, tres en total incluido el de Pilliod, y puso a disposición por el derecho a la información todos los veredictos en castellano.

Los de Alva y Alberta están disponibles en:

Otro nuevo juicio

El nuevo revés para la empresa transgénica se conoce cuando, al mismo tiempo y en el Tribunal Superior del condado de San Bernardino en California, se está desarrollando el cuarto juicio contra el Roundup de Monsanto/Bayer. El caso Donnetta Stephens v. Monsanto[2]. Donetta utilizó por más de tres décadas el herbicida y fue diagnosticada de LNH en 2017. El científico Christopher Portier[3], que ha sido testigo experto de los demandantes en juicios anteriores, fue uno de los primeros en testificar ante el jurado  reiterando que existe evidencia científica clara que muestra que el glifosato y las formulaciones a base de glifosato como Roundup pueden causar cáncer.

Bayer, a través de acuerdos extra judiciales, logró impedir el desarrollo de varios casos que estaban programados para ir a juicio en los últimos dos años. En 2020, además, anunció que pagaría aproximadamente $ 11 mil millones para resolver alrededor de las más de 100,0000 demandas existentes. A fines del mes pasado, la compañía comunicó[4] que ese monto, reservado para el acuerdo que busca poner fin a todos los reclamos, ascendió a 16 mil millones de dólares.

En ese mismo comunicado también anunció que dejaría de vender RoundUp y otros herbicidas elaborados con el ingrediente activo glifosato para 2023 en el mercado estadounidense.

Sin embargo, la compañía continuará comercializando el plaguicida altamente peligroso para agricultores y aplicadores comerciales.

Todo esto indica que sus problemas, y los de las comunidades afectadas por esos venenos, están lejos de acabarse.


[1] https://www.baumhedlundlaw.com/documents/Pilliod-Appellate-Order.pdf

[2] https://usrtk.org/wp-content/uploads/2021/03/Stephens-V.-Monsanto-motion-for-trial-preference.pdf

[3] https://lavaca.org/mu151/piedra-libre-christopher-portier-y-el-glifosato/

[4] https://www.media.bayer.com/baynews/baynews.nsf/id/Bayer-Provides-Update-on-Path-to-Closure-of-Roundup-Litigation

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Lo que dicen los CDC sobre la obesidad y el COVID-19

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 10 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • De acuerdo con Joel Hirschhorn, miembro de la Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses, los gobiernos han perdido una oportunidad de salud pública al no emitir recomendaciones para lograr una pérdida de peso efectiva y sostenible para reducir el riesgo de infección grave por COVID-19 y la muerte
  • La investigación demostró que las vacunas tienden a ser menos efectivas en personas con obesidad, y si eso es cierto con la terapia génica contra el COVID, entonces las vacunas podrían tener resultados decepcionantes, ya que el 42.4 % de las personas en Estados Unidos tienen obesidad
  • Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos detallaron la relación entre la gravedad del COVID-19 y la obesidad, además admitieron que la obesidad se relaciona con peores resultados del COVID-19
  • De acuerdo con los CDC, los modelos sugieren que el 30.2 % de todos los adultos en Estados Unidos hospitalizados por COVID-19, hasta el 18 de noviembre de 2020, pudieron atribuirse a la obesidad, y cuanto mayor sea su índice de masa corporal (IMC), mayor será su riesgo de tener un resultado desfavorable
  • La obesidad aumenta su riesgo de enfermedad grave por COVID-19 y triplica su riesgo de hospitalización. Afecta su función inmunológica, disminuye su capacidad pulmonar y aumenta el riesgo de terminar con ventilación mecánica invasiva. La obesidad también se relaciona con una inflamación crónica que puede alterar las respuestas trombogénicas al patógeno

Un artículo del 25 de julio de 2021, elaborado por Joel Hirschhorn y publicado en el portal Trial Site News, destaca lo que él llama una “oportunidad perdida de salud pública”. Hirschhorn es profesor titular en la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos. También es un alto funcionario de la Oficina de Evaluación de Tecnología del Congreso y es miembro de la Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses.

A pesar de que sabemos desde hace más de un año que la obesidad es uno de los factores de riesgo más comunes y más importantes para el COVID-19 (además de la edad, sobre la cual no tiene control), las autoridades de salud pública han ignorado el problema y no han proporcionado orientación sobre cómo reducir el exceso de peso.

“¿No calificaría la lucha contra la obesidad como un enfoque válido para frenar los efectos nocivos de la pandemia del COVID?” pregunta Hirschhorn. “¿Será que la razón por la que el gobierno no puede implementar una campaña contra la obesidad se debe a un sesgo a favor de la promoción de las vacunas? Parece una explicación probable”.

Señala que los estudios sugieren que las vacunas tienden a ser menos efectivas en personas con obesidad, y si eso es cierto para las terapias génicas que se inyectan contra el COVID, entonces las vacunas podrían tener resultados decepcionantes, ya que el 42.4 % de las personas en Estados Unidos tienen obesidad. Esto, dice Hirschhorn, sería “una razón más para que el sistema de salud pública se encargue de los problemas de obesidad para frenar los impactos del COVID”.

Relación entre la obesidad y el COVID

Aunque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos son lentos para publicar parte de esta información, detallaron la relación entre la gravedad del COVID-19 y la obesidad. En la página denominada “Obesity and COVID-19”, los CDC admiten que la obesidad se relaciona con resultados muy malos de COVID-19. La agencia también enumera a la obesidad y el sobrepeso como un factor de riesgo de infección grave por COVID-19.

Su informe semanal de morbilidad y mortalidad del 12 de marzo de 2021 (MMWR), también aborda la obesidad y el riesgo de hospitalización, ingreso en la UCI, ventilación mecánica y muerte.

En resumen, la obesidad aumenta el riesgo de enfermedades graves y triplica el riesgo de hospitalización. Afecta su función inmunológica, disminuye su capacidad pulmonar y aumenta su riesgo de terminar con ventilación mecánica invasiva, la cual es una estrategia de tratamiento que ha demostrado matar a más de la mitad de todos los pacientes. La obesidad también se relaciona con una inflamación crónica que puede alterar las respuestas trombogénicas a los patógenos.

De acuerdo con los CDC, el modelo sugiere que el 30.2 % de todos los adultos en Estados Unidos hospitalizados por COVID-19, hasta el 18 de noviembre de 2020, pudieron haber sido causados por la obesidad y cuanto mayor sea su índice de masa corporal (IMC), mayor será su riesgo de un resultado desfavorable. La relación entre la obesidad y el COVID-19 es fuerte en personas menores de 65 años.

En su MMWR del 12 de marzo de 2021, los CDC reportaron que el riesgo de hospitalización, ingreso en la UCI y muerte, fueron más bajos en los pacientes con un IMC de 24.2 kg/m 2, 25.9 kg/m 2 y 23.7 kg/m 2 respectivamente, mientras que aumentó con IMC más altos. (El sobrepeso se define como tener un IMC de 25 kg/m 2 o más, mientras que la obesidad se define como un IMC de 30 kg/m 2 o más.) El riesgo de ventilación mecánica invasiva aumentó junto con el IMC, a partir de 15 kg/m 2.

Aunque el IMC es la herramienta de investigación clásica para evaluar la obesidad, tiene un valor clínico limitado, ya que puede estar mal, en especial si tiene mucha masa muscular, ya que se interpretará de forma incorrecta como grasa corporal. Es probable que una evaluación precisa de la grasa corporal sea una herramienta mucho mejor. Sin embargo, la clave es la precisión, ya que existen muchos dispositivos de bioimpedancia económicos que determinan la grasa corporal, aunque no son tan precisos.

¿Por qué los CDC no han emitido un plan de salud pública contra la obesidad?

Teniendo en cuenta los datos disponibles, los CDC podrían emitir una guía detallada sobre cómo no ser parte de la estadística, pero aún no lo han hecho. Como señaló Hirschhorn:

“¿Cómo abordan los CDC la pregunta sobre qué se puede hacer para abordar la relación entre la obesidad y el COVID? Principalmente con precisiones y temas con énfasis en qué es lo que las personas pueden hacer. Considere esta declaración donde no aparecen las palabras gobierno ni salud pública o manejo de pandemias:

‘Esto tomará medidas a nivel de políticas y sistemas para garantizar que la prevención y el manejo de la obesidad comience a tiempo, y que todas las personas tengan acceso a una buena nutrición y lugares seguros para hacer actividad física. Los responsables de la formulación de políticas y los líderes comunitarios deben trabajar para garantizar que sus comunidades, entornos y sistemas respalden un estilo de vida activo y saludable para todos’.

No hay indicios de cómo el gobierno va a abordar la pandemia con un compromiso importante de utilizar los esfuerzos de salud pública para reducir los impactos negativos de la obesidad”.

De manera similar, en el MMWR del 12 de marzo de 2021, los CDC señalan que “estos hallazgos resaltan las implicaciones clínicas y de salud pública de un IMC más alto, incluyendo la necesidad de la vacuna, el uso del cubrebocas y de las políticas para apoyar los comportamientos saludables”.

¿Será que la razón por la que el gobierno no puede implementar de manera agresiva una campaña contra la obesidad se debe a un sesgo a favor de la promoción de las vacunas? Parece una explicación probable ~ Joel Hirschhorn

En el momento en que se publicó este informe, la terapia génica inyectable del COVID solo había estado disponible durante unos tres meses y aún faltaban datos de seguridad, pero, los CDC optaron por priorizar la vacuna sin proporcionar ningún plan de salud pública sobre cómo abordar la obesidad.

“Lo que está claro es que la mentalidad de los CDC se centra en considerar la obesidad en el tratamiento médico de las víctimas de la pandemia, no de prevenir las infecciones graves de COVID al frenar la obesidad a nivel de la población”, escribe Hirschhorn.

Investigaciones recientes fortalecen la relación entre la obesidad y el COVID

Los estudios que demuestran la relación entre la obesidad y los malos resultados del COVID-19 se remontan a los primeros días de la pandemia. De acuerdo con lo que informó The New York Times a mediados de abril de 2020:

“La obesidad podría ser uno de los indicadores más importantes de los casos más graves de coronavirus”, según nuevos estudios. “Esto es alarmante para los Estados Unidos, ya que tienen una de las tasas de obesidad más elevadas a nivel mundial”.

Un estudio publicado el 9 de abril de 2020, reportó que la obesidad duplicaba el riesgo de hospitalización en pacientes menores de 60 años, incluso si el paciente no tenía otros problemas de salud relacionados con la obesidad. Desde entonces, se han publicado muchos más estudios que demuestran la misma tendencia.

Uno de los más recientes se publicó el 1 de junio de 2021 en el portal The Lancet. Este fue un estudio de cohorte prospectivo basado en la comunidad y que analizó la relación entre el IMC y la gravedad del COVID-19 en 6.9 millones de adultos británicos mayores de 20 años. De acuerdo con los autores:

“Entre 6 910 695 personas, 13 503 (0.20 %) ingresaron al hospital, 1601 (0.02 %) estuvieron en la UCI y 5479 (0.08 %) murieron después de recibir una prueba positiva de SARS-CoV-2.

Encontramos relaciones en forma de J entre el IMC y el ingreso al hospital debido al COVID-19 (índice de riesgo ajustado[HR] por kg/ m 2 desde el nadir con un IMC de 23 kg / m 2 y una relación lineal en todo el rango de IMC con ingresar a la UCI).

Encontramos una interacción significativa entre el IMC, edad y la etnia, con mayor FC por kg/m 2 por encima de un IMC de 23 kg/m 2 para las personas más jóvenes, en el grupo de edad de 20 a 39 años en comparación con el grupo de 80 a 100 años.

El riesgo de ingresar al hospital y a la UCI debido al COVID-19, según el aumento unitario del IMC, fue un poco menor en personas con diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedad cardiovascular en comparación con las personas sin estas morbilidades”.

En su interpretación, los autores señalan que a partir de un IMC superior a 23 kg/m 2, existe un aumento lineal en el riesgo de COVID-19 grave que causa hospitalización y muerte. También existe un aumento lineal en la admisión a la UCI en todo el rango de IMC que “no es atribuible al exceso de riesgo de enfermedades relacionadas”.

En otras palabras, no se relaciona a otras enfermedades crónicas que por lo general se vinculan a la obesidad; en cambio, parece tener una relación más estrecha con la obesidad. También señalan que “El riesgo relativo debido al aumento del IMC es muy notable en las personas menores de 40 años y de etnia negra”.

A pocos británicos con obesidad se les ha sugerido controlar su peso

A pesar de la relación tan obvia que existe entre la obesidad y la gravedad del COVID, la acción del gobierno en el Reino Unido se quedó corta. De acuerdo con la publicación hecha por The Lancet:

“Dado que la mayoría de los demás riesgos relacionados con la obesidad mejoran con la pérdida de peso, las intervenciones para perder peso podrían reducir la gravedad del COVID-19.

Aunque en un principio planeamos investigar esta hipótesis en nuestro protocolo, no pudimos hacerlo, porque la cantidad de participantes que reportaron que se les ofreció indicaciones para participar en programas de control de peso fueron pocos y el cambio de peso se registró mal. A largo plazo, nuestros hallazgos destacan la necesidad de lograr un peso saludable a nivel de población”.

Otros estudios demuestran la relación de la obesidad con el COVID

En un artículo canadiense publicado el 19 de julio de 2021, que analizó los enfoques de tratamiento para las personas con obesidad, Diana Duong afirmó lo siguiente:

“No hay duda de que las personas con un índice de masa corporal (IMC) más alto sufren peores resultados con el COVID-19. Un metanálisis que reunió datos de más de 399 000 personas con COVID-19, descubrió que las personas con obesidad tenían una probabilidad 113 % mayor de ingresar a un hospital, una probabilidad 74 % mayor de necesitar cuidados intensivos y una probabilidad 48 % mayor de morir, en comparación con las personas con un IMC bajo”.

Del mismo modo, un artículo de revisión de abril de 2021 de los Países Bajos y publicado en la revista Cells, señaló lo siguiente:

“Una gran cantidad de pacientes muy enfermos con COVID-19 que llegan a la UCI tienen sobrepeso o sufren de obesidad. La obesidad se relaciona con la inflamación crónica, como resultado de una mala actividad de las células inmunológicas en el tejido adiposo (visceral).

De los 11 estudios que investigaron la relación entre el IMC y la mortalidad en pacientes hospitalizados con COVID-19, 10 estudios observaron un aumento de la tasa de mortalidad en pacientes con sobrepeso (IMC ≥ 25 a <30), obesidad (IMC ≥ 30) u obesidad severa (IMC ≥ 35)”.

Aunque los autores reconocen “la importancia de un estilo de vida saludable para influir de forma positiva en el curso de la enfermedad de COVID-19” y recomiendan “una alimentación rica en nutrientes, sin procesar, suficientes o excesivamente ricos en energía, al igual que ejercicio suficiente e intensivo, dormir bien y evitar el estrés psicoemocional crónico”, no se hace referencia a ningún programa gubernamental específico.

¿Cuál es el mecanismo?

Entonces, ¿cuáles son los mecanismos? Ya mencioné un par. La inflamación crónica pueda afectar la función inmunológica, la cual tiende a prevalecer en las personas con sobrepeso. La inflamación crónica también puede afectar sus respuestas trombogénicas (coagulación sanguínea) a los patógenos. Las células grasas también liberan una serie de compuestos inflamatorios que pueden aumentar el riesgo de una tormenta de citoquinas. Un artículo de 2008, publicado en Diabetes Metabolism, explica lo siguiente:

“Se creía que el tejido adiposo blanco era solo un órgano de almacenamiento de energía, pero ahora se sabe que es un participante activo en la homeostasis energética y en las funciones fisiológicas como la inmunidad y la inflamación. Los macrófagos son componentes del tejido adiposo y se involucran en muchas actividades.

Se sabe que el tejido adiposo expresa y secreta una variedad de productos conocidos como ‘adipocinas’, que incluyen a la leptina, adiponectina, resistina y visfatina, así como citoquinas y quimiocinas como el factor de necrosis tumoral alfa, interleucina 6 y la proteína quimioatrayente de monocitos 1. La liberación de adipocinas por adipocitos o macrófagos infiltrados en tejido adiposo provoca un estado subinflamatorio crónico”.

La interleucina-6 (IL-6) desempeña un papel importante en su respuesta inmunológica y tiende a estar en niveles altos en pacientes con COVID-19 grave. Varios estudios enfatizaron que reducir la interleucina-6 (IL-6) puede ayudar a “enfriar el problema inflamatorio” que se observa en la infección por SARS-CoV-2, para citar el titular de un editorial del New England Journal of Medicine.

Los receptores de leptina también se expresan en todo su sistema inmunológico, mientras que la leptina, relacionada con las señales de hambre, ayuda a regular sus respuestas inmunológicas innatas y adaptativas. Las células grasas también liberan componentes de su sistema renina-angiotensina (RAS), que también influyen en su función inmunológica, así como en su cerebro y metabolismo.

La obesidad también se relaciona con la resistencia a la insulina, mientras que los niveles más altos de glucosa en la sangre desempeñan un papel muy importante en la reproducción viral y en el desarrollo de tormentas de citoquinas.

¿Por qué no hay una política de salud pública?

Aunque la mayoría de los estudios al menos abordan los aspectos básicos de lo que constituye un estilo de vida saludable y cómo perder peso de forma más efectiva, lo que falta es la política pública. Hasta donde yo sé, ningún país ha implementado una política de salud pública dirigida a reducir la obesidad como una forma de reducir la carga de COVID-19. Hirschhorn comenta sobre la situación:

“El sistema de salud pública de Estados Unidos no ha puesto atención a la gran cantidad de personas con obesidad que tienen un alto riesgo de COVID. Ponen mucha responsabilidad en el sistema de atención de la salud y sufren grandes impactos en la salud. Existen muchas razones para cuestionar si las vacunas antiCOVID de verdad funcionan para este grupo.

Existe la necesidad de políticas públicas y acciones gubernamentales enfocadas y explícitas para abordar la población de personas con obesidad, además de imponerles medidas para eliminar su obesidad a través de cambios en el estilo de vida. Es obvio que esta “solución” no ha funcionado para la mayoría de las personas con obesidad, en especial para los niños y los grupos étnicos de origen negro.

En el 2020, los CDC dijeron que la obesidad estaba en aumento. Pero lo más cercano a la política pública fue decir que era necesario ‘eliminar las barreras para una vida saludable y garantizar que las comunidades apoyen un estilo de vida saludable y activo para todos’. No es más que una llamada al sistema de salud pública para que haga algo sobre la pandemia y la epidemia de obesidad.

Incluso todos los problemas que ha causado la pandemia no han motivado esto por parte del gobierno y el sistema de salud pública. Teniendo en cuenta la gran cantidad de personas en Estados Unidos con sobrepeso y obesidad, se deberían destinar varios miles de millones de dólares a las agencias de salud pública para crear nuevos programas para reducir ambas afecciones. Supuestamente el gobierno se apega a la ciencia para abordar esta pandemia.

Esto tiene más sentido que depender de vacunas que tienen muchos problemas de seguridad. En especial cuando reconoce que es muy probable que las personas con sobrepeso y obesidad corran un mayor riesgo con las vacunas experimentales antiCOVID”.

No espere más y tome el control de su salud

Para terminar, ya sea que le preocupe el COVID-19 o no, perder el exceso de peso puede tener un impacto positivo. Las mejores estrategias incluyen el ayuno, comer con restricción de tiempo, evitar consumir alimentos al menos tres horas antes de acostarse y eliminar los azúcares agregados y los carbohidratos refinados.

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El coronavirus se propaga en las personas vacunadas y en países muy vacunados

Por The Vaccine Reaction, Mercola, 08 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Un estudio reciente publicado por el King’s College en Londres, el cual dirige la aplicación ZOE COVID Study para monitorear la infección por COVID y las tasas de vacunación, descubrió que al 15 de julio de 2021 había un promedio de 15 537 nuevos casos sintomáticos diarios de COVID-19 entre las personas completamente vacunadas en el Reino Unido
  • El Reino Unido se encuentra entre los países más vacunados del mundo, pero experimenta una tercera ola de infecciones por coronavirus, según se informa, debido a la propagación de la variante Delta del virus
  • Otros países muy vacunados como Israel también experimentan una nueva ola de infecciones por coronavirus debido a la variante Delta

Un estudio reciente publicado por el King’s College en Londres, el cual dirige la aplicación ZOE COVID Study para monitorear la infección por COVID y las tasas de vacunación, descubrió que al 15 de julio de 2021, había un promedio de 15 537 nuevos casos sintomáticos diarios de COVID-19 en las personas completamente vacunadas en el Reino Unido, un aumento del 40 % con respecto al total de 11 084 casos nuevos de la semana anterior.

Las infecciones en las personas vacunadas en el Reino Unido superan a las infecciones en las personas sin vacunar

El estudio Zoe COVID, dirigido por el epidemiólogo Tim Spector, del Kings College de Londres, estimó que había 17 581 nuevos casos sintomáticos diarios de COVID-19 en personas sin vacunar, o un 22 % menos que el total de 22 638 casos nuevos de la semana anterior.

De acuerdo con un comunicado de prensa emitido por los autores del estudio, “Dado que los casos en el grupo vacunado siguen en aumento, la cantidad de nuevos casos en la población vacunada superará a las personas sin vacunar en los próximos días”.

El 17 de julio, el Secretario de Salud del Reino Unido, Sajid Javid, anunció que dio positivo a la prueba del virus SARS-CoV-2, a pesar de haber recibido dos dosis de la vacuna antiCOVID experimental conocida como AZD1222 de AstraZeneca/Oxford University. En un mensaje publicado en Twitter, Javid escribió:

“Esta mañana di positivo al COVID. Estoy en espera de mi resultado de PCR, pero por suerte ya recibí las vacunas y los síntomas son leves”.

Con una población de más de 66 millones de personas, dos tercios de los adultos en el Reino Unido han recibido la vacuna antiCOVID-19, lo que representa un total de 82 592 996 vacunas al 20 de julio. Alrededor de 46 349 709 británicos han recibido la primera dosis y 36 243 287 han recibido la segunda dosis. El país no vacuna a los niños.

El Reino Unido se encuentra entre los países más vacunados del mundo, pero experimenta una tercera ola de infecciones por coronavirus, según se informa, debido a la propagación de la variante Delta del virus. Otros países muy vacunados como Israel también experimentan una nueva ola de infecciones por coronavirus debido a la variante Delta.

La mayoría de las infecciones en Israel suceden en personas vacunadas

En Israel, alrededor del 60 % de la población del país de 9.3 millones ha recibido al menos una dosis de alguna vacuna antiCOVID. Casi el 85 % de los adultos en Israel ya recibieron la vacuna. Sin embargo, la mayoría de las nuevas infecciones por coronavirus se producen en personas vacunadas.

A principios de julio, el exministro de Salud, Chezy Levy, confirmó que “el 55 % de las personas en Israel recién infectadas habían recibido la vacuna”.

También existe un aumento preocupante en la cantidad de personas vacunadas en Israel que están hospitalizadas. Un artículo del diario The Jerusalem Post la semana pasada señaló que el Ministerio de Salud israelí reportó que 124 personas habían ingresado al hospital por COVID-19 el 20 de julio y que el 65 % de ellas estaban completamente vacunadas. De las 124 personas, 62 estaban en estado grave y el 70 % de esos pacientes estaban completamente vacunados.

A principios de este mes, el Ministro de Salud estimó que el biológico BNT162b2d de Pfizer/BioNTech tenía solo un 64 % de efectividad para prevenir infecciones sintomáticas de COVID-19, en especial las causadas por la variante Delta. Pero la tasa de efectividad de la vacuna antiCOVID experimental de Pfizer para prevenir la infección (y la transmisión) podría ser menor.

“No sabemos hasta qué punto ayuda la vacuna, pero es muy poco”, dijo el primer ministro de Israel, Naftali Bennett.

Las infecciones en Chile, Seychelles y Mongolia principalmente ocurren en personas vacunadas

Otro ejemplo de un país muy vacunado que ha experimentado un nuevo brote de infecciones por coronavirus entre su población vacunada es Chile. De los miles de nuevos casos de coronavirus que se reportan a diario en ese país, el 80 % de ellos ocurren en personas vacunadas. Chile vacunó por completo al 55 % de su población.

Los ejemplos del Reino Unido, Israel y Chile, así como otros países muy vacunados como Seychelles y Mongolia que experimentan infecciones por coronavirus, principalmente dentro de los segmentos vacunados de sus poblaciones, plantean un dilema. Los gobiernos de estos países tienen que decidir si el problema es que no se ha vacunado a una cantidad suficiente de personas o si es que las vacunas no son tan efectivas como se suponía en un principio.

¿Las vacunas podrían provocar un aumento de infecciones?

También existe un tercer problema posible que planteó el virólogo francés y premio Nobel Luc Montagnier, en mayo de 2021. En una entrevista con Pierre Barnérias de Hold-Up Media, el Dr. Montagnier dijo que creía que los programas de vacunación masiva para el COVID podrían causar mutaciones del SARS-CoV-2 como la variante Delta y, por lo tanto, prolongar la pandemia.

El Dr. Montagnier explicó que en cada país que se implementa una campaña de vacunación masiva, “la curva de vacunas es seguida por la curva de muertes”. Dijo que las vacunas antiCOVID crean anticuerpos que obligan al virus a “encontrar otra solución” o “morir”, y agregó que las variantes “son una producción y el resultado de la vacuna”.

Las opiniones del Dr. Montagnier son muy controvertidas. La idea de que las vacunas podrían agravar la pandemia de COVID es quizás un concepto demasiado difícil de considerar para los funcionarios del gobierno. Pero esta posibilidad no se debe descartar por completo.

Una de las mejores explicaciones de esta dinámica la dio Barbara Loe Fisher, cofundadora y presidenta del Centro Nacional de Información sobre Vacunas (NVIC por sus siglas en inglés) en una entrevista del año 2011 cuando describió la evolución de la bacteria de la tosferina para evadir las vacunas:

“Si la forma de vida quiere vivir, tiene que sobrevivir. Principio universal. Y los virus y las bacterias no son una excepción. Y cuando se ejerce presión sobre un virus o bacteria que circula con una vacuna que contiene una forma alterada en el laboratorio de ese virus o bacteria, no es ilógico entender que ese organismo luchará por sobrevivir y encontrará una forma de adaptarse para sobrevivir”.

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La campaña de vacunación antiCOVID-19 viola las leyes de bioética

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 06 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • El análisis de los datos de seguridad y la presentación de informes en los ensayos clínicos de las vacunas antiCOVID parecen ser manipulados, ya que sólo incluyen a los pacientes que completaron el estudio según el protocolo, en vez de todos los participantes que fueron parte del grupo de tratamiento
  • Por ejemplo, si un participante sólo aceptaba una dosis y el protocolo del ensayo pedía dos, cualquier evento adverso que experimentara se descartaba y no se incluía en el análisis de seguridad. Esta es una forma típica de manipular los datos de seguridad en la investigación clínica, lo cual está estrictamente prohibido
  • Dado que las vacunas antiCOVID sólo tienen autorización de uso de emergencia, son productos experimentales; por lo tanto, no tienen autorización para ser comercializadas
  • La bioética está escrita en la ley federal. Como participante en un ensayo experimental, tiene derecho a recibir información completa sobre los riesgos de los eventos adversos. No se revelan todos los riesgos y, de hecho, se ocultan
  • Los riesgos de eventos adversos también deben ser comunicados de manera que pueda comprender cuáles son los riesgos, mientras que el hecho de aceptar un producto experimental debe ser voluntario y sin coacción. La instigación está estrictamente prohibida

Como inventor de la plataforma de la vacuna de ARN mensajero (ARNm), el Dr. Robert Malone es una de las personas más cualificadas para opinar sobre las ventajas y los posibles riesgos de esta tecnología.

Su formación incluye una licenciatura en medicina de la Universidad de Northwestern, un máster del Instituto Salk, una licenciatura en bioquímica de la UC Davis, una beca Giannini en patología y una beca de postgrado en investigación clínica global en Harvard.

Las “vacunas” antiCOVID-19 son una terapia genética

Se me acusa de afirmar sin fundamento que estas vacunas antiCOVID no son vacunas, sino intervenciones que modifican los genes. Sin embargo, incluso Malone está de acuerdo con esta afirmación, y como inventor de la tecnología, debería saberlo. Señala que en Alemania, por ley, no se puede hablar de esta tecnología como vacuna genética o vacuna de terapia génica. “El gobierno alemán prohibió de manera expresa el uso del término de la vacuna basada en la terapia génica”, afirma.

Con sus antecedentes, y tras recibir él mismo la vacuna antiCOVID, es difícil que se le pueda calificar como “antivacunas” o como alguien que no cree en las terapias genéticas. Sin embargo, hace poco hizo pública su preocupación por la seguridad de este tipo de tecnología a escala masiva y por la falta de ética en su promoción.

Y como es habitual, fue censurado de inmediato. Incluso, Wikileaks llegó a borrarlo de la sección histórica de la página de la vacuna del ARNm y Wikipedia eliminó su página personal. Todas las referencias a Malone como inventor de la tecnología del ARNm se eliminaron y se atribuyeron a diversas instituciones.

El silbato de alarma

La participación pública de Malone en el tema de la vacuna antiCOVID comenzó con un breve ensayo, en el que reflexionaba sobre la bioética de la actual campaña de vacunación para todas las personas. Este ensayo surgió de una conversación que mantuvo con un médico canadiense. El ensayo de Malone propició una entrevista con Bret Weinstein, en junio de 2021, en el podcast DarkHorse.

No es la primera vez que Malone se pronuncia contra el comportamiento poco ético en la ciencia. También fue denunciante en el caso de la muerte de Jesse Gelsinger, en 1999. Gelsinger era un joven que padecía un raro trastorno metabólico llamado Síndrome de deficiencia de ornitina transcarbamilasa (OTCD), en el que se acumulan peligrosas cantidades de amoníaco en la sangre.

Le diagnosticaron la enfermedad a los 2 años y la controlaba con un régimen de casi 50 medicamentos al día. A los 17 años, Gelsinger se apuntó a una investigación de terapia génica. Al igual que las vacunas antiCOVID, la terapia consistía en inyectar un gen unido a un adenovirus, que se integraría en su ADN para producir de forma permanente una enzima que impide la acumulación de amoníaco.

Gelsinger fue la decimoctava persona en recibir la terapia génica. Mientras que los demás sólo habían experimentado efectos secundarios leves, Gelsinger tuvo una respuesta grave. Empezó a presentar síntomas de desorientación y desarrolló ictericia e inflamación aguda, seguidas de un raro trastorno de coagulación sanguínea y falla multiorgánica. Murió a los pocos días. Incluso una década después, la muerte de Gelsinger seguía considerándose el mayor revés para la terapia génica.

“Cuando ocurrieron los sucesos de Jesse Gelsinger, yo también llevaba mucho tiempo dentro del ámbito de la terapia génica, por lo que ya conocía bien lo que había ocurrido en Pensilvania, las transgresiones éticas que se cometieron, y era consciente, al igual que ahora, de la tecnología”, afirma Malone. “Así que pude entender aspectos que, de otro modo, serían desconocidos para los periodistas e incluso para otros científicos”.

Después de hablar sobre las transgresiones éticas que contribuyeron a la muerte de Gelsinger, Malone se convirtió en una “persona non grata” en la comunidad de la terapia génica. En otras palabras, fue incluido en la lista negra de sus compañeros y se le impidió participar en la investigación sobre terapia génica.

La respuesta pública a la censura marca la diferencia

Como explicó Malone, fue muy censurado desde su entrevista de tres horas con Brett Weinstein. Incluso, LinkedIn eliminó su cuenta. Sin embargo, usuarios de LinkedIn de todo el mundo cancelaron sus cuentas en señal de protesta y escribieron a la empresa argumentando que sus cancelaciones eran en protesta por la censura a Malone.

El revuelo en las redes sociales culminó con un importante artículo en un periódico italiano de gran prestigio, lo que al parecer llevó a LinkedIn al límite. Al final, LinkedIn restableció la cuenta de Malone e incluso le envió una carta de disculpa.

“Creo que nunca he sabido que una empresa escriba una carta de disculpa después de eliminar a alguien de la lista”, dice. “Mis pecados fueron profundos. Es decir, que denuncié al presidente del consejo de administración de Reuters, quien también forma parte del consejo de Pfizer, por publicar un artículo del periódico The Wall Street Journal sobre los riesgos de toxicidad de las vacunas y, entre otras cosas, por quejarse de la censura.

Así que me enviaron mi lista de pecados con seis publicaciones diferentes que eran a simple vista inocuas, las cuales luego aproveché y publiqué de forma simultánea en Twitter. Entonces, eso reveló lo absurdo que era eso, ya que la nota [de disculpa] que recibí decía: ‘no tenemos experiencia para censurarte, pero si te excedes, tenemos derecho a borrarte de nuevo, así que no hagas tonterías'”.

Se violan los principios bioéticos fundamentales

Malone y su esposa Jill tienen formación en bioética, así que decidió que podía ayudar a escribir un artículo de opinión en la prensa no especializada sobre la bioética de las vacunas experimentales con autorización de uso de emergencia.

“Tengo un profundo conocimiento no sólo en la legislación de autorización de uso de emergencia, sino en las políticas de la FDA que la respaldan, incluso conozco a las personas que la redactaron”, dice Malone.

“Así que nos sumergimos en el tema y refrescamos la memoria sobre toda la historia de la construcción de la bioética moderna que, de forma breve, va desde los Juicios de Nuremberg hasta el Acuerdo de Nuremberg, pasando por el Acuerdo de Helsinki, el Informe Belmont en Estados Unidos y la norma común que existe en el código de la normativa federal”.

En resumen, dado que las vacunas antiCOVID sólo tienen estatus de autorización de uso de emergencia, son productos experimentales; por lo tanto, no tienen autorización para ser comercializados. Los principios bioéticos fundamentales que se aplican incluyen tres componentes clave:

1.La bioética está escrita en la ley federal: en calidad de participante en un ensayo experimental, como lo son todos los que aceptan una vacuna antiCOVID, tiene derecho a recibir información completa sobre los riesgos de los eventos adversos. Con base en esa divulgación, tendrá derecho a decidir si quiere participar. Los riesgos de los eventos adversos se indican en el prospecto del medicamento.

Sin embargo, las vacunas antiCOVID no tienen este prospecto e incluso se ocultan y censuran los informes de eventos adversos ante el público. Como explica la FDA, dado que las vacunas antiCOVID aún no están autorizadas, en lugar de proporcionar un prospecto, la FDA indica a los proveedores de servicios de salud que consulten una extensa “hoja informativa” en línea que incluye tanto los eventos adversos de los ensayos clínicos como las actualizaciones continuas de los eventos adversos notificados tras la administración de la EUA al público.

Los pacientes disponen de una hoja informativa en línea más breve y separada, con mucha menos información, pero, tanto el proveedor como el paciente, tienen que saber dónde buscar cada una de las tres vacunas EUA por separado para acceder a esas hojas informativas.

2.Los riesgos de eventos adversos deben ser comunicados de manera que pueda comprender cuáles son los riesgos, esto significa que la divulgación debe estar escrita en lenguaje sencillo. En los ensayos clínicos, los investigadores deben verificar si los participantes comprenden los riesgos.

3.Los productos experimentales deben aceptarse de forma totalmente voluntaria y sin coacción. “Considero que todos estos mensajes públicos con los que nos bombardean, constituyen un acto de coerción”, afirma Malone.

“El ejemplo más atroz de lo que he observado es que el gobierno federal identifique a 12 personas y que las etiquete como la “docena sucia”, [diciendo]que son responsables de causar la muerte porque difunden lo que el gobierno ha determinado como información engañosa sobre las vacunas. Esto es alucinante para mí y para la mayoría de mis colegas”.

Las falsedades adquieren máxima importancia

Como probablemente ya sabe, aparezco en la lista de las “doce empresas que supuestamente publican información errónea”. La ironía de esta situación es que los funcionarios del gobierno son los que contribuyen a las muertes al no respetar los principios bioéticos plasmados en la ley.

Esta lista es una creación del Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH, por sus siglas en inglés), una organización turbia que es financiada por dinero ilícito y que surgió hace menos de dos años.

“Sí, ni siquiera tiene que recurrir al dinero ilícito. Está a la vista de todos. Hay una iniciativa de noticias de confianza liderada por la BBC. Anunciaron que, el otoño pasado, integraron a las grandes empresas de tecnología, los grandes medios de comunicación y los nuevos medios, Facebook, Google, Microsoft, etc., en una organización que pretendía controlar los falsos discursos relacionados con las elecciones, pero decidieron convertirla en lo que percibían como falsos discursos para las vacunas”, afirma Malone.

“Por si fuera poco, the Wellcome Trust y la Fundación Bill y Melinda Gates, anunciaron iniciativas en las que otorgan subvenciones a Facebook para censurar cuentas, que a su vez financia estas nuevas organizaciones emergentes dedicadas a verificar hechos y que emplean métodos para desprestigiar y prohibir la información.

Lo que sucede es que estas organizaciones dedicadas a verificar los hechos, harán su pseudocomprobación de hechos y luego los medios de comunicación reciclarán esta verificación de hechos. Tal como lo que experimenté con Reuters, que fue evidente que su comprobación de hechos era falsa. De esta manera, avanza en la clasificación de Google y se citan a sí mismos. Eso es lo que ocurre. Y está patrocinado por entidades como Wellcome Trust y la Fundación Bill y Melinda Gates, que están muy orgullosas de esto”.

¿Por qué enfocarse en los niños y mujeres embarazadas?

Si consideramos los riesgos desconocidos que conlleva, ¿por qué los gobiernos y fabricantes de vacunas presionan tanto para que los niños y mujeres embarazadas participen en este experimento? Ambos tienen un riesgo muy bajo de sufrir complicaciones a causa del COVID-19, lo que hace que los efectos adversos de la vacuna sean aún más inaceptables, sino hasta del todo intolerables.

Parece que hubo una manipulación del análisis de los datos de seguridad y de la presentación de informes en los ensayos clínicos de fase 1, 2 y 3, al centrarse en los pacientes que completaron el estudio según el protocolo, en contraposición a los que entraron en el estudio con la intención de tratar. Si sólo ha aceptado una dosis de la vacuna, según esos protocolos de ensayos clínicos, y presenta un evento adverso… esa información sobre el evento adverso se pierde. No se incluye en el análisis de seguridad. Esta es una típica forma de manipular los datos de seguridad en la investigación clínica y está estrictamente prohibida. ~ Dr. Robert Malone.

Para empeorar las cosas, no existe un proceso para captar todos los efectos secundarios. De alguna manera, esto se omitió, y hay pruebas que sugieren que se hizo de forma intencionada.

“Creo que es importante que el público reconozca que nuestra comprensión de los eventos adversos aún es emergente”, dice Malone. “Podría contar la historia de cómo se reconoció el evento adverso de cardiotoxicidad, y no fue a través de los canales oficiales. Al parecer los CDC subestiman de forma deliberada los efectos adversos en la población.

Y parece que hubo una manipulación del análisis de los datos de seguridad y de los informes en los ensayos clínicos de fase 1, 2 y 3 de algunos de estos productos, al centrarse en los pacientes que completaron el estudio según el protocolo, en contraposición a los que entraron en el estudio como intención de tratar.

Es una distinción sutil, pero significa que, si sólo aceptó una dosis de la vacuna bajo esos protocolos de ensayos clínicos y presenta un evento adverso, y decide rechazarla o le sugieren de forma gentil que no debe tomar la segunda dosis, entonces se pierde esa información sobre los eventos adversos que experimentó y que le habrían hecho correr un riesgo aún mayor para la segunda dosis. No se incluye en el análisis de seguridad.

Esta es una típica forma de manipular los datos de seguridad en la investigación clínica, y está estrictamente prohibida. Así que la FDA está al tanto de ese truco. En condiciones normales, si hiciera eso, me castigarían de inmediato. No entiendo por qué se lo permiten a estas grandes empresas farmacéuticas, además, no pueden afirmar que Pfizer no sabía lo que hacía.

Ahora que sabemos sobre los efectos adversos asociados con la cardiotoxicidad en los adolescentes, el daño cardíaco y las muertes relacionadas, las personas pueden empezar a hacer cálculos basados en los datos oficiales de los CDC, pero esos datos son defectuosos.

Es probable que infravaloren la verdadera tasa de eventos adversos en unas 100 veces, si se basan en los distintos datos que son información histórica. Pero puede consultar esos datos. Y si es un científico de datos, puede hacer los cálculos que el CDC no hace y que no nos revela sobre el riesgo-beneficio.

Literalmente, los que he visto realizados por especialistas muy capacitados y con gran experiencia, personas que trabajan para el sector de los seguros y que se ganan la vida con esto, salen al revés”.

Si los ensayos clínicos no incluyeron en el análisis de seguridad a los pacientes que abandonaron los estudios después de la primera dosis, esto indicaría que se realizó un análisis de seguridad “por protocolo” y, por lo tanto, los análisis de datos de seguridad que llevaron a las autorizaciones de uso de emergencia no se basaron en evaluaciones de seguridad rigurosas.

Varios pacientes que afirman haber sido incluidos en los ensayos clínicos de COVID-19 también han informado en las redes sociales que sus informes fueron excluidos de los análisis de seguridad finales, aunque esto no se puede verificar.

Los riesgos superan con creces los beneficios

Un estudio publicado el 7 de julio de 2021, que analizó las muertes ocurridas en niños en el Reino Unido, durante los primeros 12 meses de la pandemia, encontró que sobrevivió el 99.995 % de los niños diagnosticados con COVID-19.

Hasta el 19 de julio de 2021, en los Estados Unidos, un total de 335 niños menores de 18 años habían muerto con un diagnóstico de COVID-19 en su certificado de defunción. Un análisis realizado por Marty Makary y sus colegas en Johns Hopkins, junto con FAIR Health, demostró que todos los niños menores de 18 años que murieron y que fueron diagnosticados con COVID-19, entre abril y agosto de 2020, tenían condiciones médicas preexistentes, como el cáncer.

Ahora bien, aunque el niño sano promedio tiene una mínima probabilidad de morir a causa del COVID-19, y mientras su riesgo de desarrollar una inflamación cardíaca por la vacuna antiCOVID también es bastante bajo, el riesgo relacionado con la vacuna sigue siendo mucho mayor que cualquier riesgo relacionado con la infección natural. Como lo explicó Malone:

“Esa proporción sale a relucir al sugerir que habrá más vidas perdidas por recibir la ‘vacuna’ en una campaña de vacunación universal, que las que habría si todos esos niños estuvieran infectados por el SARS-CoV-2. Esta relación inversa parece extenderse o estar muy cerca de ser equivalente al menos hasta los 30 años.

Así que estamos en una posición en la que los datos que tenemos son defectuosos. ¿Será por la intención u otra cosa? Desde mi punto de vista, los datos son los datos, así que no puedo negar lo que alguien de los servicios de salud pretendía hacer, pero puedo examinar los datos, y otros pueden hacerlo.

Y los datos no apoyan en lo absoluto una relación de riesgo-beneficio positiva para la vacunación de los bebés hasta los adultos jóvenes, con base en cualquier criterio normal. Entonces, ¿por qué hacen estas barbaridades? Parece que todo gira en torno a la necesidad de justificar la vacunación universal.

En realidad, se trata de una política de mediados de siglo que se remonta a los años 50 y a la campaña de la vacunación contra la poliomielitis de los años 60, cuando el gobierno y las autoridades de salud mundiales establecieron la idea de que estaba bien mentir, ocultar información sobre el riesgo de las vacunas, porque tener todo el espectro de información sobre los riesgos de las vacunas haría que las personas no las aceptaran.

Por lo tanto, ‘silencio, sabemos que es lo mejor para usted y no debe cuestionarlo’, es una postura muy autoritaria. Es intrínsecamente autoritaria y paternalista. Es exactamente el tipo de cosas que George Orwell escribió en su libro ‘1984’. Era una advertencia sobre cómo se comportan y comportarán los gobiernos y estructuras autoritarias”.

La negación de los peligros de las vacunas es una política federal desde 1984

Resulta irónico que Malone señale que en el Registro Federal de 1984 se establece que se ocultará la publicación de información en el Registro Federal sobre los riesgos de las vacunas, específicamente información que ponga en peligro su aceptación.

“Por tanto, es una política federal clara que se remonta a 1984”, afirma Malone. “Esta es la forma en que van a manejar las cosas. Y lo manejarán con la mentira piadosa de decir: ‘no, no hay riesgos y lo que hacemos está del todo justificado’.

No creo que tengamos que llegar al extremo de imaginar una gran conspiración en Davos (Suiza) entre ciertos individuos. Creo que se trata de un fenómeno emergente de la intersección entre el pensamiento de la vieja escuela, sobre la gestión de la información, capacidades y tecnologías de la nueva escuela.

Creo que los CDC, HHS, OMS y el Wellcome Trust o la fundación Bill y Melinda Gates, etc., malinterpretaron burdamente a la población, sobre todo en los Estados Unidos. Así que, ahora estamos en una posición en la que antes, según Del Bigtree, había entre un 1 % y 2 % de personas que se autoidentificaban como antivacunas, y ahora somos un 40 %. Está claro que entre el 40 y 50 % de la población está atrincherada. No aceptarán estas vacunas.

Ahora, la Casa Blanca considera necesario que un grupo especial identifique y señale a las 12 empresas en Estados Unidos con algo que consideran como desinformación sobre las vacunas, y que haga un gran anuncio público en la prensa al respecto. ¿No tienen nada más que hacer? Parece que el mundo tiene problemas más grandes que el Dr. Mercola, pero ¿qué sé yo?

Todo esto es alucinante. Y muchas personas, incluyendo muchos europeos, realmente están muy molestos por esto. Ellos recuerdan. Los intelectuales europeos son muy conscientes de la dinámica que se dio en Alemania en los años 30. Creo que esto puede ser un punto de inflexión en muchas cosas”.

Los poderes fácticos tienen vía libre

Aunque Malone no está interesado en especular sobre las intenciones que se esconden detrás de toda esta farsa, está muy familiarizado con el poder de las grandes farmacéuticas para manipular a los gobiernos. Como se detalló en otros artículos, diversos fabricantes de vacunas antiCOVID tienen un amplio historial de actividades ilegales y de comportamientos poco éticos, y ahora se les ha dado rienda suelta para que hagan lo que quieran.

Se les exime por completo de responsabilidad en caso de que algo salga mal con estas vacunas, y los gobiernos incitan e intimidan a los habitantes para que participen en el experimento de las grandes farmacéuticas.

“Si se da ese tipo de libertad y poder a una multinacional global y se le exime de cualquier responsabilidad, les servirá a sus accionistas”, afirma Malone. “No se dedican a servir a los demás, a pesar de lo que digan en sus comunicados de prensa.

Así es como se comportan las grandes farmacéuticas, y hemos elegido este modelo. Los mensajes que tienen que ver con los tratamientos alternativos y la importancia del bienestar, no son coherentes con el modelo de negocio del tipo “tome esta píldora, páguela y guarde silencio”.

En lo personal, creo que el Sr. Gates y su fundación han causado un enorme daño irreparable a la comunidad de la salud mundial, con sus acciones y sus propios prejuicios personales. En realidad, ha distorsionado la salud pública mundial. En algún momento, se escribirán libros sobre esto, y estoy seguro de que se concederán enormes cantidades de tesis doctorales. Pero mientras tanto, tendremos que vivirlo”.

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