Psicosis masiva: cómo crear una epidemia de enfermedad mental

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 28 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • La psicosis masiva se define como una epidemia de locura que se produce cuando una gran parte de la sociedad pierde el contacto con la realidad y cae en ilusiones
  • Cuando una sociedad cae en la locura, los resultados son devastadores. Las personas que componen la sociedad afectada se vuelven moral y espiritualmente inferiores, irrazonables, irresponsables, emocionales, erráticas y poco confiables. Lo peor de todo es que una multitud psicótica se involucrará en atrocidades que cualquier persona solitaria dentro del grupo nunca consideraría
  • Los pasos psicógenos que causan la locura incluyen una fase de pánico, donde la persona está asustada y confundida por eventos que no puede explicar, y una fase de percepción psicótica, donde la persona explica su experiencia anormal del mundo, al inventar una forma ilógica pero mágica de relacionarse para ver la realidad que alivia el pánico y que da sentido a la experiencia
  • El menticidio es un término que significa “matar la mente”. Es una forma de controlar a las masas, al matar de forma sistemática el espíritu humano y el pensamiento libre. Es un sistema por el que la élite gobernante imprime su propia cosmovisión delirante en la sociedad. Una sociedad está preparada para el menticidio a través de la siembra intencional del miedo y el aislamiento social

La psicosis masiva se define como “una epidemia de locura” que se produce cuando una “gran parte de la sociedad pierde el contacto con la realidad y cae en ilusiones”.

Un ejemplo clásico de la psicosis masiva es la cacería de brujas que ocurrió en América y Europa durante los siglos XVI y XVII, cuando decenas de miles de personas, en su mayoría mujeres, fueron torturadas, ahogadas y quemadas vivas en la hoguera. El auge del totalitarismo en el siglo XX es un ejemplo más reciente de la psicosis masiva.

El peor enemigo del hombre

“Las masas nunca han tenido sed de la verdad. Se apartan de la evidencia que no es de su gusto, y prefieren deificar el error, si el error los seduce. Quien pueda proporcionarles ilusiones es su amo; quien intente destruir sus ilusiones es siempre su víctima”.

Esa es una cita atribuida a Gustave Le Bon, un psicólogo social francés reconocido por su estudio de las multitudes. Su libro titulado: “The Crowd: A Study of the Popular Mind”, profundiza en las características de las multitudes humanas y en cómo las personas tienden a renunciar a la deliberación consciente en favor de la acción inconsciente de las multitudes cuando se reúnen en grupos. De manera similar, el psicólogo Carl Jung dijo una vez lo siguiente:

“No es el hambre, ni los terremotos, ni los microbios, ni el cáncer, sino el hombre mismo el mayor peligro para el hombre, por la sencilla razón de que no existe una protección adecuada contra las epidemias psíquicas, que son infinitamente más devastadoras que las peores catástrofes naturales”.

Cuando una sociedad cae en la locura, los resultados son devastadores. Jung, que estudió las psicosis masivas, escribió que las personas que componen la sociedad afectada “se vuelven moral y espiritualmente inferiores”. Se vuelven “irrazonables, irresponsables, emocionales, erráticas y poco fiables”.

Lo peor de todo es que una multitud psicótica se involucrará en atrocidades que cualquier persona solitaria dentro del grupo nunca consideraría. Sin embargo, a pesar de todo, las personas afectadas siguen sin ser conscientes de su condición y no pueden reconocer el error a su manera.

¿Qué causa la psicosis masiva?

Para comprender cómo toda una sociedad puede volverse loca, primero debe comprender qué ocasiona la locura en cualquier persona. Excluyendo al abuso de drogas o de alcohol, o una lesión cerebral, la psicosis se causa generalmente por factores psicógenos, es decir, influencias que se originan en la mente.

Uno de los factores psicógenos más comunes que pueden provocar la psicosis es una avalancha de emociones negativas, como el miedo o la ansiedad, que lleva a la persona a un estado de pánico. Cuando está en pánico, la tendencia natural es buscar alivio. Una persona psicológicamente resiliente podría adaptarse al enfrentar su miedo y derrotarlo.

Otro mecanismo de defensa es una ruptura psicótica. Esto no es el descenso al caos, sino más bien un reordenamiento del mundo experiencial de una manera que combina la realidad y ficción, realidad e ilusiones, de tal manera que se restablece la sensación de control y el pánico termina. Los pasos psicógenos que causan la locura se pueden resumir de la siguiente manera:

  1. Fase de pánico: aquí la persona comienza a percibir el mundo que lo rodea de una manera diferente y se asusta por ello. Existe una amenaza percibida, ya sea real, fabricada o imaginada. La confusión crece a medida que no pueden encontrar una manera de explicar de forma racional los extraños sucesos que tienen lugar a su alrededor.
  2. Fase de percepción psicótica: aquí la persona logra explicar su experiencia anormal del mundo al inventar una forma ilógica pero mágica de ver la realidad. Se utiliza el término “insight”, porque el pensamiento mágico permite que la persona escape del pánico y encuentra el significado de nuevo. Sin embargo, la percepción es psicótica porque se basa en engaños.

Así como una persona psicológicamente débil y vulnerable puede volverse loca, también grandes grupos de personas débiles y vulnerables pueden caer en la locura y el pensamiento mágico.

El totalitarismo es una sociedad construida en engaños

En el siglo XX, hemos visto un aumento del totalitarismo, definido de la siguiente manera por el profesor y académico de estudios religiosos Arthur Versluis:

“El fenómeno moderno del poder estatal centralizado junto con la aniquilación de los derechos humanos: en el estado totalizado, están los que están en el poder, las masas objetivadas y las víctimas”.

En una sociedad totalitaria, existen dos clases: los gobernantes y los gobernados, y ambos grupos sufren una transformación patológica. Los gobernantes se elevan a un estado divino en el que no pueden hacer nada malo, una visión que los lleva muy fácil a la corrupción y al comportamiento poco ético, mientras que los gobernados se transforman en personas dependientes, lo que causa la regresión psicológica.

Joost Meerloo, autor del libro titulado: “Rape of the Mind”, compara las reacciones de los ciudadanos que viven en estados totalitarios con las de las personas con esquizofrenia. Tanto los gobernantes como los gobernados están enfermos. Ambos viven en una niebla delirante, ya que toda la sociedad y sus reglas se sustentan en el pensamiento delirante.

Solo las personas engañadas regresan a un estado infantil de sumisión total, mientras que solo una clase dominante engañada creerá que posee el conocimiento y la sabiduría para controlar la sociedad de arriba hacia abajo. Y solo una persona engañada creerá que una élite hambrienta de poder, que gobierne una sociedad con regresión mental, resultará en cualquier cosa menos sufrimiento masivo y ruina financiera.

La psicosis de masas, que es el totalitarismo, comienza dentro de la clase dominante, ya que las personas dentro de esta clase se enamoran muy fácil de los engaños que aumentan su poder. Y ningún engaño es mayor que el engaño de que pueden y deben controlar y dominar a todos los demás.

Ya sea que la mentalidad totalitaria adopte la forma de comunismo, fascismo o tecnocracia, una élite gobernante que ha sucumbido a sus propios delirios de grandeza se dispone a adoctrinar a las masas en su propia cosmovisión retorcida. Todo lo que se necesita para lograr esa reorganización de la sociedad es la manipulación de los sentimientos colectivos.

Matar a la mente

El menticidio es un término que significa “matar la mente” y es una forma antigua de controlar a las masas, al matar de forma sistemática el espíritu humano y el pensamiento libre. Es un sistema por el que la élite gobernante imprime su propia cosmovisión delirante en la sociedad.

Una sociedad está preparada para el menticidio a través de la siembra intencional del miedo. Una forma efectiva de inducir miedo y pánico que resulta en psicosis es causar oleadas de terror, y no importa si el “terror” es real o ficticio. La técnica de ondas de terror se puede representar de forma gráfica como un patrón de ondas en aumento en el que cada ronda de miedo es seguida por una ronda de calma.

Después de un breve período de calma, el nivel de amenaza se eleva de nuevo, mientras que cada ronda de alarmismo es más intensa que la anterior. La propaganda (noticias falsas y engañosas) se utiliza para destruir las mentes de las masas y, con el tiempo, se vuelve cada vez más fácil controlar a todos a medida que la confusión y la ansiedad dan paso al pensamiento mágico y a la percepción psicótica presentados como soluciones a través de los medios de comunicación.

Los informes contradictorios, recomendaciones sin sentido y las mentiras flagrantes se envían de forma intencional, ya que aumenta la confusión. Cuanto más confundida está una población, mayor es el estado de ansiedad, lo que reduce la capacidad de la sociedad para hacer frente a la crisis. A medida que se disuelve la capacidad de afrontar la enfermedad, mayores son las posibilidades de que se desarrolle una psicosis masiva.

La confusión aumenta la susceptibilidad de un descenso a los engaños del totalitarismo, o como lo indica Meerloo en su libro:

“La lógica se puede enfrentar con la lógica, mientras que lo ilógico no. Confunde a quienes piensan con claridad. La gran mentira y las tonterías repetidas de forma monótona tienen más atractivo emocional que la lógica y la razón. Mientras las personas siguen buscando un contraargumento razonable a la primera mentira, los totalitarios pueden agredirlos con otra”.

El comienzo de la tecnocracia

Lo que distingue al totalitarismo moderno de los estados totalitarios anteriores es la tecnología. Los medios para incitar al miedo y manipular el pensamiento de las personas nunca han sido más eficientes ni efectivos. La televisión, el internet, los teléfonos inteligentes y las redes sociales son fuentes de información en estos días, por lo que ahora es más fácil controlar el flujo de esa información.

Los algoritmos filtran de forma automática las voces de la razón y el pensamiento racional, y los sustituyen por narrativas de miedo. Las tecnologías modernas también tienen cualidades adictivas, por lo que muchas personas se exponen de forma voluntaria al lavado de cerebro. Al comentar sobre la dependencia del hombre en la tecnología, Meerloo señala:

“Sin descanso, sin meditación, sin reflexión, sin conversación. Los sentidos están cargados en exceso de estímulos. El hombre ya no aprende a cuestionar su mundo. La pantalla le ofrece respuestas ya hechas”.

El aislamiento es una herramienta que provoca psicosis masiva

Aparte de la avalancha de miedo y propaganda falsa, la herramienta definitiva para inducir la psicosis es el aislamiento. Cuando se le priva de interacciones y de discusiones sociales regulares, se vuelve más susceptible a los engaños por varias razones:

1.Pierde contacto con las fuerzas correctivas de ejemplos positivos, modelos de conducta y pensamiento racional. No todo el mundo es engañado con los intentos de lavado de cerebro de la élite gobernante, por lo tanto estas personas pueden ayudar a liberar a otros de los engaños. Cuando está aislado, el poder de estas personas disminuye.

2.Al igual que los animales, el comportamiento humano es más fácil de manipular cuando la persona se mantiene aislada. Como se descubrió en la investigación con animales, los reflejos condicionados se desarrollan más fácil en un laboratorio tranquilo y aislado con un mínimo de estímulos para restar valor al adoctrinamiento.

Cuando quiera domesticar un animal salvaje, debe aislarlo y repetir de forma paciente un estímulo particular hasta obtener la respuesta deseada. Los seres humanos pueden estar condicionados de la misma manera. Una sociedad aislada desciende a la locura a medida que el pensamiento racional es aniquilado y reemplazado por el pensamiento mágico, ya que está sola, confundida y golpeada por oleadas de terror.

Una vez que una sociedad está en las garras de la psicosis de masas, los totalitarios son libres de dar el último paso decisivo y pueden ofrecer una salida o retorno al orden. El precio es su libertad. Debe ceder el control de todos los aspectos de su vida a los gobernantes, porque a menos que se les otorgue el control total, no podrán crear el orden que todos anhelan.

Este orden, sin embargo, es patológico y desprovisto de toda humanidad. Elimina la espontaneidad que trae alegría y creatividad a la vida, al exigir una conformidad estricta y una obediencia ciega.

Y a pesar de la promesa de seguridad, una sociedad totalitaria es muy temerosa. Se construyó sobre la base del miedo y también se mantiene gracias a él. Entonces, renunciar a su libertad por seguridad y por un sentido de orden, solo conducirá a más del mismo miedo y ansiedad que permitió a los totalitarios tomar el control en primer lugar.

¿Cómo se puede revertir la psicosis masiva?

¿Se puede prevenir el totalitarismo? ¿Y se pueden revertir los efectos de la psicosis masiva? Sí, pero, así como el enfoque menticida es múltiple, también debe serlo la solución. Para ayudar a devolver la cordura a un mundo loco, primero debe centrarse y vivir de tal manera que proporcione inspiración para que otros lo sigan. Como señaló Jung:

“No en balde nuestra época clama por la personalidad redentora, por aquel que pueda emanciparse de las garras de la psicosis colectiva y salvar al menos su propia alma, quien encienda un faro de esperanza para los demás y anuncie que aquí hay al menos un hombre que ha logrado liberarse de la identidad fatal con la psique grupal”.

A continuación, es necesario compartir y difundir la verdad y la contraposición a la propaganda, lo más ampliamente posible. Dado que la verdad es más poderosa que la mentira, el éxito de la propaganda se basa en la censura de la verdad. Otra táctica es usar el humor y la burla para deslegitimar a la élite gobernante.

Una estrategia propuesta por Vaclav Havel, un disidente político que se convirtió en presidente de Checoslovaquia, es llamada “estructuras paralelas”. Una estructura paralela es cualquier tipo de negocio, organización, tecnología, movimiento o actividad creativa que encaja dentro de una sociedad totalitaria mientras está moralmente fuera de ella.

Una vez que se crean suficientes estructuras paralelas, nace una cultura paralela que funciona como un santuario de cordura dentro del mundo totalitario. Havel explica esta estrategia en su libro titulado: “The Power of the Powerless”.

Por último, pero no menos importante, para evitar el descenso a la locura totalitaria, la mayor cantidad posible de personas debe emprender acciones sensatas y racionales. La élite totalitaria no se sienta a juguetear con los pulgares para aumentar su poder y control. No. Toman medidas activas para aumentar su posición. Para defenderse de ellos, se debe ser igual de activos y decididos en su contraataque hacia la libertad.

Todo esto puede ser muy desafiante, ya que las personas que lo rodean sucumben a la psicosis colectiva. Pero como dijo una vez Thomas Paine:

“La tiranía, como el infierno, no se vence tan fácil, pero tenemos este consuelo con nosotros, que cuanto más duro es el conflicto, más glorioso es el triunfo”.

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El intestino podría ser su segundo cerebro

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 27 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • La calidad, cantidad y composición de la bacteria en su intestino tiene una enorme influencia en su cerebro y en su salud en general. De igual forma, su intestino tiene un papel clave en la salud mental, los niveles de estrés y en las enfermedades neurológicas
  • El microbioma intestinal está compuesto por casi 100 trillones de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos, mientras que los avances científicos han dejado claro que estos organismos desempeñan una función significativa en la salud física y mental
  • El intestino humano tiene 200 millones de neuronas, el equivalente a la cantidad que se encuentra en el cerebro de un gato o perro, y produce el 95 % de la serotonina en el cuerpo, un químico cerebral relacionado con el bienestar emocional
  • La investigación sugiere que la enfermedad de Parkinson podría comenzar en el intestino y transportarse hasta el cerebro por medio del nervio vago. Las sustancias químicas producidas por ciertas bacterias intestinales también pueden incrementar la acumulación de proteínas cerebrales relacionadas con la enfermedad
  • El sistema inmunológico exhibe un comportamiento basado en la información que recibe de las bacterias intestinales; por lo que estar expuesto a una amplia variedad de bacterias le ayuda a su sistema inmunológico a mantenerse alerta y optimizar su función

Su tracto gastrointestinal es considerado como uno de los ecosistemas microbianos más complejos del planeta y su influencia es tal que a menudo se le denomina como el “segundo cerebro”.

Su microbioma intestinal está compuesto por casi 100 trillones de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos, mientras que los avances científicos han dejado bastante claro que estos organismos desempeñan una función significativa en su salud física y mental.

De hecho, su cuerpo está compuesto por más bacterias y otros microorganismos que por células. Además, una persona cuenta con más ADN bacteriano que ADN humano.

El Dr. David Perlmutter examina la importancia de la salud intestinal, las múltiples conexiones y similitudes entre el intestino y cerebro, además del papel que el intestino desempeña en la salud y en el desarrollo de enfermedades autoinmunes y neurológicas.

La salud mental está conectada con la salud intestinal

De hecho, la conexión entre el intestino y la salud mental parece ser tan poderosa que han propuesto que quizás algún día los probióticos sustituyan a los medicamentos antidepresivos.

Según un artículo publicado en la edición de junio de 2013 de la revista Biological Psychiatry, los autores sugieren que incluso los problemas de salud mental graves y crónicos, incluyendo al trastorno de estrés postraumático, podría solucionarse con ciertos probióticos.

Dos cepas: Lactobacillus helveticus y Bifdobacterium longum, han demostrado tener una influencia tranquilizante, en parte al regular a las hormonas del estrés. Otras podrían manifestar efectos similares, aunque se requiere realizar más investigaciones para identificarlas.

Asimismo, por medio de imágenes de resonancia magnética, el Dr. Emeran Mayer, profesor de medicina y psiquiatría de la Universidad de California, comparó la estructura física cerebral de miles de voluntarios, al buscar conexiones entre la estructura cerebral y los tipos de bacterias que se encontraban en sus intestinos.

Hasta ahora, ha encontrado diferencias en la forma en que ciertas regiones cerebrales están conectadas, en función de las especies de bacterias dominantes. Según informó la estación de radio NPR:

“Eso sugiere que la mezcla específica de bacterias en el intestino podría ayudar a determinar qué tipo de cerebros tenemos, cómo se desarrollan y cómo se encuentran conectados nuestros circuitos cerebrales”.

¿Dónde se localiza su segundo cerebro?

El intestino humano tiene 200 millones de neuronas: el equivalente a la cantidad que se encuentra en el cerebro de un gato o perro. Y si estos animales son considerados inteligentes, sus intestinos son igualmente inteligentes. Además, el intestino alberga casi 100 trillones de microorganismos, que influyen en todo, desde el funcionamiento biológico hasta el emocional.

El cerebro superior es donde reside el sistema nervioso central, mientras que el intestino alberga al sistema nervioso entérico. Los dos sistemas nerviosos, el sistema nervioso central del cerebro y el sistema nervioso entérico del intestino, están en constante comunicación, conectados a través del nervio neumogástrico o nervio vago.

Su nervio vagal es el décimo nervio craneal, considerado como el más largo del cuerpo y que se extiende desde el cuello hasta el abdomen; además cuenta con la distribución más amplia de fibras sensoriales y motoras.

Igualmente, su cerebro y su intestino emplean los mismos neurotransmisores para comunicarse, uno de ellos es la serotonina, un neuroquímico relacionado con el control del estado de ánimo. Sin embargo, el mensaje que envía la serotonina cambia en función del contexto de su entorno.

En el cerebro, la serotonina señala y produce un estado de bienestar. En el intestino, donde se produce el 95 % de la serotonina, establece el ritmo del tránsito digestivo y actúa como un regulador del sistema inmunológico.

Lo curioso es que la serotonina intestinal no solo actúa en el tracto digestivo, sino que también se libera en el torrente sanguíneo y actúa en el cerebro, en particular en el hipotálamo, el cual interviene en la regulación de las emociones.

Si bien sabemos que el cerebro y el intestino se comunican a través del nervio vago, recientemente los investigadores han observado que la serotonina intestinal regula las emociones de una manera mucho más compleja de lo que se creía. Las emociones podrían influir en su intestino, y viceversa.

¿Qué sucede cuando hay una disfunción en el eje cerebro-intestinal?

Los investigadores han podido analizar mejor la influencia de los intestinos en las emociones, al estudiar a personas con síndrome del intestino irritable (IBS, por sus siglas en inglés), el cual afecta a 1 de cada 10 personas y se caracteriza por producir dificultades digestivas y dolor abdominal intenso, a pesar del hecho de que no puede detectarse ninguna disfunción orgánica en el sistema digestivo.

Una teoría sostiene que el síndrome del intestino irritable es originado por una disfunción en el flujo de información entre el tracto gastrointestinal y el cerebro. Pero ¿qué podría originar estos problemas de comunicación? Una teoría es que el problema se genera en la pared intestinal y que el IBS resulta de “una comunicación disfuncional entre la superficie de la mucosa y los nervios intestinales”.

La investigación demuestra que en los pacientes con IBS, los nervios intestinales son mucho más activos que en las personas sanas, lo que ha originado que los investigadores especulen que el dolor que manifiestan los pacientes con IBS es causado por un sistema nervioso hipersensible.

Otros han notado que, con frecuencia este padecimiento es producido por el estrés o un trauma emocional. Para atenuar la hipervigilancia del sistema nervioso, algunos investigadores han empleado la hipnosis, para ayudar a aliviar el dolor de los pacientes que padecen esta enfermedad.

Si bien el cerebro continúa recibiendo el mismo tipo de señales de dolor intestinal, la hipnosis puede desensibilizar ligeramente al cerebro; por lo que el dolor que antes era intolerable ahora puede ser tolerable. Las imágenes cerebrales han confirmado la efectividad de la hipnosis, demostrando que la hipnosis regula descendentemente la activación de los centros de dolor cerebrales.

Asimismo, el Dr. Zhi-yun Bo, practicante de la medicina tradicional china y que se especializa en acupuntura abdominal, ha podido tratar una amplia variedad de padecimientos, tanto físicos como mentales, desde el dolor agudo hasta enfermedades crónicas y depresión, al hacer punción en ciertas áreas abdominales.

El intestino podría ser el área donde se origina el subconsciente

Otra idea intrigante es que de hecho el intestino podría ser la causa, o al menos una parte, de la mente subconsciente. El intestino puede enviar señales a las que responde el cerebro, aunque esas señales nunca lleguen a ser conscientes.

Su capacidad para generar pensamientos felices, para sentirte emocionalmente animado y resistir la depresión está muy relacionado con los mensajes químicos transmitidos por su intestino. La serotonina liberada al dormir también ha demostrado influir en los sueños.

Las sorprendentes similitudes entre el intestino y cerebro, tanto estructural como funcionalmente, también han ocasionado que los científicos consideren la posibilidad de que los dos órganos puedan compartir enfermedades. Por ejemplo, la enfermedad de Parkinson, la cual es una enfermedad neurológica degenerativa, en realidad podría originarse en el intestino.

Entonces, ¿la enfermedad de Parkinson es un trastorno intestinal?

La enfermedad de Parkinson afecta a casi medio millón de habitantes en los Estados Unidos. Según las investigaciones recientes, publicadas en la revista Neurology, este padecimiento podría comenzar en el intestino y transportarse al cerebro a través del nervio vago.

Los participantes en el estudio habían tenido previamente una resección del nervio vago, que a menudo se realiza en personas que padecen úlceras con el fin de disminuir la cantidad de secreción ácida y reducir la posibilidad de úlceras pépticas.

Por medio del registro nacional en Suecia, los investigadores compararon a casi 10 000 personas que se sometieron a una vagotomía, contra los registros de más de 375 000 que no se habían sometido a la cirugía.

Aunque los investigadores no encontraron una diferencia en el número total de personas que desarrollaron la enfermedad de Parkinson entre los grupos, después de profundizar en el tema sí descubrieron algo interesante.

Las personas que tenían una vagotomía troncal, en la cual el tronco del nervio se secciona por completo, en lugar de una vagotomía selectiva, presentaban un riesgo 40 % menor de desarrollar la enfermedad de Parkinson.

Los científicos lo adecuaron en función de factores externos, como la diabetes, artritis, enfermedad pulmonar obstructiva y otros padecimientos. Según el autor del estudio Bojing Liu, del Karolinska Institutet, en Suecia:

“Estos resultados proporcionan evidencia preliminar de que el párkinson podría originarse en el intestino. Otra evidencia de esta hipótesis es que, a menudo, las personas que presentan esta enfermedad tienen problemas gastrointestinales, como el estreñimiento, que podrían haber comenzado décadas antes de que desarrollaran el padecimiento.

Además, otros estudios han demostrado que las personas que podrían desarrollar esta enfermedad más adelante, presentan una proteína en los intestinos que se cree que desempeña un papel clave en la enfermedad de Parkinson”.

La acumulación de proteína relacionada con el párkinson podría originarse en el intestino

De hecho, cada vez más investigaciones sugieren que podríamos haber estado equivocados todo este tiempo acerca de la enfermedad de Parkinson.

Como mencionó Liu, hay otras pruebas convincentes que sugieren que este padecimiento puede tener un origen intestinal. De hecho, la investigación publicada en el año 2016 encontró un vínculo funcional entre las bacterias intestinales específicas y la aparición de la enfermedad de Parkinson.

En resumen, las sustancias químicas específicas producidas por ciertas bacterias intestinales pueden incrementar la acumulación de proteínas cerebrales relacionadas con la enfermedad. Lo que es más importante, las proteínas que en verdad están involucradas en la enfermedad parecen transportarse desde el intestino hasta el cerebro.

Una vez agrupada en el cerebro, esta proteína, llamada alfa-sinucleína, forma fibras que dañan los nervios cerebrales, lo que puede ocasionar los temblores característicos y los problemas de movimiento que presentan los pacientes con la enfermedad de Parkinson.

De hecho, los investigadores consideran que las bacterias intestinales productoras de alfa-sinucleína no solo regulan, sino que son necesarias para que se manifiesten los síntomas del párkinson.

El vínculo es tan intrigante que sugieren que la mejor estrategia de tratamiento podría ser tratar el intestino, en vez del cerebro, por medio de probióticos específicos y no con medicamentos.

En este estudio, se inyectó alfa-sinucleína sintética en el estómago e intestinos de los ratones. Después de siete días, se observaron grupos de alfa-sinucleína en el intestino de los animales. La aglomeración alcanzó su punto máximo después de 21 días. Para entonces, también se observaron grupos de alfa-sinucleína en el nervio vago, el cual conecta al intestino con el cerebro.

Como señaló el sitio web de la revista Science News:

“Sesenta días después de recibir las inyecciones, la proteína alfa-sinucleína se había acumulado en el cerebro medio, una región llena de células nerviosas que producen el mensajero químico dopamina. Estas son las células nerviosas que mueren en las personas con párkinson, un trastorno cerebral progresivo que afecta el movimiento.

Después de llegar al cerebro, la proteína alfa-sinucleína se propagó, en parte con la ayuda de las células cerebrales llamadas astrocitos, según indicó un segundo estudio. Los experimentos con células en cajas de petri demostraron que los astrocitos pueden almacenar y diseminar a la proteína alfa-sinucleína entre las células …”

Con el tiempo, conforme estos grupos de proteína alfa-sinucleína comenzaron a migrar hacia el cerebro, los animales empezaron a manifestar problemas de movimiento similares a los de los pacientes con párkinson.

Los descubrimientos como estos sugieren que, al menos en algunos pacientes, la enfermedad puede originarse en el intestino, mientras que el estreñimiento crónico podría ser una importante señal de alerta temprana.

El mismo tipo de lesiones encontradas en los cerebros de los pacientes con párkinson, también se encontraron en sus intestinos, lo que generó la percepción de que una simple biopsia de la pared intestinal puede ser una excelente forma de diagnosticar la enfermedad.

En otras palabras, al observar el tejido intestinal, los científicos podrían obtener una imagen bastante clara de lo que ocurre dentro del cerebro.

En la actualidad, estos hallazgos han ocasionado que los investigadores se enfoquen en observar el posible papel que puede tener el intestino en otras enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y el autismo, así como en trastornos del comportamiento.

El sistema inmunológico de su intestino

Además de digerir los alimentos y permitir que el cuerpo obtenga energía de estos, que de otra manera serían indigeribles, sus bacterias intestinales también pueden ayudar a determinar lo que es tóxico y saludable, aparte de tener una función fundamental en el sistema inmunológico.

El sistema inmunológico exhibe un comportamiento basado en la información que recibe de las bacterias intestinales.

Por lo tanto, exponerse a una amplia variedad de bacterias puede ayudar al sistema inmunológico a mantenerse alerta y optimizar su función.

La colonización bacteriana comienza al nacer, por eso algunos factores, como cuando la madre o el niño consumen antibióticos, cuando el parto es por cesárea, cuando la alimentación es con biberón en lugar de la lactancia materna, o cuando la higiene es excesiva, pueden afectar en la función inmunológica de un niño, ya que podrían limitar su exposición a las bacterias benéficas.

Investigadores también han encontrado que los humanos pueden dividirse en tres enterotipos, tres agrupaciones distintas basadas en la composición del microbioma intestinal, y la diferencia entre ellos radica en su capacidad para convertir los alimentos en energía. Los tres grupos producen vitaminas, pero en diversos grados.

Lo curioso es que estos enterotipos no parecen estar relacionados con la ubicación geográfica, nacionalidad, raza, género o edad, y aún se desconoce la razón precisa del desarrollo de estos enterotipos; no obstante, la alimentación es un factor posible y probable.

En el futuro, los investigadores esperan poder determinar cómo diversas bacterias podrían influir en la salud y en la aparición de las enfermedades. Los científicos ya han identificado bacterias que parecen predisponer a las personas a padecimientos tales como la obesidad, las enfermedades hepáticas, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

Asimismo, los datos experimentales demuestran que los diferentes tipos de microbiomas intestinales pueden tener efectos determinantes en el comportamiento, para perjuicio o beneficio, y se ha comprobado que los probióticos podrían atenuar la reactividad emocional, al reducir los efectos del estrés.

Una de las estrategias más importante para prevenir enfermedades es optimizar su microbioma intestinal

En realidad, toda esta información debería demostrar que optimizar el microbioma intestinal es de vital importancia para tener buena salud y bienestar mental; por lo que repoblar el intestino con bacterias beneficiosas es esencial para mantener un equilibrio adecuado, ya que las bacterias beneficiosas pueden ayudar a mantener controladas a las bacterias y hongos patógenos, al evitar que tomen el control.

Por lo general, la forma más fácil, efectiva y asequible de generar un impacto significativo en su microbioma intestinal es al consumir alimentos cultivados y fermentados tradicionalmente.

Las opciones saludables incluyen al lassi (una bebida de la India a base de yogur, que usualmente es consumida antes de la cena); el kéfir (que es leche orgánica y fermentada de animales alimentados con pastura); el natto (que es soya fermentada); y diversas fermentaciones de encurtidos de coles, nabos, berenjenas, pepinos, cebollas, calabazas y zanahorias.

Aunque no soy muy partidario de tomar muchos suplementos (ya que considero que la mayoría de sus nutrientes deben provenir de los alimentos), los probióticos son la excepción, en caso de que no consuma alimentos fermentados con regularidad. También, es importante evitar los alimentos o las sustancias que podrían alterar o destruir su microbioma, lo cual incluye a lo siguiente:

  • Antibióticos, a menos que sean absolutamente necesarios (y cuando los utilice, debe asegurarse de repoblar su intestino con alimentos fermentados o un suplemento de probióticos)
  • Carne de animales criados de forma convencional y otros productos animales, ya que los animales CAFO son alimentados habitualmente con bajas dosis de antibióticos, además de granos transgénicos o tratados con glifosato. El glifosato también ha estado involucrado con la destrucción del microbioma intestinal
  • Alimentos procesados (debido a que el exceso de azúcar nutre a las bacterias patógenas)
  • Agua clorada o fluorada
  • Jabón antibacteriano y productos que contengan triclosán

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¿La inmunidad natural es más efectiva que la vacuna antiCOVID?

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 26 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • De acuerdo con los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los “casos” de COVID-19 han tenido una tendencia a la baja desde que alcanzaron su punto máximo durante la primera y segunda semana de enero de 2021. A primera vista, esta disminución parece ocurrir en conjunto con el lanzamiento de las vacunas antiCOVID. Sin embargo, los “casos” disminuían antes de que se vacunara a tantas personas
  • Los “casos” de COVID-19 alcanzaron su punto máximo el 8 de enero de 2021, cuando se registraron más de 300 000 resultados positivos diarios. Para el 21 de febrero, disminuyó a 55 000 casos
  • Las vacunas antiCOVID-19 de modificación génica recibieron la autorización de uso de emergencia a finales de diciembre de 2020. Para el 21 de febrero, solo el 5.9 % de los adultos en Estados Unidos habían recibido las 2 dosis. A pesar de una tasa de vacunación tan baja, los nuevos “casos” disminuyeron en un 82 %
  • La mejor explicación para que disminuyera la tasa de casos de COVID-19 parece ser la inmunidad natural de infecciones previas. Un estudio de los Institutos Nacionales de Salud sugiere que la prevalencia de COVID-19 fue 4.8 veces mayor de lo que se pensaba, gracias a una infección sin diagnosticar

De acuerdo con los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los “casos” de COVID-19 han tenido una tendencia a la baja desde que alcanzaron su punto máximo durante la primera y segunda semana de enero de 2021.

A primera vista, esta disminución parece ocurrir en conjunto con el lanzamiento de las vacunas antiCOVID. El 1 de enero de 2021, solo el 0.5 % de la población de Estados Unidos recibió una dosis de la vacuna antiCOVID. A mediados de abril, alrededor del 31 % había recibido una o más dosis, mientras que para el 15 de junio, el 48.7 % ya se había “vacunado” por completo.

Sin embargo, como se señaló en un artículo del portal de noticias STAT News del 12 de julio de 2021, los “casos” comenzaron a disminuir antes de que se aplicaran tantas vacunas antiCOVID. “Al seguir los patrones de pandemias anteriores, la disminución de los nuevos casos de COVID-19 comenzó mucho antes de que una gran cantidad de personas hubiera recibido la vacuna”, Robert M. Kaplan, profesor emérito de la UCLA Fielding School of Public Health, escribió lo siguiente:

“Hace casi 50 años, los sociólogos médicos John y Sonja McKinlay examinaron las tasas de mortalidad por 10 enfermedades graves: tuberculosis, escarlatina, influenza, neumonía, difteria, tos ferina, sarampión, viruela, fiebre tifoidea y poliomielitis. En cada caso, la nueva terapia o vacuna a la que se le atribuye el éxito se introdujo mucho después de que la enfermedad estuviera en declive.

Hace poco tiempo, el historiador Thomas McKeown identificó que las muertes por bronquitis, neumonía e influenza comenzaron a disminuir 35 años antes de que aparecieran los nuevos medicamentos a los que se atribuyó su éxito. Estos análisis históricos son relevantes para la pandemia actual”.

La disminución de los casos precedió a la vacuna

Como señaló Kaplan, los “casos” de COVID-19 alcanzaron su punto máximo a principios de enero de 2021. El 8 de enero, se registraron más de 300 000 resultados positivos diarios. Para el 21 de febrero, se redujo a 55 000 casos diarios. Las vacunas antiCOVID-19 de modificación génica recibieron la autorización de uso de emergencia a fines de diciembre de 2020, pero para el 21 de febrero, solo el 5.9 % de los adultos en Estados Unidos habían recibido las 2 dosis.

A pesar de una tasa de vacunación tan baja, los nuevos “casos” disminuyeron en un 82 %. Si se tiene en cuenta que las autoridades sanitarias afirman que necesitamos que el 70 % de las personas en Estados Unidos se vacunen para lograr la inmunidad colectiva y detener la propagación de este virus, esto no tiene sentido. Es obvio que las vacunas antiCOVID no tuvieron nada que ver con que disminuyeran los resultados positivos de las pruebas.

Para ser claros, los casos notificados significan resultados positivos de las pruebas, y ahora sabemos que la mayoría de las pruebas PCR positivas han sido y siguen siendo falsos positivos. No están enfermos. Solo tenían un falso “positivo”. En este momento, también nos enfrentamos a otra situación que complica los intentos de análisis de datos y, como es evidente, Kaplan no abordó ninguno de estos factores de confusión.

Pero para que esté al tanto, si ya está completamente “vacunado”, entonces los CDC recomiendan ejecutar la prueba de PCR en un umbral de ciclo (CT) de 28 o menos, lo que reduce la posibilidad de un resultado falso positivo, pero si no está vacunado, se recomienda que la prueba de PCR se realice a un CT de 40 o superior, lo que prácticamente garantiza un falso positivo.

Este es solo uno de los métodos que utiliza los CDC para manipular los datos y lograr que las vacunas antiCOVID parezcan más efectivas de lo que son. Esto también les permite afirmar de manera errónea que la gran mayoría de los casos nuevos se encuentran entre las personas sin vacunar.

Desde luego, si las personas sin vacunar se someten a pruebas de tal manera que se maximicen los falsos positivos, entonces constituirán la mayor parte del llamado número de casos. Sin embargo, la gran mayoría de ellos no están enfermos.

Mientras tanto, los casos en las personas que ya recibieron las vacunas solo cuentan como un caso de COVID si los hospitalizan o mueren con un resultado positivo en la prueba. Estas estrategias de prueba tan diferentes sesgan los datos y permiten que se hagan interpretaciones falsas.

La inmunidad natural explica la disminución de los casos

Como señaló Kaplan, la explicación más razonable para la disminución de las tasas de SARS-CoV-2 parece ser la inmunidad natural por infecciones previas, que varían de un estado a otro. Kaplan cita un estudio realizado por los Institutos Nacionales de Salud, que sugiere que la prevalencia del SARS-CoV-2 fue 4.8 veces mayor de lo que se pensaba antes, gracias a una infección sin diagnosticar.

En otras palabras, afirman que por cada resultado positivo reportado, tal vez hubo casi cinco personas adicionales que tuvieron la infección, pero que no recibieron un diagnóstico. Para analizar a fondo estos datos, Kaplan calculó la tasa de inmunidad natural al dividir el nuevo número estimado de personas infectadas de forma natural entre la población de cualquier estado:

“Para mediados de febrero de 2021, se estima que 150 millones de personas en los Estados Unidos (el quíntuple de 30 millones) podrían haber sido infectadas con SARS-CoV-2. Para abril, calculé que la tasa de inmunidad natural estaba por encima del 55 % en 10 estados: Arizona, Iowa, Nebraska, Dakota del Norte, Oklahoma, Rhode Island, Dakota del Sur, Tennessee, Utah y Wisconsin.

En el otro extremo, calculé que la tasa de inmunidad natural estaba por debajo del 35 % en el Distrito de Columbia, Hawái, Maine, Maryland, New Hampshire, Oregón, Puerto Rico, Vermont, Virginia y Washington.

Para fines de 2020, las nuevas infecciones disminuían muy rápido en casi todos los 10 estados donde es posible que la mayoría haya tenido inmunidad natural, mucho antes de que más de un minúsculo porcentaje de personas en Estados Unidos estuvieran completamente vacunadas. En el 80 % de estos estados, el día en que los nuevos casos estaban en su punto máximo ocurrió antes de que las vacunas estuvieran disponibles.

En contraste, los 10 estados con tasas más bajas de infecciones previas tenían muchas más probabilidades de experimentar nuevos aumentos en los casos de COVID-19 en marzo y abril. A finales de mayo, los estados con menos infecciones nuevas tenían tasas de vacunación más bajas que los estados con más infecciones nuevas”.

Las vacunas antiCOVID no pueden eliminar el COVID-19

Entonces, la verdad es que los casos de SARS-CoV-2 estaban más altos en los estados donde la inmunidad natural era baja y la tasa de vacunación era alta. Mientras tanto, en los estados donde la inmunidad natural (debido a la exposición no diagnosticada) era alta y la tasa de vacunación era baja, el número de casos nuevos diarios también era menor.

Esto tiene sentido si la inmunidad natural es tan efectiva. También tiene sentido si las vacunas antiCOVID no ofrecen una protección significativa contra la infección, que también sabemos que es el caso.

Los fabricantes de vacunas admitieron que estas vacunas antiCOVID no proporcionarán inmunidad, lo que significa que no evitarán que se infecte. La idea detrás de estas vacunas de modificación génica es que, si se infecta, es de esperar que experimente síntomas más leves, aunque todavía sea contagioso y pueda transmitir el virus a otras personas.

Kaplan finaliza su análisis y dice que las vacunas antiCOVID son una forma más segura de lograr la inmunidad colectiva y que son “la mejor herramienta disponible para asegurar que el fuego [COVID-19] se extinga”. No estoy de acuerdo por dos cuestiones importantes.

Primero, y quizás lo más importante, esta es una “vacuna” que aún no se ha probado y no tenemos idea del daño a corto plazo y mucho menos a largo plazo, ya que cualquier esfuerzo razonable para recopilar estos datos se ha eliminado. En segundo lugar, la capacidad de sobrevivir al COVID-19 fuera de las casas de retiro es del 99.74 %. Si tiene menos de 40 años, su probabilidad de sobrevivir al COVID-19 es del 99.99 %.

No puede mejorar sus posibilidades de sobrevivir más allá de eso, por lo que las vacunas antiCOVID no pueden terminar con la pandemia. Mientras tanto, las vacunas antiCOVID vienen con una lista cada vez mayor de posibles efectos secundarios que pueden quitar años o décadas de su esperanza de vida natural. Las vacunas son innecesarias para cualquier persona con inmunidad natural, sin embargo, eso es lo que recomiendan los CDC.

¿Por qué aplicar la vacuna antiCOVID a las personas con inmunidad natural?

En enero de 2021, el Dr. Hooman Noorchashm, cirujano cardíaco y defensor del paciente, envió una carta pública al comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos explicando a detalle los riesgos de vacunar a las personas que ya se han infectado antes con SARS-CoV-2 o que tienen una infección activa por el SARS-CoV-2.

Le recomendó a la FDA exigir un examen previo de las proteínas virales del SARS-CoV-2 para reducir el riesgo de lesiones y muertes a causa de la vacuna, ya que esta última podría causar una respuesta inmunológica adversa en las personas que ya estuvieron expuestas al virus. En marzo de 2021, el presentador del canal Fox News, Tucker Carlson, lo entrevistó sobre estos riesgos. En esa entrevista, Noorchashm dijo:

“Creo que es un gran error por parte de los funcionarios de salud pública aplicar esta vacuna a todos por igual. Tomemos como ejemplo la pandemia de COVID-19 donde el 50 % de la población tiene mayor riesgo de morir, un porcentaje que podría aumentar aún más al vacunar a personas que ya superaron esta enfermedad.

Está muy claro, las personas que sufren complicaciones o efectos adversos son aquellas que recientemente tuvieron la enfermedad (COVID), o bien, la tienen al momento de vacunarse. No creo que eso sea algo que debamos ignorar”.

En un correo electrónico para el portal The Defender, Noorchashm expresó sus preocupaciones y dijo lo siguiente:

“Los antígenos virales persisten de forma natural en los tejidos de los infectados durante meses. Cuando se administra la vacuna poco después de haberse enfermado, o peor aún, mientras la infección está activa, la vacuna desencadena una poderosa respuesta inmunológica que ataca los tejidos donde están los antígenos virales naturales. Sugiero que esta es la causa del alto nivel de eventos adversos y de las muertes que observamos en los recién infectados después de recibir la vacuna”.

A pesar de que todos lo ignoraron, Noorchashm presiona para que se implemente una campaña de detección previa a la vacuna a través de una prueba PCR o de antígenos para determinar si la persona tiene una infección activa, y una prueba de anticuerpos IgG para determinar una infección pasada.

Si cualquiera de las pruebas da positivo, recomienda retrasar la vacuna durante un mínimo de tres a seis meses para permitir que disminuyan los niveles de IgG. Después de ese tiempo, recomienda realizar una prueba de IgG en sangre y usar los resultados como guía para decidir si es el momento correcto para vacunarse.

Las personas con inmunidad natural tienen un mayor riesgo de efectos secundarios

Pocas semanas después de la carta de Noorchashm a la FDA, una encuesta internacional confirmó sus preocupaciones. Después de encuestar a 2002 personas que recibieron la primera dosis de la vacuna antiCOVID-19, descubrieron que las personas que habían tenido COVID-19 experimentaron “una incidencia y severidad mayor” de efectos secundarios, en comparación con las que no tenían inmunidad natural.

Las vacunas de ARNm antiCOVID-19 se relacionaron con una mayor incidencia de efectos secundarios en comparación con las vacunas antiCOVID-19 basadas en vectores virales, pero los efectos tendieron a ser reacciones locales más leves. Las reacciones sistémicas, como anafilaxia, enfermedad similar a la gripe y dificultad para respirar, fueron más probables con las vacunas del vector viral del COVID-19.

Al igual que Noorchashm antes que ellos, los investigadores solicitaron a los funcionarios de salud que reevaluaran sus recomendaciones de vacunas para las personas que ya tuvieron COVID-19:

“Las personas con exposición previa al COVID-19 se excluyeron de los ensayos de vacunas y, como resultado, la seguridad y reactogenicidad de las vacunas en este grupo no se ha evaluado por completo. Por primera vez, este estudio demuestra una relación entre una infección previa por COVID19 y una incidencia y gravedad significativamente más elevada de efectos secundarios autoinformados después de la vacuna antiCOVID-19.

De manera consistente, en comparación con la primera dosis de la vacuna, encontramos una mayor incidencia y gravedad de los efectos secundarios autoinformados después de la segunda dosis, cuando los receptores estuvieron expuestos al antígeno viral.

En vista de la rápida acumulación de datos que demuestran que los sobrevivientes de COVID-19 tienen una inmunidad natural durante al menos 6 meses, podría ser apropiado reevaluar la recomendación de vacunar a este grupo”.

Los CDC tergiversan los datos para presionar a las personas con inmunidad a recibir la vacuna

Hasta ahora, los CDC se han negado a cambiar su postura al respecto. En cambio, los funcionarios de la agencia parecen haberse duplicado y de hecho se desviven por tergiversar los datos en un esfuerzo por acosar a quienes tienen inmunidad natural para que reciban la vacuna de manera inapropiada, lo cual es clínicamente innecesario.

En un informe emitido por el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés) de los CDC, el 18 de diciembre de 2020, se dijo que la vacuna de Pfizer-BioNTech antiCOVID-19 tenía una “alta efectividad constante” del 92 % o más entre las personas con evidencia de infección del SARS CoV-2.

Después de ver los datos de prueba de Pfizer, Thomas Massie, un congresista republicano por Kentucky y un científico galardonado por derecho propio, descubrió que eso estaba mal. En un informe del portal Full Measure News del 30 de enero de 2021, la periodista de investigación Sharyl Attkisson describió cómo Massie intentó que los CDC corrigieran su error. De acuerdo con Massie:

“No se demostró efectividad en el ensayo de Pfizer entre los participantes con evidencia de infecciones previas por SARS-CoV-2 y, en realidad, tampoco existen pruebas en el ensayo de Moderna.

El informe de los CDC dice lo contrario de lo que dicen los datos. Les dan a las personas la impresión de que esta vacuna les salvará la vida o que las salvará del sufrimiento, incluso si ya tuvieron el virus y se recuperaron, lo que no se ha demostrado ni en el ensayo de Pfizer ni en el de Moderna”.

Después de varias llamadas telefónicas, la subdirectora de los CDC, la Dra. Anne Schuchat, por fin reconoció el error y le dijo a Massie que se arreglaría. “Como señaló, no existe ningún análisis que demuestre que hay efectividad solo en el grupo de personas con infección previa. Entonces, tiene razón en que esa oración es incorrecta y que debemos corregirla”, dijo Schuchat en la llamada grabada.

El 29 de enero de 2021, los CDC emitieron su supuesta corrección, pero en lugar de corregir el error, solo lo reformularon de una manera diferente. Esta fue la “corrección” que emitieron:

“Se observó una alta eficacia constante (≥92 %) en todas las categorías de edad, sexo, raza y etnia y entre personas con afecciones médicas subyacentes. La efectividad fue igual de alta en un análisis secundario que incluyó a participantes con o sin evidencia de infección previa por SARS-CoV-2″.

Como puede ver, la “corrección” todavía sugiere de forma engañosa que la vacuna es efectiva para las personas previamente infectadas, aunque los datos no demostraron tal cosa. También obligan a los niños cada vez más jóvenes a recibir la vacuna antiCOVID, a pesar de que son el grupo con el riesgo más bajo de morir.

Datos desde los primeros 12 meses de la pandemia en el Reino Unido, demuestran que solo 25 personas menores de 18 años murieron a causa de o con COVID-19. En total, 251 niños menores de 18 años ingresaron a cuidados intensivos entre marzo de 2020 y febrero de 2021. El riesgo de muerte por COVID-19 en niños es de 2 en 1 millón.

La vacuna brinda menos protección que la inmunidad natural

Aunque algunas personas afirman que la inmunidad inducida por la vacuna ofrece una mayor protección contra la infección por SARS-CoV-2 que la inmunidad natural, los datos históricos y actuales del mundo real no respaldan esta afirmación sin sentido común.

Como informó hace poco tiempo Attkisson y David Rosenberg del portal de noticias Israeli National News, los datos israelíes recientes demuestran que las personas que recibieron la vacuna antiCOVID tienen 6.72 veces más probabilidades de infectarse que las personas que se recuperaron de una infección natural.

Entre los 7700 nuevos casos de COVID diagnosticados hasta ahora durante la actual ola de infecciones que comenzó en mayo de 2021, el 39 % estaba vacunados (alrededor de 3000 casos), el 1 % (72 pacientes) se recuperó de una infección anterior por SARS-CoV-2 y el 60 % no se había infectado ni había recibido la vacuna. Con respecto a esto, Israeli National News afirma lo siguiente:

“Tenemos un total de 835 792 israelíes que se sabe que se han recuperado del virus y los 72 casos de reinfección representan el 0.0086 % de las personas que ya estaban infectadas con COVID.

Por el contrario, los israelíes vacunados tuvieron 6.72 veces más probabilidades de infectarse después de recibir la vacuna, que después de la infección natural, ya que más de 3000 de los 5 193 499, o el 0.0578 %, de los israelíes vacunados se infectaron en la última oleada”.

El repunte de infecciones está en aumento

Otros datos israelíes también sugieren que la protección limitada que ofrece la vacuna antiCOVID se deteriora muy rápido. El 1 de agosto de 2021, la Dra. Sharon Alroy-Preis, directora de los Servicios de Salud Pública de Israel, anunció que la mitad de los infectados por COVID-19 se habían vacunado por completo. También están surgiendo signos de enfermedades más graves, sobre todo en las personas mayores de 60 años y que ya se vacunaron.

El 5 de agosto, el Dr. Kobi Haviv, director del Hospital Herzog en Jerusalén, apareció en un canal de noticias e informó que el 95 % de los pacientes que se habían enfermado de COVID-19 y que presentaban síntomas de gravedad, habían recibido todas las dosis de la vacuna y que representan del 85 % al 90 % de las hospitalizaciones que tienen algo que ver con esta enfermedad.

Otras áreas donde una clara mayoría de los residentes ha recibido la vacuna también experimentan aumentos en el repunte de casos. En Gibraltar, donde el 99 % de los habitantes se ha vacunado contra el COVID, los casos de enfermedad han aumentado en un 2,500 % desde el 1 de junio de 2021.

El brote en Estados Unidos desacredita la narrativa de la ‘pandemia de personas sin vacunar’

Una investigación de los CDC también elimina la narrativa de que estamos en una “pandemia de personas sin vacunar”. Un brote en el condado de Barnstable, Massachusetts, provocó 469 nuevos casos de COVID entre los residentes que viajaron a la ciudad entre el 3 y el 17 de julio de 2021.

De estos casos, el 74 % estaban completamente vacunados, al igual que el 80 % de los que requirieron hospitalización. La mayoría, pero no todos, tenían la variante Delta del virus. Los CDC también descubrieron que las personas que se vacunan y que contraen la infección, tienen una carga viral en sus fosas nasales igual de elevada que las personas sin vacunar que se infectan. Esto significa que las personas vacunadas son tan contagiosas como las personas sin vacunar. De acuerdo con Attkisson:

“Los hallazgos más recientes de los CDC sobre el llamado ‘repunte de infecciones’ en personas vacunadas se reflejan en otras publicaciones de datos. Los funcionarios de salud de Illinois hace poco anunciaron que más de 160 personas completamente vacunadas han muerto de COVID-19 y al menos 644 han sido hospitalizadas; de hecho, la semana anterior contaron 10 muertes y 51 hospitalizaciones.

En julio, Nueva Jersey reportó que 49 residentes completamente vacunados murieron de COVID; 27 en Luisiana; 80 en Massachusetts. A nivel nacional, al 12 de julio, los CDC dijeron que sabían de más de 4400 personas que tuvieron COVID-19 después de estar completamente vacunadas y que tuvieron que ingresar al hospital; y 1063 personas totalmente vacunadas que murieron de COVID”.

Es importante tener en cuenta que estos datos tienen más de 1 mes y es probable que miles de personas completamente “vacunadas” hayan muerto de COVID-19.

La inmunidad natural parece fuerte y duradera

Un argumento del que empezamos a escuchar más ahora es que aunque la inmunidad natural después de recuperarse de la infección parece ser bastante buena, “no sabemos cuánto tiempo durará”. Esto es bastante falso, ya que la inmunidad natural suele durar toda la vida, y los estudios demostraron que la inmunidad natural contra el SARS-CoV-2 es, como mínimo, más duradera que la inmunidad inducida por las vacunas.

Aquí hay una muestra de publicaciones académicas que han investigado la inmunidad natural en lo que respecta a la infección por SARS-CoV-2. Existen más además de estos:

Science Immunology descubrió en octubre del 2020 que “los anticuerpos dirigidos a RBD son excelentes marcadores de infecciones anteriores y recientes, que las mediciones diferenciales de isótopos pueden ayudar a distinguir entre infecciones recientes y más antiguas, y que las respuestas de IgG persisten durante los primeros meses después de la infección y están correlacionadas con los anticuerpos neutralizantes”.
La publicación The BMJ en enero de 2021 concluyó que “de los 11 000 trabajadores de la salud que demostraron evidencia de infección durante la primera ola de la pandemia en el Reino Unido entre marzo y abril de 2020, ninguno tuvo reinfección sintomática en la segunda ola del virus entre octubre y noviembre de 2020″.
La revista Science en febrero de 2021 reportó que “se genera una memoria inmune sustancial después del COVID-19, la cual involucra a los cuatro tipos principales de memoria inmune [anticuerpos, células B de memoria, células T CD8+ de memoria y células T CD4+ de memoria]. Alrededor del 95 % de las personas retuvieron la memoria inmunitaria ~ 6 meses después de la infección. Los títulos de anticuerpos circulantes no fueron predictivos de la memoria de las células T.Por lo tanto, las pruebas serológicas simples para los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 no reflejan la intensidad y durabilidad de la memoria inmunológica contra el SARS-CoV-2”. Un estudio de 2800 personas no encontró reinfecciones sintomáticas durante un período de ~ 118 días, mientras que un estudio de 1246 personas no observó reinfecciones sintomáticas durante 6 meses.
Un estudio de febrero de 2021 publicado en el servidor de prepublicación medRxiv concluyó que “la infección natural parece provocar una fuerte protección contra la reinfección con una eficacia de ~ 95 % durante al menos siete meses”.
Un estudio realizado en abril de 2021 y publicado en medRxiv reportó que “el nivel estimado de protección contra una infección previa por SARS-CoV-2 para la infección documentada es del 94.8 %; hospitalización 94.1 %; y enfermedad grave 96.4 %. Nuestros resultados cuestionan la necesidad de vacunar a las personas previamente infectadas”.
Otro estudio realizado en abril de 2021 y publicado en el servidor de preimpresión BioRxiv concluyó que “después de un caso típico de COVID-19 leve, las células T CD8+ específicas del SARS-CoV-2 no solo persisten sino que se diferencian de manera coordinada hasta la convalecencia, en un estado característico de memoria de larga duración y autorrenovación”.
Un informe realizado en mayo de 2020 por la revista Immunity confirmó que se detectan anticuerpos neutralizantes específicos del SARS-CoV-2 en personas que se recuperaron de COVID-19, así como respuestas inmunitarias celulares. Aquí, encontraron que los títulos de anticuerpos neutralizantes se correlacionan con el número de células T específicas del virus.
Un artículo de la revista Nature, realizado en mayo de 2021, descubrió que la infección por SARS-CoV-2 induce células plasmáticas de la médula ósea de larga vida, que son una fuente muy importante de anticuerpos protectores. Incluso después de una infección leve, los anticuerpos de la proteína Spike anti-SARS-CoV-2 se detectaron después de los 11 meses posteriores a la infección.
Un estudio publicado en mayo de 2021 en el portal E Clinical Medicine descubrió que “la detección de anticuerpos es posible durante casi un año después de la infección natural de COVID-19”. De acuerdo con los autores, “Con base en la evidencia actual, planteamos la hipótesis de que los anticuerpos contra las proteínas S y N después de la infección natural podrían persistir durante más tiempo de lo que se pensaba antes, lo que proporciona evidencia de sostenibilidad que puede influir en la planificación pospandémica”.
Datos de Cure-Hub confirman que aunque las vacunas antiCOVID pueden generar niveles de anticuerpos más altos que la infección natural, esto no significa que la inmunidad inducida por la vacuna sea más protectora. Es importante destacar que la inmunidad natural confiere una protección mucho más amplia, ya que su cuerpo reconoce las cinco proteínas del virus y no solo una. Con la vacuna antiCOVID, su cuerpo solo reconoce una de estas proteínas, que es la proteína Spike.
Un artículo de Nature publicado en junio de 2021 señala que “Wang y sus colaboradores demuestran que, entre 6 y 12 meses después de la infección, la concentración de anticuerpos neutralizantes no cambia. El análisis de las células B de memoria específica del SARS-CoV-2, en la sangre de las personas convalecientes a lo largo del año, sugiere que la reacción inmunológica aguda se extiende incluso más allá de los seis meses.Estas células B de memoria mejoran la reactividad de sus anticuerpos específicos del SARS-CoV-2 a través de un proceso conocido como hipermutación somática. La buena noticia es que la evidencia hasta ahora predice que la infección por SARS-CoV-2 induce inmunidad a largo plazo en la mayoría de las personas”.
Otro artículo de Nature concluyó que “en ausencia de reactividad de anticuerpos de vacunación [al dominio de unión al receptor (RBD, por sus siglas en inglés) del SARS-CoV-2], la actividad neutralizante y el número de células B de memoria específica de RBD permanecen estables de 6 a 12 meses.” De acuerdo con los autores, los datos sugieren que “la inmunidad en las personas que ya se recuperaron será muy duradera”.

¿Qué hace que la inmunidad natural sea mejor?

La razón por la que la inmunidad natural es mejor que la inmunidad inducida por las vacunas es porque los virus contienen cinco proteínas diferentes. La vacuna antiCOVID induce anticuerpos contra solo una de esas proteínas, la proteína Spike, y ninguna inmunidad de células T. Cuando está infectado con el virus, desarrolla anticuerpos contra todas las partes del virus, además de las células T de memoria.

Esto también significa que la inmunidad natural ofrece una mejor protección contra las variantes, ya que reconoce varias partes del virus. Si hay alteraciones significativas en la proteína de Spike, como con la variante Delta, se puede eludir la inmunidad inducida por la vacuna. No es así con la inmunidad natural, ya que aún se reconocen y atacan a las otras proteínas.

No solo eso, las vacunas antiCOVID promueven la producción de variantes para las que prácticamente no brindan protección alguna, mientras que las personas con inmunidad natural no causan variantes y están protegidas casi de forma universal contra ellas.

Si dependemos de la inmunidad que se induce a través de la vacunación, tal como recomiendan los funcionarios de salud pública, terminaremos atrapados en un ciclo de refuerzo sin fin. Los refuerzos serán imprescindibles, ya que la vacuna ofrece una protección mínima contra una sola proteína del virus. Moderna ya declaró que se espera la necesidad de refuerzos adicionales.

En última instancia, se trata de una transferencia de riqueza, poder y control

Las agencias gubernamentales no emiten recomendaciones sin motivos ocultos. Dado que las recomendaciones actuales no tienen ningún sentido desde un punto de vista médico y científico, ¿cuál podría ser la razón detrás de estas recomendaciones ilógicas y poco éticas para vacunar a las personas que no la necesitan?

¿Por qué están tan empeñados en vacunar a todas las personas? ¿Y por qué se niegan a realizar cualquier tipo de análisis de riesgo-beneficio?

Los datos ya indican que estas vacunas antiCOVID-19 podrían ser el producto médico más peligroso que jamás hayamos visto. Un estudio revisado por pares del 24 de junio de 2021, publicado en la revista médica Vaccines, advirtió que, de hecho, matamos a casi la misma cantidad de personas con las vacunas como con el propio COVID-19.

Utilizando datos de un gran estudio de campo israelí y de dos bases de datos europeas de reacciones a medicamentos, se calculó nuevamente el NNTV para la vacuna de ARNm de Pfizer. Para prevenir un caso de COVID-19, se tuvo que vacunar entre 200 y 700 personas. Para evitar una sola muerte, la NNTV estaba entre 9000 y 50 000, con 16 000 como estimación puntual.

Mientras tanto, el número de personas que reportan reacciones adversas a las vacunas es de 700 por cada 100 000 vacunas. Con respecto a los efectos secundarios graves, hay 16 informes por cada 100 000 vacunas, mientras que el número de efectos secundarios mortales es de 4.11 por cada 100 000 vacunas.

El cálculo final sugiere que por cada tres muertes por COVID-19 que se evitan, podrían perderse dos vidas por las vacunas. “Esta carencia de beneficio evidente debería hacer que los gobiernos reconsideren su política de vacunación”, concluyeron los autores.

El 28 de junio de 2021, se publicó una carta en la que se expresaba “preocupación” por el estudio, lo que provocó que el artículo se retractara el 2 de julio de 2021, en contra de las objeciones de los autores. No estuvieron de acuerdo con la acusación de que sus datos y la posterior conclusión estaban tergiversadas, pero el documento se retiró antes de que tuvieran tiempo de publicar una refutación.

Con base en todo lo que hemos descubierto hasta ahora, parece que un complejo industrial de virus pandémico dirige el programa, con el objetivo de eliminar los derechos médicos y las libertades personales para centralizar el poder, control y la riqueza.

Al parecer, la psicosis masiva del COVID-19 y la pérdida de cualquier pensamiento racional de casi la mitad de la población, persistirá mientras continúe la propaganda. El miedo continuará y, si es necesario, se podrían liberar otros virus diseñados, para los cuales crearán aún más vacunas de modificación génica.

Si se salen con la suya, estaremos atrapados en un mundo de vacunas que podrían reducir la población. Una de las soluciones más obvias que cualquiera puede hacer es negarse a recibirlas. Como mínimo, espere. Creo que la verdad será tan incontenible que acabará con la confusión y las mentiras.

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4 alimentos populares que contribuyen a la ceguera y a los ataques cardíacos

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 25 de agosto de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Se dice que la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) es una de las principales causas de ceguera en los Estados Unidos y una enfermedad causada por el envejecimiento, pero el Dr. Chris Knobbe cree que en realidad está relacionada con la alimentación
  • Nueve años de extensas investigaciones hicieron que Knobbe concluyera que la DMRE es causada por las deficiencias de nutrientes y la toxicidad de los alimentos procesados
  • En el año 1900, las cuatro principales causas de muerte eran por infecciones, pero, en el 2010 la situación cambió, ya que las enfermedades crónicas reemplazaron a las enfermedades infecciosas y se convirtieron en las principales causas de muerte
  • Los cuatro componentes principales de los alimentos procesados que contribuyen a las enfermedades crónicas, como la DMRE, son el azúcar, los aceites de semillas procesados de forma industrial, la harina refinada y las grasas trans, pero los aceites de semillas procesados de forma industrial son los peores
  • De acuerdo con Knobbe, solo se reportaron 50 casos de DMRE entre 1851 y 1930 en todo el mundo; pero esta cifra aumentó a un estimado de 196 millones de casos en el 2020
  • Knobbe cree que la mayoría de los casos de DMRE desaparecerían al llevar una alimentación ancestral, rica en carnes de animales alimentados con pastura, aves de corral, lácteos de vacas alimentadas con pastura, pescado silvestre, vegetales, frutos secos y semillas orgánicas

El Dr. Chris Knobbe es oftalmólogo y fundador de la Fundación Cure AMD, una organización sin fines de lucro dedicada a prevenir la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE).

Se dice que la DMRE es una de las principales causas de ceguera en los Estados Unidos y la tercera causa a nivel mundial (después de las cataratas y el glaucoma). Aunque es una enfermedad relacionada con el envejecimiento, Knobbe cuestiona si la degeneración macular es una enfermedad causada por el consumo de alimentos procesados.

Nueve años de investigación hicieron que Knobbe concluyera que la DMRE es causada por las deficiencias de nutrientes y la toxicidad de los alimentos procesados. Sin embargo, este denominador está relacionado con la DMRE y con otras enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y el cáncer.

La causa del problema es debido a la disfunción mitocondrial, que es causada por el consumo elevado de una alimentación occidentalizada, que incluye aceites de semillas tóxicas que son procesados de forma industrial (también llamados “aceites vegetales”), harina refinada, azúcares agregados y grasas trans.

Las enfermedades metabólicas y crónico-degenerativas ‘no existían’

De acuerdo con Knobbe, hace 125 años, no existían las enfermedades metabólicas y crónico-degenerativas, o al menos no como ahora, citando un estudio del Dr. David Jones y sus colegas, publicado en 2012 en el New England Journal of Medicine.

El estudio analizó la historia de la enfermedad durante los últimos 200 años y comparó cuáles eran las 10 principales causas de muerte en los Estados Unidos, desde 1900 hasta 2010.

En 1900, las cuatro principales causas de muerte eran a causa de infecciones cómo neumonía o influenza, tuberculosis, infecciones gastrointestinales y enfermedad valvular cardíaca. Esta última se clasifica como enfermedad cardíaca, pero Knobbe dice que “no se trataba de una enfermedad cardíaca de la arteria coronaria. Se trataba de una enfermedad valvular cardíaca provocada por la sífilis, la endocarditis y la fiebre reumática, en general se consideraba como una enfermedad infecciosa”.

En 2010, la situación cambió, ya que las enfermedades crónicas reemplazaron a las enfermedades infecciosas y se convirtieron en las principales causas de muerte. “Hoy en día, las enfermedades cardíacas, el cáncer, los derrames, la EPOC, el Alzheimer, la diabetes tipo 2, las enfermedades renales y todas las enfermedades crónicas, representan 7 de las 10 principales causas de muerte”.

Al revisar los datos, Knobbe descubrió que la diabetes de cualquier tipo era poco común en el siglo XIX, pero incrementó hasta 25 veces en un periodo de 80 años. También cita datos que descubrieron que la tasa de obesidad en el siglo XIX era del 1.2 %, mientras que en 1960 aumentó al 13 %, casi 11 veces más, y siguió aumentando hasta el día de hoy.

“La obesidad afectará al 50 % de los adultos en los Estados Unidos para 2030, eso significa que casi la mitad de las personas tendrá problemas de obesidad”, dice Knobbe. “Eso equivale a un aumentó de 33 veces en 115 años”. Continúa:

“Una vez más, debe investigar a qué me refiero. Así que regresemos a la historia de los alimentos. Descubrirá que la enfermedad occidentalizada se relaciona con la alimentación moderna. Ese es el problema.

De hecho, eso fue un experimento humano que comenzó en 1866, y no en 1980, y fue propiciado por nuestra alimentación baja en grasas y con grasas saturadas, así que en realidad comenzó en el siglo XIX y nadie dijo nada. No sabíamos en lo que nos metíamos y, de hecho, todavía muchos lo desconocemos”.

Los cuatro alimentos procesados responsables de la DMRE

Los cuatro componentes principales de los alimentos procesados que contribuyen a las enfermedades crónicas, como la DMRE, son el azúcar, los aceites de semillas procesados de forma industrial, la harina refinada y las grasas trans. Sobre Knobbe dice lo siguiente:

“El azúcar ha estado en el suministro de alimentos durante cientos de años, pero entre 1822 y 1999 se incrementó en 17 veces. En 1866, el aceite de semilla de algodón fue el primer aceite vegetal altamente poliinsaturado que ingresó a los Estados y al mundo entero, de hecho, el 99.9 % de la población desconocía el aceite vegetal poliinsaturado. En 1880 se introdujo la tecnología de molinos de rodillos.

En Minneapolis, Estados Unidos, se estableció el primer molino de rodillos que nos dio harina de trigo blanca y refinada, el cual es un alimento deficiente en nutrientes. Y luego la empresa Proctor and Gamble presentó al producto llamado Crisco en 1911.

Esas son las grasas trans, que incluyen aceites vegetales hidrogenados y parcialmente hidrogenados, pero, para 2009, el USDA informó que esos cuatro alimentos constituían el 63 % de la alimentación de las personas en Estados Unidos. Esa es la receta para el desastre”.

A medida que aumentó el consumo de alimentos procesados, también lo hicieron las enfermedades crónicas. De acuerdo con Knobbe, la DMRE fue muy poco común desde 1851 hasta casi 1930, pero para la década de los 70 alcanzó proporciones epidémicas. A partir del año 2020, se estima que alrededor de 196 millones de personas en todo el mundo padecen DMRE.

“Podemos apreciar que primero es el consumo de los alimentos procesados y luego se presenta la DMRE. Siempre es así. Es una relación temporal. Nos referimos a un consumo por casi 30 o 50 años. Por lógica, se sabe que las enfermedades crónicas tardan mucho en desarrollarse, ¿verdad? Existe una relación de dosis-respuesta y creo que, si analiza todos nuestros datos, esto se convierte en una certeza casi matemática de que existe la relación entre la comida y la degeneración macular”. dice Knobbe.

Knobbe también cita el trabajo de Weston A. Price, el dentista que escribió el libro titulado Nutrition and Physical Degeneration. El siglo pasado, Price realizó una investigación sobre la relación entre la salud bucal y las enfermedades físicas.

Fue uno de los principales pioneros de la nutrición y su investigación demostró que las tribus nativas que aún consumían una alimentación tradicional tenían dientes casi perfectos y sin caries. Pero cuando estas poblaciones tribales conocieron el azúcar refinado y la harina blanca, su salud y sus dientes perfectos se deterioraron muy rápido. En muchos sentidos, Knobbe es el equivalente de Price en el siglo XXI.

La degeneración macular está relacionada con la alimentación

Knobbe cree que la degeneración macular “relacionada con la edad” debería llamarse degeneración macular relacionada con la alimentación, también afirma que, de todos los componentes de los alimentos procesados, los aceites vegetales poliinsaturados son los que más contribuyen a esta enfermedad. Al compararlos con los “venenos biológicos”, Knobbe señala que los aceites de semillas procesados de forma industrial son deficientes en nutrientes, además de ser prooxidantes y proinflamatorios:

“Cuando se producen aceites vegetales las semillas oleaginosas se trituran, se calientan y se prensan. Pasan por cuatro o cinco calentamientos, después se trasportan a una unidad de petróleo, hexano y un baño de solvente. Y luego se cuecen al vapor, se desgoman, pasan por un proceso químico de alcalinización, blanqueado y desodorización antes de que entren en esta botella y nos hagan creer que son saludables.

Pero en realidad, están completamente oxidados. Son tóxicos. Los aldehídos en estos aceites son un veneno. Los aceites vegetales reemplazaron a las grasas animales y éstos son los más nocivos”.

Knobbe cita el trabajo del pionero de la nutrición Elmer V. McCollum, quien, a principios del siglo XX, les proporcionó a las ratas una alimentación que contenía un 5 % de aceite de semilla de algodón o un 1.5 % de grasa butírica: “esta es una buena mantequilla”, señala Knobbe. “Proviene del ganado criado en pastizales y alimentado con pastura. Eso es todo lo que tenían en ese entonces”.

Se observaron grandes diferencias entre las ratas, ya que el grupo del aceite de semilla de algodón experimentó retraso en el crecimiento, enfermedades y una vida más corta. Por otro lado, las ratas alimentadas con grasa butírica tuvieron mejores resultados, crecieron y vivieron casi el doble que las demás. Las vitaminas liposolubles A, D y K2 en la grasa butírica de vacas alimentadas con pastura crearon una diferencia en la salud.

“Las necesitamos para mantener nuestra salud y prevenir enfermedades degenerativas”, dice Knobbe. “No tengo ninguna duda, todos los datos respaldan el hecho de que los pacientes con degeneración macular tienen una deficiencia de vitamina A, D y K2”.

Knobbe cita datos de poblaciones nativas de todo el mundo, incluyendo a la tribu Maasai en África oriental, a los habitantes de Papua Nueva Guinea y de Tokelau en el Pacífico Sur, las cuales tenían alimentaciones muy diferentes y que solo compartían una similitud: “No consumían azúcar refinada, trigo refinado, alimentos procesados ni aceites vegetales”. Knobbe descubrió que tienen pocos o ningún caso degeneración macular.

Los aceites vegetales causan insuficiencia mitocondrial y resistencia a la insulina

La DMRE es un proceso de enfermedad que se origina por la disfunción mitocondrial y la resistencia a la insulina. El deterioro de la salud es provocado por el consumo a largo plazo de aceites vegetales (omega-6) y otros alimentos procesados, Knobbe explica cuál es el proceso:

“Esto es lo que hace el exceso de omega-6 en una alimentación occidentalizada: provoca deficiencias de nutrientes, un problema catastrófico de peroxidación de lípidos, además, daña un fosfolípido llamado cardiolípido en las membranas mitocondriales. Todo esto causa el mal funcionamiento de la cadena de transporte de electrones, lo que provoca un error y disfunción mitocondrial.

Y esto contribuye a las especies reactivas de oxígeno, que alimenta los problemas de peroxidación. Entonces, sus células grasas y membranas mitocondriales se llenan con omega-6, por lo que se oxidarán debido a que son poliinsaturadas.

Después viene la resistencia a la insulina, que provoca el síndrome metabólico, diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico. Cuando existe un problema en las mitocondrias, se reducen los ácidos grasos y la oxidación beta, lo que significa que estas grasas no se pueden quemar de forma correcta como combustible.

Así que se convierte en una persona dependiente de los carbohidratos y es muy probable que tenga problemas de obesidad. Por lo que se sentirá cansado y subirá de peso. Sus mitocondrias ya no queman grasa como combustible y éste se convierte en un mecanismo poderoso para la obesidad.

Así que, la mala energía a nivel celular provoca mutaciones del ADN mitocondrial nuclear y cáncer. Tres semanas con una alimentación alta en PUFA (por sus siglas en inglés) provoca insuficiencia cardíaca en ratas. Igual que apoptosis y necrosis. Y, por supuesto, así es como se desarrollan trastornos como la DMRE y el Alzheimer”.

Knobbe también estudió los aldehídos tóxicos por el consumo de estas grasas omega-6. Cuando consume una grasa omega-6 primero reacciona con un radical hidroxilo o un radical peróxido que produce un hidroperóxido lipídico.

Este hidroperóxido de lípidos se degenera muy rápido en aldehídos tóxicos, que a su vez provocan citotoxicidad, genotoxicidad, mutagenicidad, carcinogenicidad y más, además son obesogénicos, en dosis muy bajas.

La alimentación ancestral es fundamental para prevenir la degeneración macular relacionada con la edad

De acuerdo con Knobbe, se reportaron solo 50 casos de ceguera alimentaria entre 1851 y 1930 en todo el mundo, pero es probable que también contribuyeran otras enfermedades. En el 2020, esta cifra aumentó a un estimado de 196 millones de casos. Knobbe cree que llevar una alimentación ancestral, rica en carnes de animales alimentados con pastura, aves de corral, lácteos de vacas alimentadas con pastura, pescado salvaje, vegetales, frutos secos y semillas, contribuirá para que la mayoría de los casos de DMRE desaparezcan.

“¿Podrían los alimentos procesados provocar esta enfermedad? Esa es la cuestión. Quiero decir, ¿esta diferencia es tan simple y podría deberse solo a la alimentación?”, preguntó Knobbe. “Les diré que todo lo que he encontrado hasta ahora demuestra que lo es, y no hay nada que no apoye este concepto”.

Descubra más detalles, en el libro de Knobbe titulado “Ancestral Dietary Strategy to Prevent and Treat Macular Degeneration”, así como en su sitio web, CureAMD.org. Como dice Knobbe:

“En la actualidad, alrededor de 534 personas quedarán ciegas debido a la DMRE. Perdieron la vista de un ojo. Y perderán la visión del segundo. Creo que esto es una farsa porque creo que todo se puede prevenir. Por lo tanto, nuestra misión en la fundación Cure AMD es prevenir y tratar la DMRE a través de estrategias alimentarias ancestrales. Y necesitamos más investigación científica para convencer a nosotros y a nuestros amigos”.

La estrategia más importante que puede implementar

Es muy importante que disminuya el consumo de aceites de semillas procesados de forma industrial tanto como sea posible. Esto significa eliminar todos los siguientes aceites:

SoyaMaíz
CanolaCártamo
GirasolCacahuete

El aceite de oliva y aceite de aguacate también deberían estar en la lista, ya que más del 80 % de estos aceites están adulterados. Pero incluso si no lo fueran, no vale la pena tener niveles altos de aceite de oliva, ya que contiene la grasa omega-6 llamada ácido linoleico.

También debe ser importante evitar casi todos los alimentos procesados, ya que la mayoría incluyen estos aceites tóxicos. Casi todos los restaurantes de comida rápida también son culpables de utilizar niveles altos de estas grasas tóxicas. Por eso es tan importante preparar la mayor cantidad posible de comida en su hogar para saber qué es lo que come.

La mayoría de los “expertos” en salud, incluyendo muchos a los que he entrevistado antes, no comprenden lo peligroso que son estos aceites en comparación con el azúcar. Estos aceites ingresan en sus membranas celulares y permanecen allí durante años, hasta causar problemas.

Ésta es una de las razones por las que una alimentación rica en este tipo de aceites puede ser perjudicial. Si contiene estas peligrosas grasas omega-6, lo hará metabólicamente poco saludable y tendrá más riesgo de contraer casi todas las enfermedades crónico-degenerativas, como las enfermedades cardíacas, el cáncer, la diabetes y la ceguera.

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The Wall Street Journal pregunta a la FDA “¿Cuál es el problema con la ivermectina?”

Por Mercola, 23 de agosto de 2021.

La ivermectina es un antiparasitario seguro, entonces ¿por qué la FDA actúa como si fuera un veneno? Un artículo de opinión de los principales medios de comunicación en The Wall Street Journal pregunta por qué la FDA desacredita un medicamento seguro y efectivo que aprobaron en 1996. Los autores David R. Henderson y Charles L. Hopper citan una carta de advertencia de la FDA contra la ivermectina, que dice que “no se debe utilizar la ivermectina para tratar o prevenir el COVID-19”. 

El artículo señala que la ivermectina está en la “Lista de medicamentos esenciales” de la Organización Mundial de la Salud y que Front Line Covid-19 Critical Care Alliance, un grupo de 10 médicos, dice que es “uno de los medicamentos más seguras, de bajo costo y ampliamente disponible en la historia de la medicina”. 

La ivermectina combate 21 virus, incluyendo el SARS-CoV-2, la causa del Covid-19. De acuerdo con un estudio de junio de 2020, una sola dosis de ivermectina redujo la carga viral de SARS-CoV-2 en las células en un 99.8 % en 24 horas y en un 99.98 % en 48 horas. 

FUENTES: 

TrialSite News

Wall Street Journal

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