Agricultura “climáticamente inteligente”, otro engaño del agronegocio

La CSA reconoce que la materialización de las opciones dependerá del contexto y la capacidad de cada país, así como de su acceso a una información más completa, la armonización de las políticas, la coordinación de los acuerdos institucionales y la flexibilización de los incentivos y los mecanismos financieros. El concepto de CSA evoluciona permanentemente y no existe un planteamiento único que pueda utilizarse.” (4)

En septiembre de 2014 la FAO fundó la Alianza Global por la Agricultura Climáticamente Inteligente (5).

Esta alianza se describe a sí misma como “una alianza voluntaria de socios dedicados a atender los retos que enfrentan la seguridad alimentaria y la agricultura ante un clima cambiante.” Sus integrantes incluyen:

The Nature Conservancy – Organización conservacionista estadounidense activa en más de 30 países que posee activos valorados en más de 6 mil millones de dólares.

Sus socios corporativos incluyen a Dow Chemical, Coca Cola, y la gigantesca agroempresa Cargill (6). Incurrió en gran controversia en 1993 al unirse a la campaña en pro del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN).

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) – Con sede en Suiza, la UICN es uno de los grupos ambientalistas más influyentes del mundo.

Tiene un presupuesto anual que supera los $100 millones, y sobre mil empleados que manejan proyectos de conservación en el mundo entero. Sus socios incluyen el gobierno de Estados Unidos (Departamento de Estado y USAID), el Banco Mundial, la minera Rio Tinto, la petrolera Shell, y la superempresa procesadora de alimentos francesa Danone. (7)

Environmental Defense Fund – Líder del ambientalismo neoliberal en EEUU. También se sumó a la campaña por el TLCAN. Sus socios corporativos incluyen McDonald’s y Wal-Mart. (8)

World Resources Institute (WRI) – Tanque de pensamiento super-elite de recursos naturales radicado en Washington DC. En su junta directiva están el ex-presidente mexicano Felipe Calderón, y Harriet C. Babbitt, ex-embajadora de EEUU ante la Organización de Estados Americanos.

Anteriores directores han incluido al ambientalista celebridad Al Gore, el ex-presidente neoliberal de Brasil Fernando H. Cardoso, el ex-presidente costarricense José M. Figueres, y ejecutivos de Wal-Mart y Citigroup. (9)

World Business Council for Sustainable Development – Portaestandarte mundial del ambientalismo corporativo desde su fundación en 1992. Sus miembros incluyen ejecutivos de Unilever, Toshiba, Toyota, Royal Dutch Shell, Chevron, la minera brasileña Vale, Pepsico, Syngenta, Monsanto y Dupont. (10)

Ecoagriculture Partners – Grupo que promueve una forma de agricultura “sustentable” amigable con los intereses corporativos y con el modelo de la revolución verde. Sus socios incluyen el WRI, el Banco Mundial, el Departamento de Agricultura de EEUU, y  la Fundación Rockefeller. (11)

Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) – Consorcio de los financiadores de la revolución verde.

También: La empresa Danone, y sobre 20 gobiernos, incluyendo los de EEUU, Reino Unido, México, Costa Rica y Francia.

Interesante que no aparecen fabricantes de pesticidas agrotóxicos en la lista de miembros de la Alianza, pero la industria de fertilizante luce muy interesada en asegurarse de que el agro “climáticamente inteligente” sea adoptado como norma mundial (12).

En la Alianza están representados la International Fertilizer Industry Association, el Fertilizer Institute- brazo de investigación y desarrollo de la industria-, y Yara y Mosaic, dos de las mayores compañías de fertilizante del mundo.

Tan pronto la Alianza anunció su existencia, la Via Campesina emitió una carta abierta cuestionando sus motivos (13). Citamos del documento:

“Como mujeres, hombres, campesinos, pequeños granjeros familiares, migrantes, trabajadores rurales, indígenas y jóvenes de La Vía Campesina, denunciamos a la Agricultura Climáticamente Inteligente… (la cual) es la continuación de un proyecto iniciado con la Revolución Verde en la década de 1940 y que continuó de los 70 a los 80 con los proyectos de Reducción de Pobreza del Banco Mundial y los intereses de las corporaciones involucradas.

Estos proyectos, como la mentada llamada Revolución Verde, diezmaron las economías campesinas particularmente en el Sur, al grado que muchos países, como México, por ejemplo, que fueron auto-suficientes en producción de comida en un par de décadas se hicieron dependientes del Norte para poder alimentar a su población.

La consecuencia de estos proyectos, dictados por la necesidad de expansión del capital industrial, fue el acaparamiento y la integración de los productores y la producción agrícola tradicional con la agricultura industrial y su régimen alimentario…