Esto podría ayudar a reducir la contaminación por la moda rápida

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 02 de septiembre de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Existen varias estrategias que podrían ayudar a reducir la contaminación textil, incluyendo el alquiler de su ropa, la compra de ropa que se fabrique de manera responsable y el cuidado al momento de donar ropa usada
  • El exceso de ropa barata impulsada por la demanda de los consumidores también ha afectado a la industria de la ropa de segunda mano en Kenia y Ghana, según informan CBC y ABC News Australia; la calidad de los artículos donados es tan mala que se estima que el 40 % de lo que llega a Ghana va directamente a los basureros
  • Aunque la capital de Ghana puede procesar 2 000 toneladas métricas de desechos cada día, la ciudad produce casi el doble; el desperdicio de ropa se estima en casi 6 millones de prendas por semana
  • Los investigadores evalúan el interés de los consumidores en alquilar ropa en un esfuerzo por reducir el residuo textil; los fabricantes también deben realizar cambios para mejorar la calidad de la ropa para que pueda soportar el uso de varias personas

Es posible que haya escuchado de las compras como “terapia de compras”. Algunas personas han sugerido que comprar cosas, en especial ropa nueva, los hace sentirse mejor. En los últimos 18 meses, muchas personas han recurrido a las compras en línea y, durante los confinamientos podría haber parecido que era lo único que podían hacer.

Sin embargo, la terapia de compras puede incluir varios retos. Muchas de las emociones positivas que obtiene al comprar ropa nueva desaparecerán muy rápido, mientras que el exceso de cargos en su tarjeta de crédito y en su armario de ropa no. Si es como la mayoría personas, es posible que no haya considerado a dónde va su ropa después de que decide donarla.

Por desgracia, muchas prendas que se donan no las utilizan las personas necesitadas, ni personas en su propia área regional. La ropa que donan los países más ricos como los Estados Unidos y el Reino Unido se empaca y se envía por toneladas a países en desarrollo como Ghana.

Este se ha convertido en el verdadero costo de la “moda rápida” y la ropa barata. En un informe de investigación reciente de ABC News en Australia, el periodista Linton Besser viajó a Ghana, descubrió más sobre el sucio secreto detrás de la adicción a la moda en el mundo, algo que ellos llaman “ropa de hombre blanco muerto”.

Y cuando se trata de moda “rápida”, el exceso de ropa barata que producen los fabricantes cuyo único objetivo es crear demanda para sus productos y aumentar sus ingresos no solo se ha sumado al problema de desechos mundiales, sino que podría ser un factor importante en general. En 2014, las personas en Estados Unidos compraban 500% más ropa que en la década de 1980 y los canadienses compraban un 400% más de ropa.

En 2018, los expertos estimaron que el 85% de la ropa donada no la utilizó nadie, sino que terminó en los basureros. Dado que muchos de estos textiles están hechos de fibras sintéticas y no se degradan tan fácil, la ropa se ha convertido en el mayor problema mundial de desechos.

Sin embargo, aunque el problema es significativo, existen opciones muy efectivas que podrían ayudar a reducir la contaminación y algunas contribuirán con la gran emoción que obtiene con la ropa nueva. Pero, antes de discutir estas ideas innovadoras, descubramos por qué es tan importante que todos hagamos un cambio en la forma en que compramos, vestimos y desechamos la ropa.

El desperdicio de tela es un problema creciente

El video está disponible solo en inglés

Si realiza un seguimiento de las estadísticas, parece que la mujer promedio en Estados Unidos posee 30 conjuntos, lo que es un aumento de los nueve que poseían las mujeres en la década de los 30´s. En 2015, la industria de la confección de Estados Unidos era un negocio de $ 12 mil millones de dólares, construido sobre la base de familias de Estados Unidos que gastaban $ 1 700 en ropa al año. Para 2019, los expertos estimaron que el valor del mercado había aumentado a 359 900 millones de dólares.

La cantidad en dólares que se gastó cada año no es financieramente significativa, pero debido a que la moda rápida es barata, representa un volumen más alto de textiles, lo que también significa que existe más desperdicio de tela. Pero ¿a dónde va todo ese desperdicio? En el video de Marketplace anterior, Charlsie Agro de CBC News, profundiza en la industria de la moda rápida en Canadá.

Hace poco tiempo, ABC News Australia siguió la ropa que donó el Reino Unido, Estados Unidos y Australia a las calles de Ghana, donde casi 15 millones de prendas usadas llegan cada semana y abastecen el mercado de ropa de la ciudad. Tal vez debido a que gran parte de la ropa que se dona hoy se ha creado y vendido a bajo precio, se estima que el 40% de lo que llega va directamente al basurero.

El artículo cuenta la historia de una joven, Aisha Iddrisu, que se convirtió en “encargada principal” a la tierna edad de 12 años. Se trata de mujeres que cargan fardos de ropa de 121 libras (55 kilogramos) en la cabeza a través del bazar y pasillos estrechos donde los vehículos no pueden pasar. Incapaz de encontrar trabajo en su remota aldea, llega a Accra con su bebé de 18 meses para ganar dinero para su familia.

Como puede imaginar, cargar 121 libras en la cabeza es peligroso y muchas personas se lesionan. El comercio de ropa de segunda mano ha crecido en Accra, como lo ha hecho en Kenia, donde Agro sigue el viaje de otras prendas de vestir usadas en el video anterior. Sin embargo, como un comerciante de Ghana describe la industria:

“Hace 17 años [cuando comencé] era bueno, pero ahora lo que envían a África, a Ghana tiene menor calidad que antes. Ahora está muy mal”.

¿Qué sucede con la ropa que donan?

Besser describe el mercado de Accra y dice, “cada centímetro libre de pavimento parece ocupado por un vendedor ambulante, un nuevo lote de ropa vieja doblada y colgada entre sus mercancías. Los llaman “obroni wawu”, ropa de hombre blanco muerto”.

Los importadores pueden pagar hasta $ 95 000 por un contenedor de envío de ropa, sin verlo. Cada semana se entregan a Accra casi 60 contenedores de ropa. Muchas veces la ropa en esos contenedores está rota, manchada o no se puede utilizar, y cómo es posible que muchos estén así el importador podría haber perdido su dinero.

La gran cantidad de ropa de baja calidad y el gran volumen de ropa fabricada son los principales contribuyentes a la crisis de desechos en Ghana y otras áreas del mundo donde la ropa reciclada es un gran negocio. Además de alimentar el deseo de las personas de comprar más, la industria de la confección introduce nuevas líneas de moda en las tiendas casi cada semana.

Lo que solían ser líneas de ropa de primavera / verano y otoño / invierno, se ha convertido en una verdadera línea de producción de ropa barata y de baja calidad que utilizan los fabricantes para responder a las tendencias cambiantes. Besser entrevistó a Liz Ricketts, una activista de Estados Unidos de desperdicios de tela que también ha documentado el desastre textil en Ghana durante casi una década.

Aunque los desperdicios de tela han sido parte de la moda, y “muchas marcas se exceden hasta en un 40%”, dice, también cree que los consumidores son “algo cómplices” y explica:

“Decidimos que la conveniencia es un derecho humano y pensamos que cuando vamos de compras siempre deberíamos poder encontrar lo que queremos. Debemos encontrarlo en nuestra talla y el color que queramos. Eso también contribuye a esta producción excesiva”.

Besser señala que Australia no tiene las mismas ventas minoristas de ropa que los Estados Unidos o el Reino Unido, pero por persona solo los supera Estados Unidos, ya que de los 60 contenedores de ropa que llegan cada semana a Accra, casi 6 millones las prendas son desperdicio de tela. Aunque la ciudad capital de Ghana, Accra, puede procesar 2 000 toneladas métricas de desechos cada día, la ciudad produce casi el doble.

Besser reporta que, durante la temporada de los monzones, el exceso de agua arrastra “muchísima ropa a la red medieval de alcantarillas que están abiertas de la ciudad. Las telas tapan el sistema de drenaje de la ciudad y crean inundaciones. Los mosquitos se reproducen y las enfermedades prosperan”.

Una vez que los textiles llegan al mar, el material más pesado se hunde hasta el fondo, donde se enreda, se eleva y forma largos brazos de tela que Ricketts llama “tentáculos”. Ella dice que pueden medir entre 8 y 30 pies de largo y, a veces, hasta 3 pies de ancho.

Alquilar su ropa podría ser una excelente solución

Aunque la idea de alquilar un armario es una idea nueva, el alquiler de esmoquin y vestidos de novia se practica desde hace décadas. El incentivo es pagar una tarifa por usar ropa que podría utilizar solo una o dos veces en la vida. Sin embargo, un equipo de investigación examina si las personas podrían estar dispuestas a dejar de ser dueños de su guardarropa y alquilarlo.

La disposición de los consumidores a utilizar el alquiler de ropa, también conocida como “consumo colaborativo de ropa”, se analiza a través de encuestas entre los consumidores de la Generación Z. Es un modelo de negocio que los investigadores describen como “proporcionar a los consumidores la capacidad de centrarse en el uso de sus productos en lugar de la propiedad”.

El equipo encuestó a 362 adultos que nacieron entre 1997 y 2002. Los autores descubrieron que la generación Z quiere estar a la moda, pero es posible que no le importe si son dueños de los productos que utilizan. Después de evaluar otras encuestas recientes, los autores descubrieron que la sostenibilidad es una fuerza impulsora en los patrones de compra actuales y la lealtad de los clientes, en especial entre los consumidores de la Generación Z.

La encuesta trató de identificar los factores que podrían influir en el uso que hace un consumidor de un servicio de alquiler de ropa. Después de analizar los resultados, los datos demostraron que la actitud del consumidor de la Generación Z ayudó a mediar la intención de utilizar un servicio de alquiler.

El autor correspondiente Ting Chi, presidente del Departamento de Indumentaria, Comercialización, Diseño y Textiles de la Universidad Estatal de Washington, comentó para un comunicado de prensa de la universidad:

“La idea cada vez es más popular, en especial entre los consumidores de la Generación Z. Están muy interesados en el consumismo sostenible, se preocupan por el medio ambiente y están dispuestos a hacer cambios para ayudar al planeta. Desperdiciamos muchos textiles.

Las personas en Estados Unidos compran un promedio de 67 prendas de vestimentas cada año, pero ¿cuántas en realidad necesitamos? Son económicas, pero causan un daño ambiental real. Necesitamos hacer un esfuerzo individual para ayudar al medio ambiente y una forma de ayudar es introducir una economía colaborativa”.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que para que la idea de que la ropa se pueda alquilar y utilizar varias veces, debe estar bien hecha y ser duradera. Esto significa que, para pasar de una economía en la que las personas son dueñas de su ropa a una en la que el alquiler se convierta en algo común, los fabricantes también tendrán que pasar de la moda rápida a la calidad.

La campaña Care What You Wear

Pero el material de alta resistencia no puede ser el único criterio al momento de desarrollar una moda que no afecte al planeta. En pocas palabras, es importante empezar a preocuparse por el contenido de la ropa que compramos y utilizamos. El verdadero movimiento de sostenibilidad en la moda es que la ropa que usamos es buena para nosotros y para el mundo. Marci Zaroff, fundadora de la primera fábrica de textiles orgánicos en los Estados Unidos, lo explica de esta manera:

“No se trata solo de verse bien con la ropa. Se trata de sentirse y hacer las cosas bien en el mundo, así que cuando se preocupa por lo que lleva puesto, significa tratar de profundizar y decir de dónde vino esta fibra, cómo se cultiva, dónde se fabrica y quién la produce.

No es tan diferente del movimiento de la granja a la mesa, donde las personas se preguntan: ‘¿De dónde viene mi comida? ¿Cómo se cultiva y se produce?’ Despertamos nuestra fuente interna. Despertamos ese deseo de saber que le ponemos a nuestros cuerpos como una extensión de nosotros mismos.

No es solo lo que come. También es lo que utiliza lo que forma parte de usted. Tenemos que pensar en la fibra de la misma forma que en los alimentos”.

El resultado de esto es que la ropa hecha de manera responsable, con tintes no tóxicos (o sin tintes) y materiales orgánicos, también se siente muy bien. Existe una diferencia real en la calidad, y cuando una prenda de vestir es de excelente calidad, la necesidad de tirarla después de algunos usos disminuye. De hecho, las prendas de alta calidad a menudo mejoran con el uso, en lugar de convertirse en un desastre deforme, descolorido, mal ajustado y desgastado después de algunas lavadas.

¿Cómo convertirse en parte de la solución?

La solución a la ropa desechable comienza con los consumidores que buscan ropa de alta calidad, confeccionada de manera sostenible, cuidada y usada mucho más tiempo de lo que puede ser la moda rápida. Por desgracia, aunque muchas de las principales marcas de moda han prometido reciclar la ropa, la tecnología para separar fibras en grandes cantidades y volver a tejerlas juntas en un nuevo producto aún no está disponible.

De acuerdo con Elizabeth Cline, autora, periodista y experta en moda rápida y sostenibilidad, “la realidad es que hoy en día solo alrededor del 1% de la ropa se recicla en el sentido más literal de la palabra”.

Claudia Marsales, directora del programa de residuos Markham, Ontario, llama a las afirmaciones de la ropa reciclada “una forma de lavado verde”. Dice: “Para que los puntos de venta de moda rápida reciclen lo que fabrican, se necesitarían 12 años para reciclar lo que venden en 48 horas”.

En resumen, el problema principal es el modelo de negocios de la industria, y los programas de reciclaje son una forma sencilla de hacer que la industria parezca más responsable sin alterar la forma en que hacen negocios. La solución principal debería ser obvia. A los consumidores les corresponde hacer un cambio en el mercado para comprar menos y comprar solo lo que necesita.

Esto le permite gastar más en artículos de alta calidad que están bien hechos y se pueden utilizar durante años. Cuando algo en buenas condiciones ya no se adapta a su cuerpo o estilo de vida, considere buscar personas en su círculo de amigos y familiares que puedan necesitarlo. Los refugios para mujeres locales y los centros de crisis también podrían aceptar donaciones.

Las organizaciones benéficas de buena reputación que atienden las necesidades de su comunidad local, como su iglesia local, podrían ayudar a distribuir ropa a los necesitados dentro de su comunidad. Al final del día, la respuesta para reducir el desperdicio global radica en que cada persona haga su parte para reducir su consumo total.

Image by Kranich17 from Pixabay

¿Por qué los cubrebocas son una farsa?

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 01 de septiembre de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • En un correo electrónico del año 2020, obtenido a través de una solicitud de la ley de libertad de información, el Dr. Anthony Fauci declaró: “El cubrebocas típico que se compra en la farmacia no es efectivo para evitar el paso del virus, ya que es lo suficientemente pequeño como para atravesar el material”
  • El 25 de febrero de 2020, las autoridades de salud del Reino Unido publicaron una pauta que desalienta el uso de cubrebocas, incluso para los trabajadores de la salud en instalaciones de atención residencial, ya que no hay evidencia de que prevengan la propagación viral
  • Los ensayos controlados aleatorios (ECA, por sus siglas en Inglés) se han considerado durante mucho tiempo como el estándar de oro en la investigación médica, sin embargo, los ECA ahora se ignoran cuando se trata del uso del cubrebocas
  • De los 14 ECA que han analizado la efectividad de los cubrebocas para prevenir la transmisión de virus respiratorios, 11 sugieren que no sirven o que son contraproducentes. Los tres restantes sugieren que los cubrebocas podrían ser efectivos, pero no en un grado estadísticamente significativo

Durante más de 18 meses hemos lidiado con consejos cuestionables sobre el uso del cubrebocas, a pesar de la falta de base científica para el uso del cubrebocas universal.

Lo que impulsa esta locura es la censura de información veraz y fáctica por parte de las plataformas tecnológicas como YouTube. En un informe de la cadena Fox News, Tucker Carlson critica a la directora ejecutiva de YouTube, Susan Wojcicki, por censurar un video del senador de Estados Unidos Rand Paul, en el que señaló que la mayoría de los cubrebocas no pueden protegerlo y no lo protegerán del virus.

“Decir que los cubrebocas de tela funcionan, cuando no lo hacen, arriesga vidas”, dijo Paul en su video prohibido. Al contrario de Wojcicki, Paul es un médico real, pero Wojcicki cree que es capaz de determinar qué es y qué no es información médica errónea.

Las recomendaciones del cubrebocas aumentaron de lo sensible a lo irracional

La declaración de Paul está lejos de ser controvertida. En un correo electrónico del año 2020, obtenido a través de una solicitud de la ley de libertad de información, el Dr. Anthony Fauci declaró: “El cubrebocas típico que se compra en la farmacia no es efectivo para evitar el paso del virus, ya que es lo suficientemente pequeño como para atravesar el material”.

En marzo de 2020, Fauci también apareció en la televisión y dijo1,2 que “las personas no deberían utilizar cubrebocas” porque “no proporciona la protección que creen”.

Lo mismo ocurre con el entonces cirujano general Jerome Adams, quien el 29 de febrero de 2020 tuiteó lo siguiente: “En serio: ¡DEJEN DE COMPRAR CUBREBOCAS! NO son efectivos para prevenir que las personas contraigan el #Coronavirus”.3 Desde entonces, Adams eliminó el tweet, pero vive en la infamia en Internet.4,5,6

“El caso es que no había nada extraño o inexacto en el video de Rand Paul que habla sobre los cubrebocas”, dice Carlson. “Ya que demostró que era cierto y las personas que saben de lo que habla están de acuerdo, incluyendo a las personas a cargo de nuestra respuesta frente al COVID, pero de todos modos decidieron censurarlo. Y el hecho de que lo censuraran de todos modos causa un escándalo”.

Carlson señala que la censura siempre resulta contraproducente, ya que en algún momento las masas se dan cuenta de que les mienten y en ese momento dejan de escuchar por completo. La mano dura también resulta contraproducente, y la campaña de vacunas antiCOVID es un ejemplo perfecto.

Si nos hubieran tratado como adultos, la tasa de vacunas tal vez habría sido mucho más alta de lo que es ahora. El impulso irracional con sobornos ostentosos, seguido de los mandatos de vacunas que implementaron de forma ilegal, levantó demasiadas sospechas en muchas personas.

“Es obvio que esto no puede continuar. No se puede tener un país autónomo en el que las personas no puedan leer lo que quieran. Una prensa libre no es una característica opcional de una democracia; es el centro de la democracia. Eso es obvio. Está escrito en nuestros documentos constitucionales”. Dice Carlson.

¿Cómo las autoridades sanitarias se volvieron tan irracionales con los cubrebocas?

En un artículo del City-Journal del 11 de agosto de 2021,7 Jeffrey Anderson revisa la evidencia científica para el uso del cubrebocas y señala que el 25 de febrero de 2020, las autoridades de salud del Reino Unido publicaron una pauta que desalienta el uso del cubrebocas, incluso para los trabajadores de la salud en instalaciones de atención residencial, ya que no hay evidencia de que prevengan la propagación viral.

Aunque aparentemente borraron la pauta de Internet como el tweet de Adams, Anderson lo cita diciendo: “Durante las actividades normales del día a día, los cubrebocas no brindan protección contra virus respiratorios como el COVID-19 y no es necesario que el personal los utilice”.

De manera similar, el 30 de marzo de 2020, el director ejecutivo del Programa de Emergencias de Salud de la Organización Mundial de la Salud declaró que “no hay evidencia específica que sugiera que el uso de cubrebocas proporciona algún beneficio particular”.8

Dicha pauta fue veraz y lógica. Los cubrebocas quirúrgicos no están diseñados para proteger al usuario ni a otras personas de la transmisión viral, ya que los agujeros en la tela son mucho más grandes que cualquier virus. En realidad, solo están destinados a evitar que un trabajador de la salud infecte la herida de un paciente con la saliva o gotitas respiratorias, ya que contienen bacterias. De acuerdo con Anderson:9

“El consejo de los funcionarios de salud pública en los primeros días del COVID-19 fue consistente con ese entendimiento. Después, el 3 de abril de 2020, Adams anunció que los CDC cambiaban su pauta y que todas las personas deberían utilizar cubrebocas en el futuro siempre y cuando no se pudiera mantener un distanciamiento social suficiente.

Avance rápido de 15 meses. Suspendieron a Rand Paul de YouTube durante una semana por decir: “La mayoría de los cubrebocas no funcionan”.

Muchas ciudades de todo el país que siguieron las nuevas pautas de los CDC, en medio de un aumento en los casos causados a nivel nacional por la variante Delta, vuelven a exigir el uso de cubrebocas para todas las personas en espacios cerrados, independientemente del estado de vacunación.

Los CDC recomiendan además que todos los estudiantes y maestros, incluso los que ya tuvieron COVID-19 o que recibieron la vacuna, deben utilizar cubrebocas.

¿Cómo cambió tanto la pauta? ¿En tan poco tiempo cambió la investigación médica sobre la efectividad de los cubrebocas, o solo cambió la pauta para utilizarlos?”

¿Por qué los CDC utilizan ciencia inferior para respaldar el uso del cubrebocas?

Todo el tiempo nos dicen que sigamos la ciencia y que las recomendaciones de salud pública se basan precisamente en eso. Pero ¿en realidad es así? ¿Dónde está la evidencia que demuestre que el uso del cubrebocas tiene algún impacto en la transmisión viral?

Es sorprendente la forma en que los CDC tratan de evitar mencionar los ensayos controlados aleatorios, al reunir pruebas para justificar su pauta revisada sobre los cubrebocas. ~ Jeffrey Anderson

Los ensayos controlados aleatorios (ECA, por sus siglas en inglés) se han considerado durante mucho tiempo como el estándar de oro en la investigación médica, ya que permiten aislar una variable específica y reducir la capacidad de los investigadores para producir un resultado deseado. Esto último todavía es posible a través de una variedad de trucos, pero al menos así puede ver el sesgo. Curiosamente, ahora ignoran los ECA de forma rutinaria cuando se trata del uso de cubrebocas. ¿Por qué sucede eso? Anderson señala:10

“Es sorprendente la forma en que los CDC tratan de evitar mencionar los ensayos controlados aleatorios, al reunir pruebas para justificar su pauta revisada sobre los cubrebocas.

En un ‘Science Brief’,11 al destacar los estudios que “demuestran que el uso del cubrebocas reduce las nuevas infecciones” y que sirve como la principal justificación pública para su orientación sobre ellos, los CDC proporcionan una base informativa de 15 estudios, ninguno de los cuales es un ECA.

En cambio, los CDC se centran solo en los estudios observacionales completados después de que comenzara el COVID-19. En general, los estudios observacionales no solo son de menor calidad que los ECA, sino que también es más probable que estén politizados, ya que pueden incluir el juicio del investigador de manera más prominente en la investigación y prestarse, mucho más que los ECA, para encontrar lo que uno quiere encontrar.

Uno de los favoritos de los CDC es un estudio observacional12 que se enfoca en dos estilistas que dieron positivo al COVID en un salón de belleza en Missouri.

Los dos estilistas que utilizaban cubrebocas, brindaron servicio a 139 personas, en su mayoría personas con cubrebocas, durante varios días después de desarrollar los primeros síntomas del COVID-19. Los 67 clientes que decidieron hacerse la prueba del coronavirus dieron negativo, y ninguno de los otros 72 reportó síntomas.

Este estudio tiene importantes limitaciones. Para empezar, cualquier otra persona, aparte de los 72 clientes que no se realizaron la prueba, podría haber tenido COVID-19 pero haber sido asintomático, o bien haber tenido síntomas que decidieron no reportar al Departamento de Salud del Condado de Greene, la entidad entrevistada.

La aparente falta de propagación del COVID-19 podría haber sido el resultado de una buena ventilación, buena higiene de las manos, tos mínima por parte de los estilistas o el hecho de que los estilistas en general, como señalan los investigadores, ‘cortan el cabello mientras los clientes están de espaldas a ellos’.

Los investigadores también observan que la ‘diseminación viral’ del coronavirus ‘está en su punto más alto durante los 2 a 3 días antes de la aparición de los síntomas’. Sin embargo, ningún cliente que acudió con los estilistas, en su momento más contagioso, se sometió a la prueba de COVID-19 ni se les preguntó acerca de los síntomas.

Lo más importante es que este estudio no tiene un grupo de control. Nadie tiene idea de cuántas personas, si es que existe alguna, se habrían infectado si no hubieran utilizado cubrebocas en el salón”.

Los ECA demuestran que los cubrebocas no previenen la transmisión viral

Otra prueba en la que se apoyaron los CDC es una encuesta, que es incluso una evidencia de menor calidad que un estudio de cohorte observacional.

“Los defensores de los cubrebocas a menudo afirman que no tenemos más remedio que confiar en estudios observacionales en lugar de los ECA, ya que los ECA no pueden decirnos si los cubrebocas funcionan o no. Pero lo que en realidad quieren decir es que no les gusta lo que demuestran los ECA”, escribe Anderson.

De hecho, sería difícil encontrar un solo ECA que demuestre que utilizar el cubrebocas tiene un beneficio notable. Anderson analiza 14 ECA realizados en todo el mundo, los cuales han investigado la efectividad de los cubrebocas contra los virus respiratorios y habla sobre sus hallazgos.

Entre ellos se encuentra un estudio francés13 de 2010, que colocó de forma aleatoria a los pacientes enfermos y sus contactos cercanos, en un grupo de cubrebocas o en un grupo sin cubrebocas. El cumplimiento de la intervención designada fue “bueno”.

En una semana, el 15.8 % de los contactos cercanos en el grupo de control sin cubrebocas y el 16.2 % en el grupo de cubrebocas desarrollaron una enfermedad similar a la influenza. La diferencia de 0.4 % entre los grupos fue insignificante. De acuerdo con los autores: “En varios análisis de sensibilidad, no identificamos ninguna tendencia en los resultados que sugiera la efectividad de los cubrebocas”.

Los propios datos de los CDC14,15,16 también demuestran que el 70.6 % de los pacientes con COVID-19 informaron “siempre” usar un cubrebocas de tela, o cubrirse la cara en los 14 días anteriores a su enfermedad; el 14.4 % informó haber usado un cubrebocas “a menudo”. Entonces, un total del 85 % de las personas que contrajeron COVID-19 usaron “en ocasiones” o “siempre” un cubrebocas.

El lavado de manos es más efectivo que los cubrebocas

Un estudio de 2009,17 financiado por los CDC, agregó el lavado de manos a la ecuación para saber si utilizar el cubrebocas funcionaría mejor junto con la higiene de manos. Un grupo recibió instrucciones sobre la higiene de manos únicamente, un segundo grupo utilizó el lavado de manos y el cubrebocas, mientras que un tercer grupo no hizo nada.

Al grupo que utilizó el cubrebocas y lavado de manos le fue mejor que al grupo de control en una medida, el grupo que solo se lavó las manos superó al grupo de control en un grado significativo en dos medidas.

Esto sugiere que lavarse las manos fue la medida más efectiva. De acuerdo con los autores, “no se observó ningún beneficio adicional cuando se agregó el uso de cubrebocas a la higiene de las manos en comparación con la higiene de las manos únicamente”.

La idea de que el lavado de manos por si solo supera a la combinación de lavarse las manos y utilizar un cubrebocas, ganó apoyo en un estudio de 2011,18 ya que descubrió que en las personas que se lavaban las manos y utilizaban cubrebocas, la tasa de ataque secundario de enfermedad similar a la influenza era el doble que la del grupo de control, que no hizo nada.

El análisis multivariado demostró lo mismo, lo que llevó a los autores a concluir que, en relación con el grupo de control, las probabilidades de infección entre las personas que utilizaban cubrebocas y se lavaban las manos fue “el doble en la dirección opuesta al efecto protector hipotético”.

La prueba de un cubrebocas específico para el COVID-19 no demostró ningún beneficio

El único ensayo controlado, aleatorio y específico para el cubrebocas quirúrgico contra el COVID-19,19,20 publicado el 18 de noviembre de 2020, también afectó la narrativa oficial de que utilizar cubrebocas si funciona. Cabe destacar que descubrió que utilizar cubrebocas a diario podría reducir su riesgo de infección por SARS-CoV-2 hasta en un 46 %, o podría aumentarlo en un 23%.

De cualquier manera, la mayoría (el 97.9 % de las personas que no utilizaban cubrebocas y el 98.2 % de las que sí lo hacían) permanecieron sin ninguna infección, por lo que la infección por SARS-CoV-2 no está tan extendida como pensamos.

El estudio incluyó a 3030 personas asignadas para utilizar un cubrebocas quirúrgico y 2994 controles sin cubrebocas. De ellas, el 80.7 % completó el estudio. De acuerdo con las puntuaciones de adherencia informadas, el 46 % de los participantes siempre usó el cubrebocas según lo recomendado, el 47 % predominantemente según lo recomendado y el 7 % no siguió las recomendaciones.

Entre las personas que usaban cubrebocas, el 1.8 % dio positivo al SARS-CoV-2, en comparación con el 2.1 %. Cuando eliminaron a las personas que no siguieron las recomendaciones de uso, los resultados fueron los mismos: 1.8 %, lo que sugiere que seguir esta medida tampoco hace ninguna diferencia.

Entre los que reportaron usar un cubrebocas “como se les indicó”, el 2 % obtuvo un resultado positivo para el SARS-CoV2 en comparación con el 2.1 % de los controles. Entonces, en teoría destruíamos economías y vidas en todo el mundo para proteger a una pequeña minoría de obtener un resultado positivo en la prueba de PCR, lo que ahora sabemos que no significa nada.

En otra investigación,21 que comparó la cantidad de casos entre los estados que requirieron el uso de cubrebocas y los que no, se demostró que los estados con mandatos de cubrebocas tenían un promedio de 27 “casos” positivos de SARS-CoV-2 por cada 100 000 personas, mientras que los estados sin mandatos de cubrebocas tenían solo 17 casos por cada 100 000. Esto también sugiere que los mandatos de cubrebocas no tienen ningún impacto positivo.

Más ciencia

Si todavía no sabe si los cubrebocas son una necesidad que se debe imponer para todas las personas, incluyendo a los niños pequeños, considere leer algunos de los documentos médicos disponibles. Además de la investigación que revisamos antes, aquí hay una pequeña muestra de qué más encontrará cuando comience a buscar datos sobre los cubrebocas como una estrategia para prevenir la infección viral:

•Los cubrebocas quirúrgicos y los respiradores N95 funcionan casi de la misma manera: un estudio realizado en el 200922 y publicado en JAMA comparó la efectividad de los cubrebocas quirúrgicos y los respiradores N95 para prevenir la influenza estacional en un entorno hospitalario; el 24 % de las enfermeras del grupo de cubrebocas quirúrgicos contrajeron gripe, al igual que el 23 % de las que utilizaban respiradores N95.

•Los cubrebocas “sin evidencia” previenen la transmisión de la gripe en el ámbito hospitalario: en septiembre de 2018, la Asociación de Enfermeras Registradas de Ontario (ONA, por sus siglas en inglés) ganó la segunda demanda (de las dos presentadas) contra la política de “vacunar o utilizar cubrebocas” de la Red Académica de Ciencias de la Salud de Toronto (TAHSN, por sus siglas en inglés). Parece que también eliminaron esta información de Internet, pero está disponible en los archivos de Wayback. De acuerdo con lo informado por la ONA:23

“Después de revisar la extensa evidencia pericial presentada, el juez William Kaplan, en su decisión del 6 de septiembre,24 descubrió que la política de VOM de St. Michael es ‘ilógica y no tiene sentido’.

En 2015, el juez James Hayes eliminó el mismo tipo de política que incluía a otros hospitales de Ontario y de toda la provincia. Hayes descubrió que falta “mucha evidencia” que demuestre que los cubrebocas reducen la transmisión de la influenza a otras personas.

Los reconocidos testigos de la ONA, incluyendo al experto en control de infecciones de Toronto, el Dr. Michael Gardam; el epidemiólogo de Quebec, el Dr. Gaston De Serres; y la Dra. Lisa Brosseau, experta en cubrebocas de los Estados Unidos, declararon que no había pruebas suficientes para apoyar esto y que faltaba evidencia que compruebe que utilizar cubrebocas durante la temporada de influenza previene la transmisión en los hospitales.

Además, declararon que es poco probable que las enfermeras que no desarrollan síntomas sean una fuente real de transmisión y que no era lógico obligarlas a vacunarse o a utilizar un cubrebocas”.

•No hay una reducción significativa en la transmisión de la gripe cuando se utiliza en un entorno comunitario: un documento de revisión de políticas25 publicado en Emerging Infectious Diseases en mayo de 2020, que revisó “la base de pruebas sobre la efectividad de las medidas de protección personal no farmacéuticas en entornos no sanitarios” concluyó, con base en 10 ensayos controlados aleatorios, que “no hubo una reducción en la transmisión de la influenza con el uso de cubrebocas”.

•“No existe evidencia” de que utilizar cubrebocas prevenga el COVID-19: una nota de orientación del año 2020 de la Organización Mundial de la Salud señaló lo siguiente:26

“Los metanálisis en las revisiones sistemáticas de la literatura han reportado que el uso de respiradores N95, comparados con los cubrebocas médicos, no está relacionado con ningún riesgo significativo de los resultados clínicos de enfermedades respiratorias, influenza o infecciones virales confirmadas por laboratorio.

En la actualidad, no existe evidencia directa (de estudios sobre el COVID19 y en personas sanas) de que el uso del cubrebocas en personas sanas sea una medida efectiva para prevenir la infección con virus respiratorios, incluyendo el COVID19″.

•Con cubrebocas o sin cubrebocas, no hay diferencia: un metaanálisis y una revisión científica,27 dirigida por el respetado investigador Thomas Jefferson, cofundador de la Colaboración Cochrane, publicado en el servidor de prepublicación medRxiv en abril de 2020, descubrió que en comparación con la ausencia de cubrebocas, el uso del cubrebocas en la población general o entre los trabajadores de la salud no redujo los casos de enfermedades similares a la influenza o influenza.

En un estudio, que analizó a los trabajadores en cuarentena, su uso en realidad aumentó el riesgo de contraer influenza, pero redujo el riesgo de una enfermedad similar a la influenza. También encontraron que no había diferencias entre los cubrebocas quirúrgicos y los respiradores N95.

Sigamos a la ciencia actual

Si vamos a seguir la ciencia, lo cual es una buena idea y en particular cuando se trata de mandatos de salud pública, no debemos utilizar cubrebocas. De acuerdo con lo que informó Anderson:28

“En resumen, de los 14 ECA que han analizado la efectividad de los cubrebocas para prevenir la transmisión de virus respiratorios, tres sugieren que los cubrebocas podrían ser efectivos, aunque no proporcionan ninguna evidencia estadísticamente significativa.

Los otros 11 sugieren que los cubrebocas son inservibles, ya sea que se comparen con la ausencia de cubrebocas o porque al parecer no contribuyen a una buena higiene de las manos, o en realidad son contraproducentes.”

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