Esto podría ayudar a reducir la contaminación por la moda rápida

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 02 de septiembre de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Existen varias estrategias que podrían ayudar a reducir la contaminación textil, incluyendo el alquiler de su ropa, la compra de ropa que se fabrique de manera responsable y el cuidado al momento de donar ropa usada
  • El exceso de ropa barata impulsada por la demanda de los consumidores también ha afectado a la industria de la ropa de segunda mano en Kenia y Ghana, según informan CBC y ABC News Australia; la calidad de los artículos donados es tan mala que se estima que el 40 % de lo que llega a Ghana va directamente a los basureros
  • Aunque la capital de Ghana puede procesar 2 000 toneladas métricas de desechos cada día, la ciudad produce casi el doble; el desperdicio de ropa se estima en casi 6 millones de prendas por semana
  • Los investigadores evalúan el interés de los consumidores en alquilar ropa en un esfuerzo por reducir el residuo textil; los fabricantes también deben realizar cambios para mejorar la calidad de la ropa para que pueda soportar el uso de varias personas

Es posible que haya escuchado de las compras como “terapia de compras”. Algunas personas han sugerido que comprar cosas, en especial ropa nueva, los hace sentirse mejor. En los últimos 18 meses, muchas personas han recurrido a las compras en línea y, durante los confinamientos podría haber parecido que era lo único que podían hacer.

Sin embargo, la terapia de compras puede incluir varios retos. Muchas de las emociones positivas que obtiene al comprar ropa nueva desaparecerán muy rápido, mientras que el exceso de cargos en su tarjeta de crédito y en su armario de ropa no. Si es como la mayoría personas, es posible que no haya considerado a dónde va su ropa después de que decide donarla.

Por desgracia, muchas prendas que se donan no las utilizan las personas necesitadas, ni personas en su propia área regional. La ropa que donan los países más ricos como los Estados Unidos y el Reino Unido se empaca y se envía por toneladas a países en desarrollo como Ghana.

Este se ha convertido en el verdadero costo de la “moda rápida” y la ropa barata. En un informe de investigación reciente de ABC News en Australia, el periodista Linton Besser viajó a Ghana, descubrió más sobre el sucio secreto detrás de la adicción a la moda en el mundo, algo que ellos llaman “ropa de hombre blanco muerto”.

Y cuando se trata de moda “rápida”, el exceso de ropa barata que producen los fabricantes cuyo único objetivo es crear demanda para sus productos y aumentar sus ingresos no solo se ha sumado al problema de desechos mundiales, sino que podría ser un factor importante en general. En 2014, las personas en Estados Unidos compraban 500% más ropa que en la década de 1980 y los canadienses compraban un 400% más de ropa.

En 2018, los expertos estimaron que el 85% de la ropa donada no la utilizó nadie, sino que terminó en los basureros. Dado que muchos de estos textiles están hechos de fibras sintéticas y no se degradan tan fácil, la ropa se ha convertido en el mayor problema mundial de desechos.

Sin embargo, aunque el problema es significativo, existen opciones muy efectivas que podrían ayudar a reducir la contaminación y algunas contribuirán con la gran emoción que obtiene con la ropa nueva. Pero, antes de discutir estas ideas innovadoras, descubramos por qué es tan importante que todos hagamos un cambio en la forma en que compramos, vestimos y desechamos la ropa.

El desperdicio de tela es un problema creciente

El video está disponible solo en inglés

Si realiza un seguimiento de las estadísticas, parece que la mujer promedio en Estados Unidos posee 30 conjuntos, lo que es un aumento de los nueve que poseían las mujeres en la década de los 30´s. En 2015, la industria de la confección de Estados Unidos era un negocio de $ 12 mil millones de dólares, construido sobre la base de familias de Estados Unidos que gastaban $ 1 700 en ropa al año. Para 2019, los expertos estimaron que el valor del mercado había aumentado a 359 900 millones de dólares.

La cantidad en dólares que se gastó cada año no es financieramente significativa, pero debido a que la moda rápida es barata, representa un volumen más alto de textiles, lo que también significa que existe más desperdicio de tela. Pero ¿a dónde va todo ese desperdicio? En el video de Marketplace anterior, Charlsie Agro de CBC News, profundiza en la industria de la moda rápida en Canadá.

Hace poco tiempo, ABC News Australia siguió la ropa que donó el Reino Unido, Estados Unidos y Australia a las calles de Ghana, donde casi 15 millones de prendas usadas llegan cada semana y abastecen el mercado de ropa de la ciudad. Tal vez debido a que gran parte de la ropa que se dona hoy se ha creado y vendido a bajo precio, se estima que el 40% de lo que llega va directamente al basurero.

El artículo cuenta la historia de una joven, Aisha Iddrisu, que se convirtió en “encargada principal” a la tierna edad de 12 años. Se trata de mujeres que cargan fardos de ropa de 121 libras (55 kilogramos) en la cabeza a través del bazar y pasillos estrechos donde los vehículos no pueden pasar. Incapaz de encontrar trabajo en su remota aldea, llega a Accra con su bebé de 18 meses para ganar dinero para su familia.

Como puede imaginar, cargar 121 libras en la cabeza es peligroso y muchas personas se lesionan. El comercio de ropa de segunda mano ha crecido en Accra, como lo ha hecho en Kenia, donde Agro sigue el viaje de otras prendas de vestir usadas en el video anterior. Sin embargo, como un comerciante de Ghana describe la industria:

“Hace 17 años [cuando comencé] era bueno, pero ahora lo que envían a África, a Ghana tiene menor calidad que antes. Ahora está muy mal”.

¿Qué sucede con la ropa que donan?

Besser describe el mercado de Accra y dice, “cada centímetro libre de pavimento parece ocupado por un vendedor ambulante, un nuevo lote de ropa vieja doblada y colgada entre sus mercancías. Los llaman “obroni wawu”, ropa de hombre blanco muerto”.

Los importadores pueden pagar hasta $ 95 000 por un contenedor de envío de ropa, sin verlo. Cada semana se entregan a Accra casi 60 contenedores de ropa. Muchas veces la ropa en esos contenedores está rota, manchada o no se puede utilizar, y cómo es posible que muchos estén así el importador podría haber perdido su dinero.

La gran cantidad de ropa de baja calidad y el gran volumen de ropa fabricada son los principales contribuyentes a la crisis de desechos en Ghana y otras áreas del mundo donde la ropa reciclada es un gran negocio. Además de alimentar el deseo de las personas de comprar más, la industria de la confección introduce nuevas líneas de moda en las tiendas casi cada semana.

Lo que solían ser líneas de ropa de primavera / verano y otoño / invierno, se ha convertido en una verdadera línea de producción de ropa barata y de baja calidad que utilizan los fabricantes para responder a las tendencias cambiantes. Besser entrevistó a Liz Ricketts, una activista de Estados Unidos de desperdicios de tela que también ha documentado el desastre textil en Ghana durante casi una década.

Aunque los desperdicios de tela han sido parte de la moda, y “muchas marcas se exceden hasta en un 40%”, dice, también cree que los consumidores son “algo cómplices” y explica:

“Decidimos que la conveniencia es un derecho humano y pensamos que cuando vamos de compras siempre deberíamos poder encontrar lo que queremos. Debemos encontrarlo en nuestra talla y el color que queramos. Eso también contribuye a esta producción excesiva”.

Besser señala que Australia no tiene las mismas ventas minoristas de ropa que los Estados Unidos o el Reino Unido, pero por persona solo los supera Estados Unidos, ya que de los 60 contenedores de ropa que llegan cada semana a Accra, casi 6 millones las prendas son desperdicio de tela. Aunque la ciudad capital de Ghana, Accra, puede procesar 2 000 toneladas métricas de desechos cada día, la ciudad produce casi el doble.

Besser reporta que, durante la temporada de los monzones, el exceso de agua arrastra “muchísima ropa a la red medieval de alcantarillas que están abiertas de la ciudad. Las telas tapan el sistema de drenaje de la ciudad y crean inundaciones. Los mosquitos se reproducen y las enfermedades prosperan”.

Una vez que los textiles llegan al mar, el material más pesado se hunde hasta el fondo, donde se enreda, se eleva y forma largos brazos de tela que Ricketts llama “tentáculos”. Ella dice que pueden medir entre 8 y 30 pies de largo y, a veces, hasta 3 pies de ancho.

Alquilar su ropa podría ser una excelente solución

Aunque la idea de alquilar un armario es una idea nueva, el alquiler de esmoquin y vestidos de novia se practica desde hace décadas. El incentivo es pagar una tarifa por usar ropa que podría utilizar solo una o dos veces en la vida. Sin embargo, un equipo de investigación examina si las personas podrían estar dispuestas a dejar de ser dueños de su guardarropa y alquilarlo.

La disposición de los consumidores a utilizar el alquiler de ropa, también conocida como “consumo colaborativo de ropa”, se analiza a través de encuestas entre los consumidores de la Generación Z. Es un modelo de negocio que los investigadores describen como “proporcionar a los consumidores la capacidad de centrarse en el uso de sus productos en lugar de la propiedad”.

El equipo encuestó a 362 adultos que nacieron entre 1997 y 2002. Los autores descubrieron que la generación Z quiere estar a la moda, pero es posible que no le importe si son dueños de los productos que utilizan. Después de evaluar otras encuestas recientes, los autores descubrieron que la sostenibilidad es una fuerza impulsora en los patrones de compra actuales y la lealtad de los clientes, en especial entre los consumidores de la Generación Z.

La encuesta trató de identificar los factores que podrían influir en el uso que hace un consumidor de un servicio de alquiler de ropa. Después de analizar los resultados, los datos demostraron que la actitud del consumidor de la Generación Z ayudó a mediar la intención de utilizar un servicio de alquiler.

El autor correspondiente Ting Chi, presidente del Departamento de Indumentaria, Comercialización, Diseño y Textiles de la Universidad Estatal de Washington, comentó para un comunicado de prensa de la universidad:

“La idea cada vez es más popular, en especial entre los consumidores de la Generación Z. Están muy interesados en el consumismo sostenible, se preocupan por el medio ambiente y están dispuestos a hacer cambios para ayudar al planeta. Desperdiciamos muchos textiles.

Las personas en Estados Unidos compran un promedio de 67 prendas de vestimentas cada año, pero ¿cuántas en realidad necesitamos? Son económicas, pero causan un daño ambiental real. Necesitamos hacer un esfuerzo individual para ayudar al medio ambiente y una forma de ayudar es introducir una economía colaborativa”.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que para que la idea de que la ropa se pueda alquilar y utilizar varias veces, debe estar bien hecha y ser duradera. Esto significa que, para pasar de una economía en la que las personas son dueñas de su ropa a una en la que el alquiler se convierta en algo común, los fabricantes también tendrán que pasar de la moda rápida a la calidad.

La campaña Care What You Wear

Pero el material de alta resistencia no puede ser el único criterio al momento de desarrollar una moda que no afecte al planeta. En pocas palabras, es importante empezar a preocuparse por el contenido de la ropa que compramos y utilizamos. El verdadero movimiento de sostenibilidad en la moda es que la ropa que usamos es buena para nosotros y para el mundo. Marci Zaroff, fundadora de la primera fábrica de textiles orgánicos en los Estados Unidos, lo explica de esta manera:

“No se trata solo de verse bien con la ropa. Se trata de sentirse y hacer las cosas bien en el mundo, así que cuando se preocupa por lo que lleva puesto, significa tratar de profundizar y decir de dónde vino esta fibra, cómo se cultiva, dónde se fabrica y quién la produce.

No es tan diferente del movimiento de la granja a la mesa, donde las personas se preguntan: ‘¿De dónde viene mi comida? ¿Cómo se cultiva y se produce?’ Despertamos nuestra fuente interna. Despertamos ese deseo de saber que le ponemos a nuestros cuerpos como una extensión de nosotros mismos.

No es solo lo que come. También es lo que utiliza lo que forma parte de usted. Tenemos que pensar en la fibra de la misma forma que en los alimentos”.

El resultado de esto es que la ropa hecha de manera responsable, con tintes no tóxicos (o sin tintes) y materiales orgánicos, también se siente muy bien. Existe una diferencia real en la calidad, y cuando una prenda de vestir es de excelente calidad, la necesidad de tirarla después de algunos usos disminuye. De hecho, las prendas de alta calidad a menudo mejoran con el uso, en lugar de convertirse en un desastre deforme, descolorido, mal ajustado y desgastado después de algunas lavadas.

¿Cómo convertirse en parte de la solución?

La solución a la ropa desechable comienza con los consumidores que buscan ropa de alta calidad, confeccionada de manera sostenible, cuidada y usada mucho más tiempo de lo que puede ser la moda rápida. Por desgracia, aunque muchas de las principales marcas de moda han prometido reciclar la ropa, la tecnología para separar fibras en grandes cantidades y volver a tejerlas juntas en un nuevo producto aún no está disponible.

De acuerdo con Elizabeth Cline, autora, periodista y experta en moda rápida y sostenibilidad, “la realidad es que hoy en día solo alrededor del 1% de la ropa se recicla en el sentido más literal de la palabra”.

Claudia Marsales, directora del programa de residuos Markham, Ontario, llama a las afirmaciones de la ropa reciclada “una forma de lavado verde”. Dice: “Para que los puntos de venta de moda rápida reciclen lo que fabrican, se necesitarían 12 años para reciclar lo que venden en 48 horas”.

En resumen, el problema principal es el modelo de negocios de la industria, y los programas de reciclaje son una forma sencilla de hacer que la industria parezca más responsable sin alterar la forma en que hacen negocios. La solución principal debería ser obvia. A los consumidores les corresponde hacer un cambio en el mercado para comprar menos y comprar solo lo que necesita.

Esto le permite gastar más en artículos de alta calidad que están bien hechos y se pueden utilizar durante años. Cuando algo en buenas condiciones ya no se adapta a su cuerpo o estilo de vida, considere buscar personas en su círculo de amigos y familiares que puedan necesitarlo. Los refugios para mujeres locales y los centros de crisis también podrían aceptar donaciones.

Las organizaciones benéficas de buena reputación que atienden las necesidades de su comunidad local, como su iglesia local, podrían ayudar a distribuir ropa a los necesitados dentro de su comunidad. Al final del día, la respuesta para reducir el desperdicio global radica en que cada persona haga su parte para reducir su consumo total.

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