Pollos y antibióticos: una investigación sacude la industria alimentaria de EEUU

Alrededor del 10% de las fichas revisadas por Reuters listan antibióticos considerados como “médicamente importantes” para los humanos, aunque los autores recuerdan que el CDC ha señalado recientemente que no sólo estos provocan el refuerzo de las súperbacterias resistentes a los antibióticos, como ha ocurrido ya con la E. Coli o la Klebesiella.

El origen de la utilización de estas medicinas se remonta a los años que siguieron a la Gran Depresión, cuando se descubrió que la penicilina o la estreptomicina (primer medicamento del grupo de los aminoglucósidos) ayudaban a controlar las epidemias.

No sólo eso, sino que además permitían que el tracto digestivo de las aves se mantuviese en plena forma, algo que permitía reducir los costes en su alimentación.

El lobby americano avicultor ha reaccionado rápido y Tom Super, portavoz del National Chicken Council, ha asegurado que estas prácticas son “buenas y prudentes”. Por su parte, Pilgrim’s Pride ha anunciado acciones legales contra Reuters si el medio no les proporciona acceso a las fichas de alimentación utilizadas en su investigación.

¿Alarma internacional?

Ninguna de las compañías analizadas por Reuters niega que utilicen antibióticos con el objetivo de mantener saludables a sus pollos. Se trata de una práctica lógica y generalizada de forma internacional que, no obstante, está limitándose en todas las sociedades occidentales.

La Comisión Europea adoptó el pasado 10 de septiembre nuevas propuestas destinadas tanto a frenar la resistencia a los antibióticos en la UE como para mejorar la salud y el bienestar de los animales, que serán revisadas próximamente por el Parlamento y el Consejo europeos.

Como declaró Tonio Borg, comisario europeo de Salud, estas medidas deben repercutir en la salud pública, puesto que “contribuyen a luchar contra la creciente amenaza de la ‘farmacorresistencia’ para que los antibióticos de uso humano y veterinario sigan siendo eficaces”.

El pasado año, Borg alertó sobre el grave peligro que puede causar esta resistencia a los antibióticos, a la que calificó de “grave amenaza” y consideró una prioridad para los países comunitarios.

Las decisiones serán coordinadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que se comprometió el pasado año a poner en marcha un Plan Nacional Estratégico para reducir el riesgo de resistencias antimicrobianas.