¿$300 Dólares por Noche? Sí, pero Libre de Forraje

De los 2.2 millones de granjas que operan en los Estados Unidos, alrededor de un 8 a 10 por ciento ofrecen algún tipo de turismo rural, como recolección de manzanas, giras de estudio, una tienda agrícola o permitir a cazadores en sus terrenos. Sólo unos pocos brindan hospedaje dijo Jane Eckert, presidente de Eckert AgriMarketing y creador de un registro nacional de hospedaje en granjas llamado Ruralbounty.com.

Vacacionar en granjas no es un concepto nuevo para los norteamericanos. Los ricos de las ciudades solían visitar los campos desde los 1800s. Conforme los carros y los viajes por carretera se hicieron más comunes también el acampar en granjas. Durante la depresión, los agricultores brindaban servicios adicionales para ganarse unos dólares extra. Pero el hospedaje en granjas empezó a desaparecer cuando los moteles y hostales empezaron a aparecer. A comienzos de 1950, con la cultura interestatal nacieron las vacaciones marcadas por los restaurantes y los moteles con piscinas.

“Para la mayoría de la gente de mi edad, la granja era algo de la que deseábamos alejarnos”, dijo Tom Chesnutt, un especialista en turismo de la Universidad de Auburn, de unos 60 años. Últimamente ha estado tratando de convencer a los agricultores de Alabama para que ofrezcan alojamiento, pero no ha tenido mucha suerte.

En Vermont, Beth Kennett de la granja Liberty Hill, ha sido testigo de la evolución de la estancia en granjas. Ella abrió una “cama y desayuno” en su granja de productos lácteos hace casi 25 años. En la década de 1980 visitar una granja era una novedad. “La gente decía: “Allí hay una vaca, mira un pollo”, dijo. En la década de 1990, los huéspedes empezaron a interesarse cómo era la vida en una granja: “Preguntaban: ¿cuándo la vaca da leche? ¿qué se hace con ella? “Ahora las cosas han cambiado. “Hay preguntas sobre el calentamiento global, la política alimentaria, el uso de la tierra y la administración ambiental”, dijo la Sra. Kennett. “Y no paran”.

Yo no quería debatir acerca de la política alimentaria. Yo sólo quería comer y aprender un poco más sobre la vida en una granja.

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Nuestros anfitriones fueron Kate y Dan Marsiglio, una pareja de unos 30 años con dos hijos pequeños, Lucía e Isaac. Se conocieron cuando hacían la reserva militar en la Universidad de Syracuse y luego fueron profesores de escuelas en Nueva Jersey.

La fiebre agrícola les llegó cuando se mudaron a Rindge NH, para enseñar en la Escuela Meeting, una escuela – internado y granja de los Quaker. Los padres de Dan Marsiglio, de Mahwah Nueva Jersey compraron la granja Stony Creek en 1985. Dan y Kate se casaron en un campo cerca de un riachuelo Contando con abuelos bastante cerca, la decisión de mudarse a la finca de 85 acres fue muy fácil.

Empezaron a practicar lo que ellos llaman agricultura de “asiento de pantalones”. Criaban ovejas, gallinas, cerdos Tamworth y, eventualmente ganado Galloway. Se las ingeniaron para sembrar vegetales en las colinas y zonas rocosas. Ellos venden carne y verduras a los vecinos, a un mercado de agricultores, e incluso al programa local de alimentación de envejecientes.

Pero pronto se dieron cuenta que financieramente no les iba a dar resultados. Un armiño decapitó docenas de pollos y un zorro les mató los pavos. Y el mercado de los agricultores es tan pequeño que es mucha suerte si hacen $ 100 dólares un domingo.

Y tal vez tanto como sembrar, deseaban enseñar a la gente acerca de alternativas agrícolas. Así que este año firmaron un acuerdo con las granjas Feather Down, una cadena de granjas de estancia europeas.

Un holandés llamado Luite Moraal creó esta compañía de granjas de lujo para hospedaje en el 2003. Cada finca tiene tiendas de campaña con suelos de madera y estufas de leña para la calefacción y para cocinar. Las camas son cómodas, la luz proviene de lámparas de aceite y velas y la cocina está completamente equipada.

Feather Down se hizo popular en los Países Bajos y luego en el Reino Unido. La granja de la familia Marsiglio es una de las tres primeras granjas de Estados Unidos que se han inscrito. Para el próximo año, habrá más de 20, dijo el gerente de Feather Down de los Estados Unidos, Paula Disbrowe, una escritora en alimentos con sede en Austin, Texas.