¿Taco con o sin glifosato? Usted elige

Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 31 de mayo de 2023.

“Si usted no quiere residuos de glifosato en su tortilla, su mejor opción, aunque escasa, es adquirir sus tortillas en aquellas tortillerías que nixtamalizan el maíz y no las elaboran a partir de harina industrializada”.

La presencia de restos de glifosato – un herbicida con riesgos de provocar cáncer, de acuerdo con la OMS – se ha encontrado en México en las tortillas industrializadas que contienen maíz transgénico. Sin embargo, la buena noticia es que se pueden encontrar tortillas con mucho menos riesgo de la presencia de restos de glifosato, si las tortillas son elaboradas con maíces cultivados en México. Para dejarlo más claro, si las tortillas fueron elaboradas con harina de maíz de Maseca, en algunos casos de Minsa, pueden contener moléculas provenientes de la descomposición del glifosato, ya que estas empresas suelen utilizar  maíces importados de los Estados Unidos. La mala noticia es que en gran parte de las tortillerías de nuestro país se utiliza harina industrializada de maíz de estas empresas. Así lo demostró un estudio realizado en 2017 titulado “Presencia de transgenes y glifosato en productos derivados de maíz en México”.

En Estados Unidos las demandas contra el glifosato por sus daños en salud, emprendidas por más de 125 mil personas -la mayor parte agricultores- llevaron a Bayer (corporación que había comprado a Monsanto, productora del glifosato) a aceptar pagar 11 mil millones de dólares a los afectados en 2020, esperando con esto cerrar el caso en 2020. Bayer aceptó este pago a los afectados manteniendo su postura de no reconocer que el herbicida puede provocar cáncer. Sin embargo, los casos no terminaron ahí, en 2021 un juez de California condenó a Bayer a pagar 25 millones de dólares a Edward Hardiman que había sufrido linfoma de no Hodgkin, un tipo de cáncer en el sistema linfático.

Si usted no quiere residuos de glifosato en su tortilla, su mejor opción, aunque escasa, es adquirir sus tortillas en aquellas tortillerías que nixtamalizan el maíz y no las elaboran a partir de harina industrializada. La harina de maíz industrializada, además, tiene diversos ingredientes, aditivos, conservadores, blanqueadores y una fibra añadida que no proviene del maíz, entre otros. Otra opción para el consumidor es obtener tortillas elaboradas a partir de masa nixtamalizada proveniente de un molino de nixtamal, molinos que todavía se encuentran en las zonas populares de donde se abastecen parte importante de quienes elaboran, principalmente, sopes, tlacoyos y quesadillas. Otra opción es elaborar las tortillas en casa con una prensa, comprando la masa en un molino de nixtamal.

El glifosato es un herbicida que ya ha sido prohibido en algunas naciones. De hecho, se discute su prohibición en Alemania, país donde reside la propia compañía Bayer, propietaria de Monsanto, productora principal del glifosato. Por estas razones, el decreto presidencial de establecer la prohibición paulatina del glifosato y la prohibición de la importación de maíz transgénico para la elaboración de las tortillas tiene un contexto que lo justifica plenamente, en especial, en un país donde el consumo de maíz es de los más altos del mundo.

Sin duda, estamos inmersos en un mundo repleto de agroquímicos con severos daños en salud, algunos prohibidos en unos países y en otros no, y de los que se desconoce su efecto sinérgico. Esto último, quiere decir que desconocemos cuál es su efecto cuando la exposición no es solamente a una de estas fórmulas, si no a varias, como puede ser la exposición a un herbicida y a un plaguicida al mismo tiempo.

El modelo agrícola que hemos seguido ha sido contra natura, no ha partido del conocimiento, entendimiento y conservación de la riqueza de la tierra, de la vida en ella, de su microbiota, para impulsar una rica producción biológica de alimentos. Lo que ha prevalecido es un modelo basado en compuestos químicos que esteriliza la tierra, que acaba con su vida, que la sustituye con fertilizantes químicos, que protege los cultivos con herbicidas y plaguicidas químicos, cargándose de paso a polinizadores y contaminando tierra, aire y agua.

El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo cuyo uso se disparó con los cultivos transgénicos diseñados, justamente, para resistirlo. Los residuos de maíz transgénico que se han encontrado en productos de maíz en México son principalmente de variedades que son resistentes al glifosato. En el cultivo del maíz transgénico resistente al glifosato, este herbicida puede usarse de manera indiscriminada a lo largo de todo su ciclo de cultivo. Como lo hemos mencionado anteriormente, este uso masivo del herbicida ha provocado, como primeras víctimas, que los agricultores que lo aplican de esta forma hayan presentado severos daños a la salud, demandado a Monsanto, ahora Bayer, y obteniendo pagos multimillonarios por daños a la salud por parte de esta corporación.

La agroecología ya no es una opción basada en buenos deseos, se trata de una necesidad imperiosa para la sustentabilidad, para nuestra salud y la del planeta. La agroindustria, un grupo muy reducido de enormes corporaciones globales, ha tomado el control de organismos nacionales e internacionales para evitar las transformaciones que se requieren de forma urgente en los sistemas alimentarios. El ejemplo más extremo fue la forma en que estas corporaciones tomaron el control de la Cumbre de Sistemas Alimentarios organizado por la FAO, excluyendo al Consejo de Seguridad Alimentaria, uno de los órganos más democráticos de Naciones Unidas, con una representación muy amplia de productores alrededor del mundo. Tanto estas corporaciones de la agroindustria como la de alimentos y bebidas ultraprocesados recurren a su poder económico convertido en político para bloquear los cambios que urgen para evitar llegar a umbrales civilizatorios de no retorno, tanto en términos de salud planetaria como humana.

Sin embargo, la evidencia está enfrente: o actuamos ahora o ya no habrá oportunidad de hacerlo en el futuro.

Y podemos empezar por la defensa de nuestra tortilla.

Foto de Sergio Contreras en Unsplash

En memoria de Ronnie Cummins – el líder del movimiento orgánico

Por Dr. Mercola, Tome Control de su Salud, 29 de mayo de 2023.

📝HISTORIA EN BREVE

  • Aunque Ronnie Cummins falleció el 26 de abril de 2023, su nombre jamás será olvidado, ya que fue el líder indiscutible del movimiento de agricultura y alimentación regenerativa durante más de dos décadas. Durante todo ese tiempo, cambiamos el rumbo de la agricultura convencional y presionamos sin cansancio hasta lograr que hubiera una mayor transparencia en nuestros sistemas alimentarios
  • Ronnie Cummins fue uno de los fundadores de Health Liberty. Nos asociamos en 2011 y comenzamos a reunir firmas para la impulsar la Proposición 37 de California que obligaría a los fabricantes a etiquetar los productos que contienen ingredientes transgénicos, en una época en la que hasta el 95 % de las personas que vivían en los Estados Unidos ni siquiera sabían qué era tal cosa
  • También tuvimos la suerte de coescribir el libro: “Toda la Verdad sobre el COVID-19”, que no tardó en convertirse en el libro más vendido de Amazon en medio de la terrible “Plandemia”
  • Y, en su honor, igualaremos cada donación que reciba la Asociación de Consumidores Orgánicos (OCA) o Regeneration International (RI) durante la próxima semana

Aunque Ronnie Cummins falleció el 26 de abril de 2023,1 su nombre jamás será olvidado, ya que fue el líder indiscutible del movimiento de agricultura y alimentación regenerativa durante más de dos décadas. Durante todo ese tiempo, cambiamos el rumbo de la agricultura convencional y presionamos sin cansancio hasta lograr que hubiera una mayor transparencia en nuestros sistemas alimentarios.

Ronnie Cummins también fue uno de los fundadores de Health Liberty, junto con Barbara Loe Fisher en el Centro Nacional de Información sobre Vacunas (NVIC). Nos asociamos en 2011 y comenzamos a reunir firmas para la impulsar la Proposición 37 de California que obligaría a los fabricantes a etiquetar los productos que contienen ingredientes transgénicos, en una época en la que hasta el 95 % de las personas que vivían en los Estados Unidos ni siquiera sabían qué era tal cosa.

Ronnie Cummins entendía a la perfección la esencia de The Rebel Teddy Bear, un radical benévolo como ninguno. Además, fue un incansable defensor con una perspectiva clara sobre su misión. También tuvimos la suerte de coescribir el libro: “Toda la Verdad sobre el COVID-19”, que no tardó en convertirse en el libro más vendido de Amazon en medio de la terrible “Plandemia”.

Ronnie Cummins era un hombre muy humilde y siempre alegre, un excelente orador motivacional y una fuente de conocimientos. Ronnie Cummins dijo que se sintió conectado a una fuerza espiritual que lo ayudaba a reconocer y conectar a otros, a los que se refería como “conductores”, a este flujo de conciencia.

Esa fuerza también lo ayudó a mantenerse positivo incluso cuando las batallas se volvían interminables y casi imposibles de ganar. Ronnie Cummins, era muy persistente y siempre tenía una actitud positiva, y estar cerca de él era divertido e inspirador. Es una leyenda y llevaremos su legado con orgullo.

Dejó una huella imborrable en el movimiento de los alimentos orgánicos, y dedicó su vida a combatir las amenazas de industria agrícola convencional.

Y en su honor, igualaremos cada donación que reciba la Asociación de Consumidores Orgánicos (OCA) o Regeneration International (RI) durante la próxima semana, así que si le es posible ponga su granito de arena y done.

La agricultura industrial moderna tiene un modelo de producción de alimentos dañina e insostenible. Los productos a base de organismos transgénicos y sustancias químicas tóxicas que se utilizan en este tipo de agricultura están destruyendo el medio ambiente y la salud pública.

Si queremos combatir todas las amenazas de la industria transgénica, necesitamos unirnos para apoyar a los pequeños agricultores y compañías que practican la agricultura orgánica, biodinámica y regenerativa. Este modelo de producción de alimentos beneficia tanto a los humanos como al medio ambiente porque:

Reconstruye la capa superior del suelo al absorber el  dióxido de carbono de la atmósferaProtege las fuentes de agua y reduce su demanda porque incrementa la humedad en el suelo
Mejora la nutrición y la salud al producir alimentos orgánicos ricos en nutrientesMinimiza el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos y enfermedades resistentes a los medicamentos porque no utiliza sustancias químicas industriales
Restaura los ecosistemas con ayuda de los métodos regenerativosApoya a los agricultores locales y mejora su calidad de vida

¿Cómo poner su granito de arena? La mejor forma de poner su granito de arena es comprar alimentos saludables y orgánicos. Una de las mejores cosas que puede hacer es comprar sus alimentos a pequeños agricultores.

También lo invito a apoyar y donar a organizaciones como la Asociación de Consumidores Orgánicos (OCA), que están en la lucha para promover la agricultura regenerativa y las prácticas agrícolas sostenibles. Cuando apoya a estas organizaciones y sus innovadoras campañas, ayuda a fortalecer el movimiento de la agricultura regenerativa y asegurar su futuro.


🔍Fuentes y Referencias

Cría de gallinas, huevos pastoriles y agroecología como forma de vida

Por Nahuel Lag, Desinformémonos, 26 de mayo de 2023.

Luego de muchos años de alquilar la tierra para el modelo transgénico, Granja Guasú decidió un cambio de modelo y de vida: animales a campo abierto, diversificación productiva, huevos pastoriles y alimentos sanos. «La agroecología nos puede alimentar y ofrecer alimentos más económicos porque reduce sus costos al no depender de insumos externos», afirman.

Por iniciativa de pequeños productores, la avicultura está viviendo un cambio de modelo, un camino hacia la agroecología. En las redes de comercialización de productor a consumidor, en los almacenes de las organizaciones campesinas o en comercios “naturistas”, ya es habitual encontrarse con la oferta de “huevos agroecológicos” o “huevos pastoriles”. En la Granja Guasú, ubicada en la localidad bonaerense de Baradero, el productor Rodrigo Castro Volpe volcó las hectáreas que su familia alquilaba a los contratistas locales para cultivar soja y maíz transgénico a la agroecología, con las gallinas como guía.

La calidad nutricional de los huevos que produce superan a los que salen de los galpones industriales y los precios, especulación mediante, son similares. Mientras que el bienestar animal y la sanidad sin antibióticos, en medio de la alerta por gripe aviar, también marcan un diferencial. Pero también se abren desafíos: ¿cómo superar el modelo del monocultivo de huevos y sostener la transición agroecológica? ¿Cómo bajar los precios? ¿Qué rol cumple el INTA? ¿Puede la avicultura ser parte de la salida al modelo sojero?

Huevos pastoriles, una producción a escala humana con bienestar animal 

En Baradero, según el Censo Nacional Agropecuario 2018, hay 100 mil hectáreas en producción agropecuaria. Casi en su totalidad destinadas a la producción de soja y maíz bajo el modelo de semilla transgénica y aplicación de agroquímicos que domina la zona núcleo. La familia Castro Volpe tiene, desde principios de la década del 90, un campo de 15 hectáreas allí, en el norte bonaerense. Para hacerlo rentable, hasta 2019, lo dejaban en manos de los contratistas locales del modelo sojero.    

“Un día tomamos la decisión de dejar de alquilar las hectáreas. Cayó la rentabilidad y aumentó la conciencia del impacto en la salud y en el ambiente de hacer soja y maíz en un lugar donde la familia solía pasar tiempo frecuentemente. Había que hacerse cargo y la pregunta era: ¿qué se puede hacer?”, recuerda Rodrigo Castro Volpe, productor integrante de la Red Nacional de Municipios Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama). 

La cría de gallinas ponedoras para la producción de huevos pastoriles surgió como una alternativa posible por las dimensiones del predio, los costos de puesta en marcha, la rentabilidad esperada y la posibilidad de recuperar la fertilidad del suelo con los animales caminando el campo libre. Se pusieron en marcha: compraron gallinas “Brown Nick” y “Ponedora Negra” —una genética desarrollada por el INTA—, separaron las 15 hectáreas en diferentes parcelas con redes e instalaron los gallineros móviles.  

En la producción de huevos pastoriles, las gallinas se encuentran en gallineros móviles, donde tienen lugar donde descansar sin estar hacinadas, como ocurre en los galpones industriales, donde miles de gallinas conviven en espacios reducidos y con luz artificial. La clave del modelo agroecológico es la posibilidad de las gallinas de salir a pastorear, comer insectos o del rastro de una cosecha —puede ser en un sistema de huerta frutihortícola o detrás del ganado en un sistema extensivo de producción de cereales y oleaginosas—. Moviéndose por distintas parcelas en un periodo corto de tiempo.  

El sistema ofrece varias ventajas de base frente al modelo industrial. El bienestar animal: sin hacinamiento, con acceso al sol y a caminar libres. Ese principio, en tiempos de gripe aviar, trae aparejado otro respecto de la salubridad. “En un modelo productivo de gallinas hacinadas la única respuesta frente a la gripe aviar son las vacunas y el control. En nuestro caso no tomamos más precauciones que las que ya teníamos”, sostiene Castro Volpe. Según el último reporte del Senasa, Buenos Aires es la provincia más afectada con 23 casos de los 98 confirmados en todo el país desde que inició el brote a mediados de febrero.

Con o sin brote de gripe aviar el modelo de galpón industrial suma otro insumo al modelo productivo: los antibióticos. Y con ellos un problema colateral sobre el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya encendió las alarmas: la resistencia antimicrobiana. Esta condición, que según la OMS podría significar la principal causa de muerte a nivel global para 2050, se genera cuando un virus, hongos, parásitos o bacterias que causan enfermedades se vuelven resistentes a los antibióticos. ¿Cómo? Entre otras cosas, por los cócteles de antibióticos que utiliza el modelo de cría industrial de animales para consumo humano. Un debate que se abrió en la Argentina en 2020 con el frustrado intento de instalar megagranjas porcinas.  

En los sistemas agroecológicos buscamos la sanidad de las gallinas sin darles antibióticos ni con la intensidad ni la frecuencia que ocurre en los sistemas industriales. Tenemos una mirada integral y preventiva de la salud”, señala el productor de Granja Guasú. El modelo de sanidad está regido por el acceso al sol, a sombra, agua fresca, reducir el estrés del hacinamiento y los ataques entre las propias gallinas. Además, el movimiento entre parcelas del predio evita que convivan con sus excrementos. 

Castro Volpe también usa insumos naturales como el té de ajo o vinagre de manzana para desparasitarlas, les ofrece una fuente de prebióticos a base de kéfir y les proporciona alimento de calidad: “Cuando hicimos el cambio del alimento con agroquímicos al alimento orgánico las gallinas dejaron de tener diarrea y de enfermarse, males que antes solía ser frecuente y requerían antibióticos”. Ese modelo de producción se traduce en la calidad nutricional de los huevos pastoriles: más vitamina A y E, más Omega 3, menos colesterol y grasas saturadas.  

Saltar el modelo el modelo del monocultivo de huevos  

“Muchos productores se volcaron a la avicultura con modelo pastoril, pero están chocando con el modelo de monocultivo de huevos dependiente de insumos externos”, advierte. 

En un galpón industrial o con gallinas en pastoreo, la genética de las aves demanda el aporte de alimento balanceado para mantener un ritmo de postura. En general, el alimento está compuesto en un 60 por ciento de maíz (como aporte energético), un 30 por ciento de soja (aporte proteico) y un 10 por ciento de suplementos vitamínicos. 

“Estamos trabajando con ‘gallinas de alta postura’, genéticamente pensadas para estar en un galpón, por lo que tienen que recibir una cantidad de vitaminas, de proteínas, de luz y de temperatura determinada para alcanzar los rindes de 90 por ciento, o sea, de cada diez gallinas, nueve ponen un huevo por día”, explica el productor y aclara que esto ocurre en las primeras 90 semanas de producción intensiva.    

Y contrapone lo que ocurre en el sistema de pastoreo: “Cuando uno tiene un sistema más volátil porque las gallinas están al aire libre, porque cambia la cantidad de horas de luz solar, porque el alimento viene de mala calidad, porque comen menos pasto, la genética de las gallinas es sensible a esos cambios. Entonces, la cantidad de huevos que ponen bajan y los números no te dan”. En los sistemas de pastoreo la postura puede caer hasta 40 por ciento por animal. 

Los números no cierran cuando el alimento que demandan los animales está atado a la volatilidad económica de un modelo de producción de commodities a precio dólar. “Si los precios del maíz o de la soja aumentan por procesos devaluatorios o por la guerra o por programas como el dólar soja, impacta directo en los insumos”, repasa Castro Volpe sobre algunas de los vaivenes que atravesaron los productores en los últimos años. 

“Cuando comenzamos con la producción sentía que estaba haciendo agroecología, pero me di cuenta que en lugar de estar corriendo para ir a comprar semillas, fertilizantes y agroquímicos, como un productor tradicional, estaba corriendo a comprar alimento balanceado. Al principio comprábamos maíz y soja local, pero transgénica. Algo que hacen la mayor parte de los que crían gallinas pastoriles. Llegué a la conclusión de que convertía mi producción en un monocultivo de huevos”, reflexiona el productor de Granja Guasú.  

Frente a estos inconvenientes, la propuesta desde una mirada convencional –que aún prima entre los técnicos del INTA– para los sistemas pastoriles es duplicar o triplicar la cantidad de gallinas para recuperar los márgenes. “Creo que ese es el camino incorrecto, no necesitamos pasar de 1.000 a 3.000 gallinas en nuestras granjas sino tener 500 en un planteo diversificado, que la gallina sea parte del diseño, en un planteo frutihortícola o un sistema extensivo con ganado”, propone el integrante de la Renama 

Y agrega un desafío para el INTA: “Lo que necesitamos para los proyectos agroecológicos es una genética pastoril. Un animal que puede alimentarse de los alimentos surgidos de la producción de predio y que con eso logre un 50 por ciento de postura”. 

De huevos pastoriles o huevos agroecológicos y precios justos

Así como en 2019, la familia Castro Volpe decidió dejar de alquilar su campo al agronegocio, a dos años de poner en marcha la Granja Guasú dio un primer paso más en la transición hacia la agroecología. Abandonaron el alimento balanceado a base de soja y maíz transgénico y comenzaron a abastecerse del balanceado orgánico elaborado por Salve La Tierra, productores de legumbres —poroto mung, poroto de soja, lentejas— en la vecina localidad de San Antonio de Areco. Castro Volpe advierte que ésta es una posibilidad para su granja porque cuenta con productores orgánicos de legumbres a 50 kilómetros.  

La zona núcleo del agronegocio coincide con la zona de mayor producción avícola del país. Según datos oficiales, el 70 por ciento de las granjas de pollos industriales destinadas al engorde y la reproducción están ubicadas en Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, provincias donde también está instalada la totalidad de la faena. En la industria avícola, las gallinas de postura son el 27 por ciento del total.     

 “La avicultura y la producción de legumbres agroecológicas son actividades complementarias y la zona norte de la provincia de Buenos Aires y el sur de Santa Fe fueron siempre una zona de producción de arvejas y legumbres, por lo que hay un gran potencial para retomar esa producción con una buena salida de venta para consumo humano y lo que no se pueda comercializar, legumbres partidas, volcarlas a una avicultura”, subraya e invita a pensarlo como política pública para contar con una salida al modelo del monocultivo de soja y maíz transgénicos.   

“Así como el sur de Buenos Aires se encontró un modelo agroecológico basado en cultivos de invierno asociados con trébol rojo, trébol blanco y ganadería; en la zona núcleo las legumbres tienen un potencial muy fuerte, asociado a la avicultura y también la producción tambera”, se ilusiona.  

Mientras ese horizonte de sistemas integrales agroecológicos se construye, Granja Guasú continúa su transición agroecológica puertas adentro. El siguiente paso fue el de pensar cómo dejar atrás el monocultivo de huevos: “Si queremos tener un sistema agroecológico, el camino debería ser el de la integralidad dentro de la granja, en el que las gallinas sean un subsistema”, sostiene Castro Volpe. 

En ese camino, el productor comenzó con sus primeras hectáreas de horticultura y este año ya vendió la primera producción de zapallos, mientras espera que los árboles de frutales sigan creciendo para ampliar la oferta de alimentos sanos. Dentro de la granja, también se producen chiles (pimientos) del emprendimiento Cultivando Sur. El planteo busca que el alimento balanceado disminuya y los animales se alimenten cada vez más en las parcelas ya cosechadas, mientras vuelven a fertilizar la tierra para la próxima siembra y reducen la dependencia de los insumos externos.  

“Con un sistema elevado de uso de insumos externos no es posible competir con los precios de un galpón de escala industrial, 500 gallinas frente a miles”, señala. En un escenario de constante suba de precios de los alimentos, los huevos aumentaron un 20 por ciento solo entre marzo y abril, según el Indec. El organismo oficial hizo el cálculo sobre un precio de 744 pesos la docena, pero en grandes cadenas de supermercado ya se ofrece a 1.000 pesos la docena y hasta 2.400 el maple (30 unidades). Esos precios pueden bajar hasta 1.400 pesos el maple por fuera de las grandes cadenas. En tanto, los huevos pastoriles pueden conseguirse entre 2.000 y 3.000 pesos el maple. Granja Guasú los ofrece a 2000 pesos en Baradero y a 2.500 en las redes de comercialización en Ciudad de Buenos Aires.  

“Con esta espiral inflacionaria no hay precios de referencia. Pero,en el caso de los huevos pastoriles, tenemos que transformar la avicultura para poder ser más económicos. La agroecología nos puede alimentar y ofrecer alimentos más económicos porque reduce sus costos al no depender de insumos externos. La cría de gallinas pastoriles tiene que ir en ese camino”, marca el horizonte Castro Volpe. 

Publicado originalmente en Agencia Tierra Viva

Foto de Finn Mund en Unsplash

Empresas como Nestlé y Herdez recurren al Poder Judicial para vender chatarra a niños

Por Tamara Mares Rivera, Sin Embargo, 23 de mayo de 2023.

Empresas como Nestlé, Herdez, Santa Clara, PepsiCo y Kellogg’s han recurrido a amparos para poder publicitar sus productos con el uso de personajes, a pesar de que organizaciones como la OMS y Unicef ya han advertido que este tipo de promoción es un factor que contribuye a que niñas y niños consuman productos que favorecen el desarrollo de sobrepeso y obesidad.

Empresas refresqueras y de comida chatarra –entre las cuales destacan Nestlé, Herdez, Santa Clara, Sabritas Kellogg’s– buscan ampararse contra la Norma Oficial Mexicana NOM-051, la cual protege a niñez de publicidad engañosa que les invita a consumir alimentos con baja calidad nutricional en perjuicio de su salud, acusó El Poder del Consumidor.

En conferencia de prensa este martes, la asociación advirtió que la empresa Frito-Lay, que en México es filial de la corporación PepsiCo, ganó un amparo que le permite promover sus productos con el uso de personajes, a pesar de que organizaciones como la Mundial de la Salud (OMS) y Unicef ya han urgido a gobiernos que se frene este tipo de publicidad por ser “un factor que contribuye a las crecientes tasas de sobrepeso y obesidad”.

Los productos menos saludables son los que se publicitan a niños (…), lo que hacen es deformar los hábitos alimentarios desde muy temprana edad, y esto tiene un efecto a lo largo de la vida”, indicó el director del Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo, en entrevista con SinEmbargo. “Es un abuso de la condición de inmadurez cognitiva de los niños y las niñas, quienes son muy susceptibles a ser manipulados por la publicidad”.

En la sentencia emitida por el Juez Francisco Javier Rebolledo Peña, del Juzgado Sexto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, para el Amparo indirecto 731/2023 a favor de Fritos-Lay se lee:

“Con fundamento en el artículo 128 de la Ley de Amparo, procede CONCEDER LA SUSPENSIÓN DEFINITIVA de los actos reclamados, para el efecto de que las autoridades responsables se abstengan de llevar a cabo cualquier tipo de acto que le impida a la quejosa emplear personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, tales como juegos visual-espaciales o descargas digitales, en la publicidad de los productos que comercializa, y que ostenten uno o más sellos de advertencia”.

Calvillo del Poder del Consumidor criticó la decisión del Juez, pues aseguró que la argumentación de la sentencia muestra falta de información. “No le hicieron llegar la información [completa] al Juez, porque dice que no hay ninguna evidencia que [esta publicidad] represente un riesgo para la salud de los niños, cuando desde 2004 la Organización Mundial de la Salud llama a regular la publicidad por ser un factor que contribuye a estos problemas de salud”.

De acuerdo con el World Obesity Atlas, que publicó su análisis más reciente en marzo de este año, en México el 47 por ciento de la población adulta vive con obesidad.

Asimismo, aproximadamente el 33 por ciento y el 27 por ciento de los niños y niñas mexicanas, respectivamente, padecen de esta enfermedad. Para el 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabilizó 21.42 millones de hombres de entre 1 y 19 años de edad en México, así como 21.17 millones de mujeres en este mismo rango de edad. Eso significa que más de 12 millones de personas entre 1 y 19 años de edad están viviendo con obesidad en el país actualmente.

“ES PUBLICIDAD DEPREDADORA”

En un informe más reciente, fechado abril de 2018, la Unicef remarcó que empresas como Coca-Cola (dueña de la empresa Santa Clara), Kellogg’s y McDonald’s emplean millones de dólares en publicidad “utilizando entornos más tradicionales para promover alimentos poco saludables para las y los niños, incluida la publicidad a través de televisión, radio, prensa y vallas publicitarias, así como acuerdos de patrocinio, publicidad en puntos de venta y diseño de empaques”.

Entre las estrategias más comúnmente empleadas por las empresas es recurrir a celebridades, dibujos animados o personajes autorizados, u ofertar un juguete “gratis” con la venta de otro producto, para hacer sus bienes más llamativos para la niñez.

“En un estudio, niños de cuatro a seis años diferenciaron alimentos idénticos sobre la base de su empaque y afirmaron consistentemente que preferían el sabor de aquellos alimentos con personajes de dibujos animados populares en el empaque. Sin embargo, el efecto se observó con más fuerza en los alimentos poco saludables”, expuso la Unicef en el documento “Un Enfoque Basado en los Derechos de la Infancia para la Publicidad de Alimentos: Una Guía para los Tomadores de Decisión”.

“Es brutal la penetración que tiene esta publicidad, estos personajes y estas estrategias. Se habla de una publicidad depredadora”, acusó Alejandro Calvillo.

Debido a la eficacia del uso de personajes animados y celebridades en la publicidad dirigida a niños y niñas, en el 2021 el Gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) modificaciones a la Norma Oficial Mexicana NOM-051, en la cual establecía que el etiquetado de los productos con uno o más sellos de advertencia o leyenda de edulcorantes no podía incluir en su etiqueta a “personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, tales como, juegos visual – espaciales o descargas digitales, que, estando dirigidos a niños, inciten, promueven o fomenten el consumo, compra o elección de productos con exceso de nutrimentos críticos o con edulcorantes”. Ya desde un año antes se habían publicado también lineamientos para un etiquetado frontal que indicara si los productos empaquetados tenían exceso de azúcares, calorías, grasas saturadas, carbohidratos, sodio, etc.

Sin embargo, estas medidas han sido impugnadas desde 2020 por empresas como Nestlé, PepsiCo, Coca-Cola a través de Santa Clara, Herdez, Barrilitos y Kellogg’s. El Poder del Consumidor ha registrado más de 150 amparos promovidos por parte de los corporativos, e incluso algunos serán analizados por los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Aunque los amparos que han llegado a esta máxima instancia tienen proyectos de sentencia en su contra, la resolución del Juzgado Sexto de Distrito en Materia Administrativa en la capital a favor de Fritos-Lay provocó que desde el Poder del Consumidor urgieran al Poder Judicial a mantener el interés superior de la niñez en mente al analizar estos recursos jurídicos, como han indicado la OMS y Unicef.

“Esperamos que el Poder Judicial parta de la información disponible por parte de la OMS y Unicef, y de toda la evidencia científica”, dijo el director del Poder del Consumidor. “Esta resolución del Juez de primera instancia [en el caso Fritos-Lay] puede y debe ser impugnada por la autoridad, que sería la Secretaría de Salud”.

Foto de engin akyurt en Unsplash

La valiente mujer maya que se enfrentó al gigante mundial Monsanto para defender a las abejas

Por Miguel Flores, Infobae, 20 de mayo de 2023.

Leydy Pech recibió en 2020 Premio Medioambiental Goldman, el más importante de su tipo en el mundo

Leydy Araceli Pech Martín, una mujer de 58 años, es una apicultora maya, que ha luchado contra Monsanto y contra todo un modelo de desarrollo agroindustrial que se ha impuesto en México y que, cree, afecta a toda la población.

Ella, desde hace más de 10 años, lidera una batalla legal contra los pesticidas y los transgénicos, lo que la llevó a enfrentarse al mayor fabricante de semillas del mundo. Laydi Pech es conocida como la guardiana de las abejas o la dama de miel, y vive en una aldea Hopelchén, en la península de Yucatán, un territorio que ha sido fuertemente afectado por la deforestación y la contaminación tóxica de la agricultura industrial, que ha pejudicado, especialmente, a ecosistemas de los que dependen las abejas.PUBLICIDAD

Pech tiene algunos colmenares que sustentan su economía familiar, y junto con otras mujeres de la zona en la que vive, se dedica a la crianza y preservación de la abeja melipona beecheii, una especie silvestre sin aguijón, domesticada los pueblos mayas de México desde hace siglos.

El mayor logro de Pech fue encabezar una coalción para detener la siembra de soya genéticamente modificada por la empresa Monsanto en el sur del país. LaSuprema Corte dictaminó que el gobierno había violado los derechos de los mayas y suspendió su siembra.Gracias a su empeño, se revocó el permiso gubernamental a Monsanto para cultivarla.Te puede interesar:Cinco datos sorprendentes que usted debe saber en el Día Mundial de las Abejas

A finales del mes de noviembre del 2020, Laydy Pech recibió el Premio Medioambiental Goldman, el más importante de su tipo en el mundo, por su “lucha histórica”, que es “un modelo para otros movimientos de lucha indígena en la protección de sus derechos y de sus tierras”, señaló la Fundación Goldman, que otorga el galardón anualmente a seis personas.

Cuando recibió este premio, la mujer señaló que esperaba que haberlo ganado sirviera para visibilizar los problemas que enfrenta su pueblo y seguir adelante con una batalla que no se dio por concluida, y de la que, aseguró, nunca desistió.Te puede interesar:Enrique de la Madrid ingresa al top 10 del Ranking Presidencial y se mete a la lucha por la sucesión

Pech declaró que desde que había iniciado la lucha, empresas y gobiernos quisieron hacer ver que ella no era nadie y que no iba a servir para nada, sin embargo, eso no la detuvo y al contrario, hizo que buscara más aliados, con lo que encontró la fuerza en la unidad del pueblo maya.PUBLICIDAD

En entrevista para la BBC, señaló que enfrentarse a la multinacional Monsanto no fue nada fácil, y que lo más difícil fue entender la complejidad y los daños que causaría el permiso que el gobierno mexicano había otorgado a Monsanto para la siembra de soya transgénica en los territorios de comunidades mayas de Holpechén. Selaló que, como pueblo indígena, ella y los habitantes de ahí desconocían el impacto que tendría ese permiso.

Sin embargo, lo primero que hicieron fue entender el significado de transgénico, pues no sabían que era la soya GM, o seagenéticamente manipuladani los daños que causaba ese cultivo.

Una vez que lograron entender las afectaciones que traía esa siembra de soya transgénica en su medio de vida, especialmente la apicultura, decidieron organizarse y hacer una unidad del pueblo maya al que pertenece. Después, interpusieron dos amparos, uno como comunidades indígenas y otro como organizaciones de apicultores

Esto fue algo histórico, pues nunca se había tenido un proceso de ese tipo en la península de Yucatán.

La misma lucha le ayudó a ella y su pueblo a comprender la interacción que tenían las comunidades mayas con el medio ambiente y la naturaleza, y que viven amenazados y en riesgo.

Fue en 2011 y 2012, cuando se enteraron de un permiso del gobierno a Monsanto, que interpusieron su amparo y empezó su proceso legal, hasta llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que el 4 de noviembre del 2015 fue favorable al otorgarles una consulta, cuyo proceso comenzó en abril del 2016.

La consulta les dio la oportunidad de visibilizar los problemas que enfrentan por la siembra de soya transgénica, y desde entonces hay un acuerdo que obliga al gobierno mexicano a consultar a los pueblos indígenas sobre esos cultivos, un logro muy importante, sin embargo, el problema fue que la consulta traía un protocolo con el que ella y los suyos no se veían identificados, por lo que construyeron su propio protocolo, lo que los ha llevado a una confrontación de acuerdos con el gobierno.

El gobierno dijo que la consulta debía ser previa, libre e informada, culturalmente adecuada y de buena fe, sin embargo, ninguno de estos principios se respetaron. Por ejemplo, acusaron que se usa un lenguaje muy técnico que dificulta su comprensión.

Notaron que estaba surgiendo una violación a sus derechos, por lo que rechazaron esa consulta.

Del 2016 al 2018 iniciaron una nueva consulta, pero nunca pasaron de la primera fase de acuerdos previos, pues les querían imponer un protocolo que nunca aceptaron, ni por parte del gobierno saliente, de Enrique Peña Nieto, ni del entrante, de Andrés Manuel López Obrador.

La consulta quedó parada porque el gobierno no quiso respetar los protocolos de los pueblos indígenas, y, acusaron, eso no solamente ocurre en Yucatán, pues hay otras que se están dando a nivel nacional y que no se respeta.

Imagen de PollyDot en Pixabay