Las mamografías para la detección temprana no son beneficiosas para las mujeres de 40 años

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 04 de diciembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • La medicina convencional recomienda realizarse una mamografía al año para detectar el cáncer de mama, pero el resultado final de otro estudio no respalda dichos exámenes rutinarios
  • Hasta el 50 % de los casos de cáncer de mama detectados por exámenes como mamografías, son falsos positivos, lo que puede dar lugar a biopsias, quimioterapia y mastectomía innecesarias que tienen un alto costo personal, psicológico y financiero
  • Otros estudios descubrieron que las mamografías anuales en cualquier grupo de edad no reducen la mortalidad por cáncer de mama ni la cantidad de casos que se detectan de cáncer avanzados
  • La exposición a dosis altas de radiación durante la prueba también incrementa el riesgo de cáncer de mama. Las mujeres tienen otras opciones, incluyendo las pruebas sin radiación y las estrategias preventivas

En un estudio publicado en The Lancet Oncology, los científicos analizaron la efectividad de la detección del cáncer de mama en Gran Bretaña. Los investigadores concluyeron que, a diferencia de la edad recomendada por el NHS que es de 50 años, las personas que empiezan a hacerse mamografías a la edad de los 40 o 41 años, experimentaron menor la mortalidad por cáncer de mama.

Observaron que un estudio realizado en 2010 descubrió que la detección temprana a la edad de 40 a 48 años dio como resultado una tasa de falsos positivos del 18.1 %, el cual causó citología y biopsias quirúrgicas y no quirúrgicas en mujeres que no tenían cáncer. Aun así, informaron que su propio estudio demostró una menor mortalidad en los primeros 10 años.

Otros expertos descubrieron que los datos de este estudio no tuvieron diferencias estadísticas, e incluso los investigadores del estudio señalaron que “la reducción absoluta se mantuvo constante”. También admitieron que “después de más de 10 años de seguimiento, no se observó ninguna reducción significativa” y que “en general, no hubo diferencias” en las muertes por cáncer de mama, tal como dijeron sus críticos.

De acuerdo con la Sociedad Americana contra el Cáncer, el 73 % de las mujeres mayores de 45 años, se sometieron a una mamografía de detección en los últimos dos años. En los Estados Unidos, estos porcentajes se suman a una gran cantidad de mujeres. En julio de 2019, había 61.91 millones de mujeres de 40 a 70 años.

Suponiendo que una mujer deje de hacerse mamografías a los 70 años, podría haber 45.19 millones de mujeres que se hayan hecho una mamografía en los últimos dos años. Cuando considera que el costo promedio de una mamografía es de $ 100, los ingresos totales generados podrían estar cerca de los $ 4.5 mil millones. Aunque es posible que usted no pague los $ 100 dólares por prueba, alguien paga dicha factura.

Esta podría ser una explicación de por qué se les recomienda a las mujeres realizarse mamografías, a pesar de que no hay evidencia de que estas pruebas puedan reducir la mortalidad, además de la creciente evidencia de que en efecto podrían causar daño.

No existe ningún nuevo estudio sobre las mamografías tempranas

La prueba UK Age se diseñó para comparar las mamografías anuales en mujeres que comienzan a hacerse la prueba a los 40 años con las que comienzan a los 50 años, con la mortalidad por cáncer. Los primeros resultados del ensayo se publicaron en The Lancet en 2015 después de 17 años de seguimiento.

El estudio inscribió a 160 921 mujeres entre octubre de 1990 y septiembre de 1997. De estas mujeres, 53 883 se unieron al grupo de intervención en el que se sometieron a una mamografía casi todos los años hasta los 48 años. Las 106 953 mujeres restantes, estaban en un grupo de control que recibió atención médica habitual, y su primera mamografía fue hasta los 50 años.

Los resultados publicados tras un promedio de seguimiento de 17 años fueron similares a los publicados cinco años después en los resultados finales. Aunque las participantes fueron asignadas al azar al grupo de intervención o de control, los investigadores optaron por incluir al 33.5 % en el grupo de intervención y al 66.5 % en el grupo de control.

Desde que inició el estudio hasta el 28 de febrero de 2017, se siguió a las mujeres durante un promedio de 22.8 años. Durante este tiempo, los investigadores creen que sus estadísticas demostraron menos mortalidad por cáncer de mama a los 10 años de seguimiento, pero no hubo ninguna reducción significativa después de los 50 años.

Sin embargo, no todos los expertos interpretaron los resultados de la misma manera. Un artículo titulado, “Breast Cancer: Study Claiming That Screening Women in Their 40s Saves Lives ‘Found the Opposite,’ Say Critics”, se publicó en un muro de pago en el BMJ. Una segunda opinión fue publicada en The Lancet, en la que el autor dijo:

“No hubo diferencias en la mortalidad por cáncer de mama entre el grupo que comenzó la mamografía anual a los 39-41 años hasta que ingresaron al Programa de Mamografía del Servicio Nacional de Salud (NHS) a los 50-52 años, y el grupo que no comenzó con la mamografía hasta que ingresó al Programa de Mamografía del NHS.

En general, no hubo menos muertes en el grupo de intervención en comparación con el grupo de control al final del seguimiento.

Un aspecto sorprendente del informe de Duffy y sus colegas es la conclusión de que no se produjo un diagnostico en exceso de cáncer de mama en ninguno de los grupos más allá del que ocurriría cuando se realizaran pruebas de detección en personas de 50 años o más. Debido a que el diagnostico excesivo parece incrementar con la edad, es posible que ocurriera en ambos grupos después de los 50 años, pero no se pudo detectar debido al diseño del ensayo”.

Los datos demuestran que las mamografías no benefician a las mujeres asintomáticas

La tercera respuesta a este artículo de investigación, también publicada en el BMJ, fue escrita por Hazel Thornton, investigadora visitante del departamento de ciencias de la salud de la Universidad de Leicester. Descubrió que las estadísticas no respaldan la conclusión e informan sobre su testimonio ante el Comité de Salud de la Cámara de los Comunes sobre los servicios de cáncer de mama como testigo.

Se le preguntó por qué pensaba que el Breast Screening Programme del NHS era “un rastreo costoso de un grupo público asintomático que crea una morbilidad psicológica y física costosa”. Su respuesta fue que:

“Se enfoca en las mujeres que se benefician, es decir, la vida que se salva, e ignora los cientos de mujeres que pasan por el proceso y en algunos casos sufren daño psicológico. Es desequilibrado y desproporcionado y en mi opinión, se debería revisar”.

Existen críticos que afirman que argumentos como el de Thornton sobrestiman el daño potencial relacionado con la detección excesiva del cáncer de mama. Sin embargo, sus argumentos no tienen respuesta para todos estudios que demuestran que, la prueba y la detección excesivas del cáncer de mama son un problema emocional y financiero muy importante.

En 2014, el BMJ publicó un seguimiento de 25 años del Canadian National Breast Screening Study en el que los investigadores descubrieron que el 22 % de los casos de cáncer de mama invasivos que se detectaron fueron excesivos, y concluyeron:

“La mamografía anual en mujeres de 40 a 59 años no reduce la mortalidad por cáncer de mama más allá de la exploración física o la atención cuando la terapia adyuvante está disponible de manera gratuita”.

En una revisión Cochrane de la literatura para analizar la eficacia de las mamografías, los investigadores analizaron ocho ensayos que cumplieron con los criterios, en los cuáles incluyeron a 600 000 mujeres de entre 39 y 74 años. Después de un análisis de los datos, descubrieron lo mismo que Thornton, que, por cada 2 000 mujeres examinadas en un periodo de 10 años, se salvaría una muerte por cáncer de mama y 10 serían tratadas de forma innecesaria.

Además, más de 200 mujeres sufrirán angustia psicológica e incertidumbre durante años después de recibir resultados falsos positivos. Un estudio de cohorte publicado en Annals of Internal Medicine involucró a participantes en Dinamarca desde 1980 hasta 2010.

También descubrieron que la detección no disminuyó la incidencia de tumores avanzados y concluyeron que era probable que, “1 de cada 3 tumores invasivos y casos de CDIS [carcinoma ductal in situ] diagnosticados en mujeres a las que se les ofreció la prueba, represente un diagnostico excesivo (incidencia mayor del 48.3 %)”.

Diagnóstico, tratamiento y exposición en exceso

El video está disponible solo en inglés

En 2012, The New England Journal of Medicine publicó un artículo de investigación de dos científicos que analizaron más de 30 años de tendencias de datos de la incidencia del cáncer de mama en etapa temprana y tardía en mujeres de 40 años o más. Lo que descubrieron generó cierta controversia, lo que llevó a uno de los autores a producir este breve video que explica los resultados.

La expectativa de que los médicos descubrieron una mayor cantidad de casos de cáncer en etapa temprana debería estar acompañada de una reducción comparable en la cantidad de mujeres que presentaron cáncer avanzado. Este no fue el caso, lo que sugiere que existe una gran cantidad de mujeres con un diagnostico excesivo y “que las pruebas de detección tienen, en el mejor de los casos, solo un pequeño efecto en la tasa de muerte por cáncer de mama”.

En este video, el presentador señala que casi “la mitad de los casos de cáncer de mama que se detectan representa un diagnóstico excesivo”, y que, el daño causado por el diagnostico excesito causa muchos problemas tanto en la mujer como en su familia. También causa un tratamiento en exceso y, a menudo, el tratamiento comienza con una biopsia.

El tipo de biopsia más común para el cáncer de mama es una biopsia con aguja. El médico puede elegir entre una aspirar con aguja fina (FNA por sus siglas en inglés) o una biopsia con aguja gruesa del tejido mamario. De acuerdo con la Sociedad Americana contra el Cáncer, cuando se sospecha de cáncer de mama, es mejor proceder a una biopsia con aguja gruesa, ya que extrae más tejido que una FNA sin necesidad de cirugía.

Sin embargo, una investigación publicada en su revista en 2017 concluyó que las biopsias con aguja gruesa incrementan el riesgo de metástasis a distancia de 5 a 15 años después del diagnóstico de cáncer de mama. Esto fue más común, en comparación con las mujeres que se sometieron a una FNA. Un segundo estudio publicado antes, concluyó que ambos tipos de biopsias ponen a una mujer en riesgo de sufrir metástasis, y concluyeron:

“Manipular un tumor intacto a través de FNA o biopsia con aguja gruesa se relaciona con una alta incidencia de metástasis de SN [ganglio centinela], quizás debido a la rotura del tumor por la aguja”.

Las mamografías falsas positivas representan un gasto de 4 000 millones de dólares al año cuando el tratamiento se inicia después de un diagnóstico erróneo, el cual incluye quimioterapia y mastectomías, solo para descubrir que el tumor es benigno. Esto causa una carga emocional, mental y económica para la mujer y su familia.

La mamografía no está exenta de riesgos. Las mamografías utilizan radiación ionizante en dosis muy altas, lo que puede provocar el desarrollo del cáncer de mama. En un estudio realizado en 2016, los autores escriben que, “la radiación ionizante, tal como se usa en la mamografía de rayos X de dosis baja, podría estar relacionada con un riesgo de carcinogénesis inducida por radiación”.

De acuerdo con un estudio, la detección anual a través de mamografía digital o mamografía analógica en mujeres de 40 a 80 años se relaciona con una incidencia de de cáncer inducido y una tasa de cáncer de mama terminal de 20 a 25 casos por 100 000 mamografías. En otras palabras, por cada 100 000 mujeres que se realizan una mamografía cada año, existirán de 20 a 25 casos de cáncer terminal.

Opciones adicionales

Aunque la mamografía es muy recomendada, las mujeres tienen otras opciones para las pruebas de diagnóstico que no utilizan radiación. Es necesario informar a las mujeres para que tomen buenas decisiones y se les permita hacer uso de su elección. Otras opciones más seguras incluyen autoexámenes clínicos y autoexámenes de mamas, termografía, ultrasonido y resonancia magnética.

La termografía y la ecografía no utilizan radiación y pueden detectar anomalías que las mamografías podrían pasar por alto, en especial en mujeres que tienen tejido mamario denso. Aunque estas pruebas son efectivas, puede ser difícil acceder a ellas en los Estados Unidos, ya que la industria multimillonaria de las mamografías impide su uso.

También es importante comprender que las pruebas de detección no previenen el cáncer de mama. En cambio, la prevención implica un estilo de vida saludable, evitar toxinas y prestar atención a ciertos factores nutricionales. La vitamina D es un factor nutricional muy importante que puede reducir el riesgo de cáncer de mama.

Es fundamental que conozca y optimice su nivel de vitamina D, ya que es esencial para varias afecciones de salud. Es posible que la medicina convencional haya convencido a las mujeres que hacerse una prueba anual las protegerá del cáncer de mama. Sin embargo, llevar un estilo de vida saludable y buscar información sobre sus opciones de detección pueden ayudarla a evitar esta trampa mortal.