¡Semillas en Peligro!: Las Amenazas de UPOV 91 y el Proyecto de Reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales

Por Claudia Flisfisch, 03 de junio del 2020.

Como una manera de generar consciencia respecto a las amenazas que representan para el campo, la diversidad biocultural y la soberanía mexicana las actuales propuestas de reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales y la UPOV 91, la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País organizó el 21 de mayo de 2020 el webinar “Semillas en Peligro!: Las Amenazas de UPOV 91 y el Proyecto de Reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales”.  

Moderado por Viridiana Lázaro, de Greenpeace MX, contó con panelistas con una amplia trayectoria y compromiso: Catherine Marielle, socia fundadora e investigadora del Grupo de Estudios Ambientales (GEA AC) desde 1977, coordinadora del programa de sistemas alimentarios y saludables y organización comunitaria del territorio, también integrante de la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País, la Alianza por nuestra Tortilla, la Alianza por la Salud Alimentaria y la Coordinadora Agua para Todos, Agua para la Vida, entre otros. También estuvo presente Cristina Barros, maestra en letras por la UNAM, reconocida investigadora de la cocina mexicana, integrante de la Unión de Científicos Comprometidos (UCCS) y miembro de la “Campaña Nacional Sin Maíz no hay País”. Alejandro Espinosa-Calderón, investigador de maíz en el “Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias” (INIFAP), miembro del “Sistema Nacional de Investigadores” (SNI Nivel III), Presea “José Antonio Alzate” del 2018 en la categoría de Ciencias, miembro fundador y presidente en 2018 de la UCCS y actual encargado de la secretaría ejecutiva de la “Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados” (CIBIOGEM) fue otro de los invitados. Por último, expuso Malin Jönnson, coordinadora de la Fundación Semillas de Vida, Integrante de la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País, la Alianza por Nuestra Tortilla y la Demanda Colectiva contra el Maíz Genéticamente Modificado. Finalmente, como cierre, Mercedes López, directora de la Asociación de Consumidores Orgánicos y representante de la Colectividad Demandante contra el Maíz Genéticamente Modificado, presentó un resumen sobre los pasos a seguir.

Éste fue el primero de una serie de webinars que tienen como objetivo difundir estas amenazas y fomentar un debate y movimiento nacional que incluya la diversidad de voces de México y América Latina para frenar la adhesión a UPOV 91. Todos serán difundidos por los medios de comunicación de la Campaña Nacional Sin Maíz No hay País: FB, Web y twitter.

A continuación, te compartimos una nota sobre los distintos temas que se discutieron.  Para ver el texto completo sólo tienes que pinchar cada uno de los títulos enunciados. Si quieres puedes consultar el webinar completo AQUÍ.

Tratados y Leyes que Tejen el Despojo

En las últimas seis décadas y con mas fuerza en los años 90, con los tratados de libre comercio, se han comenzado a implementar los derechos de propiedad intelectual. En su ponencia, Catherine Marielle destacó que la UPOV y en particular el acta 91, son parte de un enmarañado de medidas, leyes, tratados y convenios nacionales e internacionales que conforman la base del sistema capitalista global, tendientes a favorecer los intereses de grandes empresas transnacionales, en este caso en relación con semillas y vegetales.

Muchos de estos tratados son resultado de negociaciones hechas a espaldas de los pueblos y representan verdaderos campos de batalla entre paradigmas que se oponen.  Intentos por privatizar versus defensa de los bienes comunes. Las semillas son un bien común por excelencia y eslabón fundamental de la soberanía alimentaria, pero la base de los tratados es la protección de los derechos de las transnacionales y no los del pueblo.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue un importante primer paso en ese sentido, pues obligó a México a adherir a la UPOV. El Tratado Transpacífico (TPP), ratificado por el senado de México el 2018, por su parte, requiere que los países firmantes se adhirieran al Acta 1991 de la UPOV. A su vez, el  tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entrará en vigor el 1 de julio de este año -reemplazando al TLCAN-, establece que los países firmantes deberán ratificar varios tratados internacionales sobre propiedad intelectual, entre ellos UPOV 1991, dando un plazo de 4 años para hacerlo. Esto obliga a establecer un marco jurídico más conveniente para las corporaciones de semillas, que es lo que se busca con las actuales propuestas de reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales, a no ser que se logre crear una excepción.

Las reformas que hoy se proponen en la Ley Federal de Variedades Vegetales, son parte de ese mismo enmarañado legislativo que busca avanzar hacia la privatización y mercantilización de las semillas y criminalización de las semillas campesinas.

En su ponencia,  Catherine Marielle recordó que la Ley de Producción, Certificación y Comercialización   de Semillas, aprobada en 2007 a espaldas de la población, también es parte del mismo entramado y va en la dirección de UPOV 91.  

¿Qué es la UPOV?

La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) es una organización intergubernamental con sede en Ginebra, establecida por el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (Convenio de la UPOV), firmado en París en diciembre del 1961. Es vigente desde el 10 de agosto de 1968 y ha tenido posteriores revisiones en 1972, 1978 y 1991, tendientes a favorecer cada vez más la propiedad intelectual sobre variedades vegetales, semillas, creaciones genéticas, etc.

Actualmente, de los 76 países adherentes a la UPOV, 59 están en UPOV 91 (entre ellos EE. UU., Canadá, Bélgica, Japón; Australia, Francia) y 17 naciones están en UPOV 78 (entre ellos México, Ecuador, Bolivia, Argentina, China, Colombia, Italia).  Varios de los países que están en UPOV 91 se dedican a patentar genes y variedades y muchos de los que están en UPOV 78 son ricos en biodiversidad, aseguró Alejandro Espinosa.

La Adhesión de México a la UPOV y la gran disputa entre el acta 78 y 91

México, al verse obligado a adherirse a la UPOV con la firma del TLCAN, lo hace en 1997.

Decidir si se hacía conforme al acta del 78 o la del 91 no fue algo sencillo. Hubo una verdadera batalla campal, una gran disputa de intereses, marcada por discusiones a lo largo y ancho del país.  Por una parte, estaban aquellos que defendían la libre circulación de las semillas campesinas, como un tesoro biocultural, un bien común al servicio de los pueblos y de la humanidad; y por el otro, aquellos que defendían su privatización y mercantilización. Los defensores del conocimiento colectivo de libre acceso versus los promotores de la apropiación y lucro privado.

Finalmente, luego de muchos debates, se eligió el acta del 78 pues se acomodaba mas a la idiosincrasia y cultura milenaria de las y los productores mexicanos, que por cientos de generaciones han usado sus propias semillas, heredándolas de una generación a otra, haciéndolas viajar entre las distintas geografías del territorio mexicano. 

Es importante mencionar que el acta 91 de UPOV ha sido foco de fuertes críticas y mucha resistencia en el mundo entero, pues establece derechos de monopolio muy amplios a favor de los obtentores de variedades vegetales, a quienes define como “aquella persona que haya creado o descubierto y puesto a punto una variedad vegetal”. Con esto, amenaza la propiedad colectiva del conocimiento tradicional y abre las puertas de par en par a la biopiratería, pues equipara el concepto de “descubrimiento” con el de “invención”, que no son lo mismo. 

Permite patentar genes y variedades y es sumamente prohibitiva, frenando el acceso libre y gratuito a las semillas. Prohíbe a los pequeños y medianos productores guardar y volver a sembrar las semillas patentadas.  Establece derechos al obtentor que abarcan toda la cadena productiva y reproductiva del vegetal en cuestión, hasta el producto cosechado, incluyendo la producción, reproducción, venta, intercambio, exportación e importación, que deberá ser autorizada por el obtentor. Dicha “autorización” implica el pago por el uso.

En los países donde está vigente incluso se castiga a los agricultores con multas muy fuertes y cárcel si no cumplen las restricciones. En EE. UU. hay una policía genética. Se trata de una puerta abierta para que las transnacionales se apropien completamente del patrimonio biológico y cultural que representan las semillas. Detrás de cada semilla y de toda la diversidad cultivada hay una historia, una memoria y un cúmulo de conocimientos y prácticas ancestrales que han permitido esa diversidad. Con el acta 91, todo eso estaría en riesgo. 

México, hasta ahora se adhiere a la UPOV 78, que es bastante más permisiva que la UPOV 91 y la idea es que ésta se conserve. Protege los derechos de propiedad intelectual, pero no patenta ni genes ni variedades. Otorga una protección sui generis, es decir, si se demuestra que una nueva variedad creada es homogénea, estable, diferente y uniforme se puede tener acceso a un título de obtentor que le da exclusividad a quien la desarrolló. Por otra parte, los derechos milenarios de los agricultores a la libre circulación e intercambio de las semillas se mantienen, lo cual favorece la diversidad biológica y genética de las semillas nativas, pudiendo los campesinos cruzar distintas variedades.

La ley Federal de Variedades Vegetales: su historia, el intento por reformarla y su relación con UPOV 91.

Si bien México contaba con algunas regulaciones para el registro de variedades, es hasta el 25 de octubre de 1996, cuando se publica en el Diario Oficial de la Federación la Ley Federal de Variedades Vegetales, que crea un instrumento normativo y sienta las bases y procedimientos para implementar un esquema de propiedad intelectual en variedades vegetales conforme al Convenio de la UPOV. Su aplicación e interpretación, para efectos administrativos, corresponde al Ejecutivo Federal, a través de la SAGARPA.

Desde que la Ley Federal de Variedades Vegetales fue publicada, ha habido varios intentos por reformarla con el objetivo de hacer que se acerque más a lo establecido por el acta 91 de la UPOV, pero ninguno de estos intentos ha tenido éxito, gracias a movimientos sociales que se han opuesto.

El 19 de febrero de 2019, un diputado federal originario de Chihuahua, Eraclio Rodríguez, con el respaldo del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), ha iniciado un nuevo intento por impulsar ciertas reformas que buscan imponer la adhesión a la UPOV 91. Éstas han generado un fuerte rechazo de varios sectores y han despertado un movimiento que ha tenido importantes victorias en el pasado, con el objetivo impedirlas.

Desde que el diputado Rodríguez presentó la propuesta de reforma hasta ahora, se le ha dado seguimiento a la iniciativa principalmente en reuniones donde han estado los partidarios de UPOV 91.La Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC), Bayer-Monsanto, Dupont, Syngenta, Pioneer, el Consejo Coordinador Empresarial, el Consejo Nacional Agropecuario y el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) son algunos de los que apoyan esta iniciativa.

La nueva minuta de ley está a la espera para ser aprobada en las comisiones, para luego pasar al pleno de la cámara.

En septiembre se retomarán las discusiones. Mientras, es necesario que esto se sepa y se de un debate de cara a la nación, consultando a todo el pueblo mexicano y sobre todo a campesinos, campesinas y comunidades indígenas, insiste Espinosa.

¿Quiénes ganan y quiénes pierden con el UPOV 91?

Gana la Agroindustria y las Empresas Transnacionales de Semillas. Los que están promoviendo el acta 91 de la UPOV son los productores de Berry, de ornamentales, las grandes multinacionales, la Asociación Mexicana de Semilleros y algunos representantes del Estado, como el SNICS. El mercado global de semillas y agrotóxicos está dominado por un puñado de transnacionales que quieren tener el control mundial de un mercado semillero valuado en 100 mil millones de dólares por año.  El mercado mexicano de semillas patentadas fue tasado en 1850 millones de dólares en 2015, dominado por Bayer-Monsanto, Pioneer, Syngenta y Dupont.  Ellos serían los principales beneficiados.

Pierde el Maíz criollo, las Semillas Nativas y la Diversidad Biocultural. Un 15% de las plantas que conforman el sistema agroalimentario global son originarias de México. La experiencia demuestra que los países que han adherido a UPOV 91 han experimentado una pérdida dramática de su biodiversidad cultivada, pues han perdido la libertad de sembrar y cultivar aquellos alimentos culturalmente adecuados.  El tipo de restricciones que se impondrían en México generarían una enorme pérdida. La Feria de Semillas de Vicente Guerrero, por ejemplo, que lleva más 23 años realizándose en Tlaxcala, con esta nueva ley sería ilegal.

Pierde la Libertad, la Autonomía y Soberanía Alimentaria. Hoy México produce alrededor 24-25 millones de toneladas de maíz, de las cuales aproximadamente 17 corresponden a maíz nativo.  Desde el inicio de la domesticación del maíz ya son 330 las generaciones que han ido heredando sus semillas y actualmente el 75 % del maíz que se siembra en México viene de semillas producidas en las propias parcelas o intercambiadas. Frenar estos procesos generaría una pérdida de libertad y biodiversidad invaluable. En el marco de la UPOV 78, México podría perfectamente lograr su propia soberanía alimentaria; sana, suficiente, nutritiva y culturalmente apropiada, con semillas mexicanas nativas mejoradas, producto de la investigación mexicana. En UPOV 91 México no podría mantener la soberanía alimentaria, sostuvo en su ponencia Alejandro Espinosa Calderón. ¿Queremos un país humano, libre, sustentable, sano, biodiverso y soberano o supeditado a las transnacionales y sus intereses?

Pierde la Economía Familiar Campesina. La desaparición de las semillas sería un golpe para la economía de las familias y sus sistemas productivos. Pierden los pequeños agricultores de subsistencia, los medianos y los comerciantes de granos básicos, aquellos que, según la FAO, producen el 70% de los alimentos del mundo.

Pierde la Biodiversidad. México es el quinto país con mayor biodiversidad a nivel mundial y centro de origen de muchas especies, por lo que sería particularmente afectado. La gran revolución de México ha sido la biológica. La capacidad de domesticación de especies y adaptación a distintas situaciones geográficas, ha generado una enorme biodiversidad cultivada. Las distintas culturas que forman parte de México han ido adaptando los cultivos a condiciones geográficas muy diversas incluso desfavorables, desde las montañas tarahumaras a la cálida costa. 

Sus semillas hoy tienen una memoria y diversidad genética que les otorga una gran capacidad de adaptación y respuesta a los cambios ambientales, haciendo más resilientes los sistemas agroalimentarios que se sustentan en ellas. Esta biodiversidad se vería amenazada. Las semillas nativas, respecto a las híbridas o transgénicas tienen mayor capacidad de adaptación a distintas condiciones geoclimáticas. Tienen una memoria genética que les permite esa adaptación. Está en juego el paradigma de la uniformidad con los transgénicos y UPOV 91 versus la diversidad genética, que da UPOV 78.

Pierde la Cocina Mexicana. Las semillas nativas, criollas, campesinas están íntimamente ligadas a la cocina mexicana, una de las más importantes del mundo, patrimonio de la humanidad, según la UNESCO. No hay que olvidar que es gracias a esa biodiversidad biológica que hay una diversidad de platillos tan ricos en México. Un ejemplo claro son la gran diversidad de maíces, que se usan para diversos platillos; maíces para totopos, para palomitas, para tlayudas, para pinole y la lista sigue. Cada uno tiene características únicas apropiadas para cada uno de los preparados.  En el caso de los chiles también. El chef Ricardo Muñoz Zurita ha identificado 250 tipos de chiles en México, cada uno con usos específicos. Francisco Basurto, por su parte, reconoce cerca de 300 variedades de camote, uno de los cultivos más antiguos de México…y qué decir de los quelites, fuente de sabor, vitaminas y minerales, que se han visto muy afectados por los herbicidas. La Milpa, fuente de diversos ingredientes e innumerables platillos, se vería amenazada.

Pierde la Cultura. La agricultura y diversidad biocultural son un complejo cultural que incluye conocimientos y prácticas ancestrales, ceremonias, platillos, danzas, cantos, artesanías, identidad.  Al erosionar la biodiversidad también se erosiona la cultura.

Pierde nuestra Tierra y sus Ecosistemas. Cristina Barros nos invita a pensar en qué mundo queremos vivir, qué mundo queremos para el futuro. La agricultura industrial es una gran responsable de la contaminación por agro tóxicos de suelos y aguas, la pérdida de suelo, generación de emisiones de efecto invernadero y la crisis climática. Hay zonas del Golfo de México, por ejemplo, que están completamente muertas por el efecto de todos los agrotóxicos de la Cuenca del Misisipi, que desemboca ahí.

Todos estos agrotóxicos son producidos en el llamado “Cinturón del Maíz” (Corn Belt), ubicado en el medio oeste de los Estados Unidos, donde desde los años cincuenta se comenzaron a impulsar grandes extensiones de monocultivos de maíz, que usan grandes cantidades de agrotóxicos.  Existe una lucha entre el mercado que promueve una homogenización de los cultivos mediante la promoción de monocultivos a gran escala, basada en agrotóxicos; y la agroecología y la defensa de la biodiversidad cultural.

Pierde la Salud. Una alimentación saludable, diversa, agroecológica, de la milpa, fortalece nuestro sistema inmunitario.  El abandono de la dieta tradicional mexicana, nutrida por su biodiversidad, ha tenido efectos devastadores. En México, el COVID-19 está afectando más a la población joven, que en otros territorios y uno de los factores es la mala alimentación, 75% de las y los mexicanos padece obesidad y/o diabetes, ambos agravados por una mala alimentación y alimentos chatarra, impulsados por la agroindustria.

Por nuestra memoria, nuestra diversidad biocultural, nuestra Autonomía y Libertad: 10 Puntos de Por Qué Oponerse a UPOV 91.

La última ponencia estuvo a cargo de Malin Jönnson, directora de la Fundación Semillas de Vida, quien resumió en 10 los motivos por los cuales hay que oponerse a UPOV 91 y quedarse con el acta del 78.

1.-Despoja de sus semillas a comunidades campesinas e indígenas. Las semillas son una herencia milenaria, un patrimonio, bien común, la base de la alimentación. En el caso del maíz, son 330 las generaciones de productores que han desarrollado, criado y conservado esas variedades.

2-Privatiza y mercantiliza las semillas, la base de la vida y primer eslabón de la agricultura. Las y los campesinos tendrían que pagar para usarlas, cultivarlas y multiplicarlas.

3.-Atenta contra la libertad. Se criminalizaría a las y los campesinos por conservar, guardar e intercambiar semillas: La libre circulación de las semillas ha favorecido la diversificación de los cultivos y el desarrollo de nuevas variedades. La pérdida de esa libertad sería la pérdida de un quehacer fundamental en la vida campesina.

4.-Atenta contra los derechos de los campesinos y pueblos indígenas. La reciente Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de Otras Personas que trabajan en las zonas rurales establece que los Estados respetarán, protegerán y harán efectivos los derechos de los campesinos.  El artículo 19 establece el derecho a proteger los conocimientos tradicionales relativos a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura; el derecho a conservar, utilizar, intercambiar y vender las semillas o el material de multiplicación que hayan conservado después de la cosecha. 

5.-Protege los derechos de las transnacionales por sobre los derechos campesinos. 94% de las semillas híbridas y mejoradas son de empresas privadas. Sólo el 6% es de instituciones públicas, como el INIFAP.

6.-Defiende los derechos de la propiedad intelectual por sobre de los derechos de las semillas, como si éstas fueran una creación de una lógica individual y del mercado, cuando realmente son el resultado de un trabajo colectivo y milenario de cientos de generaciones de agricultores.

7.-Pone en riesgo nuestro futuro, apoyando la concentración del mercado semillero en las manos de unas pocas empresas transnacionales. Sólo Bayer-Monsanto controla el 33% del mercado mundial de semillas.  Ellos y las grandes empresas semilleras son los beneficiados con la iniciativa de reforma.

8.-Establece penas de cárcel de hasta seis años de cárcel por intercambiar, guardar reproducir semillas, algo que las y los agricultores han hecho por cientos de generaciones y que es lo que ha generado toda la agrobiodiversidad existente hoy en día.

9.-Pueden destruir las cosechas de las y los campesinos que usan semillas patentadas no compradas y esto implica destruir el trabajo campesino.

10.-Impone multas a quienes no respeten lo establecido.

“Hacer Milpa” Frente a los Intentos de Despojo: Un Llamado a la Acción Común.

Tenemos un poco más de 3 meses para informarnos, organizarnos y movilizarnos, antes de que se discutan las reformas a la Ley Federal de Variedades Vegetales en las comisiones de la cámara de diputados. Mientras, es importante que nos organicemos, esta no es una lucha de unos pocos, es una lucha común en defensa de los bienes comunes. La defensa de las semillas es parte de la defensa de nuestros territorios y soberanía y nos incumbe a todas y todos, campo y ciudad.  Es importante identificar nuestros puntos en común en esta defensa, desde nuestra diversidad, y explicitarlos. Necesitamos ser solidarios, unirnos, coordinarnos en redes locales, nacionales, regionales e internacionales.  Hacer comunidad, “hacer milpa”; la unión nos dará la fuerza.

En el cierre del webinar, Mercedes López resumió y comentó las acciones identificadas por los distintos ponentes. Éstas son:

  • Usar todas las instancias posibles para exigir al ámbito legislativo que no aprueben la reforma a la Ley de Variedades Vegetales y la dejen en su versión del 1996. Buscar todos los pasos para incidir en ellos. Denunciar este hecho ante senadores y diputados e informarles por qué debemos oponernos, exigiendo que no se de como un hecho consumado la aprobación de la ley.
  • Abrir un debate nacional, llamando a la diversidad, donde se incluyan todas las voces: campesinas, indígenas, academia, cociner@s, artistas, jóvenes, niños, estudiantes, chef, figuras públicas, etc.
  • En caso de que aprueben la reforma en cámara, hacer una denuncia pública y ver la inconstitucionalidad de la reforma pues viola derechos básicos reconocidos en la constitución mexicana y en tratados internacionales firmados por México, como el derecho a la autodeterminación de los pueblos de preservar sus modos de vida y determinar cómo van a usar sus territorios y el derecho a la alimentación, que implica a toda la nación.
  • Hacer una campaña dirigida a la presidencia. Exigir que busquen la manera de eximir que México se adhiera a UPOV 91. Durante su campaña electoral, el Presidente se comprometió con su firma a incorporar en su plan de Gobierno el Plan de Ayala Siglo XXI 2.0, que tuvo el respaldo de más de 100 organizaciones agrícolas mexicanas. Dicho documento definió prohibir la siembra de transgénicos y suspender el uso de pesticidas prohibidos. UPOV 91 genera las condiciones para el ingreso de los transgénicos.
  • Si no es posible lograr una solución a través de la presidencia, se tendrá que ir a Cortes Internacionales.
  • Hay mucho que hacer desde las universidades. Estudiantes, profesores, jóvenes que tienen la capacidad de compartir información deben hacerlos en todas sus redes.
  • La campaña de difusión debe ser transversal, masiva e incluir a tod@s los sectores de la sociedad, unir esfuerzos desde los medios de comunicación es fundamental elaborar material de difusión sencillo y fácil de comprender.
  • Crear una petición de firmas contra UPOV 91 en Change o alguna otra plataforma.

No todo está perdido, en México existen cientos, miles de iniciativas comunitarias que luchan contra el modelo económico depredador y defienden nuestras semillas. México ya ha dado y ganado grandes batallas en este sentido. La medida cautelar que prohíbe la siembra comercial de maíces transgénicos en México desde siete años y la ley de etiquetado frontal de alimentos que comenzará a operar desde el segundo semestre de este año son algunos ejemplos de ello.

En Colombia, cuando se adhirió a UPOV 91, bajo el decreto 970, la represión a las y los campesinos fue muy fuerte. Como consecuencia hubo un paro agrario nacional que se tradujo en la suspensión de esta medida.

No hay que bajar las manos, es tiempo de organizarse y actuar.

Ley de Fomento de Protección del Maíz Nativo: un Faro de Esperanza

Malin Jönnson, coordinadora de la Fundación Semillas de Vida, destacó que una de las luces de esperanza es la recientemente aprobada Ley de Fomento de Protección del Maíz Nativo. Ésta es una muestra de que si existe voluntad política por parte del Estado en reconocer la existencia de los maíces nativos, así como nuestro derecho a su acceso, como parte de nuestro derecho a la alimentación, que se implementó en la constitución el 2011 y como parte de nuestros derechos culturales. Este reconocimiento se hace necesario porque el maíz híbrido convencional ha desplazado a los maíces nativos en el comercio y el precio que se les paga a los productores por el maíz nativo es muy bajo, entre una serie de otros factores que representan una amenaza para su conservación.

Si bien esta nueva ley es débil porque no prohíbe nada; no prohíbe la creación de patentes ni a los transgénicos y sólo declara derechos, sí puede servir como base para la creación de políticas públicas que fomenten y protejan la producción de maíces nativos en manos campesinas.

Esto va a depender mucho del Consejo Nacional de Maíz Nativo que se va a crear dentro del reglamento de esa ley y va a depender de quienes vayan a ser parte de ese consejo, que debería estar compuesto por tres representantes de la sociedad civil, tres del mundo académico, tres de comunidades indígenas y tres de grupos campesinos e integrantes del gobierno (SADER). Si bien depende de su implementación, de quiénes participen y de las políticas públicas que se impulsen cuál será el camino que tome, es un buen comienzo.

CUIDAR NUESTRAS SEMILLAS   “Es importante cuidar las semillas porque sin ellas perdemos la humanidad, el espíritu y la costumbre de nuestros pueblos, perdemos nuestra cultura e identidad de como pueblo indígena, perdemos el alimento físico material y espiritual de nuestras comunidades, perdemos nuestra vida espiritual, se pierde la seguridad alimentaria de nuestros pueblos y familias, se pierde la seguridad de que nosotros decidamos, se pierde nuestra dignidad, se pierde nuestra religiosidad, la soberanía nacional, perdemos nuestro rostro y corazón indígena, se pierde nuestra vida comunitaria, se pierde la autonomía y la autodeterminación de los pueblos, se pierde nuestra soberanía alimentaria. Sin nuestras semillas no tendremos corazón, rostro, sangre, vida, ni cuerpo”.   Zeferino Aparicio González, Unidad indígena totonaca náhuatl de la Sierra Nororiente de Puebla.  

Para más información de futuras actividades, entra a los medios de comunicación de la Campaña Nacional Sin Maíz No hay País: FB, Web y twitter. ¡Las Semillas te necesitan!