Nicaragua aprovecha sus volcanes para producir energía no contaminante

Por María Victoria Ojea*, El País, noviembre de 2013

Para 2020 el país espera producir el 90% de su energía a partir de fuentes limpias y seguras

Nicaragua, es lo que muchos expertos llaman un paraíso de las energías renovables: extensos recursos geotérmicos – producto de su larga cadena de volcanes y actividad sísmica-, una excelente exposición al viento y al sol, y una gran cantidad de fuentes dispersas de agua.

Hoy es el tercer país del istmo después de El Salvador y Costa Rica en generación de electricidad a partir de energía geotérmica, aunque el alcance energético de sus recursos es considerado como el mayor de Centroamérica. Posee reservas potenciales estimadas en 1.500 MW (más de la capacidad del sistema energético nacional que es de 1.300 MW) pero solo un 10% han sido desarrollados por sus dos plantas, Polaris y Momotombo.

Paradójicamente, hasta hace algunos años Nicaragua era dependiente de productos derivados del petróleo, excesivamente costosos y nada amigables con el medio ambiente. A esto se suma un tendido eléctrico limitado y una de las tarifas más caras de la región, con un promedio de 0,24 dólares por kilovatio/hora.

Teniendo en cuenta que el 42,5% de la población está debajo de la línea nacional de pobreza, la falta de acceso constante a energía eléctrica plantea un problema para el desarrollo económico de sus habitantes.

Con este panorama a cuestas, a partir del año 2006 el país se replanteó un cambio en su matriz energética a través de una fuerte apertura hacia la inversión privada en energías renovables. En la actualidad, un 58% de la energía se produce a partir de fuentes limpias y seguras y el restante 42% proviene del búnker, un combustible derivado del petróleo, según estimaciones del Ministerio de Energía y Minas (MEM).