El zinc es clave para prevenir y tratar el COVID-19
Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 02 de noviembre del 2020.
HISTORIA EN BREVE
- El zinc previene la replicación viral dentro de las células, pero no se absorbe de manera adecuada. Los ionóforos de zinc (moléculas de transporte de zinc) como la quercetina, el galato de epigalocatequina (EGCG) y la hidroxicloroquina facilitan la absorción de zinc
- En 2010 se demostró que al combinar zinc con ionóforo de zinc es posible detener el coronavirus del SARS ‘in vitro’. En los cultivos celulares, también bloquea la replicación viral en minutos
- La deficiencia de zinc afecta la función del sistema inmunológico
- Una investigación preliminar encontró que las personas con COVID-19 y niveles por debajo de los 50 mcg/dl tenían un riesgo 2.3 veces mayor de morir hospitalizadas que las personas que tenían 50 mcg/dl o más
- Otra investigación reciente encontró que las personas con COVID-19 tenían una mayor probabilidad de desarrollar una deficiencia de zinc que las personas sanas. Las personas con deficiencia de zinc también obtuvieron peores resultados y mayores tasas de mortalidad. Mientras que el 70.4 % de las personas con deficiencia de zinc desarrollaron complicaciones, solo el 30 % de las personas con niveles suficientes desarrollaron complicaciones
El sistema inmunológico es la primera línea de defensa para combatir las enfermedades infecciosas y existen muchas maneras diferentes de fortalecerlo. El zinc es un nutriente muy importante para que el sistema inmunológico se proteja de las infecciones virales.
Se demostró que el gluconato de zinc, el acetato de zinc y el sulfato de zinc reducen la gravedad y la duración de las infecciones virales, como el resfriado común. Al parecer, el zinc también es importante en los protocolos de tratamiento que utilizan hidroxicloroquina (HCQ).
Esto sucede porque el HCQ es un ionóforo de zinc (molécula que transporte el zinc), lo que significa que mejora la absorción de zinc en las células. Una vez dentro de las células, el zinc detiene la replicación viral. Esta es otra razón por la que el zinc y los ionóforos de zinc deben tomarse para prevenir las infecciones o en las primeras etapas de la enfermedad.
El problema es que el zinc no es soluble y no puede ingresar fácilmente a través de la pared grasa de las células. Y es importante que llegue a la célula porque es donde se desarrolla la replicación viral. Por esta razón, los ionóforos de zinc son tan importantes.
Aparte de la hidroxicloroquina, otros ionóforos de zinc naturales y seguros incluyen la quercetina y el galato de epigalocatequina (EGCG). Si estos se administran con zinc a tiempo, sería posible reducir la carga viral y evitar que se sature el sistema inmunológico.
El zinc es importante para la salud del sistema inmunológico
El zinc es importante para que el sistema inmunológico funcione de manera adecuada, ya que, como la vitamina D, ayuda a regular la función inmunológica y en 2010 se demostró que al combinar zinc con ionóforo de zinc es posible combatir el coronavirus del SARS in vitro. Asimismo, bloqueó la replicación viral en un cultivo celular, en cuestión de minutos.
Es importante destacar que se demostró que la deficiencia de zinc afecta la función inmunológica. Como se señaló en un documento de 2013 sobre la deficiencia de zinc:
“El zinc es un mensajero de las células inmunes, mientras que el zinc libre intracelular está involucrado en la señalización. El zinc es muy bueno para disminuir la incidencia a infecciones en las personas mayores. El zinc no solo ajusta la inmunidad mediada por las células, sino que también es un agente antioxidante y antiinflamatorio”.
De manera similar, el artículo “Does Zinc Supplementation Enhance the Clinical Efficacy of Chloroquine / Hydroxychloroquine to Win Todays Battle Against COVID-19?”, publicado en Medical Hypotheses en septiembre de 2020, señala lo siguiente:
“Además de los efectos antivirales directos, la cloroquina e hidroxicloroquina (CQ/HCQ) se dirigen al zinc extracelular y a los lisosomas intracelulares donde interfieren con la actividad de la ARN polimerasa dependiente de ARN y la replicación del coronavirus.
Debido a que la deficiencia de zinc sucede con mayor frecuencia en personas de edad avanzada y en las que padecen enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar crónica o diabetes, creemos que la CQ/HCQ junto con suplementos de zinc podrían ayudar a reducir la morbilidad y mortalidad del COVID-19 que la CQ o HCQ por sí solas. Por lo tanto, combinar CQ/HCQ con zinc se debe considerar como un estudio adicional para los ensayos clínicos del COVID-19″.
Los bajos niveles zinc incrementan el riesgo de muerte por COVID-19
Los datos preliminares también sugieren que las personas con niveles bajos de zinc tienen mayores probabilidades de morir por COVID-19 que las personas que tienen niveles más elevados.
La investigación se presentó en la Conferencia de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID, por sus siglas en inglés) sobre la enfermedad por coronavirus, que se realizó del 23 al 25 de septiembre de 2020, y se publicó en el servidor de medRxiv el 11 de octubre de 2020.
Cada aumento de zinc en plasma al momento de ingresar al hospital se relacionó con un riesgo 7 % menor de mortalidad hospitalaria. Tener un nivel de zinc menor a 50 mcg/dl se relacionó con un riesgo 2.3 veces mayor de morir en el hospital en comparación con las personas con un nivel de zinc de 50 mcg/dl o más.
En el video anterior, el Dr. John Campbell revisa esta y otras investigaciones sobre el zinc. Como señalaron los autores de este estudio, “el zinc equilibra las respuestas inmunitarias y combate de manera directa algunos virus”. Como se mencionó antes, el zinc combate los virus al afectar la replicación viral dentro de las células.
Para evaluar la importancia de los niveles plasmáticos del zinc en los resultados del COVID-19, los investigadores analizaron a 249 personas con COVID-19 que fueron ingresadas en un hospital de Barcelona, España, entre el 15 de marzo y el 30 de abril de 2020, para registrar sus niveles de zinc en ayunas. La edad promedio de las personas fue de 63 años.
Se encontró que las personas que tenían menores niveles de zinc al momento de ser admitidos tenían niveles más elevados de inflamación durante el curso de la enfermedad, así como más probabilidades de morir por complicaciones relacionadas con el COVID-19. De acuerdo con lo informado por Medical Xpress:
“Los niveles de referencia de zinc entre las 249 personas fueron de 61 mcg/dl. Entre las personas que murieron, los niveles de zinc al inicio del estudio fueron de 43 mcg/dl frente a 63.1 mcg/dl en las personas que sobrevivieron.
Los niveles más elevados de zinc se relacionaron con menores niveles de interleucina-6 (proteínas que indican inflamación sistémica) durante el período de infección activa.
Después de ajustar la edad, el sexo, la gravedad y el tratamiento (hidroxicloroquina), el análisis estadístico demostró que aumentar el zinc en plasma al ingresar en el hospital se relacionó con un riesgo 7 % menor de morir en el hospital.
Tener un nivel de zinc menor a 50 mcg/dl se relacionó con un riesgo 2.3 veces mayor de morir en el hospital en comparación con las personas con un nivel de zinc de 50 mcg/dl o más”.
La deficiencia de zinc se relaciona con malos resultados del COVID-19
Otro artículo revisado por Campbell se publicó en la edición de noviembre de 2020 de la Revista Internacional de Enfermedades Infecciosas.
Aquí, encontraron que las personas que ingresaron en el hospital con síntomas relacionados con el COVID-19 tenían mayores probabilidades de desarrollar una deficiencia de zinc que las personas sanas. El nivel promedio de zinc entre las personas hospitalizadas con COVID-19 fue de 74.5 mcg/dl, en comparación con 105.8 mcg/dl en el grupo de control. De acuerdo con los autores:
“Entre las personas con COVID-19, se encontró que 27 (57.4 %) de ellas tenían una deficiencia de zinc. Se encontró que estas personas tenían tasas más elevadas de sufrir complicaciones, desarrollar síndrome de dificultad respiratoria aguda (18.5 % frente a 0 %), someterse a tratamientos con corticosteroides, tener una mayor estancia en el hospital y una mayor mortalidad (18.5 % frente a 0 %). La razón de momios de desarrollar complicaciones fue de 5.54 para las personas con COVID-19 con deficiencia de zinc”.
Es importante destacar que, mientras que el 70.4 % de las personas con deficiencia de zinc desarrolló complicaciones, solo el 30 % de las personas con niveles suficientes desarrolló complicaciones. Como señaló Campbell, aquí observamos que los controles sanos tenían niveles de zinc mucho más elevados que las personas con enfermedades más leves en el estudio español.
Las personas hospitalizadas también tuvieron niveles más elevados en promedio. Esto plantea la cuestión de si el nivel de 50 mcg/dl podría ser demasiado bajo. Señala que los niveles “normales” de zinc están entre 72 mcg/dl y 144 mcg/dl. Esto parece respaldar los hallazgos del estudio español, al observar cómo todas las personas tenían menores niveles.
El zinc es un componente importante del protocolo MATH+
Entre los protocolos de tratamiento más efectivos para el COVID-19 se encuentra el Protocolo MATH+, desarrollado por el grupo de trabajo ‘Front Line COVID-19 Critical Care’ (FLCCC, por sus siglas en inglés).
El Dr. Paul Marik ha explicado cómo surgió el protocolo de cuidados intensivos para el COVID-19 de su tratamiento para la sepsis, ya que él y otros médicos notaron que existían muchas similitudes entre la sepsis y la infección grave por COVID-19, en especial el proceso inflamatorio sin control.
También existen diferencias entre los dos problemas de salud, y para abordarlas, Marik y otros nueve médicos fundaron el FLCCC y comenzaron a desarrollar un protocolo modificado para el COVID-19.
El zinc es uno de los componentes más importantes de este protocolo. A partir de su actualización de julio de 2020, el protocolo también incluye la quercetina para facilitar la absorción de zinc. Ahora existen protocolos MATH+ para prevenir la infección, tratar los síntomas leves en casa y un protocolo de cuidados intensivos intrahospitalarios.
El grupo publicó varias actualizaciones desde abril de 2020, por lo que es importante descargar las últimas versiones del sitio COVID Care for Clinicians de la Esucuela de Medicina del Este de Virginia.
La quercetina y el EGCG transportan el zinc de manera natural
Como se mencionó antes, la quercetina y el EGCG son ionóforos de zinc que tienen la misma función que el HCQ. De acuerdo con un estudio publicado en el 2014, muchas de las acciones biológicas de la quercetina y el EGCG parecen estar relacionadas con su capacidad para aumentar la absorción celular de zinc. De acuerdo con los autores:
“Los niveles inestables de zinc, una pequeña fracción del zinc intracelular total que se une a las proteínas y es fácil de intercambiar, influye en la actividad de numerosas vías metabólicas y de señalización. Los polifenoles de origen vegetal, como los flavonoides quercetina (QCT) y el galato de epigalocatequina, actúan como antioxidantes y como moléculas de señalización.
Y resulta curioso que, las actividades de numerosas enzimas, que se ven afectadas por los polifenoles, dependen del zinc. Ya se ha demostrado que estos polifenoles quelan los cationes de zinc, por lo que creemos que estos flavonoides también podrían actuar como ionóforos de zinc, al transportar cationes de zinc a través de la membrana plasmática.
Para probar esta hipótesis, hemos demostrado la capacidad de la QCT y el galato de epigalocatequina para aumentar la disponibilidad de los niveles inestables de zinc en las células Hepa 1-6 de hepatocarcinoma de los ratones, así como en liposomas. La actividad del ionóforo de los polifenoles obtenidos de la alimentación podría ser la causa de los niveles elevados de zinc inestable en las células y, por lo tanto, de muchas de sus acciones biológicas”.
La quercetina y el EGCG también inhiben la proteasa 3CL, una enzima utilizada por los coronavirus del SARS para infectar células sanas, además de aumentar la absorción de zinc. Como se explica en un artículo de Nature publicado en 2020, la proteasa 3CL “es esencial para procesar las poliproteínas que se traducen del ARN viral”.
Y de acuerdo con un estudio de 2020, la capacidad de la quercetina para detener los coronavirus del SARS “supuestamente está ligada con la manera en que suprime la actividad del SARS-CoV 3CLpro en algunos casos”.
La niacina (vitamina B6) y el selenio también mejoran la absorción y biodisponibilidad del zinc. Por ejemplo, un estudio publicado en 1991 demostró que cuando mujeres jóvenes llevaron una alimentación baja en vitamina B6-sus niveles de zinc sérico disminuyeron, lo que sugiere que la deficiencia de B6-afecta el metabolismo del zinc, al grado que “el zinc absorbido es difícil de utilizarse”.
En el artículo de 2008, titulado “Zinc, Metallothioneins and Longevity: Interrelationships With Niacin and Selenium”, habla sobre la relación entre la niacina, el selenio y el zinc.
Funciones adicionales de la quercetina
El Green Stars Project también informó sobre el uso de quercetina para combatir COVID-19. Con la ayuda de la supercomputadora SUMMIT, los investigadores del Laboratorio Nacional de Oak Ridge identificaron que la quercetina es una de las moléculas que podrían inhibir la interacción de la proteína spike del SARS-CoV-2 con las células humanas. La quercetina ocupa el quinto lugar en dicha lista.
La quercetina también es un gran antiviral en general. Como se detalla en el artículo “La quercetina puede disminuir el riesgo de enfermedades virales“, la quercetina ayuda a combatir al COVID-19 de la siguiente manera:
Inhibe la capacidad del virus para infectar células |
Inhibe la replicación de las células infectadas |
Reduce la resistencia de las células infectadas al tratamiento con medicamentos antivirales |
Inhibe la producción del factor de necrosis tumoral α (TNF-α) inducida por lipopolisacáridos (LPS) en macrófagos. La TNF-α es una citoquina involucrada en la inflamación sistémica, secretada por macrófagos activos, un tipo de célula inmunológica que digiere sustancias extrañas, microbios y otros componentes dañados o perjudiciales |
Inhibe la liberación de citoquinas proinflamatorias e histamina al modular el ingreso de calcio en la célula |
Estabiliza los mastocitos |
Regula las propiedades funcionales de las células inmunes |
Regula descendentemente las vías y funciones inflamatorias |
La relación entre el zinc y el cobre podría afectar la función inmunológica
Cuando se trata de zinc, recuerde que tomar más no necesariamente es mejor. De hecho, con frecuencia puede ser contraproducente si no mantiene una proporción saludable de zinc y cobre. Como señaló Chris Masterjohn, Ph. D. en ciencias nutricionales, en un artículo y varias publicaciones de Twitter:
“En un estudio, 300 mg/día de zinc como dos dosis divididas de 150 mg de sulfato de zinc disminuyeron los marcadores importantes de la función inmunológica, como la capacidad de las células inmunológicas conocidas como leucocitos polimorfonucleares para migrar y consumir bacterias.
El efecto más preocupante en el contexto de COVID-19 es que redujo 3 veces el índice de estimulación de linfocitos. Esta es una medida de la capacidad de las células T para aumentar sus números en respuesta a una amenaza percibida. La razón por la cual esto es tan preocupante en el contexto del COVID-19 es que los malos resultados se relacionan con menores niveles de linfocitos.
El efecto negativo sobre la proliferación de linfocitos con 300 mg/día y la aparente seguridad a este respecto de 150 mg/d, sugiere que podría dañar el sistema inmunológico en niveles de 150-300 mg/d.
En términos de estimular los linfocitos, es muy posible que el efecto nocivo de 300 mg/d de zinc esté mediado, en su mayor parte o por completo, por el bajo ingreso de cobre.
Tomar únicamente 60 mg de zinc puede afectar el estado del cobre. Este consumo reduce la actividad de la superóxido dismutasa, una enzima importante para la defensa antioxidante y la función inmunológica que depende del zinc y del cobre.
Un estudio realizado con menores consumos de zinc sugirió que las relaciones aceptables de zinc a cobre varían de 2: 1 a 15: 1 a favor del zinc. El cobre parece seguro hasta un máximo de 10 mg/día.
En particular, la cantidad máxima de zinc que puede consumir mientras se mantiene en el rango aceptable entre el zinc y el cobre, además de mantenerse dentro del límite superior para el cobre, es de 150 mg/día”.
Otro factor a considerar es que ciertos aditivos pueden inhibir la absorción de zinc, que es todo lo contrario a lo que está buscando. Por ejemplo, la investigación demostró que el ácido cítrico, la glicina, el manitol y el sorbitol pueden reducir la absorción de zinc, por lo que las pastillas de zinc que contienen estos ingredientes podrían ser menos beneficiosas.
¿Cuál es la cantidad necesaria del zinc?
Dicho esto, la cantidad diaria recomendada en los Estados Unidos es de 11 mg para hombres adultos y 8 mg para mujeres adultas, con dosis más altas recomendadas para mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
Para prevenir el COVID-19 y otras infecciones virales, Masterjohn recomienda tomar de 7 mg a 15 mg de zinc cuatro veces al día, de preferencia con el estómago vacío o con un alimento sin fitatos. También recomienda obtener al menos 1 mg de cobre de los alimentos y suplementos por cada 15 mg de zinc.
Por último, pero no menos importante, recuerde que existen muchas fuentes alimenticias de zinc, por lo que es posible que no sea necesario consumir un suplemento. Yo consumo alrededor de ¾ de una libra de carne molida de bisonte o cordero al día, que tiene 20 mg de zinc. En lo personal, no tomo ningún suplemento de zinc aparte de lo que obtengo de mis alimentos, lo que tal vez es una buena manera de mejorar la absorción.