Congresistas estadounidenses exigen que se prohíba el libro del Dr. Mercola

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 30 de septiembre de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Desde que se publicó mi libro titulado “The Truth About COVID-19: Exposing The Great Reset, Lockdowns, Vaccine Passports, and the New Normal”, el cual se convirtió en uno de los productos más vendidos de Amazon.com, han ocurrido varios intentos de censura en su contra
  • El 7 de septiembre de 2021, la senadora estadounidense, Elizabeth Warren, envió una carta al director ejecutivo de Amazon.com, exigiendo una “revisión inmediata” de los algoritmos de Amazon para eliminar de su plataforma todos los libros que propagan la “desinformación sobre el COVID”
  • Warren hizo énfasis en mi libro: “The Truth About COVID-19” y lo calificó como un excelente ejemplo de “libros con buenas reseñas que se basan en falsedades sobre las vacunas y en curas para el COVID-19”, por lo que deberían prohibir su venta
  • El 9 de septiembre de 2021, el Representante estadounidense, Adam Schiff, envió cartas a Facebook y Amazon, solicitando también una censura más prolífica de la información sobre las vacunas
  • Warren basó su llamado para prohibir mi libro en un reporte del Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH, por sus siglas en inglés), a pesar de que tres semanas antes Facebook había desacreditado ese reporte, al afirmar que el CCDH fabricó una narrativa defectuosa y sin evidencia contra las 12 personas que menciona en su reporte

Desde que se publicó mi libro titulado “The Truth About COVID-19: Exposing The Great Reset, Lockdowns, Vaccine Passports, and the New Normal”, el cual se convirtió en uno de los productos más vendidos de Amazon.com, han ocurrido varios intentos de censura y un gran número de ataques despiadados en su contra.

Por desgracia, muchos de estos ataques han sido lanzados por las mismas personas que han sido elegidas para salvaguardar la democracia y nuestros derechos constitucionales. Hace poco, la senadora estadounidense, Elizabeth Warren, le envió una carta1 a Andy Jassy, director ejecutivo de Amazon.com, exigiendo una “revisión inmediata” de los algoritmos de Amazon para eliminar de su plataforma todos los libros que propagan la “desinformación sobre el COVID”.2,3,4

Warren hizo énfasis en mi libro: “The Truth About COVID-19” y lo calificó como un excelente ejemplo de “libros con buenas reseñas que se basan en falsedades sobre las vacunas y en curas contra el COVID-19,” por lo que deberían prohibir su venta.

Warren escribió: “El Dr. Mercola ha sido descrito como ‘el principal propagador de desinformación en línea sobre el coronavirus'”5 y agregó: “Este libro no solo fue el primer resultado al buscar las palabras ‘COVID-19’ o ‘vacuna’ en las categorías de ‘Todos los departamentos’ y ‘Libros’, sino que Amazon lo calificó como el ‘Más vendido’ y el ‘Más vendido # 1’ en la categoría ‘Libertad política’.

El libro difunde conspiraciones peligrosas sobre el COVID-19 e información falsa y engañosa sobre las vacunas. Afirma que la vitamina C, la vitamina D y la quercetina pueden prevenir la infección por COVID-19. Además, el libro sostiene que no se puede confiar en las vacunas, a pesar de que estudio tras estudio han demostrado que las vacunas antiCOVID-19 son seguras y efectivas.

Así que no me sorprende que este libro contenga tanta desinformación. Uno de los autores, el Dr. Mercola, forma parte del llamado grupo ‘Disinformation Dozen’, que es el grupo responsable del 65 % del contenido antivacunas en Facebook y Twitter”.

Dos días después, el 9 de septiembre de 2021, el Representante estadounidense, Adam Schiff, demócrata de California, siguió los pasos de Warren y envió cartas6 a Facebook y Amazon, solicitando también una censura más prolífica de la información sobre las vacunas.7

Quema de libros moderna

En pocas palabras, lo que Warren pide es una quema de libros moderna. El libro “The Truth About COVID-19” expone la agenda oculta detrás de la pandemia. Al igual que demuestra que las contramedidas no tienen nada que ver con la salud pública, y si todo que ver con el inicio de un nuevo sistema social y económico que se basa en el control totalitario liderado por la tecnocracia. Entonces, no es a la desinformación a lo que le temen. Más bien quieren evitar que se sepa la verdad.

Para defender su postura, Warren se escuda en un reporte desacreditado del Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH, por sus siglas en inglés). En ese reporte, titulado “The Disinformation Dozen” (Las doce personas responsables de la desinformación),8 el fundador del CCDH, Imran Ahmed, afirma haber identificado a los “antivacunas” más influyentes en los Estados Unidos, el problema es que Ahmed se sacó toda esta información de la manga.

El grupo denominado “The Disinformation Dozen” es responsable de casi el 0.05 % de todas las visualizaciones de contenido relacionado con vacunas en Facebook. Esto incluye todas las publicaciones relacionadas con vacunas que hayan compartido, ya sean verdaderas o falsas, así como las URL relacionadas con estas personas. ~ Monika Bickert, vicepresidenta de política de contenido de Facebook

Facebook afirma que se trata de una narrativa fabricada y sin evidencia

El 18 de agosto de 2021, casi tres semanas antes de que Warren le enviara la carta a Amazon, Facebook desacreditó el reporte del CCDH por fabricar una narrativa defectuosa y sin evidencia contra las 12 personas de las que hace mención.9 Monika Bickert, vicepresidenta de política de contenido de Facebook, dejó las cosas claras al afirmar lo siguiente:10

“En las últimas semanas, ha habido un debate sobre si el problema global de la desinformación sobre las vacunas antiCOVID-19 se puede resolver al censurar a 12 personas de las plataformas de redes sociales. Las personas que defienden esta narrativa sostienen que estas 12 personas son responsables del 73 % de la desinformación sobre las vacunas en Facebook. Sin embargo, no hay evidencia alguna que respalde esta afirmación.

Dicho esto, toda la desinformación sobre las vacunas antiCOVID-19 que viola nuestras políticas sobrepasa nuestros criterios, así que hemos eliminado más de tres docenas de páginas, grupos y cuentas de Facebook o Instagram relacionadas con estas 12 personas, que incluyen al menos una vinculada a cada una de estas 12 personas, por violar nuestras políticas.

También hemos impuesto sanciones a casi dos docenas de páginas, grupos o cuentas adicionales relacionadas con estas 12 personas, sanciones como poner sus publicaciones muy abajo en la sección de Noticias con el fin de que menos personas las vean o las recomienden a otras personas. Además, hemos aplicado sanciones a algunos de los dominios de su sitio web, por lo que todas las publicaciones, incluyendo el contenido de su sitio web, se traslada a la parte de abajo en la sección de Noticias.

Las cuentas restantes relacionadas con estas personas no publican contenido que infrinja nuestras reglas o solo han publicado una pequeña cantidad de contenido infractor, que hemos eliminado o que simplemente está inactivo.

De hecho, estas 12 personas son responsable de casi el 0.05 % de todas las visualizaciones de contenido relacionado con vacunas en Facebook. Esto incluye todas las publicaciones relacionadas con vacunas que hayan compartido, ya sean verdaderas o falsas, así como las URL relacionadas con estas personas.

El reporte11 en el que se basa la narrativa defectuosa, solo analizó un pequeño conjunto de 483 piezas de contenido de 30 grupos durante seis semanas, y algunos de estos grupos son tan pequeños que solo cuentan con unos 2500 seguidores. Este número no está ni cerca de representar a los cientos de millones de publicaciones sobre las vacunas antiCOVID-19 que las personas han compartido en Facebook en los últimos meses.

Además, no hay explicación sobre la forma en que la organización detrás de este reporte identificó el contenido que describen como ‘antivacunas’, ni tampoco explican cómo eligieron los 30 grupos que incluyeron en su análisis. Así que no se puede probar la afirmación de que sus datos constituyen una ‘muestra representativa’ del contenido compartido en nuestras aplicaciones”.

Estas doce personas no son tan influyentes como afirman

En su reporte, el CCDH afirma que 12 personas, incluyendo a este servidor, son responsables del 65 % del contenido antivacunas en las redes sociales. No tengo idea de dónde sacó Bickert esta cifra del 73 %. De cualquier manera, no somos responsables ni del 65 % ni del 73 %.

Según la propia investigación de Facebook, representamos un minúsculo 0.05 % del contenido relacionado con la vacuna, que es un porcentaje 1460 veces menor a la exorbitante cifra del CCDH. Aun así, Warren y una miríada de otros funcionarios gubernamentales están utilizando al CCDH como una especie de autoridad suprema.

El Dr. Vivek Murthy, Cirujano General de los Estados Unidos, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, y el presidente Biden, han utilizado al CCDH como su única fuente para respaldar sus descabelladas declaraciones. Ahora, Warren quiere usar el reporte defectuoso del CCDH para prohibir la venta de ciertos libros, a pesar de que el mismo Facebook lo desacreditó por carecer de fundamento.

En un correo electrónico, Kara Fredrick, investigadora en política tecnológica de la Heritage Foundation, dijo lo siguiente para la cadena Fox News:12

“El intento de Warren por una mayor censura es otro ejemplo de la creciente simbiosis entre las grandes compañías tecnológicas y el gobierno, y es una señal de una “tendencia cada vez más común: la de la Administración Biden y de otros funcionarios progresistas que intentan pisotear la Constitución, al presionar a las compañías tecnológicas privadas para violar el derecho a la libertad de expresión y escudarse tras lo que ellos llaman desinformación”.

Además, Fredrick enfatizó que “una clase política transparente depende del genuino interrogatorio de ideas” y que “el afán de las grandes compañías tecnológicas por suprimir puntos de vista específicos ya está corroyendo nuestra sociedad libre”.

Violan nuestra libertad ante nuestros propios ojos

De hecho, a principios de agosto de 2021, decidí eliminar de mi sitio web todo el archivo de artículos (artículos que, durante los últimos 24 años, he puesto a disposición del público de forma gratuita) y ahora, los artículos nuevos solo se mantienen publicados durante 48 horas. Lo hice en un intento por calmar los ataques por parte de personas poderosas que tienen a su disposición un arsenal de recursos abrumadores y que utilizan de forma activa en nuestra contra.

La guerra cibernética y las fuerzas autoritarias están por encima de nuestra capacidad de resistir y estos cambios se consideraron necesarios para seguir avanzando, aunque sea poco a poco. Pero para Warren, esto no es suficiente. Quiere silenciarme por completo. Ni siquiera quiere que las personas dispuestas a pagar por la información tengan acceso a ella.

Su postura hace que nos preguntemos ¿a qué le teme tanto? Al leer su carta, veo ante mí al gigante Goliat, gritando, pidiendo ayuda a gritos y reclutando a todo un ejército de combatientes porque ya llegó el pequeño David.

Repito ¿a qué le teme? ¿Por qué atacar a una persona cuyo alcance en las redes sociales es de un porcentaje mínimo del 0.05 %? ¿Podría ser porque el grupo al que llaman “Disinformation Dozen” en realidad dice la verdad y la verdad siempre triunfa?

Sus declaraciones están llenas de inconsistencias

Según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Biden alcanzó su tasa de vacunación del 70 % a principios de agosto de 2021,13 mientras que durante meses nos dijeron que si se alcanzaba la meta del 70 %, todo esto llegaría a su fin.

Pero en cuanto se alcanzó esta cifra, nos dijeron que el 70 % “solo era la línea de salida y no la línea de meta”. Por otro lado, Biden declaró ante los medios de comunicación que su paciencia con la vacuna se está agotando, debido a una pequeña minoría que se niega a vacunarse a pesar de todos los sobornos. Por esta razón, ahora Biden exigió a las empresas con más de 100 empleados a hacer la vacuna obligatoria, y en caso de negarse, se les impondrían multas.

Toda esta situación es completamente irracional, injustificada e inconstitucional. Esto es indignante, sobre todo porque si una persona sufre algún efecto secundario, ya sea leve o grave, a causa de la vacuna, TODOS los gastos correrán por su cuenta, sin importar que la obligaron a vacunarse en primer lugar, ya que los fabricantes están exentos de responsabilidad.

Pero como señaló el Dr. Peter Breggin, todo cobra sentido cuando entendemos que estamos en guerra y que hay personas malvadas que intentan lastimarnos de manera intencional con la excusa protegernos. No es diferente a estar en una relación abusiva en la que el abusador dice que lo golpea y encierra en el sótano “por su propio bien”.

La red de extremistas de élite detrás de la censura

A lo largo de los años, he escrito muchos artículos sobre los intentos de varios grupos y organizaciones para manchar mi credibilidad y etiquetar este sitio como un centro de noticias falsas. En marzo de 2021, fue la Oficina de Periodismo de Investigación (TBIJ) la que me acusó de difundir desinformación sobre las vacunas y el COVID-19.14

Pero resulta que esta organización recibe financiamiento por parte de Bill Gates15,16 uno de los líderes del movimiento tecnocrático que reparte dinero a cualquier persona u organización que ayude a promover la agenda globalista, incluyendo a los medios de comunicación.17

En noviembre de 2019, de manera muy conveniente, la Fundación Bill y Melinda Gates le otorgó a la TBIJ una subvención de $ 1 068 169 de su programa de apoyo “Global Health and Development Public Awareness and Analysis”.18

Otros de los patrocinadores de la TBIJ incluyen a las siguientes organizaciones o fundaciones:19 Google News Initiative,20 Open Society Foundation de George Soros y Wellcome Trust.21 Todos, Gates, Google, Soros y Wellcome, forman parte de la red tecnocrática globalista que está obteniendo ganancias sin precedentes a costa de esta pandemia.

¿Qué intereses protege y promueve el CCDH?

Aunque en este caso no es tan evidente quién está detrás de los ataques por parte del CCDH, queda claro que este es otro grupo que promueve la estructura de poder tecnocrática. Se trata de una organización fundada por Imran Ahmed, un agente extranjero no registrado de nacionalidad británica.

Al analizarlo ¿no le parece bastante curioso que los funcionarios del gobierno estadounidense ataquen y violen los derechos constitucionales de los ciudadanos, con base en las opiniones de un agente extranjero no registrado que recibe dinero de dudosa procedencia?22 Como se señaló en un artículo que se publicó el 20 de julio de 2021:23

“Cuando un reporte se vuelve viral en el ciclo informativo, parece lógico preguntarse de dónde proviene, sobre todo si influye en las decisiones del Despacho Oval y en la política de salud pública, además, provoca que violen la libertad de expresión.

A principios de esta semana, el Centro para Contrarrestar el Odio Digital publicó otro reporte muy controversial. No revela sus fuentes exactas, pero llegó a la siguiente conclusión: la mayoría de la desinformación sobre el COVID solo provino de 12 personas, pero ¿podría tratarse de una táctica artera de intereses externos para justificar la censura por parte de la administración de Biden, en complicidad con las grandes compañías tecnológicas? …

Según el sitio web del Centro de Lucha contra el Odio Digital, se enorgullece de “investigar, exponer y luego bloquear a los usuarios y los sitios de noticias que considera inaceptables en la esfera digital”.

¿Cuáles son los usuarios y sitios de noticias que considera inaceptables? Todo esto parece muy sospechoso, ya que existe muy poca información disponible sobre el CCDH. El senador Josh Hawley (R-MO) expresó sus preocupaciones en Twitter con la siguiente publicación:

¿Quién financia a este grupo con dinero de dudosa procedencia en el extranjero? ¿Las grandes compañías tecnológicas? ¿Activistas multimillonarios? ¿Gobiernos extranjeros? No tenemos ni idea. Las personas en Estados Unidos merecen saber qué intereses extranjeros intentan influir en la democracia del país.

Nadie sabe quién financia a esta organización. Nadie sabe quién está detrás de su investigación. Pero los esfuerzos de censura se basan en sus hallazgos bajo el pretexto de controlar la desinformación.

Violar los principios bioéticos pone las vidas en riesgo

La ironía de esta situación es que son los mismos funcionarios del gobierno los que contribuyen con todas las muertes y el sufrimiento innecesario, al no respetar los principios bioéticos plasmados en la ley. Estas leyes existen por una razón. Proteger a las personas de los daños innecesarios y de los riesgos médicos no deseados.

En calidad de participante en un ensayo experimental, como lo son todos los que aceptan una vacuna antiCOVID, tiene el derecho de recibir toda la información sobre los riesgos de los eventos adversos. Con base en esa divulgación, tendrá derecho a decidir si quiere participar.

La divulgación del riesgo de eventos adversos debería proporcionarse de la misma forma en que se hace con cualquier otro medicamento. En este caso, las personas vacunadas no reciben este tipo de documentos de divulgación y, debido a toda la censura, tampoco pueden obtener información objetiva de otras fuentes sobre la proporción entre riesgo-beneficio, o sobre el riesgo de muerte y discapacidad permanente, ya sea a través de búsquedas en Google, redes sociales o principales medios de comunicación.

Cuando solo le cuentan un lado de la historia, no es posible que haya un consentimiento informado y eso viola varias leyes nacionales e internacionales, que incluyen el Código de Reglamentos Federales de Estados Unidos 45 CFR 46 (subparte A, el reporte Belmont),24 el tratado del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,25 la Declaración de Helsinki26 y el Código de Núremberg.27 Los fallos de la Corte Suprema también han aclarado que las personas en Estados Unidos tienen derecho a elegir su propia atención médica en general.28,29

En uno de muchos ejemplos,30 Marie Follmer, en una entrevista con Robert F. Kennedy Jr., dijo que nadie le informó sobre el riesgo de miocarditis. Su hijo Greyson, un joven atlético, recibió la vacuna y quedó condición de discapacidad, ahora ella teme por su vida.

Ella admitió que no investigó nada por su cuenta porque confiaba ciegamente en lo que le decían. Ahora, desconfía de todo el sistema, incluyendo a los médicos, ya que todos se han negado a reconocer que la vacuna podría ser la causa del problema de su hijo, además de que nadie sabe cómo tratarlo.

Pero algo muy importante aquí es que todos los productos experimentales deben aceptarse de forma totalmente voluntaria y sin coacción. La instigación está estrictamente prohibida. Es lógico argumentar que los incentivos, que van desde la comida chatarra gratuita hasta premios de lotería de un millón de dólares, así como las amenazas de perder su trabajo, las restricciones de viaje y más, son coerción.

Al final del día, si decide que quiere participar en un experimento médico, sea el que sea, es su decisión. Pero en caso de no querer hacerlo, las personas tienen ese mismo derecho a decidir.

Image by Steve Buissinne from Pixabay