Cómo detener una segunda ola de COVID-19 durante los meses fríos

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 06 de octubre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Dos estudios recientes destacan los efectos de la vitamina D en el sistema renina-angiotensina (RAS, por sus siglas en inglés) y cómo incrementar los niveles de vitamina D puede reducir el riesgo de desarrollar una letal tormenta de citoquinas y una tormenta de bradicinina
  • Un estudio clínico y aleatorio encontró que administrar calcifediol (un análogo de la vitamina D3 a las personas hospitalizadas con COVID-19), además de un tratamiento estándar, redujo el ingreso a la unidad de cuidados intensivos del 50 % al 2 %. Ninguna de las personas que recibieron suplementos de vitamina D falleció, mientras que todas fueron dadas de alta sin complicaciones
  • La vitamina D reduce la replicación viral, fortalece la función inmunológica al modular las respuestas inmunológicas tanto innatas como adaptativas, reduce la dificultad respiratoria, mejora la función pulmonar general y ayuda a producir tensioactivos en los pulmones que ayudan a eliminar los líquidos
  • La vitamina D también reduce el riesgo de comorbilidades relacionadas con un mal pronóstico de COVID-19, incluyendo la obesidad, la diabetes tipo 2, la presión arterial alta y las enfermedades cardíacas
  • Es momento de revisar sus niveles de vitamina D y comenzar a tomar medidas en caso de que estos se encuentren por debajo de los 40 ng/ml

Durante los últimos meses, varias investigaciones han destacado la relación de la vitamina D con la incidencia, gravedad y mortalidad del COVID-19. Resulta curioso que, un análisis genético reciente ha desarrollado una hipótesis que ayuda a explicar la progresión inusual de la enfermedad del COVID-19.

La hipótesis, publicada en la revista eLife en julio de 2020, identifica a la bradicinina, una sustancia química que regula la presión arterial controlada por el sistema renina-angiotensina (RAS, por sus siglas en inglés), como el principal culpable.

Como revisé con mayor profundidad en mi artículo “La hipótesis de la bradicinina explica las complicaciones del COVID-19“, la letalidad del COVID-19 podría deberse a la capacidad del virus para generar una tormenta de bradicinina. Los efectos del virus en el RAS también apoyan las recomendaciones de optimizar los niveles de vitamina D.

De hecho, los investigadores que propusieron esta nueva hipótesis enfatizan la importancia de la vitamina D, ya que es importante para el sistema RAS y suprime la biosíntesis de un compuesto conocido como renina (REN), lo que previene una tormenta mortal de bradicinina.

Por el contrario, en caso de presentar una deficiencia de vitamina D, se estimula la expresión de renina y, según los datos más recientes, eso podría aumentar la propensión a sufrir una tormenta de bradicinina. También han surgido otros estudios en las últimas semanas, que demuestran que incrementar los niveles de vitamina D tiene un efecto dramático y beneficioso sobre los resultados del COVID-19.

La vitamina D minimiza los ingresos a unidades de cuidados intensivos

Entre ellos se encuentra un estudio clínico y aleatorio publicado el 29 de agosto de 2020, que descubrió que las personas hospitalizadas con COVID-19 en España que recibieron vitamina D suplementaria (calcifediol) además del tratamiento estándar, que incluía hidroxicloroquina y azitromicina, tenían una menor tasa de admisión a la unidad de cuidados intensivos.

Las personas que pertenecían al grupo de vitamina D recibieron 532 microgramos de calcifediol el día de su ingreso (el equivalente a 106 400 UI de vitamina D) seguidos de 266 mcg los días 3 y 7 (el equivalente a 53 200 UI). Después de eso, recibieron 266 mcg una vez a la semana hasta ser dados de alta, o ingresar a la UCI o morir.

De los que recibieron calcifediol, solo el 2 % requirió ingreso a la UCI, en comparación con el 50 % de los que no recibieron calcifediol. Ninguna de las personas que recibieron suplementos de vitamina D falleció, mientras que todas fueron dadas de alta sin complicaciones.

La vitamina D versus las vacunas

Aunque Michael Osterholm, virólogo y director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota en Minneapolis, y otros funcionarios de salud aún tratan de lograr que las personas se vacunen, tanto contra la influenza como contra el COVID-19, nadie se ha ocupado del problema real, que es la deficiencia de vitamina D y su impacto en estas infecciones.

Es importante destacar que el Departamento de Defensa ha demostrado que la vacuna contra la influenza aumenta el riesgo de infecciones posteriores por coronavirus hasta un 36 %. Si vamos a creer en la ciencia, como dice Osterholm, entonces no deberíamos ignorar dichos hallazgos.

Luego, por supuesto, está la cuestión de si es posible crear una vacuna contra el COVID-19 que sea segura y eficaz. En varios artículos anteriores, he explicado por qué creo que las vacunas contra el COVID-19 no son la mejor opción. Por el contrario, se sabe que optimizar los niveles de vitamina D es una manera segura y eficaz de combatir la influenza, el COVID-19 y otras infecciones respiratorias.

Existe mucha evidencia de que varias enfermedades no transmisibles (hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico) están relacionadas con menores niveles de vitamina D en plasma. Estas comorbilidades, junto con la deficiencia de vitamina D, aumentan el riesgo de casos graves de COVID-19. ~ NFS Journal, August 2020

De acuerdo con una revisión sistemática de 2017 publicada en The BMJ, los suplementos de vitamina D combaten las infecciones agudas del tracto respiratorio. El número necesario a tratar (NNT, por sus siglas en inglés) fue de 33, lo que significa que 33 personas tuvieron que tomar el suplemento para prevenir un solo caso de infección. Entre las personas con una deficiencia grave de vitamina D al inicio del estudio, el NNT fue de 4.

Mientras tanto, una revisión sistemática de la base de datos de Cochrane de revisiones sistemáticas encontró que para prevenir un caso de enfermedad similar a la influenza (definida por la Organización Mundial de la Salud como una infección respiratoria aguda), el NNT para las vacunas inactivas fue de 40. Para prevenir un solo caso de influenza confirmada, el número necesario para vacunar (NNV, por sus siglas en inglés) fue de 71.

La vitamina D es un modificador importante del riesgo de COVID-19

En un comentario del 1 de noviembre de 2020 en la revista Metabolism Clinical and Experimental, JoAnn Manson y Shari Bassuk piden eliminar la deficiencia de vitamina D para combatir la pandemia de COVID-19 y señalan que el 23.3 % de la población total de Estados Unidos muestra una deficiencia de vitamina D, mientras que las personas de color tienen niveles más bajos que otras minorias.

Enumeran varios tipos de estudios que demuestran que la deficiencia de vitamina D es “un importante factor de riesgo modificable para el COVID-19”, que incluyen:

•Estudios de laboratorio que demuestran cómo la vitamina D ayuda a regular la función inmunológica y el RAS, y modular las respuestas inflamatorias a las infecciones.

•Los estudios ecológicos que demuestran que las poblaciones con niveles más bajos de vitamina D o menor exposición a la radiación UVB tienen una mayor mortalidad por COVID-19, y el hecho de que las personas identificadas como las que tienen un mayor riesgo de hospitalización y muerte por COVID-19 (personas de color, adultos mayores, residentes de asilos) y aquellos con comorbilidades como obesidad, enfermedades vasculares y enfermedad renal crónica) también tienen un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D.

•Los estudios observacionales que demuestran menores niveles de vitamina D se relacionan con un mayor riesgo de obtener un resultado positivo en la prueba del SARS-CoV-2 y contraer infecciones respiratorias agudas.

En un estudio de JAMA del 3 de septiembre de 2020 se reportó que las personas que obtuvieron un resultado positivo en la prueba de SARS-CoV-2 tenían una probabilidad 1.77 veces mayor de tener una deficiencia de vitamina D que las personas que obtuvieron un resultado negativo.

CTV News, que informó los resultados de JAMA, también señaló que: “Es bien conocida la relación que existe entre la vitamina D y otras enfermedades respiratorias.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la deficiencia de vitamina D se ha relacionado con neumonía, tuberculosis y bronquiolitis”, mientras que” una investigación en Nueva Orleans encontró que todas las personas más enfermas de COVID-19 tenían deficiencia de vitamina D”.

•Los ensayos clínicos y aleatorios demuestran que la vitamina D inhibe las infecciones del tracto respiratorio, sobre todo en las personas con menores niveles de vitamina D al inicio.

La vitamina D protege la salud de los pulmones

Un estudio de 2020 de GrassrootsHealth publicado en la revista Nutrients describe cómo la vitamina D puede reducir el riesgo de infección tanto por influenza como por SARS-CoV-2 al reducir la tasa de replicación viral y las citoquinas proinflamatorias que dañan los pulmones, lo que desarrolla neumonía.

La vitamina D también ayuda a aumentar las concentraciones de citoquinas antiinflamatorias que podrían ayudar a proteger los pulmones. Los investigadores recomendaron que las personas en riesgo incluyan las siguientes dosis:

“10 000 UI/d de vitamina D3 durante algunas semanas para aumentar las concentraciones de 25 (OH) D, seguido de 5000 UI/d. El objetivo debe ser aumentar las concentraciones de 25(OH)D por encima de 40-60 ng/ml (100-150 nmol/L)”.

La vitamina D y las comorbilidades del COVID-19

La vitamina D también podría ayudar a combatir el COVID-19 al tener un impacto beneficioso en muchas de las comorbilidades relacionadas con un mal pronóstico de COVID-19. En un artículo de agosto de 2020 publicado en el NSF Journal, los autores revisan la “relación fatal” entre la deficiencia de vitamina D junto con las comorbilidades en personas con COVID-19, al señalar lo siguiente:

“En Europa, es muy común que las personas tengan menores niveles de vitamina D, a excepción de los países escandinavos. La tasa de mortalidad por COVID-19 en 12 países europeos demuestra una relación inversa con la concentración plasmática media de 25 (OH) D.

Esto plantea la pregunta de si la falta de suministro de vitamina D influye en el curso del COVID-19. Un análisis de la distribución de infecciones por COVID-19 demostró una relación entre la ubicación geográfica (30–50 ° N +), la temperatura media entre 5 a 11 ° C y una menor humedad.

En un estudio retrospectivo que incluía a 1382 personas hospitalizadas, 326 de ellas fallecieron. La mortalidad del COVID-19 (casos/millón de habitantes) muestra una clara dependencia de la latitud. Por debajo de una latitud de 35, la mortalidad disminuye de manera significativa. De hecho, hay excepciones, sin embargo, el manejo de la pandemia podría aumentar el riesgo de infección.

La vejez y las comorbilidades están relacionadas con menores niveles de vitamina D. A partir de los 60 años, se reduce la síntesis de vitamina D en la piel, lo que aumenta aún más el envejecimiento.

De acuerdo con un metanálisis que incluye 30 estudios con 53 000 personas con COVID-19, las comorbilidades son factores de riesgo para la gravedad de la enfermedad. Las comorbilidades y la vejez demuestran una relación con el sistema renina-angiotensina-aldosterón (RAS), el estado de vitamina D y la infección por COVID-19″.

Cómo la vitamina D podría ayudar a modular la infección por SARS-CoV-2

Esto nos lleva a donde comenzamos. Aunque el estudio del NSF Journal no hace referencia a que la tormenta de bradicinina forma parte de la progresión de la enfermedad y la letalidad del COVID-19, sí analizamos cómo la vitamina D afecta el RAS (que regula la bradicinina) y cómo este es un factor importante en la progresión de la infección por SARS-CoV-2:

“La infección del SARS-CoV-2 hace que la proteína del virus entre en contacto con la ACE2 en la superficie celular y que, por lo tanto, sea transportada al interior de la célula. Esta endocitosis regula ascendentemente una metalopeptidasa (ADAM17), que libera ACE2 de la membrana, lo que da como resultado una pérdida de la actividad contrarreguladora del RAS.

Como resultado, las citoquinas proinflamatorias comienzan a circular Esto genera una serie de cambios vasculares, en especial en el caso de lesiones preexistentes, que pueden promover una mayor progresión de patologías cardiovasculares.

Así se establece un ciclo vicioso que se convierte en un proceso progresivo y autogenerado. Este proceso podría contribuir al daño pulmonar (síndrome de dificultad respiratoria aguda-SDRA), cardíaco y de los vasos, el cual se observa en personas con COVID-19.

Varios estudios han demostrado una mayor actividad de la renina plasmática, así como mayores concentraciones de Ang II y una mayor actividad del RAS como consecuencia de la falta de vitamina D. Lo mismo aplica a la menor actividad de la renina al aumentar los niveles de vitamina D. Existe una relación inversa entre la 25 (OH) D circulante y la renina, que se explica por el hecho de que la vitamina D regula de manera negativa la expresión de renina”.

El artículo del NSF Journal revisa las conexiones encontradas entre el RAS, los niveles de vitamina D y una lista de comorbilidades que empeoran los resultados del COVID-19, incluyendo la presión arterial alta, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la diabetes tipo 2 y el SDRA. También revisa cómo los niveles de vitamina D, la función del RAS y las tormentas de citoquinas estan ligados entre sí.

Los autores afirman lo siguiente:

“Existe mucha evidencia de que varias enfermedades no transmisibles (hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico) están relacionadas con los bajos niveles de vitamina D en plasma. Estas comorbilidades, junto con la deficiencia de vitamina D, aumentan el riesgo de casos graves de COVID-19.

Se debe prestar mucha más atención a la importancia de la vitamina D para el desarrollo y el curso de la enfermedad. En especial, en los métodos que se utilizan para controlar la pandemia, ya que la síntesis natural de vitamina D disminuye cuando las personas no pueden exponerse al sol.

Por lo tanto, la corta vida promedio de la vitamina aumenta la probabilidad de tener una deficiencia de vitamina D. Las asesorías alimenticias, así como la suplementación o los alimentos enriquecidos con esta vitamina pueden ayudar a prevenir esta deficiencia. En caso de hospitalización, es importante revisar el estado con urgencia y, si es posible, mejorarlo”.

En resumen

Para resumir lo que nos explican las revistas de NSF y eLife, cuando los niveles de vitamina D disminuyen, el riesgo de sufrir complicaciones por el COVID-19 y muerte aumenta porque se estimula la expresión de renina.

Los altos niveles de renina aumentan las citoquinas y la bradicinina, lo que aumenta el riesgo de inflamación y estrés oxidativo, y resulta en una tormenta de citoquinas (como se describe en el artículo de NSF) y bradicinina (como se analiza en el artículo de eLife).

Al considerar que las tormentas de citoquinas o bradicininas son factores importantes en la mortalidad por COVID-19, parece razonable concluir que sería muy valioso implementar cualquier medida que pueda modular y prevenir esto. A partir de ahora, lo único que sabemos que podemos tratar es la vitamina D.

Además, la vitamina D reduce la replicación viral, aumenta la función inmunológica al modular las respuestas inmunológicas tanto innatas como adaptativas, reduce la dificultad respiratoria, mejora la función pulmonar general y ayuda a producir tensioactivos en los pulmones que ayudan a eliminar los líquidos.

La vitamina D también reduce el riesgo de comorbilidades relacionadas con un mal pronóstico de COVID-19 incluyendo la obesidad, la diabetes tipo 2 la presión arterial alta y las enfermedades cardíacas. En mi opinión, hay muchas razones para creer que optimizar la vitamina D ayudará a reducir el riesgo de complicaciones y muerte por COVID-19, y no hay razón para descartar esta estrategia. 

Cómo optimizar los niveles de vitamina D

Es importante considerar la importancia de optimizar los niveles de vitamina D para prevenir un segundo brote de las hospitalizaciones y muertes por COVID-19.

A medida que bajan las temperaturas y los niveles de humedad, existen dos factores que influyen en la viabilidad del virus en el aire y en las superficies, por lo que es posible que se observe un segundo brote de la infección. Pero no debería ser motivo de pánico si incrementen los casos positivos.

La gran mayoría de los supuestos “casos”, es decir, resultados positivos, son de personas asintomáticas. Creo que aumentar los niveles de vitamina D puede aumentar la cifra de personas que no presentan síntomas o que solo presentan síntomas leves.

Es momento de revisar sus niveles de vitamina D y comenzar a tomar medidas en caso de que estos se encuentren por debajo de los 40 ng/ml. La manera más sencilla de medir sus niveles de vitamina D es al ordenar un Kit de prueba de vitamina D de GrassrootsHealth y obtener mayor información sobre la vitamina D y su impacto en la salud.