Salve su cerebro con estos 9 nutrientes que ayudan a prevenir el alzhéimer

Por Dr. Mercola, Tome Control de su Salud, 23 de octubre de 2023.

HISTORIA EN BREVE

  • Los micronutrientes son vitaminas y minerales de los alimentos que su cuerpo necesita para funcionar de manera adecuada. Los cuatro principales son los macrominerales, los minerales traza, las vitaminas solubles en agua y las solubles en grasa
  • Los micronutrientes catalizan las reacciones enzimáticas, son antioxidantes y regulan su sistema inmunológico
  • La deficiencia prolongada de micronutrientes podría favorecer el desarrollo de procesos neurodegenerativos y enfermedades neurológicas, como el alzhéimer, parkinson, la enfermedad de Huntington y la esclerosis lateral amiotrófica (ALS)
  • Las vitaminas A, B, C, D y E, el selenio, el cobre, el zinc, el hierro y el manganeso, son algunos de los micronutrientes más importantes que influyen en la enfermedad de Alzheimer. En el caso del cobre, hierro y manganeso, los niveles altos podrían ser el problema
  • En relación con la enfermedad de Parkinson, los micronutrientes esenciales son las vitaminas A, D, E, B1, B6, B9 y C

Los micronutrientes son vitaminas y minerales de los alimentos que su cuerpo necesita para funcionar de manera adecuada. Por consiguiente, incluso una deficiencia leve podría favorecer las enfermedades crónicas. Los micronutrientes se dividen en cuatro tipos:

  • Vitaminas solubles en agua, como la vitamina C y las vitaminas del grupo B
  • Vitaminas solubles en grasas, como las vitaminas A, D, E y K
  • Macrominerales, como calcio, magnesio, sodio y potasio (que son minerales que su cuerpo necesita en grandes cantidades)
  • Minerales traza, como hierro, zinc, cobre y selenio (que son minerales que su cuerpo necesita en cantidades muy pequeñas)

La deficiencia de micronutrientes podría favorecer la neurodegeneración

Una revisión científica reciente1,2 que se publicó en la revista Nutrients, analizó la función de los micronutrientes en los trastornos neurológicos, y sugirió que las deficiencias prolongadas podrían influir en la causa y el desarrollo de procesos neurodegenerativos y enfermedades neurológicas, como el alzhéimer, párkinson, la enfermedad de Huntington y la esclerosis lateral amiotrófica (ALS).

De acuerdo con este artículo, la función principal de los micronutrientes es su “efecto catalítico en los sistemas enzimáticos, ya sea como cofactores o como componentes de metaloenzimas”. Otras funciones esenciales son la actividad antioxidante y la regulación del sistema inmunológico.

Cuando existe una deficiencia de micronutrientes, en especial durante un periodo largo, se podría producir un daño a los nervios periféricos o al sistema nervioso central, lo que a su vez podría favorecer diversas enfermedades neurológicas, incluyendo el alzhéimer y el párkinson.

Nutrientes esenciales que podrían influir en la enfermedad de Alzheimer

Si bien cualquier cantidad de nutrientes podrían afectar el riesgo de padecer alzhéimer, algunos de los más importantes son las vitaminas A, B, C, D y E, el selenio, cobre, zinc, hierro y manganeso. En relación con el cobre, el hierro y el manganeso, los niveles altos podrían ser el problema. Según los autores:3

“Los niveles altos de Hcy (homocisteína) podrían tener una relación con el deterioro cognitivo. Debido a la función de las vitaminas B9, B12 y B6 en el metabolismo de la Hcy, la hipovitaminosis de estas vitaminas, es decir, la falta de estas vitaminas, podría provocar una hiperhomocisteinemia, exceso de homocisteína.Substituir estas vitaminas podría ayudar a disminuir los niveles de Hcy. Sin embargo, se ha demostrado que las dosis altas de vitaminas B9, B12 y B6 no influyen en la cognición de pacientes con EA (enfermedad de Alzheimer) leve.Existen otras vitaminas que también podrían influir en la patogénesis de la EA: se detectó una deficiencia de tiamina (B1) en pacientes con deterioro cognitivo, y la suplementación ayudó a disminuir los síntomas. La vitamina B12 afecta de forma directa las proteínas tau, detiene su fibrilación. La vitamina B3 (niacina) podría ayudar a proteger contra la EA y otros tipos de deterioro cognitivo.El tratamiento a largo plazo con vitamina E podría ayudar a controlar la EA, pero el resultado aún no está claro. La vitamina A suprime la formación de placa de β-amiloide.La hipovitaminosis de vitamina D podría ser un factor de riesgo de la EA. Aún no se conocen por completo los efectos patogénicos y terapéuticos de la vitamina D, pero sus funciones neuroprotectoras y antiinflamatorias son vitales. Se planteó como una posible alternativa terapéutica para personas con EA.Identificar los niveles de cobre podría ayudar a diagnosticar y prevenir la EA. Se han encontrado niveles altos de cobre en el tejido del cerebro de pacientes con EA. El cobre favorece el estrés oxidativo y estimula la formación de ovillos neurofibrilares mediante la hiperfosforilación de la tau.El Zinc es otro elemento que influye en la patogénesis de la EA. Los niveles bajos de zinc en el plasma tienen una relación con el descenso en la capacidad de aprendizaje y la memoria. Los niveles de zinc podrían afectar el desarrollo de la EA.La neurotoxicidad del manganeso también podría tener una relación con la EA, ya que afecta el funcionamiento de los astrocitos y la síntesis y degradación del glutamato. Vigilar los niveles de manganeso podría ser una de las estrategias para prevenir la EA.Se informó sobre la correlación entre los niveles altos de selenio y el aumento en las capacidades cognitivas en los adultos mayores. También se cree que la deficiencia de selenio podría tener una relación con la aparición de la EA. La acumulación de hierro, y el desequilibrio en el metabolismo de este, también podrían influir en el desarrollo de la EA. Una de las nuevas alternativas que se proponen para la prevención de la enfermedad de Alzheimer, es una alimentación alta en antioxidantes”.

Aspectos importantes del hierro

Por desgracia, esta revisión no analiza a fondo el hierro. El punto clave con el hierro es que no debería tener niveles altos. La mayoría de los adultos tienen demasiado hierro, por lo que no necesitan más.

Por el contrario, lo que necesitan es reducir su nivel de hierro, lo cual puede lograrse con facilidad al donar sangre de forma regular. Es más, los niveles bajos de ferritina podrían ser una señal de que la insuficiencia de cobre impide el reciclaje adecuado del hierro. En este caso, aumentar los niveles de cobre permitirá que el hierro que está almacenado se recicle, lo que solucionaría el problema.

Nutrientes esenciales que podrían influir en el párkinson y la esclerosis lateral amiotrófica ALS

En relación con la enfermedad de Parkinson, los micronutrientes esenciales incluyen:4

Vitamina A

Vitamina D: tiene efectos antiinflamatorios y ayuda a reducir el estrés oxidativo. La deficiencia de esta vitamina podría tener una relación con la muerte de las neuronas dopaminérgicas. De acuerdo con los autores, “se ha demostrado que los niveles séricos adecuados de vitamina D podrían ayudar a evitar la aparición de la enfermedad de Parkinson, así como mejorar los resultados clínicos”.

También se demostró que una mayor concentración sérica de vitamina D podría aliviar los síntomas motores, mientras que la exposición a la luz solar, por lo menos durante 15 minutos o más por semana, podría ayudar a disminuir el riesgo de párkinson.

Vitamina E: mejora el funcionamiento de los receptores dopaminérgicos, mientras que los niveles altos podrían tener relación con un índice menor de párkinson. Se ha demostrado que una alimentación rica en vitamina E podría ayudar a proteger y reducir el riesgo de párkinson, incluso más que los carotenoides o la vitamina C

Tiamina (B1): los niveles bajos de tiamina favorecen el deterioro de las neuronas dopaminérgicas. La tiamina y el folato influyen en el sistema olfativo, y muchos pacientes con párkinson desarrollan problemas con el sentido del gusto y olfato, lo que es un indicador de una deficiencia de alguna o ambas de estas vitaminas B.

Vitamina B6: los niveles bajos de B6 podrían ser un factor de riesgo del párkinson.

Folato (B9): los niveles altos de la homocisteína podrían ser un factor de riesgo de la enfermedad de Parkinson y podrían provocar la muerte de las neuronas dopaminérgicas en pacientes con dicha enfermedad. Las vitaminas B6, B9 y B12 ayudan a mantener bajo control los niveles de homocisteína.

Vitamina C: los pacientes con párkinson, por lo general, tienen niveles más bajos de vitamina C en el plasma que los parámetros normales.

 El artículo presentado también analiza los micronutrientes esenciales que influyen en la ALS y en otras enfermedades de la neurona motora, como la miastenia gravis (un trastorno autoinmune que afecta la unión neuromuscular), la esclerosis múltiple (EM), la enfermedad de Huntington (un trastorno neurodegenerativo que provoca movimientos involuntarios y deterioro cognitivo), la epilepsia, el accidente cerebrovascular isquémico, la miopatía (un trastorno muscular), la neuropatía, el síndrome de las piernas inquietas y las lesiones del sistema nervioso central y periférico.

Síntomas y señales de deficiencia de nutrientes

En la mayoría de los casos, los síntomas de las deficiencias de micronutrientes no se presentan sino hasta que el cuerpo está muy afectado, e incluso entonces, es muy difícil de determinar si no se realiza una prueba.

En ocasiones, los síntomas no son específicos y pueden presentarse infecciones constantes y problemas de la piel, y a medida que su salud empeora, se consumen más micronutrientes, lo que provoca que se agoten más rápido. Sin embargo, algunas deficiencias de micronutrientes tienen síntomas más específicos, como lo ssiguientes:

Anemia (deficiencia de hierro, cobre o B12)

Escorbuto (deficiencia de vitamina C)

Osteomalacia o ablandamiento de los huesos (insuficiencia de vitamina D)

Pelagra (deficiencia de niacina)

Enfermedades hemorrágicas (vitamina K)

Ceguera nocturna (vitamina A)

 Su cerebro necesita glucosa para funcionar de manera adecuada

Es importante que entienda esto, de todos los órganos del cuerpo, el cerebro necesita la mayor cantidad de energía y, a medida que envejece, los genes de las mitocondrias que estimulan la producción de energía se vuelven menos activos, lo que favorece que su cerebro sea más vulnerable a las enfermedades.5

Las mitocondrias son menos densas y más fragmentadas, por lo que generan una menor cantidad de energía. Sin embargo, eso no quiere decir que la neurodegeneración sea un hecho. Puede ayudar a prevenirla con una alimentación adecuada y un estilo de vida saludable en general.

Los radicales libres, que se catalizan por un exceso de especies reactivas de oxígeno (ROS) formadas al nivel de las mitocondrias, suelen ser muy dañinos, y una de las mejores maneras de disminuirlos es asegurándose de comer suficientes carbohidratos saludables, como frutas, ya que la glucosa es el combustible ideal para generar energía en las mitocondrias.

Las mitocondrias solo pueden quemar un tipo de combustible a la vez, ya sea grasa o glucosa. Las grasas se descomponen en un proceso conocido como beta oxidación, en acetil-co A, el cual ingresa al ciclo de Krebs. Por su parte, los carbohidratos se descomponen en piruvato, el cual no puede entrar a la cadena de transporte de electrones hasta que la piruvato deshidrogenasa los convierte en acetil-Co-A.

El secreto aquí es que existe un interruptor que determina cuál de esos combustibles quemará sus mitocondrias. A esto se le conoce como el ciclo de Randle, en otras palabras, es como un interruptor de ferrocarril que cambia las vías del tren. El tren solo puede viajar por una vía. Lo mismo sucede con sus mitocondrias, solo pueden quemar un tipo de combustible a la vez.

Quemar la glucosa en las mitocondrias genera más energía y menos ROS, aumenta la tasa metabólica y produce dióxido de carbono, lo que ayuda a proteger contra el estrés oxidativo (reductivo) y oxigena las células. Todo esto podría ayudar a proteger la función de su cerebro.

En el mejor de los casos, su cuerpo metabolizará o quemará la glucosa en sus mitocondrias sin generar mucho estrés reductivo. Cuando haga esto, solo generará un 0.1 % de ROS.

Esta vía promueve, en gran medida, la producción de energía, al generar de 36 a 38 trifosfato de adenosina (ATP) por cada molécula de glucosa que se metaboliza. Sin embargo, para que esto suceda, debe consumir menos del 30 al 40 % de sus calorías en forma de grasa. Si consume una cantidad mayor, el interruptor cambia para quemar grasa en las mitocondrias, en lugar de glucosa.

Quemar las grasas como combustible principal también podría aumentar el nivel de cortisol, lo que provocaría una inflamación crónica, y esto podría favorecer el proceso de envejecimiento.

En pocas palabras, quemar glucosa en las mitocondrias genera más energía y menos ROS, al mismo tiempo que aumenta la tasa metabólica. También produce dióxido de carbono como subproducto, lo que ayuda a proteger contra el estrés oxidativo (reductivo) y a oxigenar las células. Todo esto podría ayudar a proteger la función de su cerebro.

Los trastornos del intestino también podrían provocar párkinson

Un nuevo estudio6 que se publicó en la edición de octubre de 2023 de la revista Molecular Psychiatry, demostró que la presencia de ADN mitocondrial dañado en el torrente sanguíneo podría provocar todos los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Los desechos de las mitocondrias se activan por el receptor de endotoxina (lipopolisacárido) TLR4.

La endotoxina se produce en el intestino cuando consume carbohidratos fermentables que no puede digerir en el estómago y el intestino delgado. Dichos carbohidratos llegan al intestino grueso, donde estimulan el crecimiento de bacterias gramnegativas que crecen y mueren. Cuando mueren, se libera la endotoxina de su pared celular, lo que estimula el receptor TLR4.

El planteamiento de Ray Peat consiste en aumentar su consumo de carbohidratos simples para que sus mitocondrias puedan alimentarse de manera adecuada. Pero debe asegurarse de evitar los carbohidratos fermentables, ya que podrían crear endotoxinas y estimular el receptor TLR4.

Al agregar carbohidratos, es importante hacerlo de forma gradual y asegurarse de no tener síntomas digestivos, como eructos, inflamación o gases, que son señales de que los carbohidratos no se digieren en el tracto digestivo superior. Si esto le sucede, le recomiendo tomar cantidades pequeñas de jugos de frutas sin pulpa, hasta que su intestino pueda digerir los carbohidratos sin problemas.

El hongo melena de león podría ayudar a proteger su función cognitiva

Además de los micronutrientes esenciales, existen otros suplementos que también podrían ayudar a cuidar su función cognitiva. Uno de ellos es el hongo melena de león (Hericium erinaceus), el cual se ha usado durante mucho tiempo en la medicina tradicional.

Los monjes budistas tomaban té de hongos melena de león para mejorar la función del cerebro y aumentar la concentración. En la actualidad, varios estudios demostraron los efectos neuroprotectores y las propiedades que ayudan a mejorar la cognición de dicho hongo, incluyendo los siguientes:

Un estudio de 20237 descubrió que el extracto de hongo melena de león podría mejorar la memoria, al estimular las proyecciones neuronales y conexiones con otras neuronas.

En un estudio de 2020,8 los pacientes con alzhéimer leve que tomaron tres cápsulas de 350 mg de hongos melena de león al día, durante 49 semanas, mejoraron sus puntajes de las pruebas cognitivas.

Un estudio epidemiológico9 que se publicó en 2017, con 13 230 participantes mayores de 65 años, demostró que aquellos que consumieron hongos al menos una vez a la semana tuvieron “un menor riesgo de demencia incidental, incluso después de ajustarlo por posibles factores de confusión”. El mayor descenso del riesgo se produjo entre los participantes que consumieron hongos tres veces o más a la semana.

Otro estudio similar10 que se publicó en 2019, demostró que los participantes que consumieron más hongos tuvieron un riesgo 43 % menor de desarrollar un deterioro cognitivo leve, sin tomar en cuenta los factores de confusión, incluyendo el consumo de alcohol, el tabaquismo y la presión arterial alta.

Un estudio de 2016 demostró que los extractos del hongo melena de león disminuyeron los síntomas de pérdida de memoria en ratones y ayudaron a prevenir el daño neuronal causado por las placas de beta amiloide, las cuales se acumulan en el cerebro con la enfermedad de Alzheimer.

Un estudio de 201011 en el que participaron adultos mayores de entre 70 y 74 años, descubrió que un mayor consumo de frutas, vegetales, productos de granos y hongos mejoró la función cognitiva.

 Le recomiendo agregar hongos melena de león a su alimentación, ya que son un excelente complemento para casi cualquier comida. Complementan todo tipo de carnes de res de animales alimentados con pastura y pescados de agua fría, saben bien con cualquier ensalada y se pueden agregar a sopas, guisados y otras comidas.

Pero recuerde que es importante que sean orgánicos, ya que los hongos pueden absorber los contaminantes del aire y de la tierra. También puede considerar algún suplemento o extracto orgánico.

Fuentes y Referencias

Imagen de hainguyenrp en Pixabay