Historia del vino y su elaboración


Event Details


Con Carlos Martínez.

¡Entrada gratis!

La ingesta de una copa de vino, con sus beneficios para la salud, tan difundida en la actualidad, tiene sus inconvenientes alrededor de este elixir; ya que las técnicas actuales de cultivo-industrial, con sus agroquímicos, pesticidas, biotecnologías, sus mutaciones genéticas, sus normas de inocuidad y la ambición monetarista de “ganar-ganar” en el exceso de explotación de la tierra y del hombre, hacen del vino una bebida poco saludable.

La posibilidad de hacer cultivos orgánicos en la vid nos enfrenta a grandes retos de planificación para romper con “monocultivos-orgánicos”. Que perjudican al medio ambiente y con el tiempo es insostenible. Sin embargo. Producir la vid bajo un enfoque de agricultura orgánica nos permite tener un fruto en mejores condiciones de salud, recupera el suelo, nos ofrece la nutrición, y la salud para los que la consumen.

La obtención de uvas sanas con técnicas orgánicas, muchas veces se contradice con los métodos industriales de procesamiento, ya que en la industria, por sus tiempos de ganancias, los métodos de fermentación, de añejamiento, que solo buscan cumplir con normas de calidad impuestas por la comercialización, y no buscando la salud y la nutrición del consumidor. Acaba con un vino “perfecto” para la vista y el olfato, pero con escaso provecho para la nutrición del ser humano.

Las famosas características gourmet del vino, como los beneficios curativos de afamadas uvas, se han perdido por técnicas de vinificación actuales, de aquí la necesidad de recuperar, no solo las técnicas y el conocimiento ancestral del cultivo de la vid, sino de los procesos artesanales de vinificación, para rescatar los beneficios nutricionales y curativos de la vid.

Con métodos artesanales de vinificación, no solo se revalora a la vid, además se rescata el valor intrínseco del trabajo del hombre dentro de sus cultivos y de su procesamiento, con esto se rescataría a la tierra, y se detendría su sobreexplotación, se dignifica el trabajo del hombre y se combate su explotación y desprestigio. (Es indignante que se hable que una maquina valga más que un ser humano). Para lo obtención de un mundo más sano, digno, y con un futuro ambiental. El estrés que nos venden los medios de comunicación sobre el cambio climático, se puede revertir cuando valoremos el trabajo del hombre, y nos alejemos de la idea capitalista de que solo el dinero vale. Esto me hace recordar las palabras de sabio persa Omar-Al- Khayyam:

“una sola copa de vino valen las mil promesas de todas las religiones”

 

Carlos Martínez Arellano.

Nacido en Celaya, Guanajuato en 1966. Su padre Luis Martínez, apicultor y del que heredara el gusto por el consumo y la elaboración del vino, que con los años mejoró la técnica hasta adaptarla al clima de Celaya, contribuyendo al conocimiento paterno.

Egresado de la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM se desarrolla en actividades de procesos artesanales, pues cree firmemente que en “el hacer crece el espíritu”.

La actividad agrícola, apícola y vinícola tiene raíz desde su infancia hasta la fecha. El sesgo crítico sobre la producción industrial desmedida y la despersonalización de la humanidad así como el deterioro ambiental caracterizan su carácter apasionado.

Estudioso y autodidacta de corrientes alternativas para el mejor vivir ha tomado cursos y talleres de Permacultura, de Agricultura y Ganadería Orgánica por COAS (Consejeros en Agricultura Regenerativa y permacultura) y ha desarrollado proyectos de producción agrícola. Forma parte de la mesa directiva del Instituto de Permacultura de México A.C.

Actualmente se dedica a la producción de vinos y alimentos artesanales reconocidos como MARZÉ.Libres de conservadores o cualquier ingrediente que sea ajeno a la naturaleza de los productos, su huerto y hortaliza familiar se rige bajo normas de agricultura orgánica y forman parte de su quehacer diario.

Sus productos los podemos encontrar en el tianguis orgánico,en Vía Orgánica y la tienda Natura en San Miguel de Allende, The Green Corner en el D.F. y otras tiendas de productos naturales, integrales y orgánicos.