Un muro contra Monsanto

Debemos deshacernos de las granjas industriales y poner miles de millones de animales de granja confinados en corrales al exterior en la tierra, al pastoreo y la búsqueda de alimento, al que pertenecen.” manifiesta.

Un sistema que Argentina ha importado, donde sobra terreno para pasturas donde los Feed Lot, los tambos tabulados y los criaderos de pollos inflados son una imposición contaminante y tóxica.

 

Como escritor y activista, los últimos años, se ha centrado  en las Jornadas de Acción Global contra los OGM, entre ellas la Campaña “Millones Contra Monsanto” y otras de empuje para el etiquetado obligatorio de los alimentos genéricamente modificados.

Este 23 de Mayo, el planeta entero saldrá a la calle a repudiar a Monsanto, en la ya clásica “MarchAgainstMonstanto” otra de sus acciones extendida en todo el mundo.

Mientras en la Argentina crece la expectativa a las reformas “por decreto” de la Ley de Semillas que rige desde 1973, que promete frenar el avance de la multinacional fiscalizando como Estado paralelo, pero en realidad sería un acuerdo encubierto donde la “bolsa blanca” completa el triángulo donde la víctima seguirá siendo la agricultura convencional y la salud, bombardeadas con tóxicos, que son la verdadera necesidad y urgencia y no tienen Decreto.

 

Lo más sorprendente de mi participación en el Congreso GMO Free EU, fué sin dudas percibir el total rechazo por Monsanto, al igual que la doble moral del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (BfR) cuya sede casualmente está en Berlín, ciudad cuyo nombre significa “tierra no cultivable” en el idioma eslavo, donde se podría definir la muerte súbita del glifosato, producto estrella de la multinacional.

 

En una resolución N°007/2015 el 23 de marzo pasado, el organismo se mostró sorprendido por la calificación del IARC-OMS sobre el glifosato y deriva en su sitio a la lectura del documento: “¿El glifosato produce cáncer?” cuyo link no funciona, pero pude leerlo desde el sitio Bionity.

En otro comunicado, más reciente, N° 012/2015, eñ BfR manifiesta que la “Comisión de la UE invitó a expertos de la EFSA, ECHA, a Estados miembros y partes interesadas de la industria y ongs a un “evento de Diálogo sobre la evaluación de riesgos de sustancias activas en los productos fitosanitarios”,  y no se olvida de citar el “Klimisch score” (o puntuación Klimisch) que se utiliza actualmente como método para la evaluación de la fiabilidad de los estudios toxicológicos principalmente para fines de regulación.

 

El método existe desde 1997, propuesto por HJ Klimisch, M. Andreae y U. Tillmann empleados de la empresa química BASF.

Me pregunto cómo los europeos no cuestionan semejante aberración, cuando es una multinacional la que define un método estandar con el que salen las reglamentaciones de la UE (por ejemplo, el Reglamento REACH), sigla de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos, que es un reglamento de la Unión Europea, del año 2007, adoptado supuestamente para mejorar la protección de la salud humana y el medio ambiente de los riesgos que pueden entrañar los productos químicos, y promueve métodos alternativos para la evaluación de los peligros de las sustancias con el fin de reducir el número de ensayos con animales.

 

En conclusión, el BfR estaba más preocupado en el 2012 , por los chocolates contaminados con  hidrocarburos aromáticos y su posible potencia carcinogénica, que en el mortal herbicida, teniendo en cuenta los datos de la OMS: “A nivel mundial, la mortalidad por cáncer aumentará un 45% entre 2007 y 2030”.

El organismo es una gran fachada de hipócritas, y cómplices del genocidio silencioso, funcionando a escasas calles de donde se celebraba el Congreso GMO Free EU, sin embargo el slogan y principio rector de la BfR es “La ciencia para servir a la humanidad”.-