Transgénicos, piratería biológica

Por Cambio de Michoacán, 6 de junio de 2013

En la Unión Europea, cada vez generan más conciencia, al grado de que lograron prohibir el uso de algunos pesticidas que afectaban el proceso de polinización

Desde el punto de vista científico, el país cruza por un momento que marcará la forma de producir alimentos, esto porque la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), deberá definir su postura ante el uso de transgénicos.

Al aceptar esta propuesta, la Sagarpa no sólo autorizará la siembra de maíz transgénico en el país de manera experimental, sino que permitirá que en dos áreas del norte de Sinaloa y Tamaulipas se inicie con los trabajos de producción para su comercialización, señaló ayer el doctor Carlos González Esquivel, investigador en el laboratorio de Agroecología de la UNAM, durante el programa Cambio en el Debate, conducido por Javier López Osorio.

El especialista indicó que, por un lado, esta dependencia se encuentra presionada por las diversas organizaciones que están en contra de los productos transgénicos y, por el otro, con la influencia de las grandes empresas transnacionales, como Monsanto. Este tema ha generado muchos debates, por lo que la institución ha postergado su respuesta.

El investigador advirtió que hasta la fecha no se cuenta con información precisa del daño o riesgo que se corre al implementar los productos transgénicos: “el tomar genes de ciertas especies e insertarlos en otras es un proceso que normalmente no sucede, a la naturaleza le llevo miles de años, durante la evolución, por lo que al momento ningún especialista ha demostrado si rinde más un maíz transgénico que uno convencional.

Se dice que la producción de alimentos se debe de duplicar en el 2040, sin embargo éste no es el problema, la población no se duplicará, actualmente somos siete mil millones y en 2050 habrán nueve mil. El problema del hambre no es una falta de alimentos, lo que se tiene es una mala distribución, hay un pequeño sector sobrealimentado y otro subalimentado”, dijo.

González Esquivel enfatizó que en Europa varios países han prohibido los transgénicos: “No se requiere de producir más, ellos aplican el principio precautorio, porque durante 1980 tuvieron una sobreproducción, lo cual los llevó a cobrar cuotas, además de los movimientos a favor de los productos orgánicos.

En la Unión Europea, cada vez generan más conciencia, al grado de que lograron prohibir el uso de algunos pesticidas que afectaban el proceso de polinización, y cierto es que Monsanto decidió no gastar sus recursos en intentar introducir los transgénicos en Europa”.

El doctor señaló que en enero de 2007, en México, la llamada “crisis de la tortilla” se generó ante el desabasto del maíz, ocasionado por el nuevo uso que implementó Estados Unidos, como biocombustible, donde Monsanto aprovechó para dar conferencia e introducir la semilla transgénica como la posible solución, argumentando que con ello se disminuiría el precio de la tortilla. “Los beneficios no los ven los agricultores, los beneficiados serán las empresas transnacionales, porque son quienes se llevan las patentes.

En México existen 59 razas de maíz y variedades hay cientos, no conocemos las magnitudes del riesgo, el problema es que esta empresa tiene patentada la semilla transgénica y podrían cobrar regalías a los campesinos, no se debe olvidar que las semillas son patrimonio cultural de la humanidad, un derecho inalienable que tenemos todos los ciudadanos”, dijo.