Semillas de chía: componentes y beneficios

Por Ecoticias, 11 de mayo de 2016

“Las semillas de chía han sido durante siglos uno de los elementos básicos de la dieta de los aztecas y los mayas. Hoy en día, estas semillas ecológicas se emplean en todo el mundo por sus beneficios para la salud y por los variados usos que se les pueden dar en la cocina.”

Su nombre científico es Salvia hispánica y es una planta herbácea nativa del centro y sur de México, de Guatemala y de Nicaragua (aunque en la actualidad se cultiva en varios lugares más). De la planta solo se usan las semillas, que también se pueden moler. Sus brotes se pueden consumir en ensaladas.

Las semillas de chía están catalogadas como uno de los nuevos  Súper alimentos ya que son una rica fuente de nutrientes y antioxidantes, pero sus muchas propiedades no acaban aquí porque contienen buenas dosis de ácidos grasos, minerales, fibras y además son muy versátiles a la hora de prepararlas.

Ácidos grasos Omega-3

Son especialmente ricas en grasas poliinsaturadas, sobre todo en ácidos grasos del tipo omega-3. El perfil lipídico de las semillas de chía se compone en un 60 por ciento de este tipo de elemento, por lo que constituye (de manera similar al Lino) una de las fuentes más ricas de origen vegetal de estos ácidos grasos, en concreto de ácido alfa-linolénico o ALA.

El aporte de omega-3 mejora el rendimiento cognitivo y fomenta la reducción de la inflamación y del colesterol en personas con hipercolesterolemia, por lo que es una ayuda importante para prevenir accidentes cardiovasculares.

Fibra

Su consumo es una eficaz fuente de fibra ya que contienen de 9 a 10 gramos en tan sólo 2 cucharadas de semillas, lo cual representa un tercio de la ingesta diaria recomendada de fibra por día, según los médicos. La fibra está asociada a la reducción de la inflamación a nivel general, al control del colesterol y a la regulación de las funciones intestinales, por lo que es un alimento adecuado para tomar como parte de dietas de control de peso.

Antioxidantes

Las semillas de Chía resultan muy ricas en antioxidantes, que son los compuestos que protegen al cuerpo de la acción de los radicales libres, del envejecimiento y del cáncer y también ayudan a que las personas gocen de una vida útil larga y productiva.

Minerales

Dos cucharadas de estas semillas contienen el 35 por ciento de la dosis diaria recomendada de fósforo, el 18 % del calcio, el 24 % del de magnesio y aproximadamente el 50 por ciento del manganeso requerido por nuestro organismo.

Estos nutrientes son fundamentales para mantener un buen estado de salud ya que ayudan a prevenir la hipertensión, a mantener un peso saludable, son imprescindibles para el metabolismo energético e intervienen activamente en la síntesis del ADN.

Provocan saciedad

La saciedad es esa sensación se estar satisfecho y lleno y es una gran ayuda para reducir el “picoteo” entre las comidas. La combinación de fibra, proteínas y la acción de gelificación que tienen las semillas de chía cuando se mezclan con diversos líquidos contribuyen a provocar dicho efecto.

Sin gluten

Las semillas de chía no contienen gluten por lo que pueden ser consumidas por personas con enfermedades celíacas o con algún tipo de intolerancia a este elemento.

Sustituto de huevo

La capa externa de estas semillas es capaz de hincharse cuando se mezcla con los líquidos formando un gel, que se puede emplear como sustituto de los huevos con el fin de bajar el colesterol y de aumentar los nutrientes de los alimentos y de los productos horneados.

Dislipidemia

Un estudio publicado por el “British Journal of Nutrition” demostró que el consumo de este tipo de semillas puede reducir los triglicéridos y aumentar el HDL, también llamado el colesterol “bueno”.

Dicho estudio también explica que cuando se usan las semillas de chía como sustitutos de otras fuentes de grasa tales como el aceite de maíz, el ALA es capaz de prevenir un aumento de los triglicéridos y de reducir la obesidad.

Control del azúcar en sangre

Las semillas de chía son capaces de desempeñar un papel muy importante en la regulación de los niveles de insulina, además de reducir la resistencia de la sangre a esta sustancia.

La regulación se produce manteniendo el nivel de azúcar en rangos saludables, por lo que combate la híper y la hipoglucemia.

Una reflexión final

Durante siglos estas semillas fueron cultivadas y consumidas por las civilizaciones precolombinas, que además de usarlas como alimento tanto en forma de semillas como molidas, hacían con ellas aceites, preparados medicinales y hasta ungüentos cosméticos.

En la actualidad se pueden conseguir estas semillas en las tiendas de productos orgánicos y ecológicos y en algunos supermercados. Tienen un gran ratio de duración y se pueden usar de muy diversas formas, ya sea en platos fríos o calientes y/o en preparaciones saladas y postres. Son infaltables en dietas vegetarianas y veganas.