Se acumulan pruebas sobre el origen de laboratorio del COVID-19

Por Dr. Jonathan Latham y Dra. Allison Wilson, Independent Science News, 02 de junio del 2020.

Si la sociedad aprendió una lección de la pandemia del COVID-19 es que la ciencia no genera certeza. ¿Los cubrebocas caseros funcionan? ¿Cuál es la tasa de mortalidad del COVID-19? ¿Qué tan precisas son las pruebas? ¿Cuántas personas no tienen síntomas? Etcétera. Prácticamente la única aseveración sin cuestionar hecha hasta ahora es que todos los parientes genéticos conocidos de su causante, el virus Sars-CoV-2, se encuentran en murciélagos rinolófidos (Zhou et al., 2020). Por lo tanto, la reserva viral probable fue un murciélago.

Sin embargo, la mayoría de estos coronavirus aparentemente ancestros de murciélago no pueden infectar a los humanos (Ge et al., 2013).  Por lo tanto, desde su inicio, una pregunta clave que se cierne sobre la pandemia ha sido: ¿Cómo es que un virus de RNA de murciélago evolucionó a un patógeno humano que es tanto virulento como mortal?

La respuesta que ha sido acogida casi universalmente es que hubo una especie intermediaria. Algún animal, tal vez una serpiente, tal vez una civeta de las palmeras, tal vez un pangolín, sirvió como un huésped temporal. Este animal de vinculación probablemente tendría un receptor celular ACE2 (la molécula que permite la entrada celular del virus) intermedio en la secuencia de proteína (o por lo menos estructura) entre el murciélago y el humano (Wan et al., 2020).

En la prensa y la literatura científica, los escenarios en los cuales esta transferencia zoonótica podría haber sucedido han sido meditadas sin fin. La mayoría fueron avivadas por los primeros descubrimientos de que muchos de los primeros casos de COVID-19 parecen haber ocurrido en y alrededor del mercado de animales vivos Huanan de Wuhan. (La última información dice que 14 de los 41 primeros casos, incluyendo al primero, no tenían conexión con el mercado animal (Huang et al. 2020))

Desde las dos últimas casi pandemias por coronavirus del SARS (2002-3) y MERS (2012) ambas probablemente salieron de murciélagos y se piensa que ambas (pero no se ha probado) transicionaron a humanos vía animales intermedios (civetas y dromedarios, respectivamente), un camino zoonótico natural es una primera suposición razonable (Andersen et al., 2020).

La idea, como se aplicó con el primer brote original de SARS (2002), es que el virus de murciélago original infectó a una civeta. El virus después evolucionó brevemente en esta especie animal, pero no lo suficiente para causar una epidemia de civetas, y después fue recogido por un humano antes de que se muriera en las civetas. En este primer humano (paciente cero) el virus sobrevivió, tal vez apenas, pero fue transmitido, marcando el primer caso de transmisión de humano a humano. Mientras se pasaba sucesivamente en unos cuantos humanos de sus primeros huéspedes el virus rápidamente evolucionó, adaptandose para infectar mejor a nuevos huéspedes. Después de unas cuantas transmisiones tentativas de esa manera la verdadera pandemia comenzó.

Tal vez este escenario es aproximado a cómo inició la pandemia COVID-19 actual.

Pero otra preocupante posibilidad debe ser suprimida. Viene del hecho de que la ciudad epicentro, Wuhan (pob. 11 millones), es el epicentro global de la investigación del coronavirus de murciélago (e.g. Hu et al., 2017).

Incitados por esta proximidad, varios investigadores y medios de noticias, prominentemente el Washington Post, y con mucha más información Newsweek, han diseñado un caso con indicios razonables de que un origen de laboratorio es una posibilidad fuerte (Zhan et al., 2020, Piplani et al., 2020). Es decir, uno de los dos laboratorios en Wuhan que ha trabajando con coronavirus accidentalmente dejó que un virus natural escapara; o, el laboratorio estaba haciendo ingeniería genética (o de otra manera manipulando) un virus parecido al Sars-CoV-2 que después escapó.

Desafortunadamente, por lo menos en los EU, la pregunta sobre el origen de la pandemia se ha convertido en un fútbol político; ya sea en una oportunidad para la sinofobia o en un “juego de culpas” partisano.

Pero el potencial de una catastrófica liberación de laboratorio no es un juego y problemas sistémicos de competencia y opacidad ciertamente no están limitados a China (Lipsitch, 2018). El Departamento de Seguridad Nacional estadounidense (DHS, por sus siglas en inglés) actualmente está construyendo una sede nueva y expandida nacional de Bio y Agro-defensa en Manhattan, Kansas. DHS ha estimado que el riesgo de 50 años (definido como tener un impacto económico de $9-50 mil millones de dólares) de una liberación de su laboratorio en 70%.

Cuando un comité del Consejo de Investigación Nacional inspeccionó estas estimaciones del DHS concluyeron “El comité encuentra que los riesgos y costos podrían ser significativamente mayores a eso”.

Un reporte subsecuente del comité (NAP, 2012) continuó:

el comité recibió instrucciones de juzgar la idoneidad y validez del uSSRA (Evaluación de Riesgo de un Sitio específico actualizado, por sus siglas en inglés). El comité ha identificado serias preocupaciones sobre (1) mala aplicación de métodos usados para valorar el riesgo, (2) el fracaso en aclarar si y cómo es que la evidencia usada para apoyar las valoraciones de riesgo había sido revisada a fondo y evaluada adecuadamente, (3) el alcance limitado de la literatura citada y la malinterpretación de alguna de la literatura de apoyo significativa, (4) el fracaso en explicar los criterios usados para seleccionar suposiciones cuando la literatura de apoyo es contradictoria, (5) el fracaso de considerar caminos de riesgo importantes, y (6) el tratamiento indadecuado de la incertidumbre. Esas deficiencias no son igualmente problemátcias, pero ocurren con suficiente frecuencia para levantar dudas sobre su idoneidad y validez de los resultados de riesgos presentados. En la mayoría de las ocasiones (actividades operativas en la NBAF), los problemas identificados llevan a una subestimación de riesgo; en otras ocasiones (peligros naturales catastróficos), los riesgos podrían ser sobrevalorados. Como resultado, el comité concluye que la uSSRA es inadecuada técnicamente en aspectos críticos y es una base insuficiente sobre la cual juzgar los riesgos asociados con la NBAF propuesta en Manhattan, Kansas.”

Mientras tanto China está planeando ampliar una red nacional de laboratorios BSL-4 (Zhiming,2019). Como muchos otros países, está invirtiendo de manera significativa en vigilancia de enfermedades y recolección de virus desde poblaciones de animales silvestres y en investigación de virus recombinante de alto riesgo con Patógenos de Potencial Pandémico (PPPs).

El 4 de mayo, distintas naciones y fundaciones filantrópicas globales se reunieron en Bruselas para asegurar $7.4 mil millones de dólares para la preparación contra pandemias futuras. Pero la pregunta que flota sobre todas estas inversiones es esta: la responsabilidad del laboratorio de Wuhan en el centro de las afirmaciones de liberación accidental es preparación para pandemias. Si la pandemia del COVID-19 comenzó ahí entonces necesitamos repensar radicalmente las ideas actuales para la preparación contra las pandemias globales. Muchos investigadores ya creen que deberíamos, por el bien de tanto la seguridad como de la efectividad (Lipsitch y Galvani, 2014, Weiss et al, 2015, Lipsitch, 2018). El peor resultado posible sería para aquellos que donaron miles de millones para acelerar la llegada de la siguiente pandemia.

Liberaciones de laboratorios históricas, un breve recuento

Una liberación de laboratorio accidental no es una simple posibilidad teórica. En 1977 un laboratorio en Rusia (o posiblemente en China), mientras desarrollaba una vacuna contra la gripe, accidentalmente liberó el extinto virus de la influenza H1N1 (Nakajima et al., 1978). H1N1 se convirtió en un virus de pandemia global. Una larga proporción de la población mundial se infectó. En este caso, las muertes fueron menos porque la población mayor de 20 años tenían inmunidad histórica al virus. Este episodio no es muy conocido porque hasta hace poco esta conclusión fue reconocida formalmente por la literatura científica y la comunidad de la virología ha sido renuente a discutir tales incidentes (Zimmer y Burke, 2009, Wertheim, 2010). Aún así, las fugas de laboratorio de patógenos que llevan a muertes humanas y animales (viruela en Bretaña; encefalitis equina en Sudamérica) son tan comunes que deberían ser mucho más conocidas (resumidos en Furmanski, 2014). Sólo raramente estas se han convertido en una pandemia de verdad en la escala del H1N1, la cual, incidentalmente, volvió a expandirse en el 2009/2010 como “Gripe porcina” causando un número de muertes estimado de 3,000  a 200,000 muertes en esa ocasión (Duggal et al., 2016).

Muchos científicos han advertido que los experimentos con PPPs, como la viruela y Ébola y virus de influenza, son peligrosas inherentemente y deberían ser sujetos a límites estrictos y supervisión (Lipsitch y Galvani, 2014; Klotz y Sylvester, 2014). Aún en el caso limitado de coronavirus parecidos al SARS, desde el aplacamiento del brote original de SARS en el 2003, ha habido seis brotes de enfermedad SARS documentados originados en laboratorios de investigación, incluyendo cuatro en China. Estos brotes causaron 13 infecciones individuales y una muerte (Furmanski, 2014.) En respuesta a tales preocupaciones los EU prohibieron cierto tipo de experimentos, llamados experimentos de ganancia de función (GOF, por sus siglas en inglés), con PPPs en 2014, pero la prohibición (de hecho una moratoria de financiamiento) fue levantada en el 2017.  

Por estas razones, y también para asegurar la efectividad de los esfuerzos de preparación para futuras pandemias, es una cuestión de importancia vital internacional establecer si la hipótesis de fuga de laboratorio tiene evidencia creíble para apoyarla. Esto debe ser hecho sin importar el problema – en los EU – de políticas partisanas tóxicas y nacionalismo.

La tesis de la fuga del COVID-19 de un laboratorio de Wuhan

La esencia de la teoría de le fuga del laboratorio es que Wuhan es el lugar donde está el Instituto de Virología de Wuhan (WIV, por sus siglas en inglés), la primera y única instalación de Bioseguridad Nivel 4 (BSL-4, por sus siglas en inglés). (BSL-4 es el nivel de seguridad de patógenos más alto). El WIV, que añadió un laboratorio BSL-4 apenas en el 2018, ha estado recolectando grandes números de coronavirus de muestras de murciélagos desde el brote original de SARS del 2002-2003; incluyendo la recolección de más en el 2016 (Hu, et al., 2017; Zhou et al., 2018).

Liderado por la investigadora Zheng-Li Shi, científicos del WIV también han publicado experimentos en los cuales coronavirus de murciélagos vivos fueron introducidos en células humanas (Hu et al., 2017). Además, de acuerdo a un artículo del 14 de abril en el Washington Post, personal de la Embajada de EU visitó el WIV en el 2018 y “tenían preocupaciones de seguridad importantes” sobre la bioseguridad en el sitio. El WIV está a sólo ocho millas del mercado de animales vivos Huanan, el cual se pensó inicialmente que era el lugar de origen de la pandemia del COVID-19.

Wuhan también es hogar de un laboratorio llamado los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (WCDPC, por sus siglas en inglés). Es un laboratorio BSL-2 que está a sólo 250 metros del mercado Huanan. Los coronavirus de murciélagos han sido mantenidos en el pasado en el laboratorio WCDPC de Wuhan.

Además, la teoría de la fuga de laboratorio es que los investigadores de uno o ambos laboratorios podrían haberse contagiado del coronavirus similar al de murciélagos Sars-CoV-2 en uno de sus viajes de recolección (alias “vigilancia de virus”). O, alternativamente, un virus que estaban estudiando, pasando, haciendo trabajo de ingeniería, o de otra manera manipulando, escapó.

Valoraciones científicas de la teoría de la fuga de laboratorio

El 17 de abril el Centro Mediático de Ciencia Australiano le preguntó a cuatro virólogos australianos: “¿El COVID-19 vino de un laboratorio en Wuhan?

Tres (Edward Holmes, Nigel McMillan and Hassan Vally) desestimaron la sugerencia de la fuga de laboratorio y Vally simplemente la etiquetó, sin detallar, una “conspiración”.

El cuarto virólogo entrevistado fue Nikolai Petrovsky de la Universidad Flinders. Petrovsky primero abordó la pregunta si el camino de zoonosis natural era viable. Le dijo al Centro Mediático:

ningún virus natural compatible con el COVID-19 ha sido encontrado en la naturaleza a pesar de una búsqueda intensiva para encontrar sus orígenes.”

Es decir, la idea de un animal intermediario es especulación. De hecho, no hay ningún huésped intermediario viral o animal, ya sea en forma de un huésped animal confirmado o un virus intermediario pausible, ha surgido hasta ahora para explicar la transferencia zoonótica natural del Sars-CoV-2 a humanos (Zhan et al., 2020).

Sumándole al punto de Petrovsky, hay otras dos dificultades con la tesis de la transferencia zoonótica natural (además de la débil asociación epidemiológica entre los primeros casos y el mercado “húmedo” de Huanan).

La primera es que los investigadores del laboratorio de Wuhan viajaron a cuevas en Yunnan (1,500 km de distancia) para encontrar murciélagos de heradura que tuvieran coronavirus similares al SARS. A la fecha, el pariente vivo más cercano al Sars-CoV-2 encontrado hasta ahora viene de Yunnan (Ge et al., 2016). Por lo tanto, ¿por qué ocurriría un brote del virus de murciélago en Wuhan?

Además, China tiene una población de 1.3 mil millones. Si los contagios del comercio de vida silvestre fueran la explicación, entonces, si otras cosas fueran parecidas, la probabilidad de que inicie una pandemia en Wuhan (pob. 11 millones) es menor a 1%.

Zheng-Li Shi, líder de la investigación con coronavirus de murciélago en WIV, le dijo a Scientific American tanto como esto:

“Nunca hubiera esperado que sucediera esto en Wuhan, en el centro de China.” Sus estudios han mostrado que las provincias sureñas, subtropicales de Guangdong, Guangxi y Yunnan tienen un mayor riesgo de coronavirus saltando a humanos provenientes de animales – particularmente murciélagos, una reserva común. Si los coronavirus fueron los responsables, ella recuerda haber pensado, “podrían haber venido de nuestro laboratorio?”

Wuhan, en resumen, es un epicentro muy poco probable para una transferencia zoonótica natural. En contraste, para sospechar que el Sars-CoV-2 podría provenir del WIV es tanto razonable como obvia.

¿El Sars-CoV-2 fue creado en un laboratorio?

En su declaración, Petrovsky continúa describiendo el tipo de experimento que, en principio, si se hubiera sido realizado en un laboratorio, obtendría el mismo resultado que la hipótesis formulada de la transferencia zoonótica natural de rápida adaptación de un coronavirus de murciélago a un huesped humano.

“Agarra un coronavirus de un murciélago que no es infeccioso para los humanos, y fuerza su selección al cultivarlo con células que expresan el receptor humano ACE2, tales células habiendo sido creadas hace muchos años para cultivar coronavirus SARS y tú puedes forzar al virus de murciélago a adaptarse para infectar células humanas por medio de mutaciones en su proteína S, la cual podría tener un efecto de aumentar la fuerza de su vinculación al ACE2 humano, e inevitablemente reducir la fuerza de su vinculación al ACE2 de murciélago.

El cultivo prolongado de virus también desarrollará otras mutaciones aleatorias que no afectan su función. El resultado de estos experimentos es un virus que es altamente virulento para humanos pero es lo suficientemente diferente para ya no parecerse al virus de murciélago original. Debido a que las mutaciones son adquiridas aleatoriamente por selección no hay firma de un elemento jockey, pero esto claramente sigue siendo un virus creado por intervención humana.”

En otras palabras, Petrovsky cree que los métodos actuales de experimentación podrían haber llevado a un virus alterado que escapó.

Pase, investigación de GOF, y fugas de laboratorio

El experimento mencionado por Petrovsky representa una clase de experimentos llamados de pase. El pase es colocar un virus vivo dentro de un animal o cultivo de células al cual no está adaptado y después, antes de que el virus se muera, transferirlo a otro animal o célula del mismo tipo. El pase es hecho generalmente iterativamente. La teoría es que el virus evolucionará rápidamente (dado que los virus tienen niveles de mutación altos) y se adaptará a su nueva situación, creando un nuevo patógeno.

El experimento más famoso de este tipo fue conducido en el laboratorio del investigador holandés Ron Fouchier. Fouchier tomó un virus de influenza aviar (H5N1) que no infectó hurones (u otros mamíferos) y lo pasó serialmente a los hurones. La intención del experimento fue específicamente evolucionar un PPP. Después de diez pasadas los investigadores descubrieron que el virus sí había evolucionado, no sólo para infectar hurones sino para transmitirlo a otros en jaulas vecinas (Herfst et al., 2012). Habían creado un virus de hurones aéreo, un Patógeno con Potencial de Pandemia, y una tormenta en la comunidad científica internacional.

Los experimentos de segunda clase que han sido blanco de críticas frecuentes son los experimentos GOF. En la investigación GOF, un nuevo virus es creado deliberadamente, ya sea por una mutación in vitro o al cortar y pegar dos (o más) virus. La intención de tales reconfiguraciones es hacer a los virus más infecciosos al añadirles nuevas funciones como una infectividad o patogenicidad aumentada. Después se experimenta con estos virus nuevos, ya sea en cultivos de células o en animales entereos. Esta clase de experimentos fueron prohibidos en los EU del 2014 al 2017.

Algunos investigadores incluso combinaron experimentos GOF y de pase al usar virus recombinantes en experimentos de pase (Seahan et al., 2008).

Todos esos experimentos requirieron técnicas recombinantes de ADN y experimentos animales o de cultivo de células. Pero la hipótesis más simple de cómo es que el Sars-CoV-2 podría haber sido causado por investigacion es simplemente suponer que un investigador del WIV o del WCDCP se infectó durante una expedición de recolección y le pasó su virus de murciélago a sus colegas o familia. El virus natural después evolucionó, es estos primeros casos, en el Sars-CoV-2. Por esta razon, aún los viajes de recolección tienen a sus críticos. El epidemiólogo Richard Ebright los llamó “la definición de locura”. Manejar animales y muestras expone a los recolectores a múltiples patógenos y regresar a sus laboratorios después trae esos patógenos de regreso a lugares densamente poblados.

¿El WIV estaba haciendo experimentos que podrían liberar PPPs?

Desde el 2004, un poco antes del brote original de SARS, investigadores del WIV habían estado recolectando coronavirus de murciélagos en una búsqueda intensiva de patógenos similares al SARS (Li et al., 2005). Dese el viaje de recolección original, muchos más han sido realizados (Ge et al., 2013; Ge et al., 2016; Hu et al., 2017; Zhou et al., 2018).

Petrovsky no lo menciona pero el grupo de Zheng-Li en el WIV ya había estado realizando experimentos muy similares a los que él describe, usando estos virus recolectados. En el 2013 el laboratorio de Shi reportó aislar un clon infeccioso de un coronavirus de murciélago que llamaron WIV-1 (Ge et al., 2013). WIV-1 fue obtenido al introducir un virus de coronavirus de murciélago en células de mono, con el pase, y después probar su inefectividad en líneas celulares humanas (HeLa) diseñadas para expresar el receptor humano ACE2 (Ge et al., 2013).

En el 2014, justo antes de que la prohibición de investigación Gde de EU entrara en efecto, Zheng-Li Shi del WIV co-redacto un trabajo con el laboratorio de Ralph Baric en Carolina del Norte que realizaba investigación GOF en coronavirus de murciélagos (Menachery et  al., 2015).

En este set de experimentos en particular los investigadores combinaron “el pico del coronavirus de murciélago SHC014 en una columna vertebral de ratón adaptada al SARS-CoV” en un solo virus vivo diseñados. El pico fue suministrado por el laboratorio Shi. Pusieron este virus de murciélago/humano/ratón en células de vías respiratorias humanas cultivadas y también en ratones vivos. Los investigadores observaron “patogénesis notable” en los ratones infectados (Menachery et al. 2015). La parte adaptada en ratón de este virus viene de un experimento del 2007 en el cual el laboratorio de Baric creó un virus llamado rMA15 al hacer un pase (Roberts et al., 2007). Este rMA15 fue “altamente virulento y letal” para los ratones. De acuerdo a esta investigación, los ratones sucumbieron a una “infección viral abrumadora”.

En el 2017, de nuevo con la intención de identificar virus de murciélagos con capacidades vinculantes del ACE2, el laboratorio de Shi en el WIV reportó infectar de manera exitosa las líneas celulares humanas (HeLa) diseñadas para expresar el receptor humano ACE2 con cuatro coronavirus de murciélago distintos. Dos de estos fueron virus de murciélago recombinante (quiméricos) hechos en laboratorio. Tanto los virus silvestres y recombinantes fueron brevemente pasados en células de monos (Hu et al., 2017).

Juntos, lo que estos trabajos mostraron fue que: 1) El laboratorio de Shi recolectó numerosas muestras de murciélagos con un énfasis en recolectar cepas de coronavirus similares al SARS, 2) cultivaron virus vivos y realizaron experimentos de pase en ellos, 3) miembros del laboratorio de Zheng-Li Shi participaron en experimentos GOF realizados en Carolina del Norte en coronavirus de murciélago, 4) el laboratorio de Shi produjo coronavirus de murciélago recombinantes y los colocó en células humans y de monos. Todos estos experimentos fueron realizados en células que contenían receptores ACE2 humanos o de monos.

El propósito general de tal trabajo fue ver si un patógeno mejorado podría surgir de la naturaleza al crear uno en un laboratorio. (Para un resumen técnico muy informativo de la investigación del WIV de los coronavirus de murciélago y de sus colaboradores les recomendamos esta publicación, escrita por el empresario de la biotecnología Yuri Deigin).

También parece que el laboratorio de Shi en el WIV tenía la intención de hacer más que sólo investigación. En el 2013 y de nuevo en el 2017 Zheng-Li Shi (con la ayuda de una asociación sin fines de lucro llamada la Alianza EcoHealth) obtuvo un subsidio de los Institutos Nacionales de Salud de los EU (NIH, por sus siglas en inglés). El subsidio más reciente de esos proponía que:

“rango de huésped (potencial de emergencia) será probado de manera experimental usando genéticas inversas, pseudovirus y ensayos de vinculación de receptor, y experimentos de infección de virus a través de un rango de cultivos de células de especies distintas y ratones humanizados” (proyecto NIH #5R01Al110964-04).

Es difícil exagerar que la lógica central de este subsidio fue probar el potencial pandémico de estos virus de murciélago similares al SARS haciendo unos con potencial pandémico, ya sea a través de la modificación genética o pase, o ambos.

Además de las descripciones en sus publicaciones todavía no sabemos exactamente con cuáles virus estaba experimentando el WIV pero ciertamente es intrigante que numerosas publicaciones que aprecieron primero a partir del Sars-CoV-2 han desconcertado por el hecho de que la proteína S del SARS-CoV-2 se enlaza con una afinidad excepcionalmente alta al receptor humano ACE2 “por lo menos diez veces más fuerte” que el SARS original (Zhou et al., 2020; Wrapp et al., 2020; Wan et al., 2020; Walls et al., 2020; Letko et al., 2020).

Esta afinidad es mucho más notable debido a la relativa falta de ajuste en estudios de modelización del pico de SARS-CoV-2 a otras especies, incluyendo los intermediaros postulados como serpientes, civetas y pangolines (Piplani et al., 2020). En esta prepublicación estos modeladores concluyeron “Esto indica que el SARS-CoV-2 es un patógeno altamente adaptado a los humanos”.

Dada la historia de investigación y recolección del laboratorio de Shi en el WIV es por lo tanto enteramente pausible que un ancestro del coronavirus de murciélago similar al SARS o del Sars-CoV-2 fue entrenado en el receptor humano ACE2 al pasarlo en células expresando ese receptor.

¿Cómo se fugan los virus de laboratorios de alta seguridad?

Las fugas de patógenos de los laboratorios toman varias formas. De acuerdo a la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de EU, un laboratorio del Departamento de Defensa de los EU una vez “envió inadvertidamente Bacillys anthracis viva, la bateria que causa el ántrax, a casi 200 laboratorios en todo el mundo durante el transcurso de 12 años. El laboratorio creyó que las muestras habían sido desactivadas.” En el 2007, Gran Bretaña experimentó un brote de una enfermedad del pie y boca. Su origen fue un sistema de desecho de desperdicios que no funcionaba de un laboratorio BSL-4 filtrándose en un río del cual las vacas vecinas bebían. El sistema de desecho no había recibido el mantenimiento adecuado (Furmanski, 2014). En el 2004, un brote de SARS con origen del Instituto Nacional de Virología (NIV) en Beijing, China, comenzó, de nuevo, con la inactivación inadecuada de una muestra de virus que después fue distribuida a partes no seguras del edificio (Weiss et al., 2015).

Escribiendo para el Boletín de Científicos Atómicos en febrero del 2019, Lynn Klotz concluyó que el error humano estaba detrás de la mayoría de los incidentes de laboratorio causando exposiciones a patógenos en los laboratorios de alta seguridad de los EU. Mientras que el fallo del equipo también fue un factor de los 749 incidentes reportados al Programa de Agente Selecto Federal de los EU entre el 2009-2015, Klotz concluyó que 79% fueron resultado de error humano.

Pero presumiblemente la mayor preocupación es que los incidentes que suceden no son reportados porque la fuga de patógenos no se detecta. Es bastante alarmante que un número significativo de eventos de fuga de patógenos fueron descubiertos sólo porque investigadores estaban en el proceso de examinar un incidente completamente distinto (Furmanski, 2014). Tales descubrimientos representan fuerte evidencia de que la fuga de patógenos son muy poco reportados y que todavía se necesitan aprender lecciones importantes. (Weiss et al., 2015).

El registro de seguridad del WIV

El último punto importante es la historia de bioseguridad del WIV. El WIV fue construido en el 2015 y se convirtió en un laboratorio BSL-4 encomendado en el 2018. De acuerdo a Josh Rogin del Washington Post, oficiales de la embajada de EU visitaron el WIV en el 2018. Subsecuentemente le advirtieron a sus superiores en Washington de una “seria escasez de técnicos e investigadores apropiadamente entrenados y necesarios para operar de manera segura este laboratorio de alta contención”.

Y de acuerdo a las Noticias VOA, un año antes del brote, “una revisión de seguridad realizada por un equipo nacional chino encontró que el laboratorio no alcanzó los estándares nacionales en cinco categorías.”

Reportes creíbles provenientes de China también cuestionan la bioseguridad de laboratorios y su manejo. En 2019, Yuan Zhiming, especialista en bioseguridad del WIV, citó los “retos” de la bioseguridad en China. De acuerdo a Zhiming: “varios BSLs de alta seguridad tienen fondos operativos insuficientes para procesos rutinarios pero vitales” y “Actualemnte, la mayoría de los laboratorios carecen de gerentes e ingenieros de bioseguridad especializados.” Él recomienda que “Deberíamos revisar a la brevedad las regulaciones, guías, normas y estándares de bioseguridad existentes de la bioseguridad” Sin embargo, también destaca que China tiene la intención de construir de “5-7” laboratorios BSL más (Yuan, 2019)

Y en febrero del 2020, Scientific American entrevistó a Zheng-Li Shi. Acompañando la entrevista había una fotografía de ella liberando un murciélago capturado. En la foto ella está vistiendo una capa superior casual sin abrochar de color rosa, guantes delgados y sin cubrebocas u otra protección. Aún así esta es la misma investigadora cuyas pláticas dan advertencias “escalofriantes” sobre los riesgos del contacto humano con murciélagos.

Todo lo cual tiende a confirmar el análisis original del Departamento Estatal. Como le dijo a Rogin un “oficial de administración con antigüedad” anónimo.

“La idea de que era un hecho completamente natural es circunstancial. La evidencia que se filtró de un laboratorio es circunstancial. Ahora mismo, por otra parte, el que se filtre del laboratorio está cargado de puntos de enumeración y casi no hay nada del otro lado.”

La hipótesis principal es un brote de laboratorio

Por todas estas razones, una fuga de laboratorio es por mucho la principal hipótesis para explcar los orígenes de Sars-CoV-2 y la pandemia de COVID-19. La proximidad de los laboratorios WIV y WCDCP al brote y la naturaleza de su trabajo representa evidencia que difícilmente puede ser ignorada. La larga historia internacional de fugas de laboratorio y las preocupaciones de bioseguridad provenientes de todas las direcciones sobre los laboratorios en Wuhan reforzan el caso bastante. Especialmente desde que la evidencia para la hipótesis alternativa, en forma de una conexión con la exposición a animales silvestres o el comercio de vida salvaje, permanece extremadamente débil, que está basado primariamente en la analogía con el SARS uno (Bell et al,. 2004, Andersen et al., 2020).

Sin embargo, el 16 de abril Peter Daszak, quien es el Presidente de la EcoHealth Alliance, le dijo a Democracy Now! en una larga entrevista que la tesis de fuga del laboratorio eran “puras patrañas”. Le dijo a los oyentes.

“No había ningún virus aislado en el laboratorio. No había ningún virus cultivado que tuviera nada que ver con el SARS coronavirus 2. Así que simplemente no es posible.”

Daszak hizo aseveraciones bastante similares en Sixty Minutes de CNN.  “No hay evidencia de que este virus saliera de un laboratorio en China.” En su lugar, Daszak animó a los espectadores a culpar “la caza y el comerse vida silvestre”.

La certeza de Daszak es altamente problemática por varias razones. Los coronavirus más cercanamente emparentados con el Sars-CoV-2 son los que se encuentran en el WIV así que bastante depende de lo que a él se refiere con “emparentado a”. Pero también es deshonesto en el sentido de que Daszak debe de saber que cultivar en el laboratorio no es la única manera en la que los investigadores de WIV podrían haber causado un brote. Tercera, y esta no es culpa de Daszak, los medios de comunicación están preguntando la respuesta correcta a la persona incorrecta.

Como fue aludido arriba, Daszak es el llamado investigador principal de múltiples subsidios estadounidenses que fueron al laboratorio de Shi en WIV. También es un co-autor de varios trabajos con Zheng-Li Shi, incluyendo la publicación del 2013 en Nature anunciando el aislamiento del coronavirus WIV-1 usando el método del pase (Ge et al., 2013). Uno de sus co-autores está en la investigación de la recolección en la cual sus colegas del WIV colocaron los cuatro coronavirus de murciélago completamente funcionales en células humanas que contenían el receptor ACE2 (Hu et al. 2017). Esto quiere decir, Daszak y Shi, ambos son colaboradores y co-responsables por la mayoría de la recolección de alto riesgo y experimentación publicada en el WIV.

Se necesita una investigación, ¿pero quién la hará?

  Si el laboratorio de Shi tiene algo que esconder, no sólo el gobierno chino será reacio a ver que una investigación parcial proceda. La mayoría del trabajo fue financiado por los contribuyentes estadounidense, canalizado ahí por Peter Daszak y la EcoHealth Alliance. Virtualmente cada organización internacional creíble que podría en un principio realizar tal investigación, la ONU, la CDC de los EU, la FAO, la NIH estadounidense, incluyendo a la Fundación Gates, es ya sea asesora o socia de la EcoHealth Alliance. Si el brote de Sars-CoV-2 se originó del trabajo con coronavirus de murciélagos en el WIV entonces casi cada institución grande en la comunidad de salud pública está implicada.

Pero para resolver muchas de estas preguntas no requieren necesariamente de una investigación cara. Probablemente sería suficiente para inspeccionar los cuadernos de notas de los investigadores de los laboratorios del WIV. Todos los científicos investigadores mantienen notas detalladas, por propiedad intelectual y otras razones, pero especialmente en laboratorios BSL-4. Como Yuan Zhiming le dijo a la revista Nature en un artículo marcando la abertura de una sede en Wuhan: “Les decimos (staff) que la cosa más importante es que reporten lo que han o no han hecho.”

Registros de laboratorio meticulosos más los registros del personal de salud y reportes de incidentes de accidentes y casi-accidentes son todos componentes esenciales (o deberían serlo) del trabajo de BSL. Su propósito principal es permitir el rastreo de incidentes actuales. Bastante especulación podría ser finalizada con la liberación pública de esa información. Pero el WIV no la ha entregado.

Esto es desconcertante dado que el gobierno chino tiene un incentivo bastante fuerte para producir esos registros. La transparencia total podría dispersar potencialmente la tormenta de culpa que viene hacia ellos; especialmente sobre la pregunta de si el Sars-CoV-2 tiene un origen de diseño o pase. Si Zheng-Li Shi y Peter Daszak tienen la razón acerca de que nada similar al Sars-CoV-2 estaba siendo estudiado ahí, entonces esos cuadernos definitivamente deberían exonerar al laboratorio de haber creado de manera consciente un Patógeno Verdadero de Pandemia.

Dada la simplicidad y utilidad de este paso esta falta de transparencia sugiere que hay algo que esconder. Si lo hay, debe ser importante. Pero entonces la pregunta es: ¿Qué?

Una investigación exhaustiva del WIV y su investigación de coronavirus de murciélago es un primer paso importante. Pero las preguntas verdaderas no son los accidentes específicos y disimulos de la Dra Shi o Daszak, no del WIV, ni siquiera del gobierno chino.

En su lugar, la pregunta más grande tiene que ver con la filosofía actual de la predicción y prevención de la pandemia. Consultas profundas deberían hacerse acerca de la sabiduría general de recolectar y contar virus de la naturaleza y después realizar investigación recombinante peligrosa “que tal si” en laboratorios de alta tecnología pero falibles de bioseguridad. Este es un enfoque reduccionista, asimismo, que hasta ahora ha fallado en predecir o protegernos de pandemias y tal vez jamás lo haga.

Pie de nota: Este artículo fue actualizado el 3 de junio para ampliar las estimaciones de muertes por la “gripe procina”, de 3,000 a 3- a 200,000.