REDD y Mujeres
Lo que se necesita es la implementación de proyectos basados en los derechos de las mujeres, fortalecedores de la justicia de género y centrados en la gente. Estos proyectos deberían generar beneficios ambientales y sociales para hombres y mujeres. Queremos mecanismos sensibles al género, equitativos y justos, que no repitan los errores del pasado promoviendo la plantación de árboles en monocultivo.
Reconocemos la necesidad de que los países industrializados se enfoquen en nuevas economías donde gobiernen la justicia climática, los límites y fronteras absolutos de la sustentabilidad ecológica y la capacidad de carga de la tierra. Tales economías deberían fortalecer y promover la igualdad de género y la distribución equitativa de los recursos locales y mundiales, y promover el estímulo y apoyo para las comunidades autosuficientes.
Las alternativas reales para REDD+ ya existen y deberían promoverse:
la extracción de combustibles fósiles, la minería y la construcción de represas hidroeléctricas de grandes dimensiones; la demanda de productos como carne, celulosa, madera, aceite de palma y bioenergía industrial; y la necesidad de abandonar toda forma de apoyo a los monocultivos a gran escala y a las concesiones de explotación forestal, las cuales hacen peligrar los ecosistemas de los que dependen las mujeres.
Los fondos deberían invertirse en programas que respalden directamente las formas alternativas de conservación y restauración de los bosques, basadas en los derechos, que ya se sabe que funcionan. Entre éstas figuran territorios indígenas y zonas de conservación comunitaria que incorporan y aseguran la justicia de género.
(1) Ver también la posición política del Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre Cambio Climático para la primera semana de negociaciones de la 16ª Conferencia de las Partes a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
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