Palabras de la Comandancia General del EZLN, en voz del Subcomandante Insurgente Moisés, al terminar el acto con la caravana de familiares de desaparecidos y estudiantes de Ayotzinapa, en el caracol de Oventik, el día 15 de noviembre del 2014

Nosotros, nosotras como zapatistas que somos los invitamos a que vayan a esos dolores y a esas rabias.

Búsquenlos, encuéntrenlos, respétenlos, háblenlos y escúchenlos, intercambien dolores.

Porque nosotros sabemos que cuando dolores diferentes se encuentran no germinan en resignación, lástima y abandono, sino en rebeldía organizada.

Sabemos que en su corazón de ustedes, independientemente de sus credos y de sus ideologías y organizaciones políticas, la demanda de justicia los anima.

No se rompan.

No se dividan, como no sea para más lejos llegar.

Y sobre todo, no olviden que no están solos.

Hermanas y hermanos:

Con nuestras pequeñas fuerzas pero con todo nuestro corazón hemos hecho y haremos lo posible por apoyar su justa lucha.

No ha sido mucha nuestra palabra porque hemos visto que hay muchos intereses, de los políticos de arriba en primera fila, que quieren usarlos a su gusto y conveniencia, y no nos sumamos ni nos sumaremos al vuelo rapaz de oportunistas sinvergüenzas a quienes nada importa que aparezcan con vida los que ahora faltan, sino llevar agua al molino de su ambición.

Nuestro silencio ha significado y significa respeto porque el tamaño de su lucha es gigante.

Por eso en silencio han sido nuestros pasos para hacerles saber que no están solos, para que sepan que su dolor es nuestro y nuestra también su digna rabia.

Por eso nuestras pequeñas luces se encendieron donde nadie les llevó la cuenta, más que nosotros.

Quienes ven como poca cosa este esfuerzo nuestro o lo ignoran, y nos reclaman y exigen que hablemos, que declaremos, que sumemos ruido al ruido, son racistas que desprecian lo que no aparece arriba.

Porque es importante que ustedes sepan que los apoyamos, pero es también importante que nosotros sepamos que apoyamos una causa justa, noble y digna, tal y como lo es la que ahora anima su caravana por todo el país.

Porque eso, saber que apoyamos a un movimiento honesto, para nosotros es alimento y esperanza.

Malo sería que no hubiera ningún movimiento honesto, y que en todo el largo abajo que somos se hubiera replicado la farsa grotesca de arriba.

Nosotros pensamos que quienes apuestan a un calendario de arriba o a una fecha tope, los abandonarán en cuanto una nueva fecha aparezca en su horizonte.

Llevados de las narices por una coyuntura por la que nada hicieron y que al inicio despreciaron, esperan que “las masas” les abran el camino al Poder y que un nombre supla a otro nombre arriba mientras abajo nada cambia.

Nosotras, nosotros pensamos que las coyunturas que transforman el mundo no nacen de los calendarios de arriba, sino que son creadas por el trabajo cotidiano, terco y continuo de quienes eligen organizarse en lugar de sumarse a la moda en turno.

Cierto, habrá un cambio profundo, una transformación real en éste y en otros suelos dolidos del mundo.

No una sino muchas revoluciones habrán de sacudir todo el planeta.

Pero el resultado no será un cambio de nombres y de etiquetas donde el de arriba sigue estando arriba a costa de quienes están abajo.

La transformación real no será un cambio de gobierno, sino de una relación, una donde el pueblo mande y el gobierno obedezca.

Una donde el ser gobierno no sea un negocio.

Una donde el ser mujeres, hombres, otroas, niñas, niños, ancianos, jóvenes, trabajadores o trabajadoras del campo y de la ciudad, no sea una pesadilla o una pieza de caza para el disfrute y enriquecimiento de gobernantes.

Una donde la mujer no sea humillada, el indígena despreciado, el joven desaparecido, el diferente satanizado, la niñez vuelta una mercancía, la vejez arrumbada.

Una donde el terror y la muerte no reinen.

Una donde no haya ni reyes ni súbditos, ni amos ni esclavos, ni explotadores ni explotados, ni salvadores ni salvados, ni caudillos ni seguidores, ni mandones ni mandados, ni pastores ni rebaños.

Sí, sabemos que no será fácil.

Sí, sabemos también que no será rápido.

Sí, pero también sabemos bien que no será un cambio de nombres y letreros en el criminal edificio del sistema.

Pero sabemos que será.

Y sabemos también que ustedes y todos encontrarán a sus desaparecidos, que habrá justicia, que para todas y todos los que han sufrido y sufren esa pena habrá el alivio de tener respuestas al por qué, qué, quién y cómo, y sobre esas respuestas no sólo construir el castigo a los responsables, también construir lo necesario para que no se repita y que el ser joven y estudiante, o mujer, o niño, o migrante, o indígena, o cualquiera, no sea una marca para que el verdugo en turno identifique a su próxima víctima.