Países más pobres y que menos contaminan, principales víctimas del calentamiento global

Por La Jornada, 17 de noviembre de 2013

Los responsables del cambio climático y sus víctimas no suelen coincidir: el fenómeno afecta especialmente a los países que no son los principales contaminadores con gases de efecto invernadero y que piden ahora ayuda urgente en la cumbre del clima que se celebra en Varsovia.

Casas destruidas, campos devastados, muertos, heridos y personas sin hogar: el tifón Haiyan ha recordado drásticamente a los participantes de la conferencia que son los habitantes de los países más pobres del planeta quienes con más fuerza sufren los cambios del clima. La tragedia de Filipinas está de actualidad en estos momentos, pero otras regiones serán olvidadas hasta la próxima catástrofe.

El ejemplo más evidente es la región subsahariana

África no ha contribuido en nada al efecto invernadero, señala Sam Ogallah, de la Alianza Panafricana por la Justicia Climática (PACJA, por sus siglas en inglés) en Nairobi, sobre la conferencia de Varsovia. Pero África lleva la carga más pesada del cambio climático. Mithika Mwenda, secretario general de la PACJA, ve también a los países industrializados en el banquillo de los acusados: No entiendo cómo los países ricos pueden ignorar los gritos de los pobres. Junto con otros representantes de los 50 países más pobres, la organización pide en Varsovia ayuda financiera para compensar los daños por el clima.

Por ejemplo, en el Índice de riesgo climático elaborado por la organización Germanwatch, África cuenta con una participación inferior a lo que le correspondería, afirma Sönke Kreft, coautor del estudio presentado en Varsovia.

El motivo: la falta de fiabilidad de datos con los que puedan trabajar los científicos o cifras directa y claramente atribuibles a fenómenos naturales.

En el caso del ciclón Haiyan hay hechos claros: velocidades de vientos, cálculos, cifras de muertos y heridos… pero en las sequías que en los años recientes afectaron de forma cíclica y con fuerza a la zona del Sahel o al cuerno de África destruyendo las bases de la vida de las personas, cuantificar los daños es más difícil.

Los agricultores ya no pueden basarse en el sistema de siembra-cosecha que guio los cultivos durante generaciones, pues el modelo válido para los tiempos de lluvia ha cambiado. Y las sequías no sólo provocan hambre, sino que también fuertes implicaciones sociales, sobre todo en mujeres y niños.