Nuevo libro de Naomi Klein – el capitalismo y el cambio climático

Por Joan Martínez Alier, Monitor de Energía y Ambiente de América Latina, septiembre de 2014

El nuevo libro de Naomi Klein, Esto lo cambia todo. Capitalismo vs el Clima (Allen Lane, London, 2014), pone el cambio climático en el centro de la política. Ella traza las conexiones locales y globales de los movimientos que por todas partes actúan contra el petróleo, el carbón y la extracción de gas; se podría añadir movimientos en Brasil y en otros lugares contra la deforestación.

“Sea o no el cambio climático su motivo principal, (tales movimientos locales) merecen ser reconocidos como “guardadores de carbono” anónimos, que mediante la protección de sus amados bosques, montañas, ríos y costas, están ayudando a protegernos a todos” (p . 352). Naomi Klein alaba la “Ogonización” y la “Yasunización” (citando informes del proyecto EJOLT), y está de acuerdo con el ecologismo de los pobres y los indígenas.

Naomi Klein quedó impresionado por la fuerza de la demanda del reclamo de la Deuda Ecológica al hablar en abril de 2009 con Angélica Navarro, la joven embajadora boliviana ante la ONU en Ginebra.

El libro denuncia la falta de acción de las Naciones Unidas durante y después de Copenhague de 2009, y el fracaso de los principales políticos mundiales para hacer frente a la cuestión. Narra con buen humor la participación de la autora como invitada (¿o sin invitación?) en las reuniones del Heartland Institute donde se organiza la negación por motivos políticos del cambio climático, y también en un retiro de los principales expertos sobre métodos de geoingeniería, incluyendo Ken Caldeira y David Keith, patrocinado por la Royal Society en Chicheley Hall, una espléndida casa de campo en Gran Bretaña compartida en los mismos días por la empresa automovilística Audi.

Ella se burla amargamente de la organización conservacionista The Nature Conservancy que saca petróleo en una reserva natural en Texas a la que tiene acceso con la excusa de preservar la especie llamada “gallo Attwater de la pradera” (Tympanuchus cupido attwateri).

Naomi Klein cree en el ecologismo de los pobres y los indígenas mucho más que en el ecologismo de las grandes organizaciones verdes.  Su libro explica sus correrías hasta las barricadas y bloqueos contra la minería de oro a cielo abierto en Grecia por la empresa canadiense Eldorado y en contra de la fractura hidráulica de gas de esquisto en Rumania por Chevron, contra oleoductos en Canadá, en los humedales de Louisiana para inspeccionar los daños del derrame de British Petroleum. Basándose en los informes de EJOLT y otras fuentes, reconstruye la historia real de la propuesta de dejar el petróleo en el suelo en la región de los Ogoni en el delta del Níger y en la Amazonía de Ecuador, y la fundación de Oilwatch en 1995 que ya combinaba entonces la resistencia local  contra la industria de los combustibles fósiles con el énfasis en “combustibles que no deben ser quemados”, combustibles fósiles que debemos dejar en tierra si el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera debe  ser evitado.

El libro incluye viajes a la devastación de las arenas bituminosas de Alberta en Canadá y la participación en la resistencia de “vaqueros e indios” contra el oleoducto Keystone XL y otros medios de transporte. Los vaqueros y los indios estaban aquí del mismo lado. Narra también los éxitos de los movimientos de resistencia contra el fracking en Francia y en otros lugares (se oponen a causa de las emisiones de metano y de los daños locales al agua y paisajes), y también la resistencia a la minería de carbón en la cima de montañas.

 

Naomi Klein, sin duda, habría podido viajar aún más, podría haber visitado otras terribles minas de carbón en la India y China para reforzar su argumento de la convergencia potencial de la resistencia local y de la resistencia global a la industria de los combustibles fósiles. Pero ha viajado lo suficiente -y mientras escribía este libro estaba tratando de tener un bebé, ahora un niñito que se llama Toma. Sufrió un par de abortos involuntarios; ella dedica algunas páginas a estos acontecimientos tan normales en la vida de las mujeres pero que son muy duros.

Es inusual que aparezcan en un libro sobre la justicia climática pero ella piensa que nosotros (sus cientos de miles de lectores) queremos conocerla mejor como persona, ella quiere que entendamos que la reproducción social y el cuidado es más importante que la producción económica, y quiere mostrar el poder de la regeneración de la vida, como en su propia experiencia íntima. Podría haber citado a Georges Bataille sobre las potencialidades anti-entrópicas de la vida. Naomi Klein no es pesimista. Sus dolores y trabajos, su obra escrita y sus documentales no son sólo para los movimientos sociales en la actualidad, son también para nuestros hijos y nietos, y para el beneficio de la vida en el planeta. Cita también el artículo 71 de la Constitución de Ecuador sobre los Derechos de la Naturaleza, incluida la obligación de respetar y restaurar los poderes regenerativos de la Naturaleza.