Negar la inmunidad natural en los mandatos de vacunación es inaudito

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 16 de febrero de 2022.

HISTORIA EN BREVE

  • Los nuevos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos demuestran que la infección previa por COVID-19, es decir, la inmunidad natural, es más protectora que las vacunas antiCOVID-19
  • La Corte Suprema de los Estados Unidos reafirma un mandato de vacunación en los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS por sus siglas en inglés), que afecta a 10.4 millones de trabajadores de la salud empleados en 76 000 instalaciones médicas, incluyendo a personas que tienen inmunidad natural al COVID-19 debido a una infección previa
  • Un estudio descubrió que el riesgo de reinfección con SARS-CoV-2 disminuyó entre un 80.5 % y un 100 % en las personas que tuvieron COVID-19
  • En Suiza, se considera que los residentes que han tenido COVID-19 en los últimos 12 meses están igual de protegidos como los que ya se vacunaron

Los mandatos de la vacuna antiCOVID-19 plantean preguntas evidentes, y una gira en torno a la inmunidad natural. Su sistema inmunológico está diseñado para funcionar en respuesta a la exposición a un agente infeccioso. Su sistema inmunológico adaptativo genera anticuerpos que se utilizan para combatir los patógenos que su cuerpo encontró antes.1

Si ya tuvo COVID-19, la investigación confirma que ya está protegido contra la reinfección. Los nuevos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos demuestran que la infección previa por COVID-19, es decir, la inmunidad natural, es más protectora que las vacunas antiCOVID-19.2

Sin embargo, discriminan a las personas con inmunidad natural contra el COVID y además esperan que reciban dos o tres dosis para cumplir con los mandatos de vacunación, un hecho inaudito en la historia.

Niegan de forma ‘inédita’ la inmunidad natural

La Corte Suprema de los Estados Unidos ratifico un mandato de vacunas en los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS por sus siglas en inglés), que forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. El mandato afecta a 10.4 millones de trabajadores de la salud empleados en 76 000 centros médicos,3 incluyendo a personas que tienen inmunidad natural al COVID-19 debido a una infección previa.

Al hablar con The Epoch Times, el Dr. Scott Atlas, ex asesor del Grupo de Trabajo COVID-19 de la Casa Blanca, calificó el fallo de SCOTUS como “otra negación del hecho científico”, y agregó:4

“Nuestra continua negativa de protección en personas recuperadas, con o sin vacuna, en comparación con las personas vacunadas que nunca se han infectado, es un hecho inaudito en la historia moderna. De algún modo se niegan hechos probados y décadas de inmunología fundamental. Si somos una sociedad donde los líderes niegan este hecho, me preocupa nuestro futuro.

Aunque se mantuvo el mandato de vacuna para las instalaciones médicas que aceptan pagos de Medicare o Medicaid, SCOTUS bloqueó un mandato de la Casa Blanca que habría requerido que las empresas privadas con 100 o más empleados se aseguraran de que el personal hubiera recibido la vacuna antiCOVID-19, se hubieran hecho la prueba de COVID-19 de forma regular o hubieran enfrentado multas muy altas.

Se suponía que la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA) del Departamento de Trabajo estaría a cargo de hacer cumplir la regla, que habría afectado a más de 80 millones de trabajadores en Estados Unidos.5 Respecto a su decisión, el tribunal señaló:6

“Aunque no existe duda de que el Congreso le dio a la OSHA el poder de regular los peligros ocupacionales, no le ha dado el poder de regular la salud pública de manera más amplia. Requerir la vacuna a 84 millones de personas en Estados Unidos, solo porque trabajan para empleadores con más de 100 empleados, es lo más ilógico que existe”.

A pesar de que se anuló el mandato de vacunas de las empresas privadas, la Casa Blanca instó a los estados y las empresas a promulgarlos de forma voluntaria,7 sin importar el hecho de que muchas personas ya tienen inmunidad natural.

El mejor tenista del mundo, Novak Djokovic, es un excelente ejemplo: a pesar de que tuvo COVID-19, por lo tanto, adquirió inmunidad natural, se le prohibió jugar en el Abierto de Australia porque se nego a ponerse la vacuna de antiCOVID-19.8

La inmunidad natural del COVID-19 es mejor que la inmunidad derivada de las vacunas

Los datos de los funcionarios de salud de Nueva York y California, publicados en el Informe semanal de morbilidad y mortalidad de los CDC, demuestran que, en comparación con las personas vacunadas, las personas que tuvieron COVID-19 estaban mejor protegidas contra la infección por la variante Delta. El reporte dice:9

“Para la semana que comenzó el 3 de octubre, en comparación con las tasas de casos de COVID-19 entre personas sin vacunar y sin diagnóstico previo de COVID-19, las tasas de casos entre personas vacunadas sin diagnóstico previo de COVID-19 fueron 6.2 veces (California) y 4.5 veces ( Nueva York) inferiores; las tasas fueron más bajas entre ambos grupos con diagnósticos previos de COVID-19, incluyendo 29.0 veces (California) y 14.7 veces más bajas (Nueva York) en personas sin vacunar con un diagnóstico previo, y 32.5 veces (California) y 19.8 veces más bajas (Nueva York) en personas vacunadas con diagnóstico previo de COVID-19.

Durante el mismo período, en comparación con las tasas de hospitalización entre personas sin vacunar y sin diagnóstico previo de COVID-19, las tasas de hospitalización en California siguieron un patrón similar. Estos resultados demuestran que la vacuna protege contra el COVID-19 y la hospitalización, además de que sobrevivir a una infección previa lo protege de una reinfección y hospitalización.

Es importante destacar que la protección que se deriva de la infección fue mayor después de que predominó la variante Delta, un momento en que la inmunidad inducida por la vacuna disminuyó en muchas personas debido a la evasión inmune y la mala función inmunológica”.

En otro estudio,10 los investigadores analizaron estudios publicados en PubMed y descubrieron que el riesgo de reinfección con SARS-CoV-2 disminuyó entre un 80.5 % y un 100 % en las personas que tuvieron COVID-19. Investigaciones adicionales citadas en su revisión descubrieron lo siguiente:11

  • Entre 9 119 personas que tuvieron COVID-19, solo el 0.7 % se reinfectaron
  • En la Clínica Cleveland en Cleveland, Ohio, la tasa de incidencia de COVID-19 en las personas que no se habían infectado antes fue de 4.3 por cada 100 personas; mientras que la tasa de incidencia de COVID-19 en los que si se habían infectado era cero por cada 100 personas
  • La frecuencia de hospitalización debido a una infección repetida por COVID-19 fue de 5 por cada 14 840 personas, o 0.03 %, según un estudio de Austria; la frecuencia de muerte por infección repetida fue de uno por cada 14 840 personas, o 0.01 %

Debido a estos hallazgos, los investigadores concluyeron que se debe documentar el estado de infección anterior y aconsejar a los pacientes recuperados sobre su riesgo de reinfección. Mencionaron:12

“Sin embargo, debido a la evidencia de inmunidad de una infección anterior por SARS-CoV-2, los legisladores deben considerar la recuperación por SARS-CoV-2, igual a la inmunidad que causa la vacuna para fines relacionados con la entrada a eventos públicos, negocios, lugares de trabajo o como requisitos de viaje.”

Es raro reinfectase con SARS-CoV-2

En una carta al editor de The New England Journal of Medicine, el Dr. Roberto Bertollini del Ministerio de Salud Pública en Doha, Qatar, y sus colegas estimaron la efectividad de la inmunidad natural contra la reinfección al comparar los datos de la cohorte nacional.

Descubrieron que la inmunidad que se adquiere a partir de una infección anterior tenía una efectividad del 92.3 % contra la reinfección con la variante beta y del 97.6 % contra la reinfección con la variante alfa.13 La protección persistió incluso un año después de la primera infección.

Investigadores de Irlanda14 también realizaron una revisión sistemática que incluyó a 615 777 personas que se habían recuperado de COVID-19, con una duración máxima de seguimiento de más de 10 meses. “La reinfección fue un evento poco común”, señalaron, “y ningún estudio reportó un aumento en el riesgo de reinfección con el tiempo”. La tasa absoluta de reinfección osciló entre 0 % y 1.1 %, mientras que la tasa promedio de reinfección fue de solo 0.27 %.15,16,17

Otro estudio reveló resultados igual de alentadores. Monitoreó a 43 044 personas con anticuerpos positivos contra el SARS-CoV-2 durante hasta 35 semanas, y solo el 0.7 % se reinfectó. Cuando se aplicó la secuenciación del genoma para estimar el riesgo de reinfección a nivel de población, el riesgo fue del 0.1 %.18

Una vez más, no hubo indicios de que la inmunidad disminuyera durante los siete meses de seguimiento, y los investigadores concluyeron que “la reinfección es poco común. La infección natural parece provocar una fuerte protección contra la reinfección con una eficacia >90% durante al menos siete meses”.19

Otro estudio de Israel también hizo que los investigadores cuestionaran “la necesidad de vacunar a las personas infectadas”, después de que su análisis demostrara riesgos similares de reinfección entre las personas con inmunidad natural o inducida por la vacuna. La vacuna tuvo una efectividad global estimada para prevenir la reinfección del 92.8 %, en comparación con el 94.8 % de la inmunidad natural que se adquiere a través de una infección previa.20

La evidencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington demuestra que existe la inmunidad duradera al COVID-19 en las personas que se recuperaron de la infección natural.21 A los 7 y 11 meses después de la infección, la mayoría de los participantes tenían células plasmáticas de médula ósea (BMPC por sus siglas en inglés) que secretaban anticuerpos específicos para la proteína spike codificada por el SARS-CoV-2.

Las BMPC se encontraron en cantidades similares a las que tenían las personas que se vacunaron contra el tétanos o la difteria, que se considera que brindan inmunidad duradera. “En general, nuestros datos proporcionan una fuerte evidencia de que la infección por SARS-CoV-2 en humanos establece de manera sólida las dos ramas de la memoria inmunitaria humoral: BMPC de larga duración y células B de memoria”, señalaron los investigadores.22

Esta es una de las mejores pruebas de inmunidad duradera, porque esta memoria inmunológica es una parte distinta del sistema inmunológico que es esencial para la protección a largo plazo, más allá de la respuesta inmunológica inicial al virus.23

Vacunarse podría ser peor después de una infección

Si ya tuvo COVID-19, recibir una vacuna podría representar un riesgo aún mayor, ya que el Dr. Hooman Noorchashm, Ph.D., cirujano y defensor del paciente, ha advertido en ocasiones a la FDA que existe un “peligro claro y presente” en las personas que ya tuvieron COVID-19 y después se vacunan.24

El problema son los antígenos virales que permanecen en su cuerpo después de una infección natural. La respuesta inmunológica reactivada por la vacuna para el COVID-19 puede causar inflamación en tejidos donde están los antígenos virales. El revestimiento interno de los vasos sanguíneos, pulmones y cerebro podría estar en riesgo de sufrir inflamación y daño.25 Los investigadores explicaron en Lancet Infectious Diseases:26

“Algunas personas que se han recuperado de la COVID-19 posiblemente no obtengan ningún beneficio de la vacuna antiCOVID-19. De hecho, un estudio descubrió que el COVID-19 se relacionó con una mayor cantidad de eventos adversos después de recibir la vacuna de ARNm Comirnaty BNT162b2 (Pfizer-BioNTech). Aunque, hay muy pocos reportes de eventos adversos graves después de la vacuna antiCOVID-19”.

Tal como están las cosas, los CDC de Estados Unidos continúan impulsando las vacunas universales, sin considerar el estado de infección, y la inmunidad natural no se considera adecuada para ingresar a todos los lugares que requieren pasaportes de vacunas. Este no es el caso en Suiza, donde se considera que los residentes que han tenido COVID-19 en los últimos 12 meses están igual de protegidos como los que se vacunaron.27

Sin embargo, el objetivo final de los pasaportes de vacunas no solo es rastrear la vacuna. Su identidad, incluyendo su historial médico, finanzas, orientación sexual y mucho más, pronto podría almacenarse en una aplicación móvil que eventualmente será el requisito para ser parte de la sociedad. Mientras que algunas personas podrían llamar a esto conveniencia, otras la llamarían opresión.

Puede luchar contra los mandatos de vacunas y sus pasaportes de vacunas relacionados al no apoyar a los establecimientos que requieren la prueba de la vacuna o una prueba negativa, y evitar todas las identidades digitales y pasaportes de identificación de vacunas que se ofrecen como medio para aumentar el “acceso” o la “conveniencia”.28

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