Mujeres, comida y cuidados

Tomando la metáfora de la “economía iceberg” y desde una perspectiva ecologista, vemos, también, cómo la naturaleza forma parte de este sustento invisible que permite mantener a flote al capital. Sin sol ni tierra ni agua ni aire no hay vida. La riqueza de unos pocos, y el fetiche del crecimiento infinito, se sostiene en la explotación sistemática de los recursos naturales. Volviendo a lo que nos da de comer, sin dichos recursos y sin semillas ni plantas ni insectos no hay comida. La agricultura industrial capitalista avanza, generando hambre, descampesinización, cambio climático…, a partir del abuso indiscriminado de estos bienes. Algunos ganan, la mayoría perdemos.

¿Qué hacer? Se trata, como dicen las economistas feministas, de colocar la vida en el centro. Visibilizar, valorar y compartir dichos trabajos de cuidados, y la naturaleza. Hacer visible lo invisible, mostrar la parte oculta del “iceberg”. Valorar estas tareas como imprescindibles, reconocer quienes las ejercen y otorgarles el lugar que se merecen. Y, finalmente, compartirlas, ser corresponsables. La vida y el sustento es cosa de todas… y todos. La comida, también.