Monsanto y los Grandes de la Alimentación están perdiendo la batalla del etiquetado OGM y ‘Natural’

Los gigantes alimenticios de USA y sus aliados en la industria química entienden la amenaza que representa el etiquetado veraz de OGMs, pesticidas, antibióticos, promotores de crecimiento y químicos tóxicos. Entienden muy bien que los monocultivos GM y las granjas industriales que dominan la agricultura de USA no sólo representan serios problemas a la salud y al ambiente, sino que también afectan seriamente las relaciones públicas.

Es por esto que los gigantes GM están amenazando con demandar a Vermont y a cualquier otro estado que se atreva a aprobar una ley de etiquetado de OGMs, incluso cuando los abogados de la industria sin ninguna duda han informado(2) que es poco probable que ganen en una corte federal.

También es por esto que el agronegocio corporativo apoya una ley de estado de  “Ag Gag” (“Mordaza agricola”), la cual convierte en un crimen fotografiar o filmar granjas industriales. Mientras hacen lobby para aprobar leyes estatales que le quiten a los condados y comunidades locales la regulación de prácticas agrícolas. Y es por esto que apoyan acuerdos comerciales internacionales secretos, como el Trans-Pacific Partnership y el Trans Atlantic Trade and Investment Partnership que, entre otras provisiones, permitirán que las corporaciones multinacionales demanden y eliminen leyes estatales y locales en materias como OGMs, seguridad de los alimentos y etiquetado de país de origen.

El tema es este: Las estrategias del USA corporativo de “negocios son negocios” son incompatibles con el derecho a saber del consumidor, y los derechos de comunidades y estados de legislar.

Coca-Cola, Pepsi, General Mills, Kellogg’s, Campbell’s, Safeway, Del Monte, Nestlé, Unilever, ConAgra, Wal-Mart, y cualquier productor de alimentos con marcas que contengan OGMs entienden que no serán capaces de etiquetar sus productos como “producidos con ingeniería genética,” o terminar con el término “natural” en productos que contengan OGMs, sólo en Vermont, mientras se rehusan a hacerlo en otros estados y mercados internacionales. Es por esto que su poderosa cara visible, la GMA, está trabajando frenéticamente(3) en Washington DC para hacer lobby a la FDA y al Congreso para quitar el derecho de los estados para requerir el etiquetado de alimentos e ingredientes GM, y para permitirles continuar etiquetando y publicitando alimentos GM o ligados a químicos como “natural” o “all natural.”

La última oportunidad de la industria: Políticos contratados

Conspirando con la GMA, los secuaces de Monsanto tanto de los partidos Republicano como Demócrata del Congreso, encabezados por el notorio vocero de los Koch Brothers, Rep. Mike Pompeo (R-Kan.), introdujo(4) a principios de abril un proyecto de ley redactado por GMA para declarar ilegal el etiquetado estatal obligatorio de OGMs y permitir el uso continuo de etiquetas de productos  “natural” o “all natural” en una amplia gama de alimentos y bebidas.

La ofensiva federal de la GMA de apuntalar los peligros y la aún más impopular tecnología de alimentos transgénicos viene luego de dos batallas por iniciativas de legislación, en California (2012), y Washington State (2013), donde los miembros de GMA desembolzaron hasta US$70 millones para vencer por un pequeño margen estas iniciativas de etiquetado. Los 15 contribuyentes más importantes para frenar el etiquetado en California y Washington incluyen a los siguientes miembros de GMA:

(1) Monsanto: US$13,487,350 (2) Dupont: US$9,280,159 (3) Pepsico: US$4,837,966 (4) Coca-Cola: US$3,210,851 (5) Nestlé: US$2,989,806 (6) Bayer CropScience: US$2,591,654 (7) Dow Agrosciences: US$2,591,654 (8) BASF Plant Science: US$2,500,000 (9) Kraft Foods (Mondolez International) US$2,391,835 (10) General Mills: US$2,099,570 (11) ConAgra Foods: US$2,004,951 (12) Syngenta: US$2,000,000 (13) Kellogg’s: US$1,112,749 (14) Campbell Soup: US$982,888 (15) Smucker Company: US$904,977

El fuego que se viene

Estas victorias en iniciativas de legislación por medio de “jugarretas” y “dinero sucio” en California y Washington ahora suenan huecas. Si el Congreso o la FDA, apoyadas por estas mismas compañías, se atreven a pisotear los derechos de los estados de requerir etiquetado de OGMs en los alimentos, si se atreven a reprimir el derecho de millones de consumidores de saber si sus alimentos están genéticamente modificados o no, corren el real riesgo de detonar una aun más grande y más fuerte rebelión de las bases, incluyendo boicots masivos y un esfuerzo concertado para eliminar a los “secuaces de Monsanto” del Congreso. El furor esparcido el año pasado sobre el llamado “Monsanto Protection Act,” acotado de manera silenciosa a la Appropriations Bill, y luego, después del clamor masivo, subsecuentemente eliminado, es solo un adelanto de lo que vendrá.