México SA

Por Carlos Fernández-Vega, La Jornada, 25 de marzo de 2014

El limón, sí, y algo más

Estómago subordinado

Alimentos: 24 mil mdd

El elevadísimo precio del limón trae de cabeza a un país en el que ese fruto se utiliza prácticamente en todo y para todo. Quienes pagan el desbarajuste son los consumidores, desde luego, pero las autoridades se dicen preocupadísimas por esta situación y utilizan cualquier cantidad de justificaciones para explicar por qué el cítrico se expende carísimo (alza cercana a 600 por ciento en apenas tres meses, de acuerdo con la CNC), al tiempo que lanza feroces amenazas en contra de los productores –los que obtienen la rebanada más delgada del negocio–, aunque trata con pinzas a las grandes comercializadoras, las cadenas de supermercados.

Es tan sólida y está tan bien organizada la autoridad del ramo, que el incremento en el precio de un solo producto la ha puesto a parir, y transcurridos tres meses no da pie con bola. Las justificaciones van desde la presencia de una plaga (dragón amarillo la llaman) hasta la violencia en Michoacán, uno de los principales estados productores del cítrico, pero lo cierto es que las organizaciones de productores lo han dejado en claro: son los grandes especuladores los que han presionado el precio al alza, y no sólo lo han hecho de manera exitosa sino en las narices de la siempre vigilante autoridad.

Cierto es que Michoacán es uno de los principales productores del cítrico (el tercero en orden de importancia), pero no es para tanto, pues el volumen que aporta representa alrededor de 22 por ciento del total nacional. De hecho, por arriba de esta entidad se encuentran Veracruz y Colima, y por debajo, aunque no muy alejados, Oaxaca y Yucatán. En conjunto concentran 80 por ciento de las más de 2 millones de toneladas anuales que de sus dos variedades se producen en territorio nacional. Y aún si fueran correctas las versiones de la violencia y/o de la citada plaga, ellas ni de lejos justifican un aumento de 600 por ciento en el precio.

Como bien ha señalado El Barzón, el incremento en el precio del limón es provocado; se debe a la especulación del producto que se ha desatado en el mercado, que podría extenderse a otros alimentos, como la manzana y el frijol, por lo que se debe frenar esta burbuja inflacionaria. Los comercializadores y distribuidores han querido justificar esta situación con mentiras, pues no son las condiciones de producción del limón lo que ha disparado su costo al consumidor.

En fin, el país vuelto loco y con el grito en el cielo por el cada día más elevado precio del limón, mientras nadie hace caso o de plano finge demencia sobre la creciente cuan peligrosa importación de alimentos, que sólo en 2013 significó una salida de divisas cercana a 24 mil millones de dólares (equivalente al presupuesto anual de la SEP y un pico más), en una nación que no hace mucho producía prácticamente todo lo que ahora adquiere en el exterior, cítricos incluidos.

Es entendible el enojo por el elevadísimo precio del cítrico y la enorme dependencia que el gusto mexicano tiene del limón –entre ellos el de quien esto escribe–, pero sin duda alguna más peligroso resulta que cada vez se produzcan menos alimentos internamente y se importen más. Un dato que ilustra de qué se trata es que poco antes de que entrara en vigor el TLCAN, México importaba 10 por ciento de los alimentos que se consumían en el país. Poco más de dos décadas después, esa proporción creció a, cuando menos, 50 por ciento de lo mucho o poco que se sirve en las mesas de los mexicanos.

Y algo más: en 1994, año de arranque del TLCAN, México importó alimentos por alrededor de mil 800 millones de dólares; en 2013, por igual concepto, la adquisición en los mercados internacionales se aproximó a 24 mil millones de dólares, un incremento cercano a 300 por ciento entre una fecha y la otra. El año previo (1993) a la entrada en vigor de dicho tratado, México importó maíz por un total de 70 millones de dólares; en 2013, casi 2 mil 100 millones, o lo que es lo mismo, alrededor de 3 mil por ciento de diferencia.