México: las lecciones del agua

Las élites políticas y empresariales, los poderes fácticos, hoy reducidos a una burbuja sorda y autocomplaciente llamada Pacto por México, no son capaces de prevenir, enfrentar y resolver los eventos que la naturaleza manda como lecciones, porque en el fondo no ejecutan una acertada gobernanza. Acaso la infortunada combinación de ciclones pudiera ser también una metáfora que la naturaleza escenifica sobre otra clase de desbordamiento: el de los ciudadanos hartos de tanta imposición.Y es que frente al autoritarismo y la autocracia, la rabia ciudadana es como el agua. Una vez en movimiento nada la detiene, y los cauces establecidos, los ríos institucionales, los acueductos de la legitimidad y de la legalidad se vuelven inservibles. Hoy vivimos una falsa democracia porque las instituciones son incapaces de inducir la construcción de acuerdos, de resolver conflictos y de aceptar que frente a la complejidad de los problemas, los ciudadanos tenemos derecho al autogobierno. Y esa es la misma causa que provoca que las descomunales reacciones de la naturaleza lastimada por el ogro industrial, se conviertan en catástrofes. Toda forma autoritaria o despótica de ejercer el poder termina por ser doblemente desbordada: por la naturaleza y por la sociedad civil. El neoliberalismo y sus reformas impuestas se harán cada día más vulnerables, pues en estos tiempos la única garantía para la supervivencia de toda la sociedad es la autogestión local y regional en pleno balance con los procesos naturales. Esas son las lecciones del agua.

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