Maíz, vacíos de poder e inseguridad humana

Por Víctor M. Quintana S., La Jornada, 6 de diciembre de 2013

Podrán seguir con su pacto, más bien sociedad de conveniencia, el PRI y el PAN, para entregar el petróleo de la nación, pero las calles no pactan. La inconformidad con el gobierno de Peña Nieto bulle otra vez en las carreteras, los campos y las plazas de este país.

Porque las cúpulas políticas, que hablan en nombre de quienes no representan, rehúyen el pacto más básico, el que debería ser la piedra angular de un gran acuerdo nacional: el pacto para reconocer y hacer efectivo el verdadero valor de la fuerza de trabajo. El que reivindique el salario de los trabajadores urbanos y el precio de sus productos a los hombres y mujeres del campo.

Las protestas de los maiceros cunden en Campeche, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Chiapas… En este último estado, la semana pasada fueron gaseados y golpeados los productores de maíz que se manifestaban en dos puntos carreteros desde el 19 de noviembre. Más de 3 mil maiceros de la zona centro y La Frailesca demandan que se les pague a 5 mil pesos la tonelada de la gramínea, que el gobierno del estado compre 300 mil toneladas de maíz producido por las comunidades pobres y que se les entregue la costalera necesaria para el empaque.

Es la misma canción de la protesta rural en todo el país. Los campesinos piden que se acabe con la única ley que no se puede reformar y que se les aplica con todo rigor, la ley de san Garabato: comprar caro y vender barato. El precio de su grano se precipita, arrastrado por los precios internacionales: de 5 mil pesos la tonelada hace dos años, a 4 mil 300 el año pasado, y ahora, a tan sólo poco más de 3 mil. Por el contrario, el precio de los fertilizantes, de los agroquímicos, de los combustibles, de los alimentos que adquieren de fuera, sigue aumentando. En los últimos tres años los precios de maíz, sorgo y frijol se han reducido en 60 por ciento, en tanto los de los insumos se han incrementado en la misma proporción.

Así, de poco servirá el aumento arrancado por la lucha de los productores chiapanecos al lograr que con varias partidas se les pague a 3 mil 700 pesos la tonelada. Porque ni aun así se les cubren los costos de producción, y siguen por la pendiente de la quiebra. Ellos mismos apuntan que con estos precios ni los muy productivos agricultores del noreste son viables.