Los problemas más prevalentes del COVID-19

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 30 de diciembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Ivor Cummins entrevista al Dr. Reid Sheftall sobre las inconsistencias del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19 y las medidas relacionadas para erradicarlo
  • El SARS-CoV-2 tiene una tasa de mortalidad por infección igual o menor que la gripe, lo que hace que el cierre de escuelas sea innecesario
  • Las personas asintomáticas se realizan pruebas de COVID-19 a un ritmo sin precedentes y son un desperdicio de recursos que va en contra de las buenas prácticas médicas
  • Sheftall estudió el uso cubrebocas y descubrió que esto no cambiaba la cantidad de casos o de muertes como se esperaba
  • Los países donde las personas usaban muy pocos cubrebocas y no tenían confinamientos obligatorios tenían una mejor situación que los países vecinos que si aplicaban esas medidas
  • “Es obvio que existen grandes organizaciones mundiales que necesitan esta crisis y que han inculcado el pánico desde hace ocho meses”, dijo Cummins. “Se puede argumentar por qué lo hacen, pero el hecho de que lo hacen es claro y obvio”

Ivor Cummins es un ingeniero bioquímico con experiencia en dispositivos médicos y equipos líderes en resolución de problemas. En su sitio web, TheFatEmperor.com, ofrece orientación sobre cómo decodificar la ciencia para transformar su salud. En un podcast del 11 de diciembre de 2020, entrevistó al Dr. Reid Sheftall sobre el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.

Sheftall es un cirujano inteligente, con una puntuación del 99.95 en el SAT y fuera de la escala en sus exámenes médicos y quirúrgicos. Explica que el SARS-CoV-2 es un cuarto más pequeño que el virus del SARS-2, que tiene solo 100 nanómetros de diámetro.

Utilizó las redes sociales para escribir ensayos sobre diferentes aspectos del virus y sobre las políticas que se crearon debido a lo que él llama “errores que se cometieron al principio” de la pandemia. Éstas son siete de las predicciones y correcciones de Sheftall, junto con la fecha en que las hizo:

  1. El SARS-CoV-2 tiene una tasa de mortalidad por infección igual o menor que la gripe (15 de marzo).
  2. Los cubrebocas no reducirán la transmisibilidad, pero los expertos dicen que sí. (15 de marzo)
  3. Los confinamientos no funcionarán y además causarán muchas muertes y destrucción, incluyendo la pérdida de empleos, seguros, ahorros de vida y otros recursos, hasta la pérdida de la vida. Los expertos todavía obligan a las personas a seguir con los confinamientos. (17 de marzo)
  4. No debemos cerrar las escuelas, ya que no las cerramos por causa de la gripe, aunque es una enfermedad mucho más mortal que el SARS-2 en ese grupo de edad. (18 de marzo)
  5. La razón por la que los casos y las muertes son tan bajos en los países asiáticos no se debe a mejores pruebas, apresuramientos y confinamientos, como los expertos han dicho y firman. Se debio a la “inmunidad establecida” debido a la reactividad cruzada del SARS-2 con coronavirus que se encontraron antes. Esto está mediado por células B y T de memoria de reacción cruzada, IgA secretora. (10 de agosto, aún no probado)
  6. No experimentamos “segundas oleadas” en los Estados Unidos, son primeras oleadas en diferentes partes del país a medida que el virus avanza a través de diferentes tipos de clima en diferentes regiones. (10 de agosto)
  7. En Estados Unidos no hay 40 millones de casos, al menos hay 160 millones. (17 de octubre)

La tasa de mortalidad por infecciones ha sido incorrecta desde el principio

Al principio de la pandemia, las tasas de mortalidad por infección variaban del 2.7 % al 7 %, y la mayoría se situaba en el rango del 4 %. De acuerdo con Sheftall, eso es “40 veces muy alto” y causó pánico y miedo en todas las personas. Se dio cuenta de que la tasa de mortalidad por infecciones estaba mal al notar que las amplias fluctuaciones en las tasas de mortalidad no cuadraban:

“Como cirujano, notamos que los resultados quirúrgicos son muy similares. Desde un muy buen cirujano hasta uno muy malo, la mortalidad y la morbilidad es muy similar.

Sin embargo, cuando escuché lo que había sucedido en Italia, donde supuestamente el 7 % de las personas infectadas morían y en Alemania, donde el porcentaje era mucho menor, pensé que no tenía sentido porque los italianos llamaban a sus colegas alemanes para investigar si hacían algo de manera diferente que cambiará la situación, la tasa debería ser muy cercana a la misma. Entonces, supe que había un problema”.

Sheftall sugirió que se utilizaba el sesgo de selección en el recuento de casos. Organizaciones como la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, subestimaban la cantidad de personas infectadas, lo que aumentó la tasa de mortalidad. “Cuando analicé la cantidad, la tasa de mortalidad por infección fue del 0.14 % y ahí descubrí que había algunos errores”.

Sheftall publicó sus hallazgos en Facebook para que le dijeran que estaba equivocado. Luego escribió cartas para Fox y CNN, con la esperanza de compartir la información con el público, pero no tuvo respuesta.

“Por desgracia todas las personas aceptaron esa cantidad como la pura verdad, por así decirlo, y procedieron a hacer modelos que estaban muy lejos de ser reales. Los epidemiólogos aparecieron en la televisión y estaban muy equivocados.

La población en general, como dije antes, comenzó a entrar en pánico y luego los políticos (no digo que fueran nefastos en esto) pudieron instituir algunas políticas, que fueron muy destructivas, yo no creo que todas las personas hubieran aceptado los confinamientos, por ejemplo, si supiera que la tasa de mortalidad por infección es del 0.1 %, igual que la gripe”.

Otros expertos, como el Dr. John Ioannidis, presidente de prevención de enfermedades de la Universidad de Stanford, un epidemiólogo que ha ganado popularidad al exponer la mala ciencia, también criticó las medidas de confinamiento al decir que se implementaron según los modelos defectuosos y datos poco confiables. Al igual que Sheftall, Ioannidis sugirió que la tasa de mortalidad por infección en realidad era del 0.05 % al 1 %, con un promedio de alrededor del 0.25 %.

El cierre de escuelas ‘no tiene ningún sentido’

Sheftall cita las tasas de supervivencia de COVID-19 por edad, publicadas por los CDC el 10 de septiembre de 2020, que son las siguientes:

  • Desde el nacimiento hasta los 19 años: 99.997 %
  • De 20 a 49 años: 99.98 %
  • De 50 a 69 años: 99.5 %
  • 70 años en adelante: 94 6 %

Esto se traduce en una tasa de mortalidad por infección del 0.1 % y los CDC son unas de las agencias que citaron una tasa de mortalidad por infección del 4 % desde el principio. Sheftall no encontró información de la tasa de supervivencia en niños de edad escolar de 5 a 17 años, pero sí descubrió que se reportaron 51 muertes por COVID-19 en ese rango de edad desde el 1 de marzo hasta el 10 de septiembre de 2020.

“Ahora hay 56.4 millones de estudiantes en primaria, secundaria y preparatoria en los Estados Unidos, lo que significa que las posibilidades por población, no por infección, son menos de 1 en un millón por año para un estudiante, y eso es muy importante porque cerramos las escuelas en Estados Unidos, lo que causa muchos problemas”, dijo.

Con esta cantidad, el hecho de cerrar las escuelas “no tiene ningún sentido”, ya que se señaló que cada año, más de 200 niños en edad escolar, mueren de gripe durante una temporada de cinco meses. “Entonces, si quiere ser coherente y cerrar las escuelas por el SARS-CoV-2, debería cerrarlas todos los años debido a la gripe porque en realidad es mucho más grave en ese grupo de edad escolar”.

Pero el cierre de escuelas tiene consecuencias, como se demostró durante la pandemia. Las interrupciones en el aprendizaje son comunes, “hicieron una encuesta en Boston y solo la mitad de los niños tomaban el aprendizaje virtual”, dijo Sheftall, mientras que otros no tienen dinero para una computadora ni conexión a Internet. Otros posibles problemas que eran detectables en la escuela, como problemas de visión, audición o casos de abuso, también podrían pasar desapercibidos.

Realizarles pruebas a personas asintomáticas va en contra de las buenas prácticas

De acuerdo con el proyecto de seguimiento del COVID-19 de The Atlantic, en Estados Unidos se realizaron más 230.3 millones de pruebas de COVID-19 hasta el 20 de diciembre de 2020, las cuales incluyen una cantidad desconocida de pruebas realizadas en personas asintomáticas.

Los costos de tales pruebas se podrían usar para un propósito más productivo, según Sheftall. Cummins también señala que “no es ético y va en contra de las buenas prácticas” realizar pruebas a personas asintomáticas a un ritmo tan elevado. “Toda la base de la medicina”, dice, es evaluar a las personas con síntomas para poder averiguar qué está mal y brindarles el tratamiento adecuado. Sheftall continúa:

“De 2017 a 2018, entre 70 y 80 millones de personas en Estados Unidos contrajeron la gripe, casi nadie se dio cuenta ni se hicieron la prueba. Soy médico y recuerdo que fue una mala temporada de gripe. Eso fue todo. Y, sin embargo, con el COVID-19 analizamos a tantas personas, que la cantidad sería imposible de creer”.

Durante una conferencia de prensa del 8 de junio de 2020, Maria Van Kerkhove, líder del manejo de la pandemia de COVID-19 para la OMS, dejó muy claro que la transmisión asintomática es muy inusual, lo que significa que es muy poco probable que una persona asintomática que obtuvo un resultado positivo en la prueba transmita el virus a otras personas.

Un estudio publicado en Nature Communications también descubrió que “no había evidencia que demostrara que las personas positivas y asintomáticas transmitieran el virus a personas cercanas”. Mientras tanto, las pruebas de COVID-19 son problemáticas.

Estas pruebas positivas de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR, por sus siglas en inglés) se utilizaron para mantener el confinamiento durante casi todo el 2020, a pesar de que las Pruebas de PCR demostraron ser poco fiables con muchos resultados falsos.

En realidad, una prueba positiva no significa que la infección se encuentre activa. El hisopo de la prueba recolecta el ARN de la cavidad nasal. Este ARN luego se transcribe de forma inversa en ADN. Sin embargo, es necesario amplificar los fragmentos genéticos que son tan pequeños para que sean visibles.

Esto amplifica cualquier secuencia diminuta de ADN viral que podría estar presente hasta el punto de que la prueba arroje un resultado “positivo” incluso si la carga viral es muy baja o si el virus está inactivo. De acuerdo con Sheftall:

“Cuando vemos todos estos casos positivos, algunos son más viejos de lo que dicen. Y los llaman casos nuevos. Comprendamos que la prueba busca fragmentos de ARN mensajero en la faringe oral. Es la prueba del hisopo. Se trata de una prueba de antígeno, a diferencia de una prueba de anticuerpos.

Y esos fragmentos pueden permanecer allí durante meses después de que el paciente se haya recuperado. Eso es lo primero y en segundo lugar piense en el nombre: es reacción en cadena de la polimerasa. La prueba de PCR es una prueba de amplificación. Se puede tomar un pequeño fragmento y amplificarlo en mil millones de fragmentos.

Existen diferentes tipos de respuestas inmunológicas a un patógeno, uno de los cuales es la inmunidad de barrera. Es posible que tenga fragmentos de ARN mensajero en su faringe oral y que nunca se haya enfermado por el virus, ni siquiera registrado en la balanza porque la inmunidad de la barrera destruyó los virus desde el principio y los rompió en pedazos, luego la PCR lo toma como una nueva prueba”.

Los cubrebocas y los confinamientos no funcionan

Sheftall también recopiló nuevas muertes diarias de seis países, incluyendo el Reino Unido, Francia, Italia, España, Alemania y Suecia. Todos estos tienen curvas de muerte similares, a pesar de que hayan o no aplicado medidas de confinamiento. También descubrió una gráfica en la que los científicos compararon la cantidad de casos en una región con cuán estrictas fueron las medidas del gobierno, incluyendo el grado de confinamiento, restricciones de grupo y mandatos del uso del cubrebocas.

“Puede ver que no hay una correlación inversa como se esperaría, si las medidas no son estrictas, debería ver más casos, de acuerdo con su pensamiento, aunque es justo lo contrario de lo que decía la gente”, dijo Sheftall. De hecho, la gráfica demuestra que hubo menos casos cuando se tomaron medidas menos estrictas.

“Es lo mismo con los cubrebocas”, agregó Cummins. “Si mira alrededor de 10 o 12 países donde se aplicaron los mandatos del uso del cubrebocas, no hubo ningún impacto en la curva, por lo que la ciencia empírica nos demuestra que los cubrebocas y los confinamientos en realidad no hacen un gran cambio, tal vez un poco, pero nadie lo sabe. Ahora es una ideología. Y una religión”.

Sheftall estudió el uso de cubrebocas y descubrió que no cambiaba la cantidad de casos o de muertes como deberían si en realidad disminuyeran la transmisibilidad. Los países donde las personas usaban muy pocos cubrebocas, tenían una mejor situación que los países vecinos que obligaron el uso de cubrebocas.

“Debido a declaraciones de expertos y comerciales de CNN que afirman que los cubrebocas previenen la propagación viral, la histeria aumentó en el mundo por el uso de cubrebocas”, dijo. Existen casos donde las personas arrojaron café caliente en la cara a quienes no usaban cubrebocas, multas y mucha histeria, por una medida que no aun ha demostrado su eficacia.

De hecho, en el primer ensayo controlado aleatorio de más de 6000 personas para evaluar la efectividad de los cubrebocas quirúrgicos contra la infección por SARS-CoV-2, se descubrió que no reducían la incidencia de infección. Entre las personas que usaban cubrebocas, el 1.8 % dio positivo al SARS-CoV-2, en comparación con el 2.1 % del grupo de control.

Cuando eliminaron a las personas que no se adhirieron al uso adecuado de los cubrebocas, los resultados representaron el mismo 1.8 %, lo que sugiere que su uso no hace ninguna diferencia.

La llegada del “Gran Reinicio”

Cuando la ciencia se opone a las restricciones impuestas, queda claro que existe una agenda oculta. Mucha de la élite mundial necesita esta crisis y ha “inculcado el pánico durante los últimos ocho meses”. Se puede argumentar por qué lo hacen, pero el hecho de que lo hacen es claro y obvio”, dijo Cummins, y agregó:

“La OMS utilizó los cubrebocas cuando era una medida anticientífica. No son personas incultas, entonces, ¿por qué hicieron eso? La OMS igual conoce la ciencia sobre los confinamientos y los análisis, pero hace poco hicieron obligatorios de nuevo los confinamientos y les piden a los gobiernos que los impongan con fuerza, y tienen que saber que eso es algo incorrecto.

Entonces puede recurrir al Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). Dejaron en claro que esta es una gran oportunidad para traer “El Gran Reinicio” y reestructurar el mundo”.

En última instancia, Cummins cree que no hay un “solo genio malvado detrás de este plan” que organizó una conspiración, sino que el COVID-19 presentó una oportunidad que múltiples entidades han utilizado para promover sus propias agendas. Lo que puede hacer ahora es mantener los ojos y los oídos abiertos a la ciencia, para no ser víctima del pánico y del miedo innecesario que quieren causar:

“China explotó un nuevo virus desagradable y lo vio como una oportunidad para los grupos vulnerables de occidentales. ¿Por qué no? Y el WEF fue muy claro en sus objetivos y es implacable en impulsarlos.

La OMS, ONU y las alianzas europeas de vacunas, ya tienen planes para pasaportes de vacunas para el 2021 que se publicaron desde hace uno o dos años. Imagínese que querían crear los pasaportes de salud y de vacunas para 2021 y luego apareció el Corona.

¿Se imagina cómo se sentiría? Se quedaría con la boca abierta y vería la gran lógica de la oportunidad de hacer grandes planes y de completarlos en seis meses. No hay teoría de la conspiración. Es lamentable que una gran cantidad de cuerpos muy poderosos vean una gran oportunidad en el SARS-CoV-2, y luego, en mayor o menor medida, se hablen entre sí y se comuniquen.

Entonces, es como si todos tuvieran el gran día de pago ahora y creo que lo que vemos es el resultado de este gran impulso implacable hacia la histeria, porque permitirá los objetivos de todos y toda la industria farmacéutica está ansiosa. Es solo uno de esos fenómenos que, por desgracia, se ha explotado más allá de lo creíble”.