Los lácteos altos en grasa podrían bajar la presión arterial

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 17 de junio del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Las personas que consumen al menos dos porciones de lácteos al día tienen un menor riesgo de diabetes tipo 2 y presión arterial alta, así como un menor índice de masa corporal
  • La presión arterial alta y la diabetes aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca y derrame cerebral, que son dos de las principales causas de muerte en los Estados Unidos
  • El síndrome metabólico es un factor de riesgo que incluye obesidad abdominal, niveles altos de azúcar en la sangre y niveles altos de azúcar en ayunas. Aumenta el riesgo de enfermedades infecciosas y crónicas
  • Se recomienda implementar el ayuno intermitente y limitar el consumo de azúcar y carbohidratos. Asegúrese de consumir muchas grasas saludables y hacer ejercicio de manera regular

Anteriormente comenté las diferencias entre los productos lácteos de las vacas criadas en operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO, por sus siglas en inglés) y las que se alimentan con pastura y se crían de una manera más natural. Muchos de los beneficios para la salud y el medio ambiente relacionados con la cría y consumo de productos lácteos provienen de la alimentación de las vacas.

La pastura es el alimento natural de las vacas, mientras que el maíz y otros granos que se ofrecen en las concentraciones CAFO no lo son. Los granos alteran la composición de la carne y la leche. Esto resulta en un menor perfil nutricional, lo que posteriormente disminuye con la pasteurización.

Además de estos problemas con las CAFO, el uso de alimentos transgénico aumenta los problemas. Aunque los granos les continuarían generando problemas de salud, eliminarían la gran cantidad de herbicidas tóxicos que contaminan el medio ambiente y terminan en el suministro de leche.

Las vacas que pueden pastar y vivir al aire libre producen leche cruda de alta calidad con muchos beneficios, incluyendo una cantidad saludable de bacterias para su tracto gastrointestinal, ácido linoleico y grasas crudas beneficiosas, así como aminoácidos y proteínas en una forma muy biodisponible.

Se ha demostrado que los niños que consumen leche cruda tienen un riesgo 30 % menor de infecciones respiratorias y fiebre, y podrían tener “protección contra el desarrollo de enfermedades alérgicas infantiles”.

Los lácteos altos en grasa mejoran la salud

En un estudio reciente publicado en BMJ Open Diabetes Research and Care, los investigadores observaron que las personas que consumían al menos dos porciones de productos lácteos al día tenían un menor riesgo de hipertensión arterial y diabetes tipo 2. Además, tenían menor riesgo de síndrome metabólico.

Los investigadores utilizaron información del Estudio Prospectivo de Epidemiología Rural y Urbana (PURE, por sus siglas en inglés) que incluyó a personas de entre 35 y 70 años de 21 países. Algunos de estos países incluyen Argentina, Bangladesh, Canadá, India, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos.

Al recopilar datos de una amplia gama de países, esperaban determinar si los hallazgos eran generales, ya que estaban investigando si existe una relación entre el consumo de lácteos y la prevalencia del síndrome metabólico.

Los investigadores utilizaron cuestionarios para determinar el consumo habitual de leche, yogurt y queso con y sin grasa de los últimos 12 meses. Dentro del grupo de estudio, los investigadores encontraron 112 922 que presentaban componentes del síndrome metabólico.

Las personas que dijeron consumir al menos dos porciones al día tenían un riesgo 24 % menor. Durante nueve años de seguimiento, se monitoreó la presión arterial de 57 547 personas y la diabetes de 131 481 personas. Durante ese tiempo, se diagnosticó a 13 640 personas con presión arterial alta y 5 351 con diabetes.

Las personas que consumían dos porciones de lácteos al día tenían un riesgo 11 % a 12 % menor de desarrollar presión arterial alta y diabetes. Las que consumían tres porciones al día tuvieron un riesgo 14 % menor.

Los resultados de este estudio respaldaron otro estudio que se publicó en 2017, en el que los investigadores encontraron que las personas que comían y bebían muchos lácteos tenían un menor índice de masa corporal y presión arterial.

Científicos de la Universidad de Dublín reclutaron a 1 500 personas para registrar lo que comieron en el transcurso de cuatro días. El equipo del estudio recolectó muestras de sangre de 897 personas y evaluó su nivel de azúcar en la sangre en ayunas. Emma Feeney, la investigadora principal, comentó lo siguiente:

“Observamos que las personas que consumían grandes cantidades [de queso] tenían un consumo mucho mayor de grasas saturadas que las que no consumían y no se observaron diferencias en sus niveles de colesterol LDL”.


Presión arterial alta y diabetes, la combinación para el desastre

La presión arterial alta y la diabetes tienen factores de riesgo similares. De hecho, tener presión arterial alta aumenta el riesgo de tener diabetes y tener diabetes aumenta el riesgo de presión arterial alta. La presión arterial alta también podría aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca y derrame cerebral, que son dos de las principales causas de muerte en los Estados Unidos.

La Asociación Americana del Corazón estima que casi la mitad de todos los adultos en los Estados Unidos tiene presión arterial alta. De 2005 a 2015, el número de muertes causadas por esta enfermedad aumentó casi un 38 %. Cuando los lineamientos cambiaron en 2017, estimaron que la cifra aumentó a casi 46 %.

La presión arterial alta es una enfermedad silenciosa que puede dañar el cuerpo antes de saber que padece la enfermedad. Puede afectar el sistema arterial, cardiaco, cerebral, hepático, ocular y sexual. Asimismo, la mayoría de estos sistemas se ven afectados por el alto nivel de azúcar en la sangre y la diabetes.

La Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) estima que el 10.5 % de la población de los Estados Unidos padecía diabetes en 2018. Asimismo, se estima que 7.3 millones no fueron diagnosticados. En 2017, la diabetes se clasificó como la séptima causa principal de muerte. Esto se basó en certificados de defunción que mencionaban a la diabetes como la causa de muerte o causa subyacente.

Una vez que los costos médicos se ajustaron a la edad y el sexo, la ADA descubrió que las personas que tenían diabetes gastaban 2.3 veces más en atención médica. El precio alcanzó los $ 237 mil millones de dólares en costos médicos directos y $ 90 mil millones de dólares en menor productividad.

Estas cifras podrían parecer abrumadoras hasta que consideramos que muchas personas con diabetes también tienen presión arterial alta. Según la Asociación Americana del Corazón, el 68 % de los adultos mayores de 65 años que tienen diabetes mueren por un tipo de enfermedad cardíaca.

Incluso cuando el nivel de glucosa está bajo control, experimentan un mayor riesgo porque la presión arterial alta y la diabetes aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca.

El síndrome metabólico aumenta el riesgo de enfermedades crónicas

El síndrome metabólico es un término que describe un grupo de factores de riesgo. El riesgo de enfermedad cardíaca, derrame cerebral y diabetes aumenta mientras aumenta la cantidad de factores de riesgo. El aumento en las tasas de obesidad está relacionado con un número creciente de personas diagnosticadas con síndrome metabólico.

El Instituto Nacional de Corazón, los Pulmones y la Sangre predice que esta enfermedad podría “superar al tabaquismo como el principal factor de riesgo de enfermedad cardíaca”. Estos factores incluyen los siguientes:

  • Obesidad abdominal o exceso de depósitos de grasa en el área del estómago
  • Niveles altos de triglicéridos
  • Colesterol de lipoproteínas de baja densidad (HDL)
  • Presión arterial alta
  • Altos niveles de azúcar en la sangre en ayunas

Estos factores podrían aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, que incluyen diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, Alzheimer y enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). En el fondo está la resistencia a la insulina.

Medir el nivel de insulina ofrece información significativa sobre el potencial de otros parámetros del síndrome metabólico. Como mencione anteriormente, la resistencia a la insulina causa síntomas de diabetes tipo 2, presión arterial alta, inflamación y dislipidemia. La resistencia a la insulina es el resultado de consumir una alimentación alta en azúcar.

En un artículo publicado en JAMA Internal Medicine, los investigadores estudiaron a un grupo de personas durante más de dos décadas. Observaron su consumo de azúcar y lo compararon con el porcentaje de calorías que consumieron los participantes. Descubrieron que cuanto mayor es el porcentaje de azúcar, mayor es el riesgo de muerte cardiovascular. Los participantes cuya alimentación consistía en un 25 % de azúcar tenían un riesgo 2.75 veces mayor de morir por enfermedad cardíaca.

La flexibilidad metabólica es importante para reducir el riesgo

Con una flexibilidad metabólica adecuada, el cuerpo tiene la capacidad de responder a los cambios en la demanda metabólica. Por lo que es posible quemar grasa como combustible de manera más rápida y fácil. Como mencione recientemente en “La pandemia de la resistencia a la insulina“, un factor de riesgo importante para un diagnostico grave de COVID-19 es la mala flexibilidad metabólica.

En un estudio de 2019, los datos de la National Health and Nutrition Examination Survey demostraron que un 87.8 % de los adultos en los Estados Unidos podrían tener una mala flexibilidad metabólica. Los investigadores concluyeron que la prevalencia de salud metabólica era “muy baja, incluso en personas con un peso normal”.

Otra consecuencia de esto es la inhibición de la autofagia. Este es un proceso necesario para mantener una buena salud y una longevidad. Cuando el cuerpo no es capaz se eliminar eficazmente las células dañadas y sus compuestos, empieza a sufrir daños y disminuye la funcionalidad.

Una de las maneras más efectivas de recuperar la flexibilidad metabólica y la sensibilidad a la insulina es al restringir el periodo de consumo de alimentos, el cual se conoce como ayuno intermitente. La flexibilidad metabólica se mide como la capacidad para quemar grasas y cetonas. Existen varias formas de integrarlo en la rutina diaria.

El método que elija dependerá de la cantidad de días, horas y calorías. Para mayor información sobre cómo comenzar consulte el artículo: “El ayuno intermitente puede prevenir la diabetes“.

A algunas personas les resulta difícil comenzar. Sin embargo, se recomienda mantenerse hidratado, no obsesionarse con los alimentos y participar en actividades relajantes. Experimentará los mejores resultados al intentar diferentes programas para decidir cuál se ajusta a su estilo de vida y preferencias individuales. Esto mejora la capacidad para responder a los cambios en la demanda metabólica.

Cuando intente realizar el ayuno intermitente, es importante recordar que los alimentos deben ser equilibrados, altos en grasas saludables y bajos en carbohidratos. En mi libro Contra el Cáncer, recomiendo mejorar su flexibilidad metabólica por medio del ayuno intermitente y la cetosis nutricional cíclica.

El siguiente paso es el programa que mencionó en KetoFast, que es el término que describe un protocolo que combina las tres estrategias más importantes: dieta cetogénica cíclica, ayuno intermitente y ayuno parcial cíclico.

Pasos adicionales para reducir el síndrome metabólico

Las opciones de alimentación y estilo de vida en el mundo occidental aumentan el riesgo de una mala flexibilidad metabólica, resistencia a la insulina y síndrome metabólico. Esto puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, cáncer y enfermedad de Alzheimer. La buena noticia es que la resistencia a la insulina es fácil de tratar, prevenir y revertir.

Además del ayuno intermitente y la cetosis nutricional, existen otros métodos para reducir el riesgo de diabetes y enfermedades crónicas. A continuación, se muestran algunos de los lineamientos más importantes que recomiendo.

Limite los azúcares añadidos a un máximo de 25 gramos por día. Si tiene diabetes o resistencia a la insulina, reduzca su consumo total de azúcar a 15 gramos por día hasta que la resistencia a la insulina/leptina disminuya.
Limite los carbohidratos netos (carbohidratos totales menos fibra) y proteínas y reemplácelos con cantidades más altas de grasas saludables de alta calidad como semillas, frutos secos, mantequilla sin pasteurizar de vacas alimentadas con pastura, aceitunas, aguacateaceite de cocohuevos orgánicos y grasas animales, incluyendo omega-3 de origen animal.
Haga ejercicio cada semana y aumente el movimiento físico durante las horas de vigilia, con el objetivo de permanecer sentado menos de tres horas al día.
Duerma lo suficiente. La mayoría de las personas necesitan alrededor de ocho horas de sueño cada noche. Esto ayudará a normalizar su sistema hormonal.
Mejore su nivel de vitamina D a través de la exposición regular a los rayos del sol. Si usa suplementos de vitamina D3 por vía oral, asegúrese de aumentar su consumo de magnesio y vitamina K2, ya que estos nutrientes funcionan mejor juntos. Es importante evaluar su nivel de vitamina D para determinar si necesita suplementos.
Optimice su flora intestinal al consumir alimentos fermentados o un suplemento probiótico de alta potencia y calidad.