Los jinetes del apocalipsis del mundo alimentario

“Los precios son como una montaña rusa, son muy volátiles”, subrayó Shenggen Fan, quien remarcó que esto afecta a productores y consumidores, ya que los agricultores no tienen acceso a infraestructura y mercados donde los precios son mayores.

México –consideró– ha tenido papel importante en coordinación de precios en el ámbito global, sin embargo, se necesitan reformas continúas para garantizar la seguridad alimentaria. El G20 es responsable de 20 por ciento de producción de alimentos y se requieren compromisos y acciones que ayuden a reducción de precio en lugar de desacerbar la volatilidad.

El experto sugirió crear reservas de emergencias, sin afectar el precio, asegurar un sistema de reserva de granos, formar redes globales de almacenamiento, lo cual ayuda que los precios no se incrementen vertiginosamente. México debería tomar el liderazgo para redes de almacenamiento regional en América Latina y seguir apoyando transparencia y el libre comercio.

Hay que dejar de establecer cuotas de exportación –advirtió– que generan hambre en los países vecinos y detener producción de biocombustibles basada en granos, porque esto aumentará los precios de alimentos.

Octavio Sotomayor, representante de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) expresó que el mundo se ha transformado en algo impredecible, existen problemas climáticos, la agricultura se ha convertido en un bien sujeto a especulaciones financieras, es muy difícil saber lo que va a pasar. Sin embargo, acotó, esto ha tenido un componente positivo, ya que la agricultura ha vuelto a ser parte del debate político mundial y ha tomado un lugar importante.

Los líderes mundiales tienen claro que va haber volatilidad y es probable que los precios se mantengan altos, paradójicamente eso es una buena noticia para los países de la región en la medida que se vayan insertando en las exportadores, aseveró el oficial de Asuntos económicos de la Unidad de Desarrollo Agrícola de la Cepal.

Los gobernantes del mundo –resaltó– se han dado cuenta que el tema del hambre es sensible y, por lo tanto, están teniendo más atención, esto implica más fondos para mejorar rendimientos, para la estabilización de precios, se están implementando nuevas medidas tendiente a ser un mundo más seguro en alimentos.

 Del campo a las ciudades del mundo

Los expertos destacaron que el reto es en dónde vamos a producir los alimentos necesarios para una población creciente, porque se espera que en 2050 habrá 9.3 mil millones de habitantes en el planeta, lo que propiciará una demanda global de alimentos del 60 por ciento.

En este sentido indicaron que hoy cerca de 50 por ciento de población de mundo vive hoy en ciudades, cifra que aumentará al 70 por ciento en el ámbito global y del orden del 80 por ciento en México y los Estados Unidos. El reto es que estos centros urbanos tendrán mayores requerimientos alimentarios.

En la actualidad hay una mayor demanda de alimentos en países emergentes y desarrollados, por lo que 20 por ciento de la población con mayor ingreso consume el doble de carne respecto al 20 por ciento con ingreso inferior.

Las economías del mundo están interconectadas y algunos países de América Latina se están vinculando cada vez más con China, como proveedores de alimentos, dado que en esa nación cada año 13 millones de personas migran de zonas rurales a urbanas y su dieta cambia por completo, el consumo de arroz se reduce a una tercera parte y crece el consumo de vegetales y carne. Esto abre oportunidades para los países latinoamericano, que hay que aprovechar.

Octavio Sotomayor destacó que hay una complementación estratégica entre China y América Latina, que se ha convertido en la principal región exportadora de alimentos al mundo. Los chinos se han dado cuenta que necesitan de este continente para su seguridad alimentaria, son mil 300 millones de habitantes y 300 son clase media.

Representantes de China visitaron las oficinas de la Cepal en Chile y para crear un foro de ministros de agricultura de América Latina y China, ofrecieron un fondo de 500 mil toneladas para emergencia de seguridad alimentaria, un programa de 50 millones de dólares para la creación de cinco centros de investigación chino-latinoamericano en la región y un programa de intercambio para 500 expertos latinoamericanos vayan a estudiar a China. Esto se podría implementar a partir del próximo año.