Evaluando El Legado de Norman Borlaug: ¿La Revolución Verde Previno el Hambre?

Había una alternativa y tuvo sus defensores, además de los propios campesinos. Sir Albert Howard, un oficial de la agricultura del gobierno colonial británico, considerado el abuelo del moderno movimiento de la agricultura orgánica, publicó un Testamento Agrícola en 1943, basado en sus años de pacientes observaciones de la agricultura tradicional de la India. “En lugar de dividir el tema en fragmentos”, escribió, “y estudiando la agricultura en el modo de cada comida por el método analítico de la ciencia, apropiada sólo para el descubrimiento de nuevos hechos, debemos adoptar un enfoque sintético y mirar el volante de la vida como un gran tema y no como si se tratara de un mosaico de cosas sin relación”. [11] Sin embargo, sería este modelo reduccionista el que prevaleció, y que aun no se entiende que es más “eficiente” y superior, aunque se base en un modelo mecánico anticuado y no en una comprensión científica de la complejidad de los sistemas biológicos.

Mientras que un sistema industrial de monocultivo, de labranza mecánica, y de uso excesivo de fertilizantes no es apto para ningún ambiente ni ecológico ni social, es particularmente inapropiado para un ambiente tropical, y las consecuencias ambientales de la introducción de esta tecnología a las zonas tropicales han sido devastadoras. Hoy en día, como consecuencia de las tecnologías introducidas por la revolución verde, la India pierde seis mil millones de toneladas de suelo cada año. Diez millones de hectáreas de sus tierras son ahora anegadas y salinas. La intoxicación por plaguicidas ha causado epidemias de cánceres. El agua está descendiendo seis metros cada año. La fertilidad de los suelos y los recursos de agua, que habían sido muy bien manejados por generaciones en Punjab, se perdieron en unos pocos años de abusos industriales. [12] Si se hubiera evitado la hambruna de las masas, hubieran soportado un hambre y pobreza crónica y debilitante. Más de 200 millones de personas pasan hambre en la India, según el Índice de Hambre Global 2008, a pesar que la India es un líder exportador de alimentos. La comercialización actual de la agricultura de la India continúa hasta hoy, y el resultado – exacerbado por los cambios climáticos – es una población de tugurios que crece 250 veces la tasa de crecimiento demográfico. [13]

La alternativa propuesta por Howard, practicada desde hace miles de años por campesinos de la India, es un sistema de multi-niveles agroforestal, que sea capaz de suministrar alimentos, combustible, y fibras, proporcionando empleo todo el año y un superávit a largo plazo. [14] Además de estos beneficios están los que son imposibles de cuantificar porque son valores inmensos – el valor del agua limpia, de un trabajo significativo, de la diversidad biológica, y la vitalidad cultural, social y física de comunidades agrícolas prósperas.

Este sistema de pequeñas parcelas hubiese requerido una reforma agraria, hubiese sido muy poco para alimentar la gran economía industrial y, aunque podría haber beneficiado a la población pobre y rural de la India, no hubiese ayudado a la seguridad económica de Estados Unidos, que se ha beneficiado enormemente con las ventas de fertilizantes y maquinaria, como consecuencia de la revolución verde. La revolución verde fracasó como programa humanitario, pero si tuvo éxito como un plan de estímulo económico para Estados Unidos creando oportunidades sin precedentes para el capital occidental.

La industrialización de la agricultura nunca ha sido un medio para satisfacer las necesidades humanas, sino más bien las demandas de una economía industrial que requiere de granos y mano de obra baratos. Malthus originalmente escribió su ensayo como un argumento en contra de las leyes de los pobres. Los argumentos de Malthus sobre tasas de crecimiento demográfico y producción de alimentos siempre han sido motivados por ideologías, y han sido utilizados para promover la idea de que el hambre en el mundo es “natural”, desviando las críticas a las desigualdades de los sistemas coloniales o capitalistas hacia los pobres. [15]

Si bien estas consideraciones pueden ser importantes para corregir el registro histórico, son más que de interés académico. La misma justificación para una segunda generación de revolución verde, se perpetúa en la promoción de los cultivos genéticamente modificados, en detrimento de los pequeños agricultores del mundo, pero en beneficio de empresas como Monsanto. (“Nueve billones de personas. Un Cambio climático.” – Todos hemos visto los anuncios.) En cooperación con el Programa Mundial de Alimentos, y organizaciones filantrópicas como la Fundación Bill y Melinda Gates, están subvencionando la compra de agroquímicos, híbridos y semillas transgénicas para los pequeños agricultores en África, donde la agricultura está en extrema necesidad de apoyo y desarrollo. Pero, ¿es esta la forma más adecuada de agricultura para África? Por lo menos el mundo se ha vuelto más suspicaz con las lecciones de la revolución verde. ¿O no?