Las voces del campo claman de nuevo

Sería iluso pensar que la jornada del miércoles echará abajo las reformas peñanietistas o a restituirle al campo su papel en el proyecto de nación. No, porque el proyecto de los campesinos y los indígenas no tiene lugar en el proyecto que aprobaron el PRIAN y sus aliados. En la modernización excluyente impuesta por ellos no caben las modernidades que desde su experiencia, sus saberes y sus utopías buscan las comunidades, las organizaciones, los actores rurales en toda su diversidad.

Pero la jornada de este miércoles puede ser un buen punto de arranque para una larga marcha que busque construir un nuevo pacto social en México, que se comprometa con los derechos de las generaciones actuales y futuras.

Esto no significa que deban dejarse de lado las reivindicaciones y demandas inmediatas de las organizaciones, que no se busque negociar un programa para contener el proyecto devastador del campo en lo social en lo productivo y en lo ambiental. Para esto suenan bien algunos de los ejes que plantea El Barzón, por ejemplo: ordenamiento de mercados, bajar precio de los energéticos, sistema de compras públicas, defensa del agua, contra el control monopólico de los alimentos y por la calidad nutricional de los mismos, etcétera.

Se debe tener bien claro que resistir no es dejar de negociar ni tampoco ahogarse en las demandas inmediatas y gremiales o, peor aún, corporativas. Resistir es caminar con dos pies: el de la lucha por las reivindicaciones para que los actores rurales puedan seguir subsistiendo y, por tanto, resistiendo, y el pie de la estrategia de la acumulación de fuerzas, de formación de amplias alianzas sociales, y de construcción de la fuerza política necesaria para que por la vía pacífica se puedan derrumbar los despropósitos y traiciones legislativas de estas semanas y hacer que triunfe no sólo en el campo, sino en toda la sociedad mexicana el proyecto de derechos, de bienestar y de dignidad por el que hace muchos años venimos suspirando y luchando.

Qué bueno que es el México telúrico, el México ancestral, el México profundo, el que nos convoca a rebelarnos este miércoles 23. Hay que estar ahí este día. Y también después.