Las pestes se vuelven resistentes a semillas de maíz modificadas para resistirlas

Por Jacob Bunge, The Wall Street Journal,, marzo de 2015

Los reguladores estadounidenses están proponiendo por primera vez límites a la siembra de semillas de maíz que han sido genéticamente modificadas para combatir una plaga voraz que ha evolucionado para volverse resistente a los cultivos que eliminan el insecto.

La propuesta implica un potencial golpe a los fabricantes de las semillas transgénicas.

Las medidas propuestas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) representan un paso audaz para frustrar el escarabajo de la raíz del maíz, una plaga que se ubica entre las amenazas de cultivos más costosas para los agricultores estadounidenses.

El plan está diseñado para las variedades de maíz de amplio cultivo vendidas por Monsanto Co. MON +1.06% , la primera en vender semillas de ese grano resistente al escarabajo de la raíz o diabrotica, y fabricantes rivales de semillas incluyendo DuPont Co. DD -0.10% y Dow Chemical Co. DOW +0.79%

Este tipo de semillas han sido genéticamente modificadas para secretar proteínas que son tóxicas para insectos destructivos, pero seguras para el consumo humano, lo que ayuda a los agricultores a reducir su dependencia de los pesticidas sintéticos.

La propuesta de la EPA requeriría a las empresas de semillas a limitar la práctica de algunos agricultores del medio oeste de EE.UU. (centro norte del país) de cultivar año tras año los campos con maíz en zonas que albergan escarabajos de raíz resistentes, cuyas larvas carcomen las raíces del maíz y atrofian el crecimiento de las plantas.

A la EPA le preocupa que si la resistencia continúa pueda llevar a los agricultores a emplear más químicos sintéticos para detener el insecto, lo que crearía riesgos medioambientales.

Los representantes de la industria de semillas transgénicas han criticado algunas partes de la propuesta, que fue presentada en enero y está sujeta a un periodo para recibir comentarios del público hasta el 16 de marzo, tras lo cual la EPA pondrá fin a cualquier nuevo requerimiento.

La dependencia está adoptando una postura más dura ya que los esfuerzos de la industria no han sido suficientes para detener la propagación de escarabajos resistentes a los pesticidas en el medio oeste, indicaron las autoridades.

“Está empeorando”, afirmó Bill Jordan, subdirector de programas de pesticidas de la EPA. “Lo que ha ocurrido hasta ahora no ha prevenido el surgimiento de estos problemas, por eso vemos la necesidad de algo más”.

Los representantes de las empresas de semillas indican que ya motivan a los agricultores a rotar la plantación de maíz y otros cultivos como la soya para prevenir que se establezca el escarabajo de la raíz.

Otros esfuerzos también han ayudado, como la siembra de pequeñas cantidades de maíz no genéticamente modificado en partes de los campos de agricultores para desacelerar la evolución de los insectos, señalan.

Cada año, el escarabajo de la raíz les cuesta a los agricultores de maíz estadounidenses alrededor de entre US$1.000 millones y US$2.000 millones en indemnizaciones y gastos para frustrar al insecto, según Michael Gray, un entomólogo de la Universidad de Illinois en la zona metropolitana de Urbana-Champaign.

Partes del plan de la EPA son “bastante prescriptivos”, apuntó Jeff Bookout, director de administración comercial en EE.UU. en Monsanto y presidente del Comité Técnico de Administración de Biotecnología Agrícola, un grupo del sector. “Tenemos que asegurarnos de proporcionar opciones a los agricultores… no una (solución de) talla única para todos”.

El maíz genéticamente modificado capaz de producir la proteína mata-insectos Bacillus thuringiensis, fue plantada en aproximadamente 80% de los campos de maíz el año pasado, un alza desde 19% en 2000, según el Departamento de Agricultura de EE.UU.

Sin embargo, la acogida de los agricultores del medio oeste del maíz resistente a la plaga desde que las primeras variedades fueron lanzadas en 1996 ha reducido su eficacia sobre algunos insectos como el escarabajo de la raíz del maíz.

La repetida exposición a las proteínas que eliminan los insectos significa que la pequeña cantidad de escarabajos y sus larvas que son capaces de consumir la toxina Bacillus thuringiensis y sobrevivir puede reproducirse a millares y extenderse por los campos empleados para cultivar maíz año tras año.

Investigadores en la Universidad Estatal de Iowa en 2011 documentaron la presencia de estos escarabajos en un campo de maíz en Iowa que habían preparado para que soportara una variedad de maíz transgénico creada por Monsanto y vendida por primera vez en 2003.