Las grasas Omega-6 contenidas en los alimentos procesados y fritos pueden aumentar masivamente su riesgo de enfermedades cardiacas

¿Cómo Equilibrar su Relación Omega 6:3?

Las principales fuentes de omega-6 de las que se beneficiaria de reducir incluyen:

Aceite de maíz Aceite de canola Aceite de soya
Grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas Margarina Manteca

Sólo lea las etiquetas de los alimentos y condimentos que compra y busque la abundancia de los aceites. Es muy difícil encontrar cualquier tipo de alimento procesado o empaquetado que no contenga estos aceites. Le recomiendo evitar todos los anteriores ya que solo empeorarán su relación entre las grasas omega-3 y omega-6. Los aceites aceptables incluyen:

    Aceite de oliva extra virgen de alta calidad Aceite de coco Aguacates Mantequilla orgánica proveniente de animales alimentados con pastura La grasa extraída de la cocción de animales sanos también puede ser utilizada

Otra forma de mejorar la relación entre las omega 6:3 es cambiar el tipo de carne que come. Podría consumir más carne de venado u de otros animales de caza que se alimentan únicamente con pastura. Tome en cuenta que debido a casi todo el ganado es alimentado con granos, si usted come carne común, esto sólo empeorará su relación entre las grasas omega-6 y omega-3. Sin embargo, la carne proveniente de animales alimentados con pastura mejorará la relación entre estas dos grasas y son una mejor opción para usted.

Limitar el Consumo de Omega-6 Durante el Embarazo Podría ser la Clave para un Bebé con Peso Saludable

Como mencionó Collis en la parte de arriba, la fertilidad y la reproducción dependen de una buena nutrición y los ácidos grasos esenciales (EFA) son absolutamente críticos en este sentido.

EFA es un término que se refiere a los PUFA que su cuerpo necesita pero que no puede producir (o convertir de otras grasas), así que deben ser obtenidos de su alimentación. Tradicionalmente, son sólo dos grasas las que se consideran “esenciales”- ALA (una grasa omega-3) y LA (una grasa omega-6). Sin embrago, sabemos que son las derivadas de cadena larga- ácido araquidónico, DHA y EPA- las más importantes para su cuerpo. (Aunque tiene enzimas para convertir el LA en estas grasas de cadena larga (ALA, DHA y EPA), la conversión no es lo suficientemente eficiente para un crecimiento cerebral y desarrollo óptimo.)

De acuerdo con una investigación reciente,6 limitar su consumo de grasas omega-6 y aumentar el consumo de grasas omega-3 durante el embarazo puede dar lugar a un bebé más sano. Los investigadores examinaron la relación entre los niveles de PUFA de la mamá y la composición corporal de sus bebés en 250 pares de mamá y bebé. Los niveles de omega-6 en la sangre de las madres durante el embarazo estuvo positivamente correlacionado con la masa grasa de sus hijos a la edad de cuatro y cinco años. Uno de los co-autores del estudio, Dra. Rebecca Moon, le dijo a Food & Drink Europe: 7

“Los PUFA omega-6 y omega-3 parecen actuar en direcciones opuestas en la masa grasa, pruebas anteriores han tratado de utilizar la suplementación de omega-3 para reducir la masa grasa, pero los resultados sugieren que ese enfoque podría funcionar mejor cuando se combina con una reducción en el consumo de grasas omega-6.”

¿Necesita un Suplemento de Omega-3?

Realmente creo que la mayoría de las personas se beneficiaria de tomar un suplemento de omega-3 de origen animal y alta calidad, además de reducir su consumo de grasas omega-6- las cuales se obtienen de los alimentos procesados. A mi juicio, el aceite de krill claramente es la mejor opción cuando se trata de obtener grasas omega-3 de origen animal y de alta calidad. Ya que contiene EPA y DHA en una estructura de cadena doble de fosfolípidos que hace que sea mucho más absorbible que las grasas omega-3 en el aceite de pescado.

El aceite de krill también contiene vitamina E, vitamina A, vitamina D y astaxantina natural, que es un potente antioxidante que ayuda a evitar la ranciedad. Las investigaciones han demostrado que la potencia antioxidante del aceite de krill es, en términos de valores ORAC (Capacidad de Absorción de Radicales de Oxígeno) 48 veces más potente que el aceite de pescado.