Las grasas omega-3 podrían ayudar a prevenir la tormenta de citoquinas

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 13 de julio del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • La evidencia sugiere que las grasas omega-3 EPA y DHA afectan las vías biológicas que podrían tener una influencia directa en el resultado de COVID-19
  • El EPA y el DHA tienen una influencia directa en la respuesta inmunológica a las infecciones virales y pueden modular tanto la respuesta como la función inmunológica
  • Las grasas omega-3 de origen animal, en especial el DHA, también ayudan a prevenir la trombosis (un coágulo sanguíneo dentro de un vaso sanguíneo) al disminuir la agregación plaquetaria. Otra de las complicaciones graves del COVID-19 es la hipercoagulación, que puede causar consecuencias letales
  • Las grasas omega-3 también reducen el riesgo de disfunción pulmonar, protegen contra el daño pulmonar y las infecciones bacterianas secundarias, además, mejoran la función mitocondrial
  • La investigación demuestra que reducir los niveles de triglicéridos, también reduce el riesgo de desarrollar una tormenta de citoquinas. Se sabe que suplementarse con grasas omega-3 reduce los niveles de triglicéridos, además vale la pena mencionar que el aceite de kril lo hace de manera más efectiva que el aceite de pescado

A estas alturas, probablemente ya sepa que el COVID-19 puede tener efectos letales debido a su capacidad de desencadenar una tormenta de citoquinas. Por lo que tiene sentido que muchos profesionales de la salud estén buscando formas de fortalecer y mejorar la función inmunológica. La buena noticia es que hay varias estrategias que pueden ayudar a lograrlo.

Los suplementos y las estrategias que se han identificado como capaces de modular las respuestas inmunológicas y suprimir la tormenta de citoquinas incluyen, entre otras:

A esta lista, también podemos agregar las grasas omega-3 de cadena larga como el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicosapentaenoico (EPA), que se encuentran en los peces grasos de agua fría como el salmón salvaje de Alaska, sardinas, anchoas y otras criaturas marinas como el kril.

El DHA y el EPA podría ayudar a inhibir la tormenta de citoquinas

Según el artículo de opinión “The Potential Beneficial Effect of EPA and DHA Supplementation Managing Cytokine Storm in Coronavirus Disease”, publicado el 19 de junio de 2020 en la revista Frontiers in Physiology, se sabe que el EPA y DHA afectan las vías biológicas que “podrían tener influencia directa en el resultado de COVID-19”:

“Debido a la naturaleza compleja de este problema, aún no se sabe con precisión cuáles son los eventos moleculares que provocan una “tormenta de citoquinas”, ni qué estrategias terapéuticas podrían aplicarse para prevenir y controlar este proceso.

Artículos recientes sugieren que nutrientes específicos como la vitamina B6, B12, C, D, E, el ácido fólico y los oligoelementos, como el zinc, el hierro, el selenio, el magnesio y el cobre podrían desempeñar un papel clave en el control de la tormenta de citoquinas…

Los LC-PUFA (ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga) como el EPA y el DHA, son importantes debido a su influencia directa en la respuesta inmunológica a las infecciones virales. La evidencia sugiere que los LC-PUFA n-3 pueden modular la respuesta inmunológica de muchas formas diferentes.

Entre estos efectos inmunomoduladores complejos, destacan la interleucina-6 (IL-6) y la interleucina-1ß (IL-1β), ya que se cree desempeñan un importante papel regulador en la “tormenta de citoquinas”. Estas citoquinas pueden verse afectadas por el consumo de EPA y DHA (Figura 1).

Además, se demostró que las enzimas poli (ADP-ribosa) polimerasa que tienen propiedades antiinflamatorias han demostrado mejorar los niveles tisulares de DHA y EPA, así como sus niveles de metabolitos antiinflamatorios, lo que respalda el uso de DHA y EPA contra el COVID-19″.

Y aunque no se menciona en este artículo de Frontiers in Physiology, también se ha demostrado que las grasas omega-3 de origen animal, en especial el DHA, ayudan a prevenir la trombosis (un coágulo de sangre dentro de un vaso sanguíneo) al disminuir la agregación plaquetaria Como se discutió en mi artículo “Cuidados intensivos para el COVID-19“, otra de las complicaciones graves del COVID-19 es la hipercoagulación, que puede tener consecuencias letales.

Las grasas omega-3 también:

  • Reducen su riesgo de disfunción pulmonar
  • Protegen contra el daño pulmonar
  • Protegen contra infecciones bacterianas secundarias
  • Mejoran la función mitocondrial

¿Qué tipo de grasa omega-3 es mejor?

Por desgracia, los autores recomiendan utilizar “fuentes de EPA y DHA de origen vegetal o de algas” en lugar de fuentes de origen marino. Creo que esto es un error.

Aunque las microalgas contienen DHA y EPA y son una fuente viable para los vegetarianos estrictos, como lo discutí anteriormente en mi artículo “Las diferencias fundamentales entre las grasas omega-3 de fuentes vegetales y animales marinos“, la mayoría de las grasas omega-3 de origen vegetal no contienen ni DHA, ni EPA.

Como se mencionó, las fuentes ideales de DHA y EPA son de origen marino e incluyen peces grasos de agua fría como el salmón salvaje de Alaska, las sardinas y las anchoas. Si no come estos pescados de forma regular, considere tomar un suplemento de aceite de kril.

En lo que respecta al tema de la tormenta de citoquinas, los autores del artículo de Frontiers in Physiology señalan que hay al menos tres estudios que demuestran que reducir los triglicéridos, también reduce el riesgo de desarrollar una tormenta de citoquinas, y el aceite de kril ha demostrado reducir los niveles de triglicéridos de manera más efectiva, que el aceite de pescado.

¿Conoce su índice de omega-3?

Al igual que la vitamina D, es importante checar sus niveles de omega-3 al menos una vez al año, ya que tener niveles bajos de este nutriente vital podría causar muchos problemas de salud.

El DHA y el EPA no solo son un combustible simple, sino que son elementos estructurales muy importantes para las células. Cuando no tiene suficiente DHA y EPA, disminuye la capacidad del cuerpo para reparar y mantener estructuras celulares sanas.

En 2004, William Harris, Ph.D. desarrolló un ensayo para medir los omega-3 en los glóbulos rojos. El índice de omega-3 se expresa como un porcentaje de todos los ácidos grasos en la membrana de los glóbulos rojos. De acuerdo con los datos de los estudios realizados por Harris, el rango saludable de grasas omega-3 es del 8 al 12 %.

En un correo electrónico que me mandó la cofundadora de GrassrootsHealth, Carole Baggerly, me dio sus comentarios sobre el artículo de Frontiers in Physiology: “Según estos datos, es muy probable que los niveles elevados de omega-3 ayuden a prevenir la tormenta de citoquinas … diría que en un índice de 8.1 %.

No solo debe asegurarse de tener niveles adecuados de omega-3, sino que es muy importante limitar su consumo de omega-6, en especial del que proviene de los aceites vegetales procesados. En la siguiente sección hablaré sobre este tema a mayor detalle. Este es otro beneficio de la prueba del índice de omega-3, ya que le mostrará con precisión los niveles de estas grasas potencialmente peligrosas.

Cómo checar que sus niveles de omega-3 son adecuados

GrassrootsHealth, una organización de investigación de salud pública sin fines de lucro, ofrece diferentes opciones rentables como parte de sus diversos proyectos de investigación patrocinados por el consumidor, cuyo objetivo es establecer recomendaciones basadas en la población con datos respaldados por la ciencia.

Por ejemplo, una investigación en curso realizada por GrassrootsHealth ha establecido que el rango ideal de vitamina D para prevenir enfermedades es de entre 60 y 80 ng/ml. Además, está realizando el mismo tipo de investigación patrocinada por el consumidor, pero en las grasas omega-3 y magnesio. Para las grasas omega-3 ofrece las siguientes opciones de prueba:

Cada kit contiene instrucciones para recolectar su muestra sanguínea. Después, envía su muestra por correo y completa un cuestionario de salud en línea a través de GrassrootsHealth. Recibirá sus resultados por correo electrónico de 10 a 20 días después de la entrega de las muestras.

Según el resultado del índice, es posible utilizar la calculadora de índice de omega-3 de GrassrootsHealth para determinar la dosis necesaria para elevar sus niveles hasta alcanzar el objetivo seleccionado.

No dé por hecho que consume suficiente omega-3

El simple hecho de consumir pescado o tomar un suplemento no significa que su índice es omega-3 es el adecuado. Muchos peces no contienen niveles elevados de omega-3 (debe comer pescado graso de agua fría para obtener ese beneficio), y muchos suplementos de aceite de pescado son sintéticos con eficacia cuestionable.

Según lo reportado por GrassrootsHealth sobre los primeros 135 participantes en el proyecto de prueba D* action + Omega-3, un sorprendente 85 % mostró un índice de omega-3 por debajo del 8 %, que es un umbral de suficiencia muy bajo, lo que representa mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y otras enfermedades crónicas, así como muerte por cualquier causa.

Para obtener más información sobre los beneficios de optimizar sus niveles, consulte mi artículo: “¿Qué cantidad de grasas omega-3 requiere su cuerpo?

Según lo reportado por GrassrootsHealth:

“En los estudios que utilizan una medición conocida como prueba del índice de omega-3, se demostró que las personas con un bajo índice tienen un riesgo 10 veces mayor de muerte en comparación con aquellas con un índice elevado.

Mientras que un índice entre 8 % y 12 % se relacionó con un menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, en comparación con un índice inferior al 4 %”.

Importante: limite su consumo de aceite vegetal

Además de que muchas personas podrían necesitar un suplemento para aumentar sus niveles de omega-3, también es muy importante limitar el consumo de grasas omega-6 en los aceites vegetales. Esto incluso incluye algunos aceites saludables como el aceite de oliva virgen.

Además del hecho de que la mayoría de los aceites de oliva son falsos, incluso los aceites más naturales pueden causar problemas cuando se consumen en cantidades demasiado altas, ya que contienen omega-6 y, por lo tanto, puede alterar la proporción entre las grasas omega-3 y omega-6.

Nuestro cuerpo metaboliza los PUFA de omega-3 y omega-6 en eicosanoides, que son sustancias similares a las hormonas. Como regla general, los eicosanoides omega-3 son antiinflamatorios, mientras que los eicosanoides omega-6 tienen efectos proinflamatorios.

Lo ideal es que esta proporción sea de 1 a 1, pero debido a que las personas consumen bajas cantidades de omega-3 y altas cantidades de omega-6, la proporción entre estas grasas suele ser de 1 a 25. Cuando el consumo es tan disparejo, es muy difícil optimizar el índice de omega-3, incluso si toma un suplemento.

Es importante comprender que nuestro cuerpo metaboliza los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6 (PUFA) en eicosanoides, que son sustancias similares a las hormonas. Como regla general, los eicosanoides omega-3 son antiinflamatorios, mientras que los eicosanoides omega-6 tienen efectos proinflamatorios.

Parte de los beneficios de las grasas omega-3 es que bloquean los efectos proinflamatorios de los eicosanoides omega-6, pero si su consumo de omega-6 es demasiado elevado, será difícil contrarrestar los niveles de inflamación. Las grasas omega-6 también:

  • Producen las especies reactivas que dañan el ADN
  • Causan epoxidación del 17-beta-estradiol, que a su vez genera un compuesto cancerígeno
  • Mejoran los efectos genotóxicos de otros compuestos

Muchas personas consumen grandes cantidades de aceites vegetales

Según el reporte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de 2017, “U.S. Trends in Food Availability”, entre 1970 y 2015, el consumo de grasas saturadas de origen animal como la mantequilla, la manteca de cerdo y el sebo de carne de res disminuyó en un 27 %, mientras que el consumo de aceites vegetales aumentó en un 87 %. El consumo de aceites de ensalada y aceites de cocina aumentó un impresionante 248 %.

Como se señaló en mi artículo “Según un nuevo estudio, el pollo sería perjudicial y la grasa saturada beneficiosa“, que presenta una entrevista por podcast entre el Dr. Paul Saladino y Nina Teicholz, el pollo convencional también es una fuente oculta de ácido linoleico omega-6, debido a que se alimenta con maíz. Así que una mejor opción sería comerse los huevos y no el pollo.

Evidencia convincente sugiere que los aceites vegetales procesados, ricos en ácidos grasos poliinsaturados omega-6, son el problema principal de nuestra dieta moderna y es lo que está contribuyendo con el desarrollo de casi todas las enfermedades crónicas. Creo que su impacto en la salud humana es incluso más dañino que el del jarabe de maíz de alta fructosa.

Los aceites vegetales no solo se han relacionado con enfermedades cardíacas, enfermedades gastrointestinales, como el trastorno del intestino irritable y enfermedades inflamatorias, como la artritis, sino que también se han relacionado con el cáncer, en especial el neuroblastoma, el cáncer de mama, próstata, colon y pulmón.

En un artículo de Medium del 8 de noviembre de 2019, Maria Cross, una nutricionista con maestría en ciencias, habló sobre los estudios científicos detrás de los aceites vegetales y por qué son cancerígenos. Y explicó que:

“Hay dos clases de PUFA: las grasas omega-6 y omega-3. Aunque funcionan de forma distinta y no son intercambiables, ambas están involucradas en un equilibrio metabólico y compiten las unas con las otras por la absorción en el cuerpo.

No hay nada intrínsecamente malo con los PUFA de omega-6: los necesitamos… por esta razón los científicos creen que las grasas omega-6 no son las culpables, sino el desequilibrio entre los dos grupos de PUFA lo que causa daños en nuestros cuerpos.

Evolucionamos y nos adaptamos genéticamente a una dieta que proporciona cantidades más o menos iguales de omega-3 y omega-6 … Los datos experimentales respaldan la teoría de que es este desequilibrio entre ambos tipos de PUFA es lo que influye en el desarrollo de un tumor”.

Del mismo modo, un artículo de 2020 “The Importance of the Ratio of Omega-6/Omega-3 Essential Fatty Acids” señala que:

“Las cantidades excesivas de ácidos grasos poliinsaturados omega-6 (PUFA) y una proporción desequilibrada entre omega-6 a omega-3, que es común en las dietas occidentales de hoy en día, promueven la patogénesis de muchas enfermedades, incluyendo las enfermedades cardiovasculares, cáncer, así como las enfermedades inflamatorias y autoinmunológicas, mientras que aumentar los niveles de PUFA de omega-3 (una baja proporción de grasas omega-6 a omega-3) pueden ejercer efectos supresores”.

Los aceites vegetales son tóxicos

Además de promover enfermedades crónicas al desequilibrar la proporción de omega-3 a omega-6, los aceites vegetales también tienen efectos tóxicos más directos. Una de las razones de esto es porque se degradan cuando se calientan, lo que puede formar productos de oxidación extremadamente tóxicos, incluyendo a los aldehídos cíclicos.

Los aldehídos cíclicos pueden producir lipoproteínas de baja densidad oxidadas (LDL) relacionadas con las enfermedades cardíacas. También, aglutinan la proteína tau y crean ovillos neurofibrilares, lo que puede contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

Como lo explicó la Dra. Cate Shanahan en su libro, Deep Nutrition: Why Your Genes Need Tradittional Food, para comprender cómo las grasas alimenticias pueden afectar su salud, primero necesita comprender cómo se oxidan.

Los PUFA de omega-6 en los aceites vegetales tienen enlaces muy perecederos que reaccionan con el oxígeno, lo que puede crear una cascada de radicales libres que convierte los ácidos grasos normales en su cuerpo en moléculas peligrosas de alta energía que causan daños de forma similar a la radiación.

Además, muchos de los aceites vegetales que se producen en la actualidad, en especial el de maíz y de soya, son transgénicos, por lo que son una fuente de exposición al glifosato, y el glifosato también se ha relacionado con daños intestinales y otros problemas de salud.

Los aceites omega-6 se incorporan a las células

El libro de Shanahan también expone los peligros del 4-hidroxinenal (4HNE), que es la forma oxidada del aceite vegetal omega-6 y se produce durante el procesamiento. El 4HNE es muy tóxico, en especial para las bacterias intestinales, y su consumo se ha correlacionado con un equilibrio obesógeno del microbioma intestinal.

El 4HNE causa citotoxicidad y daño al ADN, además produce una serie de radicales libres que dañan la membrana mitocondrial. Las grasas omega-6 contenidas en los aceites vegetales también pueden dañar el endotelio (las células que recubren los vasos sanguíneos), al permitir que las partículas de LDL y lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) penetren en el subendotelio.

Es importante destacar que estos aceites se unen a las células y las membranas mitocondriales (al igual que los omega-3 saludables), y una vez que estas membranas se deterioran, crean el entorno perfecto para todo tipo de problemas de salud.

Además, hacen que las membranas celulares sean menos fluidas, lo que puede afectar a los transportadores de hormonas en la membrana celular, ralentizar su tasa metabólica e inhibir la eliminación de células senescentes: células envejecidas, dañadas o paralizadas que han perdido la capacidad de reproducirse y producir citoquinas inflamatorias que aceleran rápidamente las enfermedades y envejecimiento.

Los aceites vegetales también eliminan el glutatión del hígado (que produce enzimas antioxidantes), al disminuir sus defensas antioxidantes e inhibir la delta-6 desaturasa (delta-6), una enzima involucrada en la conversión de las grasas omega-3 de cadena corta en grasas omega-3 de cadena más larga.

Esta es la manera más importante para mejorar su índice de omega-3

Recuerde que los aceites omega-6 y omega-3 son aceites poliinsaturados, muy susceptibles a oxidarse y a dañar su composición biológica. Así que no piense que con solo agregar aceites de omega-3 a su alimentación mejorará su proporción, ya que incrementar su consumo de grasas omega-3 podría empeorar su salud debido a las grasas oxidadas.

La clave radica en evitar TODOS los aceites vegetales ¡Evitarlos a toda costa! Otra fuente con alto contenido de grasas omega-6 es la carne de pollo. La carne de pollo tiene un alto contenido de ácido linoleico, omega-6, debido a que las aves de corral comen muchos granos altos en omega-6.

Una de las mejores estrategias de controlar la cantidad de aceites omega-6 que consume es utilizando la aplicación Cronometer, la cual registra el contenido de nutrientes. Es gratis si la descarga en su computadora de escritorio. Mientras pese de manera correcta sus alimentos cuando los ingrese, la aplicación le dará una estimación de la cantidad de aceites omega-6 que está comiendo.

Esta podría ser una de las estrategias de salud más importantes que puede implementar por un bajo costo.

Por desgracia, como se señalé recientemente en mi artículo con el Dr. Chris Knobbe, los aceites ricos en omega-6 permanecen en su cuerpo entre 600 a 680 días. Eso significa que tomará varios años eliminar las reservas de estas grasas omega-6 dañinas de su cuerpo.

Dicho esto, si los elimina de su alimentación desde este momento, con el tiempo, su cuerpo se encargará de eliminarlos y, por lo tanto, su salud mejorará.

Optimizar sus niveles de grasas omega-3 podría ayudar a prevenir el COVID-19

En resumen, al igual que con la vitamina D, optimizar su índice de omega-3 a un nivel de al menos 8 % puede ser una estrategia útil para ayudar a reducir su riesgo de un resultado adverso por COVID-19, ya que las grasas omega-3 son moduladores importantes de la función inmunológica y pueden ayudar a reducir su riesgo de una tormenta de citoquinas.

Solo recuerde que aumentar su consumo de omega-3 tal vez no sea suficiente. También debe limitar su consumo de aceites vegetales, incluyendo la carne de pollo alimentado con maíz. En conjunto, estas dos estrategias deberían permitirle alcanzar una proporción saludable de omega-3 a omega-6.