Las anacrónicas y decadentes bases teóricas de los defensores de los alimentos transgénicos

Por Adriana Patricia López Oliver, UCCS, 28 de junio de 2016

“Antes de debatir si los transgénicos brindan beneficios, o dedicarnos a nombrar a quienes los apoyan y quienes no, o la cantidad de artículos existentes a favor y en contra, nos deberíamos adentrar en la discusión que cuestiona sus bases teóricas y que pone de manifiesto que el genoma es sólo una de las partes que integran y constituyen la formación y desarrollo de los organismos quedando lejos de ser la causa única.”

El pasado miércoles 8 de junio asistí a la conferencia titulada Biotecnología: Organismos transgénicos, sus grandes beneficios y la ausencia de daño impartida por el doctor Francisco Bolívar Zapata, en el Colegio Nacional.

Dicha conferencia inició con la explicación de las bases teóricas en las que se basa la biotecnología para fabricar organismos transgénicos. Esta sección comenzó puntualizando que el DNA, cuya constitución es la misma en todos los seres vivos sin importar el reino o la especie a la que pertenezcan, es la molécula de la herencia; esto quiere decir que contiene a los genes, mismos que poseen la información necesaria para la creación de un organismo.

Lo anterior condujo al Dogma Central de la Biología Molecular, modelo que explica la manera en que se transmite la información hereditaria: el DNA es transcrito a RNA, que a su vez, es traducido a proteína. Siguiendo esta lógica, diversas investigaciones biotecnológicas se dedican a mapear genes responsables de proteínas que pudieran ser útiles para el beneficio de los humanos y de esta manera combatir problemas que afectan a la sociedad.

Por ejemplo, para luchar contra la pérdida de cosechas debido a plagas se ha localizado e identificado un gen bacteriano cuyo producto mata a los organismos dañinos; así que mediante técnicas de ingeniería genética dicho gen –ahora transgen- es aislado y posteriormente insertado en el genoma de las plantas con el fin de que éstas adquieren una nueva característica que les permita sobrevivir a las plagas.

En esta parte de la plática el doctor hizo énfasis en la creación la nueva técnica CRISPR (Doudna y Charpentier, 2014) con la cual se puede colocar el transgen de interés en el sitio deseado del DNA del organismo huésped, recalcando que este método anula el argumento de los detractores de los transgénicos que señala que con las técnicas de manipulación genética se desconoce el sitio de inserción del transgén, lo cual genera incertidumbre. Con eso concluyó la parte teórica.

La conferencia continuó con los supuestos beneficios que conllevan los transgénicos: acaban con plagas y malezas, ayudan al ambiente al no necesitar herbicidas químicos, los organismos no blanco no sufren ningún daño pues el transgen se encarga de aniquilar únicamente a las plagas objetivo.

Con todo esto pintó un panorama extraordinario que estaba siendo opacado por empresas como Bayer -que vende herbicidas químicos y no le conviene que los transgénicos se siembren-, y por gente que “sataniza” a los transgénicos porque no entiende cómo funcionan y se deja llevar por artículos científicos sin sustento alguno como el de Seralini, et al (2012) el cual, según Bolívar Zapata, no fue realizado de manera correcta por lo que el editor de la revista en que fue publicado decidió retirarlo meses después.

Para dar mayor sustento a este hecho aseveró que muchos miembros de la comunidad científica, entre los que se encuentran 25 premios nobel incluyendo a Mario Molina, Francis Crick, Norman Borlaug y Roger Kornberg, están en desacuerdo con los resultados y la manera en que fue elaborado el experimento.

A esto le sumó la existencia de más de 2000 artículos en los que aparentemente se demuestra que los cultivos transgénicos no son dañinos para la salud -como si la cantidad de publicaciones a favor o en contra fuera un elemento contundente en la discusión-. Me hubiera gustado conocer los argumentos y pruebas que supuestamente desacreditan el trabajo de Seralini, pero nunca fueron mencionados y nadie preguntó por ellos.

Para darle más peso al último punto mencionado, dijo que existen muchísimas revistas de gran prestigio donde se publican con frecuencia pruebas de la inocuidad y beneficios de los transgénicos, mientras que hay muy pocos grupos de científicos que los rechazan, entre ellos la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, -por cierto, después de mencionarlos comentó que no sabe por qué usaron ese nombre, si los científicos a favor de los transgénicos también están comprometidos con la sociedad-.

Concluyó haciendo énfasis en que este año vencen las patentes que tiene Monsanto sobre algunos transgénicos y que con eso México no necesitaría de empresas transnacionales para poder beneficiarse de ellos. Por último hubo una breve ronda de preguntas.

En esta conferencia se dieron demasiados argumentos con los que estoy en desacuerdo. Además, considero que faltó mencionar muchísima información básica del debate. Sin embargo, pretendo centrar mi crítica únicamente en la parte teórica de su conferencia.

Primero, me resulta inverosímil que una conferencia que se realiza en el Colegio Nacional explique de manera tan básica los procesos moleculares mediante los cuales se transmite la “información” contenida en el DNA. También me parece preocupante que el doctor no haya mencionado la influencia y relevancia del ambiente, tanto intra como extracelular, y de los eventos epigenéticos en la constitución y desarrollo de los organismos.

Encuentro alarmante que el doctor asegure que el proceso molecular en el que se transmite la información es lineal y sin complicaciones, y que un gen siempre dará un único producto; pues esto indica que la biotecnología mantiene vigente el mapeo genotipo-fenotipo uno a uno lo cual puede llevar a la errónea idea de que los científicos han alcanzado un nivel de conocimiento que les permite controlar y manipular el desarrollo de los organismos.

Las invasivas técnicas de manipulación genética fueron expuestas de manera sumamente laxa, dando por supuesto que cada evento de transformación ocurre como el Dogma Central lo indica: de manera lineal y sin complicaciones. Nunca se mencionó que de la enorme cantidad de células que son sometidas a dichos métodos sólo unas pocas sobreviven; de ésas, unas cuantas logra desarrollarse; y una parte de las que lo consiguen presentan aberraciones fenotípicas por lo que son desechadas. (Ho, 2001; Álvarez-Buylla y Piñeyro-Nelson, 2013)

También me inquieta que el doctor haya presentado y tratado de anular los argumentos conocidos en contra de los transgénicos, y aun así no haya mencionado nada relacionado al debate teórico existente que cuestiona tanto al Dogma Central de la Biología Molecular (Koonin, 2012; Bogdanov, 2011) como al concepto de gen (Fogle, 2001; Griffiths y Stotz, 2006; Stotz, 2004; El-Hani, 2007; Shapiro, 2011) o al concepto clásico de gen molecular para ser más precisa.

Esto sugiere que dentro del discurso científico “pro-transgénico” simplemente asocia un trozo de DNA a una condición fenotípica particular sin tomar en cuenta la maquinaría celular que influye en el proceso de transmisión, los mecanismos de regulación génica, fenómenos como la epistasis y la pleiotropía, el empalme alternativo, el RNA editado, la epigénesis ni la influencia del ambiente sobre los organismos. 

Es decir, sin pensar en los descubrimientos que se presentan como anomalías al invalidar la certeza, la capacidad predictiva y la supuesta linealidad del Dogma Central de la Biología Molecular.

Opino que la discusión en torno a los organismos transgénicos debe considerar y abarcar sus bases teóricas, ya que los descubrimientos que ha brindado la ciencia recientemente ponen en tela de juicio al DCBM y al concepto de gen.

El hecho de que una tecnociencia se base en una teoría científica de hace 50 años que coloca al gen como la unidad fundamental de la herencia, ente autónomo y responsable último del desarrollo de los organismos, cuya complejidad desprecia al estudiarlos como sistemas simples y desde un enfoque mecanicista, habla de una ciencia anacrónica cuyas investigaciones son claramente reduccionistas por lo que no puede satisfacer las demandas que se requieren al estudiar sistemas complejos.

Me preocupa que en lugares de gran prestigio como El Colegio Nacional se mantengan vigentes estas teorías. Pienso que vale mucho la pena detenernos a pensar en el por qué.

Concluyo que antes de debatir si los transgénicos brindan beneficios, o dedicarnos a nombrar a quienes los apoyan y quienes no, o la cantidad de artículos existentes a favor y en contra, nos deberíamos adentrar en la discusión que cuestiona sus bases teóricas y que pone de manifiesto que el genoma es sólo una de las partes que integran y constituyen la formación y desarrollo de los organismos quedando lejos de ser la causa única.

Me hubiera gustado mucho conocer la opinión del doctor acerca de esto, pero el tiempo, la cantidad de personas que deseaban participar y el azar no permitieron que esto fuera posible.

* Facultad de Ciencias, UNAM // Tesista de la carrera de Biología