La Nueva Ofensiva del “Capitalismo Verde”

El mercado de compensaciones conlleva un alto riesgo de fraudes y engaños, alertó la Comisión Federal de Comercio (en inglés, FTC), mientras que el director adjunto de seguridad de la Oficina de Protección al Consumidor Jim Kohm denunció que algunas empresas venden múltiples compensaciones para un solo proyecto.

“Las compensaciones no son como los productos que se pueden tocar o palpar (…) Yo podría venderle a usted una compensación de sembrar un árbol, pero ¿cómo sabe usted que no le he vendido ya esa misma compensación a otra persona?”, cuestionó Kohm.

Se supone que las oficinas federales proporcionan cierta asistencia técnica y protección al consumidor, pero “ningún cuerpo regulador único (en Estados Unidos) tiene responsabilidades de supervisión (en el mercado informal de las compensaciones)”, admitió la GAO en agosto de 2008.

Según la GAO, “se otorgaron algunos créditos de compensación para proyectos que habrían ocurrido aún en ausencia del CDM, a pesar de un riguroso proceso de revisión”.

El 20 de octubre de 2008, el reportero del Wall Street Journal Jeffrey Ball informó que los operadores de vertederos en todo el país estaban vendiendo compensaciones para proyectos de captación de metano que habían estado en funcionamiento desde hace varios años.

Los proyectos de energía en China (plantas de energía hidroeléctrica, energía eólica y gas natural), a los cuales se otorga la gran mayoría de los créditos CER, son “en su mayoría falsos”, aseveró David Victor, director del programa de energía y desarrollo sustentable del Instituto Freeman Spogli de Estudios Internacionales de la Universidad Stanford. [7]

Violaciones de los derechos humanos

Los proyectos del MDL en marcha están causando males ambientales y sociales que contradicen los objetivos del programa de “reducción de emisiones”. Cada vez aparecen más pruebas de que muchos proyectos hacen más daño que bien. Los biocombustibles, la energía hidroeléctrica, la conservación forestal, el mercado de carbono y otras medidas para detener el calentamiento global son tan dañinas para los pueblos indígenas como el propio cambio climático, concluye el informe La verdad más incómoda de todas: el cambio climático y los pueblos indígenas, elaborado por Survival International. [8]

“Los pueblos indígenas del planeta, siendo los que menos han contribuido al cambio climático y los más afectados por él, ven sus derechos violados y sus tierras devastadas en aras de los intentos de frenarlo. Al amparo de la presión internacional para prevenir el cambio climático, gobiernos y empresas están disponiendo una apropiación masiva de tierras”, denuncia el informe.

Se ha comprobado en la práctica que los bonos o “créditos” del MDL son utilizados por corporaciones transnacionales para acaparar tierras y recursos naturales en América Latina, en perjuicio de pueblos indígenas y pequeños agricultores. “Las personas que tienen los menores estándares de contaminación de la Tierra están siendo desplazadas por las compañías que más contaminan”, dice Mark Schapiro, del Centro de Periodismo de Investigación (CIR en inglés).

Las centrales hidroeléctricas, eólicas, gestión de residuos sólidos municipales, sistemas de transporte, agrocombustibles, reforestación y forestación desplazan a poblaciones y disputan tierras agrícolas que se destinaban al cultivo de alimentos básicos.

Además, es motivo de polémica el “pago” a las comunidades por conservar sus bosques. Los incentivos económicos individuales comienzan a afectar la organización y los derechos colectivos. El ingreso del dinero monetariza la protección de sus medios de subsistencia.

Los pueblos indígenas están hipotecando sus territorios hasta por 99 años.

Los REDD se han convertido en una forma de “CO2lonialismo de los bosques” y “podrían causar la clausura de los bosques”, “conflictos por recursos”, “marginalizar a los sin tierra”, “erosionar la tenencia colectiva de la tierra”, “privar a las comunidades de sus legitimas aspiraciones de desarrollar sus tierras” y “erosionar los valores culturales de conservación sin fines de lucro”, alerta la Red Indígena de Norteamérica. [9]

Casos ejemplares

Los grandes proyectos hídricos y de gas son los más perjudiciales, raramente ahorran emisiones adicionales y de hecho ofrecen incentivos perversos para ampliar industrias de degradación ambiental, afirma Eva Filzmoser del Observatorio CDM.

Las industrias de madera y celulosa expropian granjas indígenas y tierras de pastoreo para enormes plantaciones mono específicas, que amenazan la biodiversidad del área, y que pueden agotar seriamente los recursos hídricos. Otra amenaza es la introducción de especies exóticas (pinos y otros) a gran escala.