¿La N-acetilcisteína (NAC) podría ayudar a combatir el SARS-CoV-2?

Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 05 de septiembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • La NAC se ha usado como remedio de primeros auxilios para la intoxicación por acetaminofén. Una investigación sugiere que también podría ser eficaz para combatir el COVID-19
  • Al aumentar los niveles de glutatión, la NAC combate el estrés oxidativo, que es una de las principales causas de la tormenta de citoquinas relacionada con el COVID-19. La NAC también inhibe la hipercoagulación y desintegra los coágulos de sangre, que es otra complicación que se observa en algunos casos de COVID-19
  • La NAC ayuda a aflojar la mucosidad en los pulmones y mejora una variedad de problemas relacionados con los pulmones, incluyendo la neumonía y el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), que son características comunes de COVID-19
  • Se ha demostrado que la NAC inhibe la replicación del virus de la influenza
  • Además de aumentar el glutatión, la NAC podría prevenir o mejorar la infección por COVID-19 al mejorar la respuesta de las células T y modular la inflamación

La N-acetilcisteína (NAC) se ha usado como remedio de primeros auxilios para la intoxicación de acetaminofén. Los médicos del pabellón de emergencias la administran en los casos de sobredosis de Parcematol (Tylenol) u otros productos de acetaminofén. La forma en que neutraliza los efectos tóxicos del medicamento es al aumentar el glutatión, lo que previene el daño hepático.

Resulta curioso que la NAC podría ser buena para combatir el COVID-19, como lo explicó el neumólogo Dr. Roger Seheult en la conferencia de MedCram. Al aumentar los niveles de glutatión, ayuda a combatir el estrés oxidativo, que es un factor principal en la tormenta de citoquinas relacionada con el COVID-19.

Un análisis reciente de la literatura relacionó la deficiencia de glutatión con la gravedad de la enfermedad por COVID-19, lo que llevó al autor a concluir que la NAC podría ser buena tanto para prevenir como para tratar la infección. La NAC también podría combatir la coagulación sanguínea anormal que se observa en muchos casos y ayuda a aflojar el moco en los pulmones.

La NAC inhibe la replicación viral

La idea de que la NAC puede ser buena para combatir las infecciones virales no es una novedad. Estudios anteriores han encontrado que reduce la replicación viral de ciertos virus, incluyendo el virus de la influenza. De acuerdo con lo informado por el nutricionista certificado Joseph Debé:

“La NAC se analizó en un estudio en humanos sobre la influenza con 6 meses de duración. Fue un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo en el que participaron 262 personas. La mitad de las personas recibió 600 mg de NAC, la otra mitad recibió placebo, dos veces al día durante 6 meses.

Se descubrió que la NAC mejora la función inmunológica y reduce la gravedad de las infecciones por influenza. Ambos grupos tuvieron tasas de infección similares con el virus de la influenza A/H1N1. Sin embargo, mientras que el 79 % de las personas tratadas con placebo presentaron síntomas, ¡solo el 25 % de las personas tratadas con NAC presentaron síntomas!

Hubo un total de 99 episodios similares a la gripe (períodos con síntomas) que les ocurrió a 62 personas en el grupo de placebo durante el estudio que duró 6 meses. El 48 % de estos se clasificaron como leves, el 47 % fueron moderados y el 6 % fueron graves.

En el grupo NAC, se produjeron 46 episodios similares a la gripe en 37 personas. El 72 % de estos fueron leves, el 26 % moderados y solo el 2 % graves. El grupo NAC paso menos días en cama”.

Vale la pena señalar que el número necesario de pacientes a tratar (NNT, por sus siglas en inglés) en el estudio citado por Debé es de 0.5, lo que significa que por cada dos personas tratadas con NAC, una estará protegida contra la influenza sintomática.

Eso es mejor que las vacunas contra la influenza que tienen un NNT de 71, lo que significa que 71 personas deben vacunarse para prevenir un solo caso de influenza. Es incluso mejor que la vitamina D, que tiene un NNT de 33. Incluso tomando como punto de partida a quienes presentan deficiencia de vitamina D, inclusive con el consumo de vitamina D seguirá teniendo un NNT de 4.

La NAC inhibe las citoquinas proinflamatorias

También se ha demostrado que la NAC impide la reproducción viral y la expresión de citoquinas proinflamatorias, como la interleucina-6 (IL-6), en células infectadas con el virus de la influenza H5N1 altamente patógena. De acuerdo con los autores de dicho estudio:

“Los mecanismos antivirales y antiinflamatorios de la NAC incluyeron la inhibición de la activación de vías sensibles a oxidantes, incluyendo el factor de transcripción NF-kappaB y la proteína quinasa activada por mitógeno p38.

La NAC impide la reproducción de H5N1 y la producción inducida por H5N1 de moléculas proinflamatorias. Por lo tanto, los antioxidantes como la NAC representan una opción de tratamiento adicional que se podría considerar en una pandemia del virus de la influenza A”.

Las citoquinas proinflamatorias son importantes en la gravedad del COVID-19. Los investigadores han confirmado que, en casos graves, las citoquinas como: la interleucina-6 (IL6), la interleucina-10 (IL10) y el TNF-ɑ, están elevadas. Una vez que alcanzan niveles excesivos, se desarrolla la tormenta de citoquinas, que causa un daño tisular significativo. La NAC podría inhibir esta cascada dañina.

La NAC sería un potencial agente terapéutico para combatir el SARS-CoV-2

Un artículo publicado en la edición de octubre de 2020 de Medical Hypotheses analiza los posibles beneficios de la NAC para combatir el COVID-19. De acuerdo con los autores:

“El COVID-19 continúa extendiéndose a nivel mundial. Los factores como la edad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y una mala función inmunológica aumentan el riesgo de gravedad de la enfermedad.

El agotamiento de las células T, una mayor carga viral y los niveles elevados de TNF-ɑ, IL1β, IL6, IL10 se han relacionado con casos graves de SARS-CoV-2. La estimulación excesiva de citoquinas y antígenos es responsable de las deficiencias en la respuesta humoral al virus.

También implica que el estatus redox celular bajo conlleva a estados proinflamatorios regulados por TNF-ɑ. Los ensayos clínicos in vivo, in vitro y en humanos han demostrado que la N-acetilcisteína (NAC) es un método eficaz para mejorar el estado redox, en especial cuando se encuentra bajo el estrés oxidativo.

En ensayos clínicos en humanos, la NAC se ha utilizado para reponer las reservas de glutatión y aumentar la respuesta proliferativa de las células T. En ensayos clinicos humanos, también se demostró que la NAC inhibe la vía del inflamasoma NLRP3 (IL1β e IL18) in vitro y reduce el TNF-ɑ en plasma.

Dada su capacidad para incrementar el estatus de redox celular, la NAC puede remediar la carga viral al incrementar del rango que limita la entrada de la síntesis de glutation, lo que de esta manera descenderían los efectos del estrés oxidativo producidos por el virus y la muerte celular.

La NAC podría actuar como un agente terapéutico para tratar el COVID-19 a través de posibles mecanismos diferentes, que incluyen, incrementar los niveles de glutatión, mejorar la respuesta de las células T y modular la inflamación”.

El Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford publicó un informe que revisa la evidencia del uso de la NAC en el tratamiento de COVID-19 el 14 de abril de 2020.

La NAC podría ayudar a combatir el COVID-19

Para comprender cómo la NAC podría combatir el COVID-19, es necesario tener una breve comprensión de bioquímica. En el vídeo anterior se muestra una parte de la presentación de Seheult.

Es posible obtener superóxido (O2), que es una especie de oxígeno reactivo (ROS), cuando agrega un electrón a una molécula de oxígeno (O2). Cuando agrega otro electrón (para un total de dos electrones), obtiene peróxido de hidrógeno (H2O2). Una molécula de oxígeno con tres electrones agregados se convierte en hidroxilo (O3) y el oxígeno con cuatro electrones se convierte en agua (H2O).

El superóxido es un factor importante en el estrés oxidativo relacionado con las comorbilidades del COVID-19, como la obesidad, las enfermedades cardíacas y la diabetes, mientras que el estrés oxidativo provocado por el superóxido también se encuentra en el centro de una infección grave por COVID-19. Ahora, el cuerpo tiene defensas para combatir el estrés oxidativo. Estas defensas incluyen:

  • Superóxido dismutasa (SOD), que convierte el superóxido dañino en peróxido de hidrógeno
  • Catalasa, que convierte el peróxido de hidrógeno en oxígeno y agua
  • El Glutatión peroxidasa (GSHPX), que mientras reduce el peróxido de hidrógeno en agua, también convierte la forma reducida de glutatión (GSH) en glutatión disulfuro (GSSG), que es la forma oxidada de glutatión

En otras palabras, a medida que el GSHPX convierte el peróxido de hidrógeno en agua inofensiva, el glutatión se oxida. El GSSG oxidado es “recargado” o regenerado por la NADPH (la forma reducida de NADP +), y lo convierte en GSH (la forma reducida de glutatión). El NADPH también se convierte en NADP + a través de una enzima conocida como GSH reductasa.

Como señaló Seheult, las complicaciones de COVID-19 desencadenan una tormenta perfecta de estrés oxidativo impulsado por superóxido, ya que el SARS-CoV2 se adhiere al receptor ACE-2 lo que provoca la angiotensina 2 (AT-2) y posteriormente, estimula el superóxido. De forma simultánea, existe una deficiencia de AT-1,7, que inhibe el superóxido. Esta deficiencia permite una mayor acumulación del superóxido.

El SARS-CoV-2 también atrae a los leucocitos polimorfonucleares (PMN), un tipo de glóbulo blanco, que produce superóxido en sus esfuerzos por destruir los patógenos. Todo ese superóxido se convierte en otras ROS que destruyen las células endoteliales.

Esto puede evitarse con la NAC, ya que aumenta el GSSG. Como se demostró en la ilustración de Seheult, cuando se agregan dos moléculas de GSH y peróxido de hidrógeno, da como resultado glutatión oxidado y agua inofensiva, que de esa manera alivia el estrés oxidativo.

La NAC disminuye los problemas pulmonares

Estudios anteriores sobre la NAC también han demostrado que ayuda a mejorar una variedad de problemas relacionados con los pulmones, incluyendo la neumonía y el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), que son características comunes del COVID-19.

También ha demostrado acelerar la recuperación, acortar la estancia en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y disminuir la necesidad de ventilación mecánica entre las personas con problemas respiratorios. Estos estudios incluyen:

  • Un metaanálisis de 2019 encontró que entre los pacientes son SDRA, la estadía en la UCI fue menor a pesar de no haber grandes diferencias en el riesgo de mortalidad a corto plazo.
  • Un estudio de 2007, que concluyó que la NAC mejora el SDRA al “aumentar el glutatión intracelular y las moléculas de tiol extracelular” junto con los efectos antioxidantes generales.
  • La investigación publicada en 2018 encontró que la NAC reduce el daño oxidativo e inflamatorio en personas con neumonía.
  • Otro estudio de 2018 encontró que la NAC también mejora la función pulmonar postoperatoria en pacientes sometidos a trasplante de hígado.
  • En 1994 se encontró en un estudio que la NAC mejora la recuperación de la lesión pulmonar aguda, regresa el puntaje de lesión pulmonar de los pacientes durante los primeros 10 días de tratamiento y disminuye la necesidad de ventilación. Después de tres días de tratamiento, solo el 17 % de los que recibieron NAC necesitaban ventilación, en comparación con el 48 % en el grupo placebo.

La NAC también protege contra los coágulos de sangre

En el video de MedCram, Seheult revisa los aspectos de coagulación sanguínea del COVID-19. Resulta curioso que, la NAC también aborda este problema, ya que varios estudios han confirmado que contrarresta la hipercoagulación y reduce el riesgo de coágulos sanguíneos y derrames cerebrales.

Como se señaló en uno de estos estudios, “la NAC tiene propiedades anticoagulantes e inhibidoras de plaquetas”. También tiene potentes efectos trombolíticos, lo que significa que desintegra los coágulos de sangre que ya se han formado. De acuerdo con otro estudio, la NAC protege frente a los accidentes cerebrovasculares al mejorar el GSH y al corregir los niveles de antioxidantes.

La NAC, que recarga el glutatión, reduce el superóxido (estrés oxidativo) y parece que también los factores de von Willebrand que forman coágulos sanguíneos.

La hipótesis de Seheult de por qué la NAC podría ser beneficiosa para combatir el COVID-19 se puede resumir de la siguiente manera: el SARS-CoV-2 se adhiere al receptor ACE2, lo que hace que AT-2 aumente y AT-1,7 disminuya. Esto a su vez eleva el superóxido dañino que causa estrés oxidativo y disfunción de las células endoteliales.

Es importante considerar que el COVID-19 no es solo un trastorno respiratorio, sino también un trastorno vascular que causa coágulos de sangre, lo que afecta la capacidad de intercambiar oxígeno en los pulmones.

Por fortuna, el azufre en la NAC (de la cisteína) también reduce los enlaces disulfuro intracadena por factores de von Willebrand que se han polimerizado al disociar los enlaces de azufre que los mantienen unidos, lo que contribuye al coágulo.

Una vez que se rompen los enlaces de azufre del factor von Willebrand, los coágulos comienzan a disolverse y los vasos sanguíneos se abren de nuevo, lo que permite el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.

Resulta curioso que, el mecanismo de acción de la NAC no parece aumentar los trastornos hemorrágicos como lo haría la heparina o la cumadina y parece proporcionar una alternativa más segura a estos agentes. Esto sugiere que la “H” de la heparina en el protocolo MATH+ podría reemplazarse con NAC.

En general, cuanto más aprendemos sobre esta enfermedad, más nos damos cuenta de que podría haber formas simples y económicas de tratarla. La NAC en particular parece ser un buen candidato. Una ventaja adicional es que la NAC tiene buena reputación. Como señaló Seheult, muchos estudios han demostrado que su uso no causa efectos secundarios.