La madre de todas las hambres

Pero, más allá de la sierra Tarahu­mara, ha de cuestionarse el programa Sin Hambre, no tanto en sí mismo sino en el conjunto de la política general de Peña Nieto. Pudiera ser que desde este programa se esté disminuyendo la extrema pobreza; pero desde la política económica de Peña Nieto, se está disparando. Más tarda la Secretaría de Desarrollo Social en medio rescatar pobres extremos que Hacienda y el gabinete económico en producir nuevos. Con todo y sus reformas, el proyecto económico que defiende Videgaray es una cruzada por el hambre en contra de más de 100 millones de mexicanos.

Ahí están los datos que lo confirman: caída del poder adquisitivo del salario en 32 por ciento entre 2005 y 2012; o el hecho de que durante el primer trimestre del año el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza haya registrado un aumento anual de 3.5 por ciento, es decir, que en ese porcentaje se incrementara el número de personas que sufren precarización de su ingreso laboral, de tal manera que no pueden adquirir una canasta alimentaria adecuada (Carlos Fernández Vega, La Jornada, 3 de junio).

Injusticia salarial, injusticia económica, injusticia ambiental: es el hambre de justicia la madre de todas las hambres. Es en respuesta a este reclamo que hay que lanzar una cruzada, es aquí donde hay que gritar: Sin hambre.