La inspiradora nueva Guía Alimentaria para la población brasileña

Por Consumers International, 4 de marzo de 2015

La nueva Guía Alimentaria producida por Brasil hace algunos meses no sólo atrae por las orientaciones y los enfoques que otorga a los alimentos, a la compra de alimentos y al hecho de alimentarse.

La forma en que la Guía se fue enriqueciendo con las opiniones y comentarios de la sociedad civil, especialistas y académicos, es parte también de lo inspiradora que resulta para el resto del mundo.

De todo ello escribe a continuación el Profesor CARLOS A. MONTEIRO, del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de São Paulo.

El 5 de noviembre de 2014, la Secretaría de Salud de Brasil publicó la nueva Guía Alimentaria para la población brasileña. Este documento, con 152 páginas y profusamente ilustrado, está ahora disponible también en inglés en el sitio web del Ministerio.

La Guía fue elaborada por el Ministerio de Salud, con la asistencia técnica del Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Salud y Nutrición de la Universidad de São Paulo, y el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud.

El proceso, que se inició en 2011, ha incluido dos reuniones nacionales con participación de investigadores, profesionales de la salud, educadores y representantes de organizaciones de la sociedad civil de todas las regiones de Brasil, y también reuniones regionales en los 26 estados de Brasil y el Distrito Federal.

A principios de 2014, la Guía fue sometida a consulta pública. Esto dio lugar a 3.125 respuestas de universidades, organismos públicos, organizaciones profesionales representativas, el sector privado, profesionales sanitarios y miembros del público.

La Guía incluye una serie de recomendaciones cuyo objetivo es proteger y mejorar la salud y el bienestar de las personas, familias, comunidades y la sociedad en su conjunto, ahora y en el futuro.

Presta especial atención a la prevención de la desnutrición, ahora disminuyendo rápidamente en todo el país, y a la prevención de los cada vez más importantes problemas de salud pública en Brasil, como la obesidad, la diabetes y otras enfermedades crónicas relacionadas con la dieta.

La base de la Guía  

Las recomendaciones de la Guía Alimentaria están basadas en los conocimientos generados por diferentes tipos de estudios experimentales, clínicos y de poblacionales, incluyendo los experimentos naturales implícitos en el proceso de selección de patrones alimenticios desarrollados y transmitidos a través de generaciones.

Escrito en un lenguaje que busca ser accesible a todos, la Guía Alimentaria se dirige a personas y familias directamente, así como a profesionales de la salud, educadores, trabajadores sociales y otros cuyo oficio implica la promoción de la salud.

Se espera que sea utilizada en los hogares, en los centros de salud, escuelas y cualquier lugar donde las actividades de promoción de la salud se llevan a cabo, tales como centros comunitarios y centros de referencia para la asistencia social.

Tipos de alimentos

Una característica importante de la Guía la distinción que hace entre los alimentos frescos o mínimamente procesados; productos alimenticios utilizados para sazonar y cocinar los alimentos y crear preparaciones culinarias; y también entre los alimentos procesados como panes y quesos, y alimentos ultra procesados como macarrones “instantáneos” y refrescos.

Teniendo en cuenta el impacto de los alimentos y sus productos en la calidad de la alimentación, la Guía Alimentaria ofrece cuatro recomendaciones claves para una alimentación saludable:

  • Haga de los alimentos frescos o mínimamente procesados, en gran variedad y en su mayor parte de origen vegetal, la base de su alimentación.
  • Utilice aceites, grasas, sal y azúcar en pequeñas cantidades al condimentar y cocinar los alimentos y crear preparaciones culinarias.
  • Limite el uso de alimentos procesados, consumiéndolos en pequeñas cantidades como ingredientes en preparaciones culinarias o como parte de las comidas a base de alimentos frescos o mínimamente procesados.
  • Evite alimentos ultra procesados.

La regla de oro que facilita hacer caso de las cuatro recomendaciones es simple como deben ser las reglas de oro: prefiera siempre los alimentos frescos o mínimamente procesados y preparaciones culinarias en lugar de alimentos ultra procesados.

Por ejemplo, opte por agua, leche y fruta en lugar de refrescos, bebidas lácteas y alfajores o bizcochos.

Prefiera la comida “hecha en el momento” (caldos, sopas, ensaladas, salsas, arroz y frijoles, pastas, guisos de legumbres y verduras, harina de mandioca, tartas) en lugar de los productos listos que no requieren preparación (sopas en “paquete”, fideos “instantáneos”, comidas congeladas listas para calentar, sándwiches, fiambres y embutidos, mayonesa y salsas procesadas, mezclas listas para las tortas). Prefiera los postres caseros, evitando los industrializados.